Poco tiempo después de ser designado catador, Shinnojo Mimura (Takuya Kimura) se queda ciego. El envenenamiento es producido por un marisco colocado por error en la comida del señor del clan.

Hasta entonces, Shinnojo, samurái de rango inferior que trabajaba al servicio del señor del clan por un estipendio anual de 30 míseros koku de arroz, había llevado una vida feliz junto a su esposa Kayo (Rei Dan) y su viejo sirviente Tokuhei (Takashi Sasano), que servía a la familia desde la época del padre de Shinnojo.

Cuidándole sin descanso, Kayo y Tokuhei consiguen salvar la vida de Shinnojo. Pero éste, al darse cuenta de que no sólo tendrá que pasar el resto de sus días a oscuras sino que tampoco podrá seguir trabajando en el castillo del señor y tendrá que depender de los demás hasta su muerte, se desespera y decide suicidarse abriéndose el estómago.

Pero mientras él habla, Kayo le esconde el sable y lo disuade de que se lastime: "No puedo imaginarme la vida sin ti. Si vas a matarte, adelante. Pero debes saber que, en cuanto lo hagas, yo moriré con el mismo sable y te seguiré".

Aun así, la realidad es que Shinnojo no puede seguir desempeñando su trabajo en el castillo. La cuestión de cómo mantendrá a su mujer y su casa a partir de ese momento se convierte pronto en un problema también para sus familiares. Entonces, el tío de Shinnojo, patriarca de la rama principal de la familia, le dice a Kayo que hable con el administrador jefe, Toya Shimada (Mitsugoro Bando), que tiene contactos en las altas esferas del clan, y le pida que use sus influencias para que le sea mantenido su estipendio a Shinnojo, reducido a la mitad si es necesario.

Por fin llegan noticias del castillo sobre el caso de Shinnojo: "El nombre de la familia Mimura permanecerá. El estipendio se mantendrá como está. Se hará todo lo posible para que Shinnojo Mimura reciba asistencia durante el resto de su vida". Se trata de un acto de generosidad totalmente inesperado.

"Ya he abandonado la idea de matarme, vuelve a dejar mi sable en la habitación", le dice Shinnojo a Kayo esa noche. Mirando a su marido, dispuesto a vivir, Kayo derrama lágrimas en silencio.

Mientras Shinnojo se va a acostumbrando a vivir en la oscuridad, su tía Ine (Kaori Momoi) le hace llegar el rumor de que Kayo tiene un amante. Aunque confía en su esposa y la ama, Shinnojo se ve atenazado por la angustia y los celos, así como por el fuerte aislamiento que le impone la oscuridad. Finalmente, con objeto de averiguar la verdad, pide a Tokuhei que siga a Kayo. El rumor es cierto. Al darse cuenta de que Tokuhei la está siguiendo, Kayo confiesa todo.

Su amante es el administrador jefe, Shimada. A cambio de su petición de mantener la posición de Shinnojo, él le ha pedido su cuerpo. "La sola idea de pensar que quien me ha arrebatado a mi mujer es el hombre que intercedió por nosotros para proteger esos 30 koku de arroz miserables me da ganas de vomitar. ¿Qué significa ahora el nombre de Mimura? ¿Para qué y para quién tengo que mantenerlo?", grita Shinnojo destrozado.

"No fue por el nombre de Mimura. Fue para salvarte la vida", confiesa Kayo a Shinnojo mientras le suplica que le quite la vida. Movido por la rabia y la desesperación, Shinnojo decide divorciarse de ella. Kayo, que fue adoptada por la familia Mimura cuando era una niña, no tiene familiares ni allegados a los que recurrir. Aun así, recoge rápidamente algunas de sus pertenencias y desaparece en la noche oscura.

Shinnojo empieza a practicar con el sable. "Acabaré de un sablazo con el hombre que me robó a mi mujer. Puede que me hayan arrebatado mi nombre de samurái, pero nunca podrán arrebatarme mi honor". La oscura rabia lleva a practicar con furia a Shinnojo, que se entrena en la habilidad de anticipar las intenciones de su oponente al menor movimiento.

Finalmente, Shinnojo descubre la verdad: Shimada sólo se había aprovechado de Kayo, pero no había dicho ni una palabra en favor de Shinnojo ante el señor del clan.

Shinnojo no aguanta más, y reta a Shimada a un duelo. Sin tomar la iniciativa, Shinnojo se concentra intensamente, esperando a que su oponente dé el primer paso. Al ser ciego, sólo puede ganar sintiendo acercarse a su adversario.

Shinnojo sigue fielmente las palabras de su maestro de sable: "Lleva a la muerte junto a ti. No dejes que el miedo a la muerte se apodere de ti, acógelo en tu alma. Sólo así conseguirás la victoria".

El momento de la verdad se acerca...