En los anales del terror de nuestros días, pocas películas han dejado una huella tan profunda como el clásico de culto de 1977 de Wes Craven LAS COLINAS TIENEN OJOS. Con su cruda, cruel e implacable historia de suspense sobre una familia que está de vacaciones y que de repente ha de librar una desesperada batalla por la supervivencia, esta película de ínfimo presupuesto y nulas reglas produjo un enorme impacto en el sistema nervioso de los espectadores con sus intrigantes temáticas y sus atroces sobresaltos.
Ahora, inspirándose en la audaz imaginación del maestro del cine de suspense, Wes Craven (que ejerce también labores como productor junto a Marianne Maddalena y a Peter Locke), llega una reintrepretación contemporánea de LAS COLINAS TIENEN OJOS de la mano de los innovadores cineastas Alexandre Aja y Gregory Levasseur, cuyo reciente éxito ALTA TENSIÓN generó grandes elogios y una enorme controversia, elevando el listón de las películas de terror con su descarnada y gráfica visión del terror psicológico.
Aja y Levasseur llevan esta espeluznante historia de miedo aún más perturbador al siglo XXI, rediseñandola con su crudo e inquietante realismo y su vertiginoso estilo visual, de manera que aterrorizará a toda una nueva generación de espectadores.
"Es un fantástico narrador de historias, un convincente escritor y un maravilloso director", dice sobre Craven el productor de LAS COLINAS TIENEN OJOS, Peter Locke, que produjo, financió y distribuyó la película original en 1977. "Es el maestro del género de terror porque tuvo un temprano éxito en él y lo ha entendido y trabajado como probablemente nadie más lo haya hecho".
El éxito de Craven a la hora de indagar la naturaleza del miedo empezó en 1972 con su primera película, LA ÚLTIMA CASA A LA IZQUIERDA, y lo llevó a un nuevo nivel de magisterio en su segundo trabajo en el cine, LAS COLINAS TIENEN OJOS, qué rápidamente se hizo un hueco dentro de la psicología cultural con su sólido relato sobre una familia de mutantes que mata viajeros en una zona en la que el gobierno ha llevado a cabo pruebas nucleares.
Craven escribió el guión tras inspirarse en la atroz historia real de la familia escocesa del siglo XVII de Sawny Beane, que tendía emboscadas a los viajeros en los solitarios caminos de aldea, matándoles de las formas más abominables para posteriormente, de manera sorprendente, comerse a sus víctimas y dejar abandonados sus restos. La historia cuenta que los miembros de la familia Sawny Beane, que llegó a estar integrada por 48 individuos, procreaban entre ellos y llegaron a matar a numerosos viajeros. El rey Jaime I de Escocia envió al final a cuatrocientos soldados y perros de caza para perseguir y hallar el escondite de la familia: una caverna de los horrores empapada de sangre. Después de ser capturados, el rey ordenó que todos los miembros de la familia fueran ejecutados de la misma manera en la que habían sido asesinadas sus víctimas.
Para Craven, este poderoso y antiguo relato entroncaba con los miedos modernos más extendidos; miedos sobre el choque entre nuestro anhelo de civilización y nuestra propensión humana hacia la más inconcebible brutalidad y hacia los comportamientos más execrables. Trasladando la historia a la América del siglo XX, Craven también vio una oportunidad para explorar lo que llama "el lado sombrío" de la familia americana - cuando esta familia de una ciudad dormitorio ha de enfrentarse con los miembros más primitivos de una familia de mutantes.
Eran los días anteriores a las películas de terror de gran presupuesto, y la versión original de LAS COLINAS TIENEN OJOS se hizo con un reducido equipo de realización integrado por 15 personas y con unos exiguos 325.000 dólares en el desértico pueblo californiano de Victorville. Había tantas estrecheces que el productor Peter Locke llevaba a los actores hasta los exteriores en un desvencijado Winnebago y el equipo de realización llevaba bolsas de basura a modo de chubasqueros cuando el tiempo se ponía tormentoso. El atrezo se sacó limpiando lo que había del clásico de terror de Tobe Hooper de LA MATANZA DE TEXAS y se halló una abandonada gasolinera que se empleó para crear el decorado clave de la película. La película se rodó con cámaras manuales de 16 mm, adoptándose un look crudo que no hacía sino intensificar el terror.
A pesar de su humilde producción, LAS COLINAS TIENEN OJOS rompió récords de taquilla cuando se estrenó en el verano de 1977. Los espectadores se quedaban con la boca abierta con lo que veían y los críticos se sintieron desconcertados y horrorizados al mismo tiempo. A diferencia de las películas de terror que se estilaban por entonces, con sus monstruos predecibles y sus asesinos fáciles de concebir, esta película derribaba de forma atrevida los límites más lejanos de los tabúes más arraigados dentro del terror cinematográfico y abría la vía para las atrevidas indagaciones ulteriores que, sobre el miedo, se llevan a cabo en el cine de nuestros días. El filme se convirtió en un clásico, tuvo una gran influencia en numerosas películas de terror que vendrían tras él y sacudió a los espectadores con una excitación emocional tal que han seguido vibrando con la cinta en la era del DVD.
Volvamos treinta años más tarde
ahora, fascinados por el sorprendente éxito de nuevas versiones de películas de terror como LA MATANZA DE TEXAS y TERROR EN AMITYVILLE, Craven y sus socios productores valoraron la posibilidad de revisar LAS COLINAS TIENEN OJOS - pero con el intensificado poder narrativo de las herramientas cinematográficas más avanzadas de las que disponemos hoy en día. Craven lo explica así: "Al haberse producido la película original con un presupuesto tan exiguo, hubo muchos aspectos de la historia que no pude permitirme explorar, así de simple. Por suerte, la nueva versión cuenta con un presupuesto mucho más alto, así es que pudimos abordar una producción de mucha más envergadura y tomarnos más tiempo y poner más cuidado a la hora del rodaje".
Para volver a presentar este clásico del cine de terror ante los ojos de los espectadores de hoy en día, Craven sabía que tendría que asumir un estilo y una energía modernos, así es que él y su equipo de producción empezaron buscando a un prometedor joven director que pudiera aportar una perspectiva fresca al proyecto. El puesto iba a resultar ser extremadamente difícil de cubrir. Requería a un auténtico innovador visual, alguien que poseyera no sólo una imaginación singular y sombría, sino también un talento incomparable para poder volver a explorar la incansable acción, el macabro humor y el estremecedor pánico característicos del filme original, fundiéndolos además en una nueva experiencia completamente nueva.
Aja y Levasseur empezaron poniendo al día el guión original de LAS COLINAS TIENEN OJOS, trayéndolo al 2006. Aja lo recuerda así: "Wes fue un perfecto caballero y dijo: 'Yo ya he hecho mi película y respeto de verdad vuestra forma de ver las cosas, así que quiero que hagáis vuestra propia película'. Más bien lo que nos pidió era que encontráramos una nueva forma de abordar el original. Creo que como una semana más tarde nos dio algunas ideas para meter el tema de las pruebas nucleares en la trama de la historia".