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Casual Day cartel reducidoCasual DayDirigida por Max Lemcke
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El 'Casual Day' es una práctica empresarial importada de los Estados Unidos. Cada viernes se invita a los empleados a sustituir el traje de chaqueta por una vestimenta más informal. Algunas empresas practican el CasualDay de una manera distinta: aprovechan el día para hacer un viaje al campo, y realizar distintas actividades que fomenten las relaciones personales, reduzcan el stress y mejoren la actividad empresarial.

Ruy ha vivido siempre como ha querido. Es un chico listo, pero ahora está en un compromiso. José Antonio, el padre de su novia, le ha conseguido un puesto importante en su empresa. Quiere que sea su sucesor. A sus veintitantos años, y sin haber tomado ninguna decisión, está atrapado. Le gustaría decir no a este trabajo, a José Antonio, a Inés, su novia, y a este cuento del Casual Day. Pero decir que no, no es fácil. Lo que en teoría iba a ser un mero trámite, un fin de semana en el campo, acabará por decidir el resto de su vida.

'CasualDay' cuenta la estancia de un grupo de jefes y empleados en una casa rural durante un fin de semana, es una comedia ácida, en ocasiones absurda, que refleja las relaciones de poder que se establecen en el mundo empresarial.

Sinopsis extensa
La empresa
Uno de los momentos más divertidos de trabajar en una empresa es cuando se deciden las vacaciones. La hora de las alianzas, los pactos, los engaños, las confusiones... Las preguntas a los de Organización: "¿si me voy el viernes, me cuenta el fin de semana como festivo?" "¿Puedo utilizar mis días de asuntos propios para ir a la playa?" Durante las primeras semanas de junio la oficina se parece más que nunca a un patio de colegio, recordándonos que, en realidad, no son tan distintos.

Una de las veces que más se pone de manifiesto esta semejanza es en el Casual Day. Decenas de adultos, hombres y mujeres hechos y derechos, con hijos, familia e hipoteca, corriendo por un prado tras una pelota gigante (fomentando el compañerismo), o disparándose pintura disfrazados de Rambo (soltando estrés acumulado), o tocando juntos, cada uno un instrumento (fomentando el sentido de grupo).

CasualDay cuenta uno de esos días en el campo. En un entorno idílico, los ejecutivos dan rienda suelta a sus frustraciones e instintos primarios. Borracheras, piques internos, cabreos acumulados… Todo está permitido en este día. Los lunes todos a trabajar como si no hubiera pasado nada.

El chico nuevo
Las relaciones de poder están vistas a través de alguien que entra nuevo en la empresa, Ruy. Es su primera semana y su primer Casual Day.

Ruy ha vivido siempre como ha querido. Es un chico listo: licenciado en Derecho y Empresariales, ropa de moda, vacaciones en Tarifa, viajecitos cuando le apetece… Sus veinticinco años de vida han sido una fiesta. Pero ahora está en un compromiso. José Antonio, el padre de su novia, le ha conseguido un puesto importante en la empresa. Quiere que sea su sucesor.

Ruy no se atreve a decir que no. Es su único defecto. Por eso le ha prometido a su novia que probará el trabajo. Y por eso sigue con ella, aunque es una pija en crisis permanente que le está amargando la existencia. El día se presenta como una pesadilla: 24 horas de actividades que considera propias de niños pequeños (paintball, paseo en cosechadora, juegos de mesa…) con una panda de ejecutivos entregados a la causa, cada uno en su estilo. Para colmo, Ruy está de resaca: le gustaría estar en cualquier sitio menos en ese.
Nada más salir de Madrid empiezan a marearle. En la casa rural le espera José Antonio, su futuro suegro. Es un hombre hecho a sí mismo, sin fisuras. Un líder nato que vive por y para la empresa. Presiona a Ruy haciéndole ver que esto no es un trabajo como otro cualquiera, sino una lucha constante, una religión a la que él dedica 14 horas diarias. José Antonio cree que el chico vale para esto, que tiene madera. Para hacerle un hueco en la empresa, ha tenido que trasladar a otros que estaban antes. Para él es algo natural. Un instinto animal le hace cuidar de su familia, y Ruy es casi de la familia.

A sus veinticinco años, y sin haber tomado ninguna decisión, Ruy está atrapado. Su única vía de escape es Marta, una amiga que ha entrado con él en la empresa. Es todo lo contrario a su novia. Aunque no le gusta el trabajo, se lo toma con filosofía. Con ella, Ruy puede desahogarse y decir lo que piensa.

La fauna de la oficina
Ruy pasa el día descubriendo la fauna de la oficina. El ecosistema está perfectamente estructurado. José Antonio, el jefe, ocupa la planta sexta. A su lado, su lugarteniente, Diego "Cholo" Carreira, curtido junto a él en mil batallas con los japoneses que suelen cerrarse amistosamente en el D’Angelos, un puticlub karaoke junto a la oficina. Cholo es un motero bárbaro y machista, el preceptor de Marta. José Antonio y él se admiran mutuamente. En una guerra, les gustaría combatir el uno junto al otro.

Bajando de categoría, en la cuarta planta, encontramos al grueso de los ejecutivos. Son aquellos que llevan toda la vida en la empresa, pero les faltan las ganas, el carácter o la falta de escrúpulos de los que están arriba. Arozamena es el único que cree en las bondades del Casual Day. Se interesa por todo, llega el primero, rellena los tests puntualmente y pregunta todas las dudas. Trata de integrar al chico en cualquier actividad por estúpida que sea, como por ejemplo, dar un paseo en cosechadora. Velasco es un pobre hombre que está pasando un mal momento desde que le abandonó la mujer. Conscientes de su situación, los demás tratan de integrarle, aunque en el fondo se sienten incómodos a su lado. Nadie contaba con que viniera, por lo que su aparición en mitad de la comida supone un momento tenso.

Más abajo, en la planta tercera está Morales. De haberse preocupado de su carrera, quizá podría estar más arriba. Pero tiene la cabeza ocupada en negocios absurdos en los que intenta involucrar a Ruy. Sus ideas van desde introducir la quiniela en Japón hasta vender pulseras de "No al racismo" a la puerta del Bernabeú.

Al ver a estos hombres en guerra permanente, a Ruy le entran ganas de salir corriendo. Le gustaría decir no a este trabajo, a José Antonio, a Inés y a este cuento del Casual Day. Pero decir que no no es fácil. Lo que en teoría iba a ser un mero trámite, acabará por decidir el resto de su vida.