Un lluvioso día inglés, Mr. Bean tiene la grata sorpresa de descubrir que es el ganador del primer premio de la lotería organizada por la iglesia a la que pertenece: una semana en el sur de Francia y una cámara de vídeo. Estará en Cannes durante el famoso Festival de Cine.
Se va a París en el Eurostar filmándolo todo con su nueva cámara. En la Gare de Lyon, pide a otro pasajero que le grabe mientras sube al tren que le llevará a Cannes. El amable voluntario es el director de cine ruso Emil Duchevsky, que también va camino de Cannes en calidad de miembro del jurado. Emil empieza a filmar a Mr. Bean y, metido de lleno en su papel, se queda en el andén mientras el tren se va.
Mr. Bean no tarda en darse cuenta de que el hijo de Emil, un niño de diez años llamado Stepan, está en el tren sin su padre. El niño no habla inglés y Mr. Bean no habla ruso.
Mr. Bean y Stepan deciden bajar en la primera estación para esperar a Emil, pero el siguiente tren es de alta velocidad y pasa sin detenerse con Emil dentro. Los dos suben al siguiente tren, pero Mr. Bean olvida el dinero, los billetes y el pasaporte en el andén. El revisor les echa del tren por no llevar billete y acaban sin dinero, perdidos en medio de Francia.
Emil denuncia a Mr. Bean a la policía por haber raptado a su hijo y las fuerzas del orden lanzan una operación a escala nacional.
Mientras tanto, Stepan y Mr. Bean se hacen amigos. El niño es listo y está lleno de recursos; los dos se complementan y no tardan en ganar bastante dinero actuando en la calle para comprar dos billetes de autobús. Todo está a punto de solucionarse si no fuera porque el billete de Mr. Bean por alguna extraña razón se queda pegado a la pata de un pollo y pierde el autobús...
Sin Stepan, solo en la campiña francesa, Mr. Bean decide hacer autoestop hacia el sur. De noche entra en un pueblecito y se duerme debajo de un carro de heno. A la mañana siguiente se despierta en un pueblo de postal que no es otra cosa que el decorado para un anuncio de yogur. El director es el narcisista cineasta estadounidense Carson Clay, que quiere ganar algo de dinero antes de presentar su última película de arte y ensayo, Playback Time, una de polis en la que se mira el ombligo para no variar.
Mr. Bean y Sabine, una aspirante a actriz que hacía de camarera en el anuncio de yogur, hacen autoestop para ir a Cannes. La joven va al estreno de Playback Time, en la que tiene un pequeño papel. Por casualidad, Mr. Bean encuentra a Stepan en un área de servicio y los tres deciden viajar juntos.
Poco antes de llegar a Cannes, ven un avance de las noticias en televisión: Mr. Bean se ha convertido en el hombre más buscado de Francia. Hay controles en las carreteras. Tienen que llegar a Cannes como sea y entregar a Stepan a su padre sin que detengan a Mr. Bean.
Disfrazado de madre de Sabine, Mr. Bean despista a los agentes, pero son tres y sólo tienen una entrada. Sabine es la única que puede entrar en el Palais para el estreno.
Mr. Bean y Stepan se cuelan por la parte trasera. El público casi llora de aburrimiento viendo Playback Time. Mr. Bean deja a Stepan detrás de la pantalla e intenta llamar la atención de Emil sin que nadie se entere. Al ver que han cortado la única escena de Sabine, decide ayudarla y empieza a proyectar las imágenes de su vídeo casero mientras intenta reinsertar la escena de Sabine en la copia.
La mezcla de imágenes llama la atención de los espectadores, pero Carson Clay está a punto de tener un infarto. Acompañado de varios miembros de seguridad, intentan atrapar a Mr. Bean sin conseguirlo. Este, pasando por encima del público, alcanza el escenario en el momento en que Stepan aparece por debajo de la pantalla. La sala se pone en pie y aplaude con entusiasmo.
La película de Carson Clay es calificada de osada e innovadora, Sabine es aclamada como una gran estrella y Stepan se reencuentra con sus padres.
¿Y Mr. Bean?
Mr. Bean se escapa de los festejos y anda hasta la playa. Cuando llega a la orilla, se arremanga los pantalones, mete los pies en el agua y sonríe: por fin está de vacaciones.