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La suerte de Emma cartel reducidoLa suerte de EmmaDirigida por Sven Taddicken
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Emma cría cerdos en la destartalada y endeudada granja de sus antepasados. Ella sacrifica a los cerdos a su manera: los trata con cariño hasta el último día, y les propina el golpe letal con una ternura muy especial. En los fuertes brazos de Emma los animales agonizantes dejan de sangrar lenta y sumisamente.

Pero Emma se siente sola. Sólo Henner, un policía rural bondadoso y algo simple le pide en matrimonio de vez en cuando. Emma no lo acepta porque odia a su entrometida y omnipresente madre. La ausencia de un hombre la suple con su motocicleta dotada con un ruidoso y maravilloso motor, para la que ha reservado un lugar especial detrás de la casa. El sillín de la moto vibra muchísimo y proporciona a Emma un buen rato de vez en cuando. Pero sigue sintiéndose sola.

Una noche, un Jaguar se estrella en su granja. Dentro del destrozado coche hay un hombre inconsciente y una bolsa llena de dinero. La suerte de Emma roza la perfección: el destino le ha traído dinero y también un hombre que huele exactamente como siempre había soñado. Max – así se llama el hombre, un vegetariano neurótico y un amante de la música – le ha robado el dinero a Hans, su jefe y su mejor amigo, y un hombre muy astuto. Este robo no se corresponde con su carácter pacífico, pero lo cierto es que Max está gravemente enfermo: tiene cáncer de páncreas y sólo le quedan dos semanas de vida.

Emma no tiene la menor intención de deshacerse ni de Max ni del dinero. Quema el coche siniestrado, esconde al hombre en su cama y el dinero en la pocilga. Cree que Max ha robado el dinero y por lo tanto está metido en un lío. Está dispuesto a todo con tal de que no le cojan.

Cuando Max se despierta, se sobresalta ante la visión de una mujer fuerte y una granja tan sucia. Con el tiempo se da cuenta de que las cosas no podrían irle mejor y que su miserable vida ha dado un giro sorprendente. Incluso los esporádicos arranques de ira de Emma –como cuando Max está limpiando la cocina o arreglando su ruidosa motocicleta– le ayudan a olvidar su enfermedad y le evitan pensar en su cercana muerte. Por supuesto, Hans tiene que interponerse en la carrera delictiva de su amigo. Una noche se cuela en la granja y Emma, que siempre está alerta, le encierra rápidamente en la pocilga de los cerdos. Cuando por fin se las arregla para escapar, se encuentra con Max y se da cuenta de la gravedad de su situación. Hans le perdona y le lleva al hospital más cercano.

Finalmente Emma supera su miedo a la ciudad y rescata a su amante perdido del hospital para llevarle de vuelta a casa. Cuando llegan a la granja Max se siente débil y exhausto en los brazos de Emma. Sus últimos días juntos están llenos de felicidad. Su boda hubiese podido acabar en desastre si Emma no hubiese sido capaz de controlar las arcadas de Max sobre su vestido cuando intentaba pasar en brazos a la novia por el umbral de la puerta. Pero su vida se acaba inevitablemente. Finalmente toma ejemplo de los cerdos y se rinde ante el tierno arte de Emma.