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Australia cartel reducidoAustraliaDirigida por Baz Luhrmann
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El reparto de Australia lo componen la actriz, galardonada con el Premio de la Academia®, Nicole Kidman ("Moulin Rouge!", "Las Horas"), Hugh Jackman (la trilogía de los "X-Men", "El Truco Final"), David Wenham ("300", la trilogía de "El Señor de los Anillos"), Bryan Brown ("Consejo de Guerra", "El Pájaro Espino"), Jack Thompson ("Consejo de Guerra", "El Buen Alemán"), David Gulpilil ("Mas Allá de...", "Cocodrilo Dundee"), David Ngoombujarra ("Generación Robada", "Ned Kelly (Comienza la Leyenda)"), y el debutante de 13 años Brandon Walters, en el papel de Nullah.

Dirigida por Luhrmann ("William Shakespeare's Romeo + Juliet", "El Amor Está en el Aire"), y basada en su propio relato original y en un guión escrito conjuntamente con Stuart Beattie (la trilogía de "Piratas del Caribe), el guionista ganador del Oscar® Ronald Harwood ("El Pianista") y el aclamado novelista australiano Richard Flanagan, AUSTRALIA ha sido producida por Luhrmann junto con G. Mac Brown ("Infiltrados", "Infiel") y Catherine Knapman ("Moulin Rouge!"). La diseñadora de producción y vestuario Catherine Martin ("Moulin Rouge!", "William Shakespeare's Romeo + Juliet"), galardonada en dos ocasiones con el Premio de la Academia, vuelve a ser la socia creativa de Luhrmann.

La directora de fotografía Mandy Walker, ACS ("Lantana"), colabora con Luhrmann en éste su segundo proyecto juntos después de su trabajo en la galardonada campaña mundial de Chanel, "No. 5: The Film". Dody Dorn, A.C.E. ("El Reino de los Cielos", "Memento") y Michael McCusker ("El Tren de las 3:10", "En la Cuerda Floja") se incorporan al equipo de Luhrmann como montadores de la película. El equipo responsable de la música está encabezado por el compositor David Hirschfelder dos veces candidato al Premio de la Academia ("Shine", "Elizabeth"), y consta de los supervisores musicales ejecutivos Anton Monsted ("Moulin Rouge!") y de una amplio elenco de colaboradores, entre los que figura Felix Meagher.


El más allá del más allá
Un relato épico de transformación, amor y aventura, AUSTRALIA se desarrolla en el continente que el director Baz Luhrmann ve como la última gran frontera del mundo. "Para el resto del mundo, Australia es el más allá del más allá", asegura. "Hay una excelente frase al comienzo de 'Memorias de África', cuando Karen Blixen descubre que su marido la traiciona y dice: 'Tengo que alejarme, me iré a cualquier lugar. África, Australia… bueno; quizá a Australia, no.'"

Luhrmann creció en una pequeña localidad maderera del norte de Nueva Gales del Sur, donde su familia regentaba una granja, la gasolinera local y, durante un breve periodo, el cine. "Las películas musicales fueron un gran amor de mi infancia, pero también era yo un incondicional de las epopeyas históricas", asegura. "Las epopeyas eran el tipo de películas de las que uno oía hablar durante semanas antes de que llegasen efectivamente a proyectarse, y cada persona de la ciudad acudía a verlas. Es fácil imaginar la impresión causada en un muchachito de la Australia rural por películas como 'Lawrence de Arabia' y 'Ben Hur' –grandes y románticas aventuran ambientadas en lugares lejanos y exóticos en los que el paisaje agigantaba las odiseas emocionales interiores de los personajes".

Especialmente atrayente para Luhrmann era la idea de crear una película épica ambientada en su patria que, al igual que los clásicos que tanto le influyeron en su infancia, tuviera un amplio atractivo para gente de todas las generaciones y del mundo entero. "Al contemplar esa clase de películas, desde 'Lo que el Viento se Llevó' y 'Ben-Hur' hasta 'Lawrence de Arabia' y 'Titanic,' el público se hallaba en comunión con una gran experiencia cinematográfica", comenta. "Yo quería crear una obra fílmica que fuera incluyente de forma parecida, porque creo apasionadamente que nuestras vidas tienen que ser más incluyentes. Unir a las personas aporta consuelo al corazón y al alma de este mundo impredecible".

Continuando la tradición de películas como "Casablanca", "Titanic" y "Oklahoma", la AUSTRALIA de Luhrmann es una metáfora de las sensaciones de misterio, romance y excitación provocadas por un lugar lejano y exótico en el que las personas pueden transformar sus vidas, donde sus espíritus pueden renacer y donde el amor lo vence todo.

"Ésta es la película que quería hacer desde que era niña", dice Nicole Kidman. "Yo crecí viendo a actrices australianas, como Judy Davis en 'My Brilliant Career' y Angela Punch McGregor en 'We of the Never Never', interpretar a personajes maravillosos en relatos ambientados en nuestro país, y soñaba con rodar una película aquí que tuviera la pasión y la importancia de esas otras".

"Es una oportunidad única en la vida", asegura Jackman. "Hacía ocho años que no rodaba una película australiana, por lo que regresar y participar en una producción de esta magnitud, escala y ambición –¡hablando con mi propio acento!– era un sueño hecho realidad. Un papel de ensueño, al igual que la película, el reparto y el director".

Jackman, que conoce a Kidman desde hace muchos años (está casado con una buena amiga de la actriz), quedó impresionado desde el principio por la pasión que su colega ponía en el proyecto y por su confianza en Luhrmann. "Nicole estaba en mi casa asistiendo a una fiesta con motivo del Súper Tazón", recuerda. "Baz acababa de llamarme para contarme el proyecto y yo pregunté a Nicole si ella había leído este guión. Dijo que no. Yo dije: '¡Anda! Baz me dijo que tú ibas a intervenir'. Ella replicó: 'Es cierto'. Y yo: '¡Pero si ni siquiera has leído el guión!' 'No hace falta leerlo', repuso ella, 'sólo hay que hacerlo. Va a ser algo asombroso. No tendrás un trabajo mejor en tu vida'".

"Si Baz me pidiera que dijera una frase sobre algo, yo diría 'sí'", asegura Kidman. "Creo en él. Creo en su talento. Creo en su compromiso de añadir belleza al mundo y en su búsqueda de la excelencia. Es un privilegio trabajar con alguien con quien te sientes completamente segura, alguien que es audaz e innovador y nada acomodaticio. No mentiré diciendo que resulta fácil porque no lo es. Es verdaderamente duro. Pero cuando se rueda un gran argumento, a la fuerza se pasan privaciones. Lo comprendimos desde el principio y estoy encantada de haberme metido en este fregado".

El argumento de AUSTRALIA tiene su origen en el personaje de Kidman, Lady Sarah Ashley, una obstinada figura de la alta sociedad británica perdida en medio de un matrimonio sin amor y de una vida superficial y aburrida. "A sus cuarenta años, Sarah se ha volcado en objetos de perfección y control", explica Luhrmann. "Lo único que ama de verdad son sus caballos".

Convencida de que su marido la engaña durante su viaje a Australia para vender Faraway Downs, su hacienda ganadera que atraviesa grandes dificultades, Sarah viaja desde Londres al áspero páramo del Territorio Septentrional para enfrentarse con él. La verdad resulta tan cruel como el nuevo paisaje que la rodea, y ello lanza a Sarah a embarcarse en un viaje de profundo autodescubrimiento.

"Nada más llegar a Australia, Sarah es una persona tan estirada como el personaje de Katherine Hepburn en 'La Reina de África'", dice Luhrmann. "Se ha cerrado a la vida y al amor. Pero en Faraway Downs y más allá se ve obligada a relacionarse con el paisaje y con la gente, y experimenta un renacimiento espiritual. El viaje la transforma por completo".

Faraway Downs es una finca inmensa, del tamaño del estado de Maryland, situada en el implacable Interior de Australia y poblada por una mezcla armoniosa de ganaderos, sirvientes y miembros de tribus indígenas. "Es algo diametralmente opuesto a cuanto Sarah haya experimentado nunca", explica Kidman. "Pero durante el transcurso del relato, ella misma derriba muchas de las barreras que ha levantado para protegerse. Se convierte en la mujer que realmente desea ser, y encuentra el amor –de un niño, de un hombre y de la tierra".

Sarah se sorprende a sí misma y sorprende a los que la rodean cuando se crece ante los desafíos de su nueva vida y sus desconocidas responsabilidades, pero nada ni nadie supone para ella un reto mayor que el Arriero. Tan tosco como refinada es Sarah, el Arriero es el mejor componente de una raza de hombres que arrean rebaños de ganado vacuno a través de cientos de millas de un terreno áspero e implacable. Tal y como nos explica Jackman , "un buen arriero entregará el ganado en el mercado en mejor estado que cuando emprendió el viaje. Si uno se para a pensar en el tamaño de los hatos y del inmenso paisaje que atraviesa, no es poca hazaña".

El Arriero es un soberbio jinete que prefiere vivir bajo el sol y las estrellas, un nómada y un solitario. "Se siente más cómodo a la intemperie con su caballo y con el ganado que con la gente", afirma Jackman. "No depende de nadie. No quiere deberle nada a nadie, que es la razón por la que alguien como Lady Ashley le plantea más de unos pocos problemas".

Saltan chispas –en todas las direcciones equivocadas– desde el momento en que se cruzan los caminos de estos dos extremadamente opuestos personajes. Sarah es altiva y se muestra desdeñosa para con el Arriero, y a éste le irritan en idéntica medida Sarah y todo lo que ella representa. "El Arriero odia a la Clase Dirigente adinerada y terrateniente y Sarah podría servir de modelo para un anuncio de la aristocracia", comenta Jackman. "Se regodea escandalizándola y burlándose de ella porque le fastidia todo cuanto la rodea. Es arrogante, pretenciosa, frustrante e inaguantable".

A pesar de sus diferencias, Sarah y el Arriero se necesitan mutuamente –y necesitan el dinero que ganarán si consiguen hacer llegar una manada casi imposible de 1.500 cabezas al mercado de Darwin atravesando el desierto de Kuraman. Cuando la combativa pareja está formando su insólito grupo de peones y ganaderos para embarcarse en la sobrecogedora expedición, sobreviene la tragedia. Un muchacho aborigen llamado Nullah queda huérfano, y a Sarah le cae en suerte un papel que hace mucho que había perdido toda esperanza de representar. "Cuidar del chico despierta algo en Sarah, y encuentra, como madre, una fortaleza y una confianza inesperadas", explica Kidman .

La situación se ve complicada por el hecho de que Nullah sea un mestizo, un niño medio blanco y medio aborigen. En la segregada sociedad australiana de los años treinta y cuarenta, la ley prohibía el matrimonio interracial, y a los hijos de las ilícitas relaciones interraciales les estaba vedado vivir entre blancos o con sus familias indígenas. En un equivocado intento de sacar a tales niños de la pobreza y brindarles la posibilidad de un futuro más prometedor, separándolos de sus comunidades indígenas, el gobierno australiano lanzó un programa de ámbito nacional en el que los niños fueron arrebatados a sus familias y colocados en misiones religiosas o instituciones estatales. En especial, los niños mestizos fueron considerados "rescatables" y sacados de su cultura tradicional en un intento de reeducarlos. A estos niños se les ha dado el nombre de "Generaciones Robadas" y, aunque las estadísticas no son claras, se cree que entre una décima y una tercera parte de todos los niños y niñas indígenas fueron arrebatados a sus padres y realojados.

"Éste es el mundo en el que nace Nullah", observa Luhrmann. "Es a la vez blanco y negro en un mundo que no puede tolerar que semejantes individuos se integren en su sociedad. En última instancia, Sarah desafía el orden social y le da un hogar. A su vez, Nullah es el catalizador que abre el corazón de Sarah y acaba uniendo a ella y al Arriero".

El afecto y la franqueza que Sarah acaba de descubrir rebasan las barreras que ella ha levantado entre sí misma y el mundo que la rodea, permitiendo que el Arriero vea otra faceta de esta compleja mujer. "En las crisis, resulta realmente asombrosa", dice Jackman. "El Arriero llega realmente a respetarla y admirarla".

Al igual que Nullah, el Arriero es un marginado –condenado al ostracismo por la sociedad blanca por vivir entre indígenas y por haberse casado con una mujer aborigen. Según Jackman, "vive en algún lugar situado entre las dos culturas, pero no forma realmente parte de ninguna".

El Arriero lleva años tratando de sepultar la ira que le provoca la pérdida de su esposa, muerta de tuberculosis porque a los aborígenes no se les admitía en los hospitales. "Con su ira, ha levantado una muralla que rodea su corazón", explica Jackman, "pero esos muros comienzan a desmoronarse a medida que va conociendo mejor a Sarah y se convierte en una especie de figura paterna para Nullah".

Bajo el imponente poder del paisaje, transformados por el amor de un niño, Sarah y el Arriero se enamoran. "Cuando todo lo demás se desvanece, se encuentran en uno al otro", en palabras de Jackman.

"Hay algo verdaderamente hermoso en la forma como Sarah y el Arriero cambian juntos", dice Kidman. "Este asombroso niño los une y les hace plantearse la razón por la que verdaderamente están en el mundo. Creo que ésa es la magia de los niños. Te miran directamente al alma y te enseñan cosas de ti mismo. Eso es lo que Nullah hace por Sarah y por el Arriero a un nivel profundamente emotivo y espiritual".

Nullah es encarnado por el novel actor de 13 años Brandon Walters, que fue descubierto en una escuela pública en su ciudad natal de Broome durante la búsqueda intensiva, realizada en todo el país, de un muchacho indígena que interpretase el papel fundamental. La directora de reparto Nikki Barrett se pasó meses viajando a lugares remotos del continente y realizando pruebas a casi 1.000 niños aborígenes, la mayoría de los cuales, como Walters, carecían de experiencia y de formación como actores.

Luhrmann estrechó el margen de los posibles Nullahs, reduciéndolo de varios centenares a diez finalistas, y haciendo que Walters abandonase por primera vez en su vida Australia Occidental y viajara a Sidney, donde el director realizó talleres con los posibles jóvenes actores. "Me dejó inmediatamente admirado el talento natural y el carisma de Brandon", recuerda Luhrmann. "Él y Nullah comparten un espíritu semejante".

"Todos los de mi familia se alegraron horrores de que hubiera logrado el papel", afirma Walters, un superviviente del cáncer que tuvo que luchar contra la leucemia cuando sólo tenía seis años de edad. "Le dije a mi mamá que cuando me hiciera mayor, quería ser actor. Entonces conseguí este papel y espero actuar en más películas".

La preparación de Walters para la película incluyó entrenamiento en técnicas de equitación y de arreo de ganado (disfrutó especialmente aprendiendo a hacer restallar el látigo), lecciones de canto y clases de dialecto. "Las exigencias de rodar durante seis meses suponen un reto increíble, en especial para un chico joven que no tiene experiencia dramática", dice Luhrmann de Walters, que sólo tenía once años durante la producción. "Brandon impresionó a todos los miembros del reparto y del equipo técnico con su entusiasmo y su resistencia".

"Me enamoré locamente de Brandon", afirma Kidman. "Es muy especial. Me enseñó mucho de su cultura, y resultaba mágico contemplar el mundo a través de sus ojos. ¡Conserva todavía tanta capacidad de asombro!"

La nueva familia de Sarah queda deshecha cuando agentes del gobierno capturan a Nullah y se lo llevan como por arte de magia a Mission Island para que viva con otros niños mestizos desterrados. Su decisión de entablar una guerra cultural ella sola para devolver a Nullah a casa –al tiempo que la amenaza aún mayor del Japón se adivina en el horizonte– es la culminación de la transformación de Sarah.

"En este mundo, son las personas con las que uno está relacionado, a las que ama y que le aman, quienes ayudan a decidir quién eres y en qué te transformas", piensa Kidman. "Cuando te das cuenta de eso, creo que se encuentra la paz y eso es lo que le suceda a Sarah. Aunque crea estar luchando contra el mundo, alcanza la cumbre de su autenticidad y verdad porque se da cuenta de que tiene algo por lo que luchar".

Kidman escribió un diario durante el rodaje, incorporando a su actuación su propia experiencia personal de llegar a conocer Australia de forma más profunda. "Ahora he visto realmente la magia de lo que aquí tenemos", afirma. "Y quiero decir magia. La intoxicación que provoca es fuerte. Hay algo en el aire, en la tierra y en la naturaleza de la gente que simplemente te atrapa, y antes de que te des cuenta, ya formas parte de la tierra".

Kidman y sus compañeros de reparto también disfrutaron de la oportunidad de trabajar con un elenco compuesto de muchas de las grandes leyendas del arte dramático del país, incluidos los ídolos de la pantalla australiana Bryan Brown y Jack Thompson; David Gulpilil, el bailarín y músico aborigen de más renombre del país; y las veteranas estrellas del cine y la televisión David Wenham y Ben Mendelsohn. "Era un gran honor presentarse cada día en el rodaje de una película llamada 'Australia' y trabajar con algunos de los más grandes actores que este país ha producido", asegura Jackman. "Es un verdadero testimonio, no sólo de lo que esta película representa para nuestro país, sino también de lo que Baz personifica para todos estos actores. Esta gente no dejó pasar la oportunidad de formar parte del proyecto".

David Wenham, conocido internacionalmente por sus papeles en "300" y en la trilogía de "El Señor de los Anillos", da vida al intrigante encargado de la hacienda de Faraway Downs, Neil Fletcher. Implacable saboteador, Fletcher conspira en secreto con el magnate ganadero King Carney para apoderarse de la propiedad de Sarah.

Faraway Downs en la única gran explotación ganadera del país de la que King Carney no es el dueño, y está decidido a arruinar a Sarah, si es eso lo que hace falta para ampliar su imperio. "King Carney es un hombre de negocios movido por una ambición insaciable", afirma Bryan Brown, estrella de éxitos de la pantalla como "Consejo de Guerra," "Gorilas en la Niebla" y "Efectos Mortales", así como de la fundamental miniserie de los años ochenta, "El Pájaro Espino". "Puede ser muy generoso y benévolo cuando va ganando, pero cuando está perdiendo, mejor es no interponerse en su camino porque te pisoteará. Fue muy divertido encarnar a un personaje tan pintoresco como Carney. Es mitad bravucón, mitad encantador. Negocia según le inspire su estado de ánimo".

Una prueba del renombre de Brown es el entusiasmo de Luhrmann por su participación en el proyecto. "Siendo un muchacho, yo participé en una película con Bryan Brown . ¡Bryan Brown! Y ahora él interviene en una película que yo estoy rodando", dice, maravillado, el realizador.

No menos le emocionó contar con Jack Thompson para el papel de Kipling Flynn, el alcohólico pero bondadoso contable de Faraway Downs. "Jack Thompson es el Orson Welles de Australia", cree Luhrmann. "Es el gran estadista de los autores australianos".

Thompson trabajó realmente en un rancho ganadero cuando tenía catorce años. "En aquellos días, en el monte, nadie te conocía ni sabía tu nombre ni cuál era tu verdadera historia. Se consideraba de mala educación preguntar", recuerda. "Kipling Flynn es representativo del tipo de personajes que en aquella época uno encontraba en el Interior, personas incapaces de funcionar en una sociedad normal. Flynn huye de la vergüenza que ha atraído sobre su familia, y Faraway Downs es lo más que uno puede alejarse. Ha convertido su pequeña oficina bajo el techo de Sarah en su escondite".

El elenco de estrellas también cuenta con David Gulpilil en el papel del Rey Jorge, un misterioso chamán aborigen que enseña a Nullah las prácticas de la magia indígena; con David Ngoombujarra en el papel de Magarri, y con Angus Pilakui en el de Goolaj, los peones de confianza del Arriero; con Lillian Crombie, que da vida Bandy Legs, la decidida criada de Faraway Downs; con Yuen Wah, que encarna al lacónico cocinero Sing Song; y con Ben Mendelsohn que representa al capitán del ejército Emmett Dutton.

"Todos ellos son gente de la que me satisface en extremo poder decir que hemos hecho una película juntos, que hemos compartido esta espléndida experiencia", asegura Kidman. "Estoy muy agradecida por la oportunidad de formar parte de este proyecto; en especial, en esta etapa de mi vida, cuando estoy casada con un australiano-neozelandés. Es una forma maravillosa de corresponderle a mi país, que me ha apoyado tanto en una carrera que me ha llevado a trabajar en el cine internacional".

Para Luhrmann, Lady Sarah Ashley y los personajes que pueblan AUSTRALIA ejemplifican su lema personal y profesional: "Una vida vivida en el miedo sólo se vive a medias". "El trabajo que realizo consiste en levantarse cada día y enfrentarse al miedo", precisa. "Cada día, en el rodaje, miraba el monitor y veía a Nicole Kidman llevando ropa que nunca debería llevarse en el desierto, caminando con dificultad en una temperatura de más de 40 grados y mostrándose seductora y divertida. O a Hugh Jackman entrando en cuadro al galope, casi desplomándose de la deshidratación. En ocasiones me preguntaba si no habría puesto el listón demasiado alto."

"Pero yo soy adicto a la búsqueda de una vida extraordinaria, y eso supone que hay poner el listón alto; y ponerlo alto supone que hay que enfrentarse al miedo en todo momento. Al final, todo cuanto uno posee es su propia historia. Por lo tanto, convertirla en una buena historia, querer vivir una vida completa, una aventura entera, sin miedo y sin apartarse de las posibilidades que la vida presenta, es algo en lo que verdaderamente creo y que he tratado de trasladar a esta película".


El camino que lleva a Oz
Nunca antes había un realizador australiano emprendido un proyecto de tan gigantesca amplitud y ambición ambientado en este país. AUSTRALIA marca la culminación de una evolución profundamente personal para el director Baz Luhrmann, y es prueba de la fuerza y la influencia del cine australiano.

El país empezó a impresionar al público cinematográfico internacional en los años setenta, cuando la financiación gubernamental de la pujante industria cinematográfica australiana provocó una oleada de éxitos rompedores: "Picnic en Hanging Rock", "My Brilliant Career", "Consejo de Guerra" y "Gallípoli". Los fenómenos de taquilla "Mad Max" y "Cocodrilo Dundee" de los años ochenta despertaron en todo el mundo el interés por la seductora tierra del hemisferio sur y popularizaron estereotipos de los extraordinarios personajes que nacen de su inmenso e indómito paisaje.

Con el estreno del thriller "Calma Total" en 1989 (protagonizado por una entonces desconocida Nicole Kidman), la siguiente década marcó el comienzo de una era fértil en películas australianas de menor escala y gran éxito entre las que figuran "El Piano", "La Primera Experiencia" (también protagonizada por Kidman), "Proof", "Romper Stomper", "Sirenas", "Las Aventuras de Priscilla, Reina del Desierto", "La Boda de Muriel", "Nosotros Dos" y "Shine".

Luhrmann irrumpió en escena en 1992 con el estreno de "El Amor Está en el Aire", una audaz comedia de modales de baile que bullía de energía, estilo y romanticismo. "William Shakespeare's Romeo + Juliet", su punzante adaptación modernizada del clásico del Poeta Inglés por excelencia, y el deslumbrante musical, ganador del Premio de la Academia, "Moulin Rouge!" consolidaron a Luhrmann como un realizador innovador dotado de una visión singular y un lenguaje cinematográfico propio, muy estilizado y movido por la música. (Acreditado con reavivar el género musical, en profundo letargo durante mucho tiempo, "Moulin Rouge!" fue recientemente declarado por la revista Entertainment Weekly el número 10 de su lista de 100 Nuevos Clásicos de los últimos 25 años).

Fue con la finalización de su "Trilogía de Telón Rojo" –y después de haber dirigido una versión, galardonada con el premio Tony, de La Boheme de Puccini en Broadway– cuando Luhrmann comenzó a desarrollar una serie de películas épicas, incluido un proyecto con Leonardo DiCaprio sobre Alejandro Magno. Pero después de dos años de intensiva investigación en Jordania, los desiertos de Marruecos y las junglas de Tailandia acompañado de su esposa y socia creativa, Catherine Martin, el proyecto quedó archivado cuando la película de Oliver Stone sobre el mismo personaje entró en producción.

"Sentí una tremenda decepción cuando nuestro proyecto sobre Alejando se fue a pique, por lo que emprendí un viaje en el Transiberiano para aclarar mi mente después de haberme concentrado en ello durante tanto tiempo", dice Luhrmann, que más tarde se reunió con su esposa y su hija pequeña en París. "Decidimos pasar una temporada en París para reagruparnos, recargar nuestros espíritus y evaluar cuál sería nuestro siguiente paso creativo. Comenzamos a discutir la vida de nuestra niña. No existe frontera que separe nuestra vida de nuestro trabajo y, debido a la naturaleza de lo que hacemos, nuestros hijos siempre formarán parte de un circo itinerante. Pero (nos preguntamos), ¿qué lugar consideran su casa? ¿Dónde estarán sus raíces? Esto, más que ninguna otra cosa, provocó nuestro deseo de conectarnos de nuevo con Australia".

En el viaje de vuelta de París a Sidney, Luhrmann comenzó a imaginar un argumento acerca de una protagonista que emprende un gran viaje que la transforma profundamente. "Lo que más me interesa examinar en este momento es la cuestión de la transformación", explica el director. "Reconozco un sentimiento, que existe dentro de mí y de mi generación, de que, a determinada edad, nos acoplemos a un patrón de vida que permanece constante durante el resto de nuestros días; simplemente, dejamos de crecer. Por eso estaba interesadísimo en la idea del crecimiento y del renacer. En segundo lugar, la vida en el mundo de después del 11-S ha creado un ambiente desconcertante en el que el futuro parece impredecible y precario. Por eso también me interesaba escribir un relato sobre personajes que viven en tiempos inciertos y tumultuosos".

Otro tema importante salió a la luz para Luhrmann a medida que desarrollaba el personaje de Lady Sarah Ashley, una mujer cuya estática vida queda transformada cuando cae de lleno en medio de una enorme agitación durante su viaje al extremo más alejado del Interior de Australia. "Vivimos en una época en la que las fuerzas del cambio son tan grandes que el único acto que de verdad nos confiere poder es la defensa del amor en el que creemos", afirma. "Personalmente, me di cuenta de que si me hallo rodeado de las personas que amo, y en especial de mi familia, entonces, incluso durante estos tiempos inestables, no me falta nada. Tengo una existencia llena verdaderamente de vida y significado. De esto es de lo que se da cuenta Sarah como consecuencia de su transformación. Incluso si hacer honor a las propias relaciones significa desafiar a todo y a todos a fin de estar juntos, uno hace lo que debe hacer para estar con la gente a la que ama".

El salvaje e indómito mundo de Australia Septentrional a finales de los años treinta y en los cuarenta, con la imponente sombra de la Segunda Guerra Mundial oscureciendo sus costas, y con las destructoras política del gobierno destrozando familias, proporcionó un rico lienzo en el que poner de relieve estos temas y problemas. Luhrmann y su esposa, la diseñadora de producción y vestuario Catherine Martin, dedicaron un intenso periodo a investigar meticulosamente sobre la región.

"Siempre damos inicio a nuestro proceso en la realidad", dice Martin, ganadora de dos Premios de la Academia a la producción y el diseño de vestuario por "Moulin Rouge!" "Baz es exigente e insiste en una precisa investigación histórica, de modo que cualquier divergencia respecto de los hechos se realiza conscientemente".

"El ADN de esta película proviene de los clásicos romances épicos, pero teníamos que hallar nuestro particular lenguaje cinematográfico para contar esta historia", explica Luhrmann. "Si comprimimos la geografía, el tiempo y algunos hechos para ampliar el drama y el romance, nunca cambiamos la verdad fundamental en la que se ambienta el mundo de la película".

Durante su investigación, Luhrmann quedó fascinado por los choques de culturas y razas que tienen lugar en Darwin, un próspero puesto avanzado del "Extremo Superior" de Australia, la parte más al norte del escasamente poblado Territorio Septentrional. "Darwin era en aquella época algo así como el Salvaje Oeste o África, porque era un lugar inmenso e inhóspito que podría tragarse a cualquiera. Era el fin del mundo, y en el fin del mundo uno encuentra a personajes extremos. Había un extraordinario choque de pueblos. Estaba la administración anglosajona bajo control inglés, había vaqueros y buscadores de oro, una enorme afluencia de asiáticos, buscadores de perlas griegos y una importante población indígena".

Este crisol situado en el fin del mundo se vio sacudido por la guerra en febrero de 1942, cuando aviones de combate japoneses –de la misma flota que había bombardeado Pearl Harbor– atacaron Darwin, matando a 243 personas y destruyendo la ciudad casi por completo. Este trágico suceso no es bien conocido fuera de Australia. "Soy muy aficionado a la historia, por lo que sabía mucho de ello", dice Hugh Jackman, "pero lo que no sabía –y lo que dejará de piedra a muchos– es que los japoneses bombardearon Darwin con una fuerza dos veces superior a la que emplearon en el ataque a Pearl Harbor".

Luhrmann incorporó el bombardeo de Darwin a su narración como un punto de apoyo del viaje de autodescubrimiento de Sarah. También se basó en la historia al describir la invasión por parte de las fuerzas japonesas de "Mission Island", un asentamiento ficticio de niños mestizos que, a instancias del gobierno, fueron separados de la sociedad blanca y de sus comunidades indígenas y colocados bajo el cuidado de misioneros. "Si bien el ataque contra 'Mission Island' es una narración mítica, existen casos documentados de desembarcos japoneses en islas australianas en las que atacaron, capturaron y mataron a sacerdotes y a otro personal de las misiones", dice Luhrmann. "Tomamos esos sucesos reales y los entrelazamos en nuestro relato".

Para ampliar su comprensión de la relación de Australia con su población indígena y de la controvertida cuestión de las Generaciones Robadas, como llegó a conocerse a estos niños mestizos que fueron arrancados de la sociedad, Luhrmann viajó a las islas de Bathurst y Melville para hablar con hombres y mujeres que habían sido niños de las misiones. "La colaboración con nuestros socios indígenas en la narración de la historia de las Generaciones Robadas, condujo a un tema que habíamos tratado de tocar en la película" cuenta el director. "Es la idea de que uno no puede realmente poseer nada; ni tierra ni a una persona ni a un niño. El verdadero amor nos hace darnos cuenta de que somos meramente cuidadores de estas cosas. Todo cuanto uno posee al final de su vida es su historia, y las historias permanecen vivas en el paisaje físico".

Ambientar AUSTRALIA en este periodo concreto de la historia del país permitió a Luhrmann examinar otros aspectos cruciales de su cultura y su economía. "Uno de los placeres subyacentes de esta película fue que pudimos hacer un canto a quienes formaban la columna vertebral del sector ganadero de Australia Septentrional en los años treinta, y que no son otros que los peones indígenas", dice, entusiasmado.

Los equipos de diseño de producción y de vestuario de Martin emprendieron la investigación de la especialísima historia social de los ganaderos de la época estudiando diversas obras de argumento real y biografías como Hell West and Crooked, de Tom Cole, y Kings in Grass Castles y Sons in the Saddle de Mary Durack, las cuales describen gráficamente las vidas de los pioneros que vivían en la región de Kimberley, en Australia Occidental, en aquellos tiempos.

Se realizaron entrevistas con veteranos ganaderos del interior, y los realizadores recibieron amplio asesoramiento de los propietarios de Carlton Hill Station, la hacienda en la que Faraway Downs, la ficticia finca de la película, se construyó. Luhrmann, Martin y sus equipos de investigación realizaron numerosos viajes de estudio a la región de Kimberley, además de visitar el Salón de la Fama de los Ganaderos, situado en el lejano norte de Queensland, y los Archivos del Territorio Septentrional.

Martin también utilizó Picture Australia, un extraordinario depósito de imágenes digitalizadas procedentes de bibliotecas de toda Australia, que incluye la colección de fotografías Durack, una impagable percepción visual de las series bibliográficas. Este recurso permitió al equipo de Martin estudiar millares de imágenes escaneadas que no están disponibles en versión impresa.

"Necesitábamos ser claros y precisos sobre muchos detalles inhabituales de la historia de este periodo en particular", dice Martin. "Lo investigamos todo; desde la raza de ganado correcta de los años treinta, la "shorthorn", hasta lo que valía el ganado y la forma como los precios crecieron durante los años de la guerra. Nos enteramos de cuánto cobraba un arriero, de cuántos peones y caballos necesitaba para entregar el ganado, y el aspecto que tenía la marca de un rancho en particular. Tuvimos que investigar sobre la típica silla de montar y los arreos habituales en la Australia de los años treinta, y encargarlos a medida para los actores a un guarnicionero experto en los pequeños detalles del periodo. La silla de montar habitual en Australia está diseñada para sujetar al jinete con seguridad mientras recorre grandes distancia y atraviesa un terreno agreste. Muchos peones indígenas cabalgaban a pelo y descalzos, pero había que realizar ciertas modificaciones al trasladar esto a la película, bien a efectos de los personajes o en aras de la seguridad".

La investigación de Luhrmann llegó incluso a tomar parte en un autentico arreo de ganado. Junto con su productor asociado Paul Watters y el ayudante de Luhrmann, Schuyler Weiss, el director se encontró a caballo, arreando cientos de vacas a través del cálido y polvoriento terreno del Interior.

En otro momento, cuando estaba trazando el recorrido de sus personajes a través del Territorio Septentrional y la inmensa e implacable región de Kimberley, Luhrmann emprendió un viaje privado a través del país para experimentar la tierra de una forma más personal y profunda. Conoció por dentro el paisaje y a la gente, algo que resultó más impactante y convincente que cualquier cosa que pudiera extraer de los libros de historia, y animó a Martin a realizar un viaje similar –lo que hizo, junto con sus dos hijos.

"Una de las razones por las que me embarqué en este viaje creativo, lo que buscaba sacar de él, era una comprensión más directa de mi país", afirma Luhrmann. "Establecí una intensa relación con la verdad y las realidades de mi tierra natal, su historia y su pueblo. Encontrarme en el fuego cruzado de estos relatos, mientras estaba creando el mío propio, ha hecho que mi comprensión de Australia gane inmensamente en profundidad".


Acerca de la Producción
La fotografía principal de AUSTRALIA comenzó el 30 de abril de 2007 en Strickland House, sita en Vaucluse (Nueva Gales del Sur). Luego la producción se trasladó a las costas de Bowen (Queensland), donde la diseñadora de producción y vestuario, Catherine Martin, y su departamento artístico, encabezado por el director de supervisión artística Ian Gracie y la directora artística Karen Murphy, construyeron uno de los dos inmensos decorados de exteriores: el Darwin de los años treinta, un floreciente puesto avanzado tropical de Australia Septentrional, al que llega Lady Sarah Ashley y donde comienza su tumultuoso viaje a través del Interior.

"Bowen era el lugar ideal porque encontramos dos enormes parcelas desocupadas situadas en el paseo marítimo junto al muelle y, por algún golpe de suerte, el muelle de Darwin y el de Bowen miran en la misma dirección, por lo que pudimos lograr una iluminación idéntica en ambos exteriores", dice Martin.

El decorado, de más de dos hectáreas, construido en diez semanas, incluía un pub de dos pisos, un barrio chino, postes telegráficos y farolas de la época, calles de tierra y una extensa redecoración de los edificios existentes para cerciorarse de que estas estructuras no desentonaran con los elementos fabricados. "Al principio, nos pareció un reto que Darwin esté en una escarpadura mientras que nuestro decorado de Bowen se alza en terreno llano", asegura Martin. "Sin embargo, esto nos permitió condensar todos los componente de Darwin en una zona geográfica más reducida, y seguir transmitiendo un sentido de la escala, la profundidad y el ambiente cuando dimos vida a la ciudad".

El rodaje en Bowen finalizó el 28 de junio y la producción emprendió el camino del 'Extremo Superior', la parte más al norte del Territorio Septentrional, para rodar en el mismo Darwin. Luhrmann utilizó las singulares mareas que se dan a lo largo de la zona de muelles para filmar escenas de la llegada de Sarah a Darwin, así como secuencias de acción que se desarrollan en el periodo que sigue al devastador ataque de los bombarderos japoneses contra la ciudad.

Después de trasladarse a Sydney para unas pocas semanas de rodaje en los platós de sonido de los Estudios Fox de Australia, la compañía tomó el camino de la remota región de Kimberley Oriental, en Australia Occidental, estableciendo el cuartel general de la producción en Kununurra. Se crearon vías de acceso y se nivelaron caminos rurales para que los enormes contenedores de materiales y suministros pudieran llegar en camiones a Carlton Hill, un lugar aislado a 60 kilómetros de Kununurra, donde Martin y su equipo construyeron Faraway Downs, la destartalada casa de Sarah situada en un rancho ganadero que se extiende de forma desordenada en el medio de una inmensa e inhóspita tierra salvaje.

Luhrmann, Martin y la directora de fotografía Mandy Walker emplearon una combinación de tecnología digital y extensos reconocimientos en busca de exteriores en Carlton Hill para crear la perfecta relación entre la casa y el decorado, el paisaje y la luz. Así lo explica Martin: "Después de haber hallado los exteriores, hicimos un escáner del entorno y luego construimos un modelo digital de la casa, que llevamos de un lugar a otro hasta que hallamos el sitio perfecto. Sin embargo, esto no redujo la necesidad de prolongados reconocimientos de los auténticos exteriores, donde Baz midió en pasos cada escena para cerciorarse de que las distancias que los actores tenían que cubrir eran absolutamente correctas. También había un enorme baobab en la parte delantera de la hacienda, que es un elemento clave de la composición. Empleamos mucho tiempo espaciándolo para determinar cuán grande debería ser el árbol y a qué distancia de la casa debería situarse".

A Martin le entusiasmó el reto de dar vida a la visión que Luhrmann tenía de Faraway Downs. "Me encantó trabajar con el decorador de platós Beverley Dunn y nuestro equipo para lograr los grandes cambios de textura que la hacienda sufre, desde el ruinoso estado en que la vemos al principio, hasta el oasis verde en que acaba transformándose", explica. "La casa tenía que ser un personaje en ambas encarnaciones. Lograr esta transformación era logísticamente difícil pero, al cabo, resultó muy satisfactorio".

Para recalcar esta transición, Walker dotó las escenas de la llegada inicial de Sarah a Faraway Downs de tonos oscuros y de un rojo grisáceo, pasando a continuación a darle un aspecto blanco, ligero y espacioso a medida que el entorno cambia en concierto con la transformación de Sarah.

Para inspirarse, los realizadores estudiaron fotografías de época en color que databan de los años treinta y cuarenta mientras colaboraban en la elaboración de la paleta general de colores de "Australia". "Queríamos crear el ambiente de la época, propio de un lienzo de colores ligeramente no saturados que contuviera explosiones de color", afirma Martin. "El entorno en el que estábamos rodando nos ayudó enormemente en este proceso, porque la tierra del suelo acabó cubriéndolo todo. La naturaleza nos ayudó a formar un fondo de tonos apagados del que brotan todos estos colores".

Walker y su equipo fueron los responsables de reproducir los majestuosos colores y texturas del paisaje en los platós de sonido donde Luhrmann pudiera filmar la cobertura de escenas exteriores en un ambiente más controlado. "A esto le llamamos el 'Método de realización de Lucas y Lean'", explica Walker. "Baz rodaba estas espectaculares tomas amplias, propias de David Lean, en los exteriores; a continuación, regresaba al plató y realizaba la parte de 'George Lucas', rodando el resto de la escena teniendo como fondo una telón o un plató azules. Necesitábamos tomar lo rodado en el exterior, ajustarlo y luego combinar perfectamente ambas partes. Esto nos planteaba un enorme reto porque los colores del paisaje de Australia Septentrional son únicos. Por lo que era todo un halago contemplar el metraje y que la gente no pudiera ver la diferencia entre lo rodado en exteriores y lo realizado en el plató".

Hugh Jackman disfrutó con el proceso de colaboración, que evolucionó partiendo del estilo de rodaje de Luhrmann, en el que los actores podían rodar primeros planos para una escena tres meses después de haber rodado en los exteriores las tomas amplias que los complementaban. "Es muy parecido al trabajo en el teatro porque la escena permanece contigo, y tú sigues pensando en ella y discutiéndola con Baz, y, así, está en constante desarrollo", observa Jackman. "A muchos directores les asusta mucho que las cosas se desarrollen, que se pierdan en los ensayos y que nunca las tomen en película. Baz es justamente lo contrario. Le encanta la odisea del descubrimiento. Nunca le da miedo que por haber logrado algo mágico en la primera toma, esa magia vaya a perderse en la segunda. Es una gran alegría trabajar con él porque el arte del actor consiste en seguir explorando, en seguir buscando la magia, y Baz tiene un asombroso talento oculto para hallar magia más a menudo que la mayoría".

Martin y su equipo de vestuario, encabezado por la directora de guardarropa Eliza Godman, se enfrentaron a la colosal tarea de crear casi 2.000 trajes para la película –algo de unas dimensiones cuatro veces superiores a las de su trabajo en "Moulin Rouge!" (Como las ropas del periodo de los años treinta resultaron demasiado pequeñas para que las pudieran llevar los actores contemporáneos, el departamento de vestuario tuvo que diseñar y confeccionar 60 trajes de etiqueta y de noche para una sola escena).

"Lo que resulta interesante acerca del enfoque de Baz sobre el vestuario, es que él se concentra tanto en la textura de los trajes de los personajes del fondo como en el guardarropa de Nicole y Hugh", explica Martin. "No queda satisfecho con extras genéricos. Cada papel de cada escena necesita una apariencia específica".

Martin diseñó un amplio guardarropa para Lady Sarah Ashley que refleja la transformación personal que experimenta a medida que avanza el relato. "Sarah es una mujer muy independiente, capaz y moderna, y ese espíritu queda expresado en su ropa", asegura Martin. "Lleva pantalones, algo muy vanguardista, conforme al espíritu de mujeres progresistas de los años treinta como Katherine Hepburn y Carole Lombard".

Aunque innovadora en la moda, Sarah es muy rígida y autocontrolada. "Baz tenía opiniones muy firmes acerca del visible carácter inglés que quería para Sarah al comienzo de la película", explica Martin. "Llega en el hidroavión luciendo un conjunto náutico azul y blanco, que habría sido más indicado para la Riviera que para el Darwin de los años treinta. Cuando viaja a Faraway Downs, lleva un salacot y una red de gasa como si estuviera de safari en África. La idea era mantenerla tensa y comedida. Cada vez que la vemos, la rodea un sentido de la formalidad y de la ocasión".

"Cuando se ve atrapada en una estampida de ganado y pierde toda su vestimenta, pierde también todas sus pretensiones. Toma la decisión de optar por la supervivencia antes que por la apariencia y, arreando 1.500 cabezas de ganado a través del duro terreno, se transforma en una mujer muy diferente. Después de la estampida, conservamos las características de su guardarropa del inicio de la película, pero lo simplificamos para hacerlo más real a medida que avanza el relato".

"Me puse en manos de Catherine y me fié de ella por completo", dice Nicole Kidman. "Ya ha ganado un Premio de la Academia, pero merece ganar muchos más porque hay poca gente en esta industria con tanto talento como ella".

Martin se dirigió al legendario zapatero Ferragamo para que colaborase en el diseño de los zapatos de Sarah. "Ferragamo es sinónimo de fama y moda de los años treinta, y de revolución de determinadas técnicas de diseño y fabricación", afirma. "Uno de los rasgos por excelencia de Ferragamo es su confianza a la hora de mezclar materiales exóticos con tejidos más lujosos. La exhibición de este rasgo y el uso de materiales como el tafilete es un maravilloso complemento del exotismo de Australia Septentrional durante este periodo".

Martin creó los complementos del guardarropa de Sarah mediante pendientes de perlas en forma de lágrima expresamente elaborados por Paspaley, el primer proveedor australiano de perlas de los mares del Sur de la época. El diseñador de joyas de diamantes Stefano Canturi creó un conjunto de joyas para el personaje, incluidos un prendedor de diamantes, anillos de compromiso y de boda, y pendientes de diamantes y coral. La renombrada firma de moda Prada, favorita de la realeza y la aristocracia de los años treinta, suministró el conjunto de maletas azul y blanco de Sarah.

Para inspirarse a la hora de crear los diseños de vestuario del Arriero y de los 200 peones de la película, Martin examinó repetidamente los archivos de R.M. Williams ('Confecciones para la Vida al Aire Libre'), una empresa fundada en 1932 y que es conocida por fabricar prendas tradicionales para el monte australiano.

Después de haber decidido qué estilo de vestimenta era el adecuado para cada personaje de peón, Martin hizo que el departamento de vestuario de la película cortara los patrones y los modificase antes de entregárselos a los talleres de R.M. Williams, donde se fabricaron la mayoría de los prendas y las botas de los ganaderos. (Los estilos actuales de botas de R.M. Williams, así como todo tipo de calzado y artículos de cuero recuperados por la empresa para Martin, se utilizaron en la producción).

La ropa de Hugh Jackman deriva del tradicional atuendo del 'arriero' australiano –una mezcla de piel de topo, camisas a cuadros y botas de R.M. Williams, rematada con un sombrero de monte Akubra.

Jackman se entrenó durante un año en el estilo de cabalgar propio de ganaderos como el Arriero, que es famoso por ser un soberbio jinete. "Aunque había cabalgado antes, me costó unos nueve meses empezar a disfrutar con ello", confiesa. "Cuesta un rato depositar tu confianza en ese caballo. Pero cuando el noble bruto lo siente, te corresponde y se establece una clase de relación verdaderamente hermosa. Aprender a montar ha sido una de las grandes alegrías del rodaje de la película. Ahora me he enviciado a perpetuidad".

Martin y compañía dedicaron un enorme esfuerzo a la investigación y creación del guardarropa de los personajes indígenas de la película. Según ella misma explica, "en la película, representamos a dos grupos indígenas distintos: un grupo de Kimberley, que son los propietarios tradicionales de la tierra en la que se ha construido Faraway Downs, y otro de Arnhem Land. Decidimos, previa consulta con la tribu Miriwoong, los verdaderos dueños tradicionales del auténtico rancho de Carlton Hill, representar a estos grupos como pertenecientes a Kimberley y a Arnhem Land sin distinciones, por más que las prácticas culturales de los grupos comprendidos en tan extensas regiones varíen enormemente".

"Cada personaje indígena tiene un vestuario que ha sido intensamente estudiado mediante entrevistas, asesoría de expertos e investigación fotográfica; en especial, las fotos de Donald Thompson y Baldwin Spencer que documentaron las vidas del pueblo indígena del Extremo Superior en los años treinta. También nos ayudó mucho la experta en adornos corporales indígenas, doctora Louise Hamby, Profesora Numeraria de Cursos Postdoctorales de la Escuela de Investigación de Humanidades de la Universidad Nacional Australiana, que también es una experta en las fotografías de Thompson. Pretendíamos poner en tela de juicio las opiniones estereotipadas de la gente sobre el aspecto de nuestros indígenas en los años treinta, y celebrar el arte y la belleza del atuendo tradicional de esa zona".

Después de haber rodado AUSTRALIA en cuatro estados y recorrido enormes distancias de un extremo a otro del continente, en los realizadores, el reparto y el equipo técnico nació una nueva apreciación del misterio y la magia del paisaje del país. "Durante los días pasados en Kimberley, estuvimos rodando en medio de una calorina y nos preguntábamos: '¿Seremos capaces de seguir?'", recuerda Luhrmann. "Pero cada ocaso traía una transformación de la brutalidad en belleza. Cuando salen las estrellas y el aire se enfría, lo perdonas todo y todo se llena de una nueva vida. Como si estuvieras viviendo un sueño".

"He visto mucho más de este país durante el rodaje de esta película que en los 30 años que he vivido aquí", sentencia Kidman, que nunca antes había visitado el Territorio Septentrional. "Aunque en ocasiones resultaba extremadamente difícil, estoy contenta de haber viajado a estos lugares y rodado allí. Sentir el aire y sentirse arrebatada por los elementos era algo exquisito y necesario".

"Sin duda te cambia", coincide Jackman. "Me cambió a mí. Al igual que muchas personas, nací, me crié y he vivido la mayor parte de mi vida en la ciudad. Esta película nos brindó la ocasión de abrir nuestros ojos y nuestros corazones, y ver de verdad este asombroso país. Su diversidad. Su inmensidad. Cuanto más tiempo pases aquí, más te cala. Al mismo tiempo resulta poderoso y te da una lección de humildad".