Año 1512 del calendario de los insectos. El otrora grandioso imperio de Praderia ve que su superioridad está amenazada por la ambición sin límites del imperio rival de Boñigonia. Destruzzio, consejero del Rey Pinzón II de Praderia, propone patrocinar un viaje que supondrá un golpe en la mesa y dará fin a esta competición: una expedición a la luna para esculpir la cara del Rey en ella.
La tripulación de la expedición la forman un farsante que se las da de descubridor llamado Cristóbal Molón, y la piloto Carabix, una solterona que es más basta que la lija y que está coladita por Molón. Y es que Destruzzio quiere utilizar la misión para desviar la atención del Rey y poner en marcha sus oscuros planes de hacerse millonario a base de vender los terrenos de Praderia.
Contra todo pronóstico, la nave consigue llegar a la Luna, pero sufren un aterrizaje forzoso y los protagonistas se quedan sin medio de transporte para la vuelta. Para más inri, cuando abren el compartimiento de víveres, se encuentran a Pinzón II amordazado. Destruzzio se ha deshecho del Rey cuando éste ha descubierto sus planes. Molón se desespera. ¡Todo ha sido un montaje! Y sin nave para volver a casa... ¿qué van a hacer ahora?
Pronto descubren que no están solos en la Luna. Una comunidad de seres extraños habitan en ella. ¡Están salvados! Sin embargo, perciben que estos habitantes de la luna son un poco raros. Los "lunáticos" hacen cosas incoherentes. ¡Vamos, que están como una chota! Así, los tres protagonistas son encerrados en un lugar donde los lunáticos meten a los que están mentalmente sanos. Pero no todo está perdido. En el "sanocomio" conocen a un venusiano un tanto peculiar, que posee una nave. Los tres protagonistas se miran recelosos unos a otros. ¡Tenemos la llave para volver a casa!
Llegan a la Tierra, justo en el momento en el que Destruzzio va a comenzar la tala del bosque donde se construirán las urbanizaciones. Tras una dura pelea, Destruzzio es derrotado. Praderia y su Rey vuelven a respirar tranquilos. Lo contrario de Molón, que seguirá sin quitarse de encima a Carabix.
Los personajes
Cristóbal Molón (¿el héroe?)
Guapetón, majete, con sonrisa cautivadora. Cuerpo algo apolíneo. Como su propio nombre nos indica, Molón tiene gran facilidad para caer simpático y utiliza esto como recurso comercial, es decir, para embaucar a los paisanos y venderles sus productos de pacotilla porque en realidad es un farsante miserable.
En su vida privada, a él no le interesa caer bien a nadie. Está peleado con el mundo y tiene un concepto pobre de la gente. Para él, todo ser pensante es un pardillo, susceptible y merecedor de ser engañado. Aunque, al mismo tiempo, sus buenos sentimientos afloran en momentos puntuales demostrando que todo este desprecio por la gente que le rodea es sólo superficial.
Una vez rota la coraza y liberado todo el rencor acumulado, el verdadero Molón aflora en la parte final de la historia: un Molón decidido, seguro de sí mismo, valiente y, sobre todo, dispuesto a arriesgar su vida por una buena causa. Y, por supuesto, acabará rindiéndose a los encantos, que los tiene, de Carabix.
Carabix (la chica)
Delgada y algo menuda, pero con unos buenos bíceps producto de su trabajo como mecánica a las órdenes de su abuelo. Mandona y decidida, lo cual se muestra en sus ademanes, algo bruscos a menudo. Se puede decir que es una "camionera".
Su gran objetivo en la vida es pillar marido. Está un poco desesperada, como si temiera que se le vaya a pasar el arroz, y eso le hace exigir poco de la vida. Nada, en realidad: cualquiera que esté dispuesto le vale.
Justo entonces se cruza en su vida Molón, y es tal el flechazo que ya no tendrá otro objetivo que llevárselo al huerto sin que los muchos inconvenientes le enfríen el ánimo: el primero de ellos, ser la causante involuntaria, eso sí- de la desgracia de Molón. Después, vencer la resistencia de éste sacando a flote todo lo bueno que ella consigue entrever bajo su coraza. Y este objetivo debe ser conseguido superando su propia naturaleza, tan sincera, directa y vehemente.
Destruzzio (el malo)
Cara amenazadora, bigote largo y fino como un jeque malvado...es el villano de la película. Tiene un amplio registro de expresiones, capaz de cambiar de la sonrisa más amable a la máxima perversidad en un segundo.
Su objetivo, como corresponde a un malo clásico, es el beneficio personal, en este caso económico, que le va a proporcionar la venta de un bosque entero a los magnates del vecino país de Boñigonia. Esto acarreará la destrucción ecológica del país, pero a él eso le tiene sin cuidado.
Destruzzio es amante de los métodos elaborados que desemboquen en el engaño, antes que utilizar la fuerza bruta. Por eso idea formas de engañar al rey para desviar su atención, aunque, cuando se ve obligado, no duda en echar mano de métodos más expeditivos.
Pinzón II (el rey)
Es un pobre bicho que vive abrumado por el peso de la figura de su padre, un gran rey según parece, que le contempla desde el enorme retrato que preside el salón de palacio. Pinzón II no tiene vocación de rey y el puesto le viene grande: la corona de su difunto progenitor le resbala constantemente sobre los ojos y por ello intenta ponérsela a merced de su consejero Destruzzio, como una figura títere. A veces intenta sacar su orgullo y apelar a su estatus, pero difícilmente consigue ser tomado en serio.
Sólo una gran afición a la astronomía consigue aplacar su frustración. Dedica su tiempo libre, que es prácticamente todo, a la observación de los astros desde su atalaya en el balcón del palacio. La libertad que no puede obtener en su vida la encuentra allí, soñando con estrellas lejanas o imaginándose a sí mismo de paseo por la Luna.
Aguantaloviu (el venusiano
masoca)
Es un extraterrestre que viene de Venus. Lo más curioso sin embargo, no es eso. El tío es masoca. Masoca en todos los sentidos. Le encanta que le peguen y le insulten, odia que le piropeen. Eso hace que parezca que siempre está a punto de llorar cada vez que abre la boca. Pero llorar de alegría.
Rodrigo (el siervo del malo)
No hay más que ver a este picudo algodonero para saber lo que es este tipo: un pardillo que no llega al límite, con permanente cara de sorprendido, cabeza ligeramente hundida sobre los hombros y larga y fina nariz que acentúa más si cabe su cara de tonto. Es el típico tonto gracioso y metepatas, apegado a un jefe que le maltrata pero del que no puede despegarse, siempre esperando que de una futura gloria le toque a él alguna migaja. Su gran ilusión, convertirse en un asesino profesional. Está todo el día entrenando para ello, pero no hay forma.
Da Chinchi (el inventor)
Rechoncho y regordete, con patas cortas y gruesas que le impiden un caminar airoso y ligero. De estatura baja. Es un viejo inventor cascarrabias y excitable, que vive por y para su pasión por el vuelo. Le preocupa la obsesión de su nieta por pillar marido, y se siente algo responsable de ello. Carabix es todo cuanto tiene y desea lo mejor para ella.
Los lunáticos (Mandón y sus ministros) (
son así)
Son los verdaderos habitantes de la Luna. Están todos locos. Pasan todo el día haciendo cosas ilógicas. Viven escondidos en la cara oculta de la Luna, y por eso han fabricado una especie de montañas de madera, para ocultar su ciudad, por si a alguien se le ocurre contactar con ellos.
Cristóbal MolónDirigida por Iñigo Berasategi, Aitor Arregi