Versión, parcialmente autobiográfica, de la novela de William S. Burroughs, uno de los escritores experimentales más destacados, junto con Jack Kerouac y Allen Ginsberg, quien se dio a conocer a finales de los años 1950. Naked Lunch es una mezcla de delirantes apuntes del escritor y los simbólicos tormentos y dificultades de la creación de una obra artística. William Lee (Peter Weller, interpretando al propio Burroughs) es un exterminador de insectos que ha dejado atrás las drogas y la mala vida. Pero se encuentra con que su esposa (Judy Davis) se ha convertido en adicta al polvillo con el que su marido mata a las cucarachas. Una noche, en medio de un juego, William mata accidentalmente a su esposa de un tiro (esto parece haber ocurrido en la vida real del autor). Consecuentemente el protagonista debe escapar a la Interzona, una versión alucinante de Tánger (lugar desde el que escribió la novela en la que se basa esta película) un lugar donde las máquinas de escribir son insectos que hablan y donde un escritor amanerado (Ian Holm) y su esposa (también Judy Davis) son peones en un rompecabezas de espionaje bizarro entre los seres humanos y una raza de ciempiés gigantes que puede llegar a ocurrir solamente en la cabeza del protagonista. Cronenberg consigue sumergir al espectador en esta vorágine y convertir todo un mundo de extrañas paranoias en imágenes. Todos los detalles son simbolismos, mareas paranoides y esquizofrénicas, que se materializan a través de alucinaciones.
Trama
William Lee (Peter Weller, interpretando al propio Burroughs) es un exterminador de insectos que ha dejado atrás las drogas y la mala vida. Pero se encuentra con que su esposa (Judy Davis) se ha convertido en adicta al polvillo con el que su marido mata a las cucarachas. Una noche, en medio de un juego, William mata accidentalmente a su esposa de un tiro (esto parece haber ocurrido en la vida real del autor). Consecuentemente el protagonista debe escapar a la Interzona, una versión alucinante de Tánger (lugar desde el que escribió la novela en la que se basa esta película) un lugar donde las máquinas de escribir son insectos que hablan y donde un escritor amanerado (Ian Holm) y su esposa (también Judy Davis) son peones en un rompecabezas de espionaje bizarro entre los seres humanos y una raza de ciempiés gigantes que puede llegar a ocurrir solamente en la cabeza del protagonista. Cronenberg consigue sumergir al espectador en esta vorágine y convertir todo un mundo de extrañas paranoias en imágenes. Todos los detalles son simbolismos, mareas paranoides y esquizofrénicas, que se materializan a través de alucinaciones.