Invierno
Edo, 1702, en la tranquila época de Tsunayoshi, quinto sogún de la dinastía de Tokugawa, conocido como «el Sogún Perro», bajo cuyo mandato se prohibió el sacrificio de animales. Amanece como cualquier día en un vecindario pobre. Aoki Sozaemon (conocido como Soza) es un joven samurái que ha llegado a Edo desde la ciudad de Matsumoto, en la provincia rural de Shinshu, en busca de Jubei Kanazawa, el enemigo de su padre. Si consigue vengar su muerte, Soza recibirá la cuantiosa suma de 100 ryo. Al chico le conviene cumplir con su misión cuanto antes, ya que así restaurará la reputación y la fortuna del dojo de su padre, que era maestro de espada. Pero Sozaemon no encuentra a Kanazawa, y el dinero que le mandaron desde su casa se le está acabando. Para colmo, su amigo y vecino Sadashiro siempre lo engaña diciéndole: «He encontrado a tu hombre» para ir a todos los baños públicos y restaurantes de la ciudad con el dinero de Soza. El nivel de vida del joven samurái se aproxima paulatinamente a la miseria más absoluta. Sin embargo, para Soza, que da clases de escritura y ábaco en una academia privada que ha abierto para salir adelante, los días tienen un pequeño aliciente: ver a Osae, una guapa viuda que vive enfrente de él y de la que se está enamorando.
Primavera
Un buen día piden a Soza que dé clases de espada a Shinnosuke, el hijo de Osae. Sin embargo, enfrente de todos sus amigos del barrio, Soza es vencido por Sodekichi, que odia a los samuráis. Entonces se descubre que Soza no tiene no tiene ni idea de manejar la espada.
Se acerca la época de floración de los cerezos, y en el barrio se prepara la representación teatral de la obra de «la falsa venganza». A Soza le toca el papel de villano, y cuando para colmo de sus males traen a un auténtico samurái para colaborar en la obra, Soza sale por piernas y demuestra que aunque no es bueno con la espada es muy hábil en lo que a huidas se refiere.
Un samurái golpea con todas sus fuerzas, y si no consigue mantenerse frente a su adversario, se toma la vida gentilmente, como las flores del cerezo. Así debe ser un guerrero... Sin embargo, Soza demuestra ser distinto a los demás samuráis.
Verano
A un barrio pobre, a menudo llega gente de lugares desconocidos. Varios samuráis de Akou, al oeste de Japón, se han trasladado discretamente al barrio dispuestos a vengar a su señor, Asano Takumi no Kami. Disfrazados de comerciantes, se reúnen como si fueran los pacientes de su jefe, Junai Onodera, que se hace pasar por médico. Esperan ansiosos el día en que todos sus compañeros se reúnan para atacar al enemigo. Como Soza está allí en una misión de venganza pero no hace nada al respecto, Onodera sospecha que podría ser un espía de Kira, el hombre que empezó la pelea por la que se acabó ordenando a Asano que se suicidara. Para despejar sus sospechas, Onodera presenta a Soza a uno de sus subordinados, Kichiemon Terasaka, que comparte con Soza el interés por el juego del go.
Otoño
En realidad, hace mucho que Soza ha encontrado a su enemigo. Sin embargo, Kanazawa ha abandonado la espada y vive tranquilamente con su mujer y su hijo, trabajando de jornalero. Pero de estar con los vecinos del barrio, con su forma jovial y optimista de vivir el día a día, Soza ha empezado a preguntarse qué sentido tiene realmente la venganza. Un buen día, Soza va con Osae y su hijo a un santuario y el corazón se le encoge cuando ella le dice: «Qué triste que lo único que te quede de tu padre sea odio». Soza acaba por enterarse de que el marido de Osae también fue asesinado, y que ella también tiene una venganza que cumplir.
Otra vez invierno
Terasaka y Soza se han hecho muy amigos. Una tarde, mientras juegan al go antes de que anochezca, empiezan a hablar de temas importantes para ellos. «Si consigo morir como un guerrero, seré un verdadero samurái», dice Terasaka. «Entonces mi hijo podrá vivir como el hijo de un samurái». Cuando Soza lo oye, para de jugar. De repente, toma una decisión. Necesitará la ayuda de sus vecinos pero... se tomará su venganza a su manera...