En una pequeña ciudad del sur de Alemania, en la década de 1970, vive Micaela, de 21 años, que se ha criado en una familia profundamente religiosa, con un padre cariñoso pero débil y una madre fría y distante. A pesar de llevar años librando una larga batalla contra la epilepsia, Micaela desea fervientemente salir de su casa para ir a la universidad. Una vez allí, saborea la libertad por primera vez. Su incipiente amor por Stefan y su amistad con Hanna hacen que se rompa el escudo de la fe y de la familia, bajo el cual siempre se había sentido segura y protegida.