Ficha artística
Batchuluun Urjindorj
Buyandulam Daramdadi Barchuluun
Nansal Batchuluun
Nansalmaa Batchuluun
Batbayar Batchuluun
Notas de producción
"Llevo muchas historias siempre conmigo.
Cada persona tiene dentro sus propias historias,
como si fueran semillas que poco a poco van madurando
y de repente un día brotan" - Byambasuren Davaa
Ahora me toca a mí contar esta historia de los nómadas mongoles en la parte noroccidental del país, la zona de donde mi padre y mi madre proceden.
The Cave of the Yellow Dog está relacionado con el tema de la urbanización. Se centra en los cambios que ha sufrido mi país, los cambios existenciales que los nómadas se están encontrando. Durante el desarrollo de toda la película estos fueron los temas más importantes para mí: ¿en que valores y creencias están los niños creciendo hoy en día?¿qué significa la "vida moderna" para una familia de nómadas?.
The Cave of the Yellow Dog muestra el cambio que experimenta una tierra y la gente que pertenece a ella. Me gustaría documentar en mi próxima película la incertidumbre que siento, una incertidumbre aún más pronunciada cuando se ve desde la distancia.
Los protagonistas y la historia
Para explicar lo que yo quería decidí seguir a una familia de nómadas desde la región de Altai y retratarlos dentro de un conflicto universalmente comprensible.
En la película, la joven Nansal se encuentra un pequeño cachorro en una cueva mientras que está recogiendo leña para su madre. Inmediatamente se queda prendada de él y le llama Zochor, que en mongol significa "lleno de color". Pero el padre de Nansal le pide que se desprenda del cachorro, a pesar de que no está del todo claro que la familia siga viviendo al estilo nómada, ya que el origen del perro, probablemente descendiente de lobos, pueda suponer una amenaza para ellos.
Diferentes niveles de la historia y peculiaridades mongolas
Mi película cuenta la universalmente comprensible historia del conflicto entre un padre y su hija. Nansal es el personaje central del filme y la historia gira en torno a ella.
En un nivel superior, el espectador se ve inmerso en la cultura mongola. Por un lado, la fascinante vida de una familia de nómadas con sus animales y demás y por otro lado las peculiaridades de Mongolia. Me gustaría poner énfasis en esta parte de mi película en particular, ya que tiene una gran dosis de espiritualidad y de creencias budistas que influyen en una gran medida en la conexión armónica que para un nómada existe entre la naturaleza y la creencia en la reencarnación.
El eterno ciclo de la reencarnación
La película empieza con una frase que el padre dice a su hija mientras entierran al perro: "Todo el mundo muere, pero nadie está muerto". Esta es una sabia frase que mi abuela me dijo cuando yo aún era muy pequeña.
Muestro una relación muy íntima entre el hombre y el perro: entre Zochor y Nansal y su padre Batchuluun. Esta cercanía espiritual tiene sus orígenes en nuestra creencia en "el eterno ciclo de la reencarnación". El alma deambula de un cuerpo a otro, de una planta a un animal hasta que llega a un perro y posteriormente a un ser humano.
En la era actual, muchos mongoles se están alejando de las creencias tradicionales a favor de un estilo de vida mucho más moderno. Como resultado de esto, la relación entre el hombre y el perro está también cambiando.
El eterno ciclo pierde su equilibrio
Muestro las preocupaciones del padre y a la vez describo el impacto que supone la migración de las familias a las ciudades.
Muchas familias de nómadas dejan a sus perros atrás una vez que deciden instalarse en las ciudades. Los perros se van juntando entre sí y a su vez se unen a los lobos por lo que acaban atacando a los nómadas que quedan, matan a sus ovejas y cabras y por tanto son una gran amenaza a los medios de subsistencia de los que disponen.
De los cazadores que el padre se encuentra en un momento de la película el espectador aprende que las familias nómadas solían unirse para acabar con los lobos. Esta protección para sus hijos y sus rebaños, sin embargo, ya no es posible por la migración que ha habido a las ciudades.
El peligro al que se enfrentan los niños pequeños - y no es sólo el de los lobos - se ha convertido en parte omnipresente de su vida cotidiana.
Autenticidad y una sociedad en pleno cambio
Para mí el gran reto de la película era contar una historia emocional pero mostrando los cambios sociales y los detalles auténticos de la vida cotidiana de una familia de nómadas.
Me quedo observando a la madre preparando queso e intento ofrecerle al espectador de Occidente una idea de lo que es el día a día para una gran parte de mi gente.
Le doy un gran valor a la vida nómada y por ello la muestro con todo detalle, integro juegos de niños en la historia y muchas otras cosas que son muy diferentes a lo que he vivido en Alemania.
Trabajando con una familia normal
Basándome en lo experimentado en mi última película, La Historia del Camello que Llora, estoy convencida de que cada uno de nosotros tenemos nuestra propia creatividad, aunque a menudo no la descubrimos. Mi trabajo como directora consistió en convencer a los protagonistas de su propia creatividad para poder ganarme su confianza.
Esto, por supuesto, requería mucho más tiempo si lo comparamos con una producción con actores profesionales. Mi equipo y yo pasamos más de sesenta días en las localizaciones y hasta que los protagonistas y el equipo técnico no se acostumbraron los unos a los otros no empezamos a rodar. Juntos podíamos expresar mejor la creatividad y la autenticidad artística de nuestra familia de nómadas y del perro Zochor.
Una vida a caballo entre lo moderno y las viejas tradiciones
La vida cotidiana de los nómadas no puede verse como algo completamente independiente a la influencia de la vida urbana.
Nansal, la hija mayor, estudia en un internado y durante las vacaciones les habla a sus hermanos de la vida en la ciudad.
"Cuando nos mudemos a la ciudad, quiero vivir en lo alto de un edificio, de tal manera que pueda seguir viendo las estrellas", dice Nansal en la película.
La vida en la ciudad, nueva y desconocida para ellos, se idealiza. Los niños intentan interpretar todo lo que llega a sus oídos sobre la ciudad.
Como directora, utilicé el punto de vista de los niños para mostrar algunos de los aspectos positivos de la modernización, por ejemplo, recalcar la importancia de una buena educación para los niños.
Sin embargo, era también importante para mí mantener en la mente del espectador la imagen de la ciudad como una proyección superficial. Por este motivo, confié en el lenguaje de los niños para mostrarla, en lugar de verla a través de una cámara.
Como cineasta, no quiero poner en tela de juicio si el desarrollo en mi país es bueno o malo. Yo misma pude experimentar los avances de la ciudad y tuve la oportunidad de estudiar en Alemania. Sin embargo, sigo sintiendo algo muy especial todavía por los valores tradicionales, algunos de ellos probablemente mucha gente ni los conocerá, pero son valores que yo adquirí de mi abuela.
Con el personaje de Nansal hago que el espectador viaje hasta mis raíces.