En una isla imaginaria perdida en el mar Egeo, en época muy anterior a Homero, Minor (José García), mitad hombre y mitad cerdo, huérfano y mudo, pasa los días tranquilamente en la tibieza de la pocilga en compañía de su buena amiga la Cerda (Mauricette). En el curso de una escapada a un bosque mitológico, Minor se encuentra con uno de los personajes más influyentes de su época, el dios Pan, alias Sátiro (Vincent Cassel), que lo inicia a su manera de macho cabrío en las complejidades del paganismo.
Encaramado a una rama de olivo para espiar a Clytia (Mélanie Bernier), la hija del Patriarca (Jean-Luc Bideau), prometida al poeta Karkos (Sergio Peris-Mencheta), Minor sufre una mala caída y se mata. Como todavía estamos al comienzo de la película y el tiempo lo permite, resucita y recobra la palabra.
Los asombrados aldeanos descubren que no sólo no ha muerto, sino que revela un asombroso sentido de la elocuencia.
Siguiendo los consejos del adivino (Bernard Haller), Minor es consagrado rey.
Empiezan los problemas.