El próximo Oriente, por Fernando Colomo
El próximo Oriente transcurre en el barrio de Lavapiés de Madrid donde más del cincuenta por ciento de sus pobladores son inmigrantes, muchos de ellos sin papeles. Lavapiés, un laberinto de pequeñas calles que nació hace ochocientos años como un arrabal judío, agrupa ahora a un sin fin de razas y culturas: magrebíes, chinos, bangladesíes, ecuatorianos, senegaleses
se cruzan y mezclan con vecinos de toda la vida.
En realidad se trata de un botón de muestra de lo que la globalización, con sus secuelas de hambre y emigración, está produciendo en las grandes ciudades europeas.
En estos tiempos en que todo se está polarizando en dualismos (Oriente-Occidente, Islamismo-Cristianismo, legales-ilegales, ricos-pobres
), El próximo Oriente plantea un diálogo y una integración. Una forma de vida en la que lo diferente sea algo de lo que podemos aprender, en lugar de algo a lo que tengamos que temer o combatir.
La película cuenta la historia de una integración. Caín descubre en la familia de Bangladesh algo que él nunca tuvo: unas raíces, un grupo de pertenencia, una identidad. Y para ello tiene que dar lo mejor de sí mismo, tiene que superarse personalmente y dejar atrás sus temores, arriesgarse y avanzar.
La familia en la que Caín acaba integrándose, a causa de su peculiar historia de amor, son inmigrantes de Bangladesh de religión islámica. En la asociación bangladesí de Lavapiés están inscritas más de dos mil personas.
Actualmente hay, en todo Occidente y a causa del terrorismo, un rechazo generalizado a todo lo que suena a Islam. El conflicto se materializa con la vestimenta, la alimentación, el idioma y las manifestaciones sociales.
Esto ha producido un sinfín de conflictos y un aumento del racismo y la xenofobia. Las víctimas de todo son aquellos inmigrantes procedentes de países subdesarrollados que sólo intentan ganarse la vida y sacar adelante a sus familias.
La película intenta comprender el punto de vista de los más desfavorecidos y dejar muy claro que la gran mayoría de los practicantes del Islam no son terroristas, y también apostar por la diversidad (de religión, de raza, de culto) por el mestizaje, y por la solidaridad.
Fernando Colomo
Nace en Madrid en 1946. Es titulado por la Escuela de Arquitectura y por la Escuela Oficial de Cine. Su actividad como director, guionista y productor ha ido siempre en paralelo, y desde 1992 con su productora Fernando Colomo Producciones Cinematográficas. El próximo Oriente marca el inicio de su 30º aniversario como director de largometrajes, debut que realizó en 1977 con Tigres de papel, toda una revelación en el cine español del momento. Un año después dirige ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? y participa en el filme Cuentos eróticos (1979) con el episodio Koñensönatten.
Durante los años ochenta realiza siete películas entre las que figuran algunos de los títulos más emblemáticos de su primera época, como La mano negra (1980), premiada en el Mystfest de Italia, Estoy en crisis (1982), La línea del cielo (1983), rodada en Nueva York, con Antonio Resines encabezando el reparto, La vida alegre (1987), su gran éxito y por la que Verónica Forqué recibió el Goya a la Mejor Actriz, o Bajarse al moro (1988), con Antonio Banderas como uno de sus protagonistas. En 1985 realiza El caballero del dragón, película con un reparto internacional, protagonizada por Harvey Keitel, Klaus Kinski y Miguel Bosé, que supuso la producción de más alto presupuesto del momento y cuya temática de ciencia ficción ambientada en el medievo se adelantó a su época, según se ha ido manifestando con la perspectiva del paso del tiempo.
Aunque su labor como productor de nuevos directores se había constatado en éxitos como Opera prima, de Fernando Trueba (1980), es desde finales de los ochenta cuando la retoma con títulos como El baile del pato (1989), de Manuel Iborra, y la potencia ya en los noventa apoyando a nuevos realizadores como Mariano Barroso, Daniel Calparsoro, Icíar Bollaín, Alfonso Albacete, David Menkes, Miguel Bardem, Agustí Vila, Alberto Lecchi, Chema de la Peña, Vicente Molina Foix o Inés París y Daniela Féjerman.
Es en esta década cuando realiza títulos como Rosa Rosae (1993), con Ana Belén y María Barranco, Alegre ma non troppo (1994), protagonizada por Penélope Cruz y premiada en el Paris Film Festival como Mejor Película, El efecto mariposa (1995), rodada en Londres y con James Fleet (Al Sur de Granada, Cuatro bodas y un funeral) entre sus protagonistas, o Eso (1995), premiada en el Festival de Munich, además de dirigir Cuarteto de La Habana en 1998. Además de escribir sus películas y colaborar como guionista en sus producciones, co-escribió el guión de la exitosa Las cosas del querer (1989), dirigida por Jaime Chávarri.
Durante los años noventa dirige para TVE las series Chicas de hoy en día (1990) y Famosos y familia (1999), además de poner en marcha y dirigir los primeros capítulos de Ay, Señor, Señor (1994) y Dime que me quieres (2000), ambas para Antena 3.
En el terreno teatral colabora con el grupo La Cubana realizando la película que se integra en su aclamado espectáculo Cegada de amor (1994) y dirige a Anabel Alonso en la obra de Darío Fo, Un día cualquiera.
Los años bárbaros (1997) supone el inicio de una nueva etapa en su carrera como director que continuó con Al Sur de Granada (2002). Su ojo irónico y su sentido del humor nos traen con estas películas sucesos e historias reales en las que el choque de culturas marca no sólo un nuevo tipo de comedia de proyección internacional, sino también una mirada distinta sobre nuestro pasado. Con El próximo Oriente nos adentra de nuevo en una historia de choque de culturas, donde el amor vuelve a estar presente como elemento de unión y la comedia es el vehículo para hablar muy en serio.
El próximo OrienteDirigida por Fernando Colomo