El 6 de Octubre de 2004, Cuando Sube la Marea (Quand la Mer Monte), un pequeño film independiente francés, se estrena en Paris sin apenas publicidad ni promoción. Dirigida por Yolande Moreau, a quien recordamos por su entrañable papel de casera en Amelie, el film se convierte inmediatamente en una de las sorpresas del año en Francia.
Alabada por la crítica y el publico, poco después el film se alza con el César al Mejor Director Revelación (batiendo al director de Los chicos del Coro, Chistopher Barratier) y el César a la Mejor Actriz para la misma Yolande Moreau. Cuando Sube la Marea nos cuenta la agridulce historia de amor entre una actriz cómica y un transportista de gigantes que va de feria en feria.
Introducción
Gilles Porte
Descubrí a Yolande Moreau, la heroína de "Sale Affaire" a principios de los 90. Recuerdo la textura de su voz, su acento, sus silencios, sus pausas, sus risas y sus movimientos lentos y repetitivos. Recuerdo perfectamente el momento en que de manera totalmente mecánica se limpiaba las manos manchadas de sangre en su vestido a rayas. Recuerdo la interpretación minimalista de Yolande - muy entusiasta y efectiva - y la increíble presencia que brindaba a su personaje. Después de esto tuve suerte de poder ver a Yolande en muchas otras interpretaciones. Particularmente me impresionó "CŽest Magnifique" de Jérôme Deschamps. Fue ese el momento en que surgió la idea de hacer una película que protagonizara Yolande, una película sobre una mujer de gira con su espectáculo "Sale Affaire". De inmediato me fui a buscarla, habiendo escrito ya algunas páginas de ese proyecto. Aquí comenzaron nuestros cinco años escribiendo juntos.
Yolande Moreau
Recuerdo que cuando escribí "Sale Affaire" en los años 80 quería contar lo difícil que es la vida y la sensación de vacío que mucha gente experimenta. Escribí el guión en salas de baile, llenas de mujeres mayores muy arregladas que se reían como quinceañeras cada vez que alguien las invitaba a bailar. Tenía su encanto pero a la vez era patético. Para reflejar el deseo desesperado de ser amado, pensé en una máscara para poder alejar a los personajes de la realidad e introduje un crimen. Esto era lo que abría el espectáculo. El personaje principal acababa de matar a su amante, nos contaba su vida con una voz estridente y la banalidad de su vida se nos mostraba mucho más aterradora que el crimen que acaba de cometer. Un escenario siempre da al actor la oportunidad de ajustarle las cuentas a la vida, de darle la vuelta a todo. Pones un poco de tus experiencias en la vida, un poco de las experiencias de los demás y lo compartes con un público diferente cada noche, que se ríe y se identifica con el personaje. Hay momentos especiales. La gira de Irene y el espectáculo en sí mismo fueron el punto de partida para una historia que muestra el paralelismo entre la vida que tenemos y la vida que soñamos.
Co-dirección
Gilles Porte
Nuestra preparación era crucial para el éxito del proyecto. Nuestros continuos viajes al norte de Francia y nuestra manera de compartir todos los problemas que surgían con respecto a nuestro presupuesto hacía que tuviéramos muchas oportunidades de abrirnos el uno al otro. Siempre he pensado que es una muy buena idea que la gente se conozca antes de empezar a rodar. Un director de fotografía y una actriz que tienen la oportunidad de poder trabajar juntos antes del rodaje no es algo que normalmente ocurra. Nosotros hemos tenido un continuo intercambio de ideas de cada una de las escenas durante todo el proceso de creación del guión, rodaje y montaje. Obviamente, no tenía que decirle a Yolande cómo debería andar con su vestido a rayas, que parecía como si fuera su segunda piel. Por otro lado, Yolande, los actores y yo nos reuníamos todos los días a primera hora de la mañana, sin ningún técnico, para hablar de las escenas que se iban a rodar ese día. Después Yolande desaparecía y yo me encargaba de fijar los detalles con los técnicos. Llevaba un control de la película a diario, pero no mirando los papeles que me daban cada mañana, sino a través de un cuaderno que llevaba siempre encima con ideas sobre el guión, con dibujos, fotos y anotaciones que hacía sobre la marcha. Todo el mundo puso de su parte todo lo que pudo para adaptarse a esta forma de trabajar. Decidimos que el show se iba a hacer con público y lo íbamos a rodar siempre y cuando este público accediera a que les grabáramos y a tener que estar allí unas cuantas horas hasta que termináramos la escena. De alguna manera no estábamos trabajando de manera segura. Yolande actuaba ante un público real y a menudo había una única oportunidad para obtener una toma. Pero, por otro lado, era muy importante para la película el hecho de tener "sonido en directo" en todas las escenas del show y poder contrastar ese realismo, que Yolande y yo estábamos buscando, con escenas mucho más figurativas.
Yolande Moreau
Wim Willaert nos llamaba "Ying y Yang", y no creo que se equivocara mucho. Gilles es muy enérgico. Hicimos muchos preparativos, por ejemplo todas las localizaciones en las que se iba a rodar estaban elegidas de antemano. A menudo nos presentábamos en un determinado lugar y yo empezaba a hacer mímica de la escena que se iba a rodar mientras que Gilles trabajaba en cómo se iba a rodar. Pero una vez que empezábamos a rodar yo daba un paso atrás y dejaba a Gilles encargado de todo. Quería estar allí emocionalmente para poder sumergirme en la zona en la que estábamos con el resto de los actores, así que le dije a Gilles: "No te preocupes, estoy contigo pero voy a dedicarme a mis cosas." Muy a menudo, después de un día de rodaje me gustaba tocar con Wim, mi co-protagonista, y esa era una buena manera de preparar el personaje evitando las charlas interminables y la psicología. No me veía como una actriz dirigiendo a otros actores. El rodaje terminó con una gran ayuda por parte de todo el equipo técnico.
El norte
Yolande Moreau
Todo es muy fácil cuando hablas de lo que conoces, o por lo menos es un poco más fácil. Yo soy de Bruselas y como una gran parte de la gente de allí soy medio francesa medio flamenca Me gusta la honestidad de los flamencos, su falta de pretensiones que parece encajar perfectamente con el paisaje que les rodea. La tierra se pega a la suela de los zapatos. El paisaje es desolador pero tiene un misterioso sentido poético. No ambientamos la película en la frontera franco belga por casualidad, si no porque nos permitía navegar entre dos culturas muy cercanas pero a la vez muy distantes. Como mi "príncipe", "mi héroe" elegí a un hablante de flamenco que trabajaba en Francia. Tenía un acento maravilloso cuando hablaba en francés. Conozco muy bien el norte de Francia, ya que estuve viajando por esa zona en los años 80. Estuvimos rodando en lugares en los que yo había estado veinte años atrás con mi espectáculo, como en el Palais du Litoral de Grande-Synthe. La diversidad de localizaciones que elegimos (cabarets, teatros, plazas) nos proporcionaron un telón de fondo que nos dejaba mostrar muy bien lo que es ser actor.