Dirigida por el oscarizado Brad Bird (Los Increíbles) y co-dirigida por el también ganador de un Premio de la Academia Jan Pinkava (Geri's Game).
Ferrán Adriá hace el papel de un comensal un tanto snob que entra en el restaurante de Gusteau.
La película cuenta la historia de una jovencísima rata llamada Remy dispuesta a abandonar su antigua vida -que consiste en rebuscar en la basura algo comestible- y dedicarse a la cocina. Esto le lleva a un mundo en el que puede dar rienda suelta a su talento pero que al mismo tiempo encierra peligros de todo tipo, una circunstancia que da lugar a todo tipo de situaciones caóticas y de lo más cómicas que además están salpicadas de personajes absolutamente extravagantes. Remy aprovecha la única oportunidad que tiene y aterriza en la cocina de un restaurante de cinco estrellas que tiene problemas. Allí hará amistad con el pinche del restaurante y juntos diseñarán un inteligente plan que pone los pelos de punta -literalmente- y que permitirá que dos infelices hagan realidad el sueño de su vida.
Entre peligros y situaciones rocambolescas, la película también aborda temas universales como son los lazos de amistad y la lealtad; la batalla que libramos todos contra lo que espera de nosotros la familia y lo que queremos ser en realidad; y sobre todo, la importancia de ser fiel a uno mismo, incluso cuando te conviertes en alguien que nadie imaginaba.
Brad Bird, el director de la película afirma: "Creo que todos tenemos sueños imposibles y que hacemos lo que podemos para hacerlos realidad. Pero el sueño de Remy es sin lugar a dudas el más descabellado de todos".
John Lasseter, consejero delegado creativo de Walt Disney y de Pixar Animation Studios, galardonado con dos premios de la Academia® al Mejor Director, afirma: "A Brad Bird le fascina la idea de tener una pasión creativa y luchar por ella contra todo y contra todos. Y lo demuestra creando una película fantástica muy divertida con un planteamiento original y un mensaje muy emotivo. Esta película destila profundidad, complejidad y humor como no se ha visto hasta ahora en ninguna cinta de Pixar".
Para Bird, Ratatouille (Ra.ta.tui) era una oportunidad de poner en escena una especie de comedia física tipo Buster Keaton o Max Sennett, repleta de destellos, saltos, persecuciones y giros inesperados pero que también esta imbuida con el espíritu de personajes con personalidades muy fuertes que luchan a brazo partido con la adversidad.
La historia, una mezcla muy original de ingenio, acrobacias, un ritmo endiablado y grandes y profundas emociones fue un maravilloso reto para Bird, que debutó en Pixar con Los Increíbles, premiada por la Academia y que es una película de animación increíblemente compleja y emotiva, y que estuvo en muchos Top Ten, junto con sus primos en la película de acción real, y que acabó con las barreras que existían entre las dos versiones.
"Estaba muy intrigado por las posibilidades que ofrecía Ratatouille (Ra.ta.tui)", afirma Bird. "La historia cuenta con un héroe maravilloso y muy interesante llamado Remy. Remy está decidido a hacer lo que le gusta y para conseguirlo tiene que adentrarse en un mundo que siente una enorme hostilidad contra él. El quiere expresarse pero el mundo no espera eso de él, y estoy convencido de que mucha gente se identifica con esa sensación, afirma Bird. La pregunta está en saber lo inteligente y audaz que deberá ser este pequeño ser para conseguir lo que más quiere en el mundo y lo qué descubrirá durante el camino. La historia se enmarca en ese tipo de comedia física intemporal que se entiende en todas las lenguas y culturas, pero que hemos sazonado con un enfoque muy original".
A Bird le fascinaba poder dotar a la película de giros y cambios descabellados, que van del suspense más terrorífico a la comedia desternillante, de navegar por las aguas bravas de la intrincada red de alcantarillas de París a la olla a presión que es un restaurante que sirve la cena con un crítico gastronómico a bordo. "Una de las cualidades de Ratatouille (Ra.ta.tui) es que nunca se sabe lo que va a suceder", afirma Bird.
"Si hemos hecho bien nuestro trabajo, cuando creas que hay que ir por la izquierda, irán por la derecha y viceversa. Y espero que no sólo provoque la risa sino que también llegue al corazón".
La magia de Ratatouille (Ra.ta.tui) empieza con el encanto que destilan sus personajes, desarrollados por Bird y Jan Pinkava, que concibió la historia de la película y cuyos personajes entran en el panteón de Pixar gracias a su expresividad y a su fuerza. Y en el centro de esta atractiva y emotiva historia nos encontramos con las numerosas y variadas relaciones de Remy, entre los que se encuentra el cariñoso pero desconcertado padre que no entiende el camino que ha elegido; con el fantasma del legendario chef francés que ha idolatrado durante toda su vida, a pesar de pertenecer a especies diferentes, y sobre todo con Linguini, con quien traba una amistad bastante extraña y simbiótica basada en la misma desesperación pero que se convertirá en una alianza que cambiará la vida de ambos.
A pesar de que los roedores han hecho una brillante carrera en el mundo de la animación, desde el mismísmo Mickey Mouse, las ratas suelen hacer de malos y en muy escasas ocasiones hacen el papel de héroes. Pero Remy se las arregla para romper con todos los tabúes y hacerse casi invisible dentro de la cocina, escapando por los pelos, mientras crea platos que se convierten en éxitos arrolladores. Demuestra su valor al utilizar una de las cualidades más humanas y maravillosas de su especie: su capacidad de adentrarse en un mundo mucho más grande que ellos sirviéndose de los métodos más imaginativos, que incluyen formar equipo con Linguini que causará estragos en la cocina.
Para Brad Bird, las numerosas barreras que se alzan entre Remy y el éxito y que van de las expectativas que tiene su familia a la visita inminente del inspector de sanidad- hacen que el argumento de la historia sea mucho más emocionante y humorístico. "Cuando cuentas con un protagonista que tiene que superar obstáculos de esta envergadura, los animadores se frotan las manos. Es un mundo lleno de posibilidades dramáticas y humorísticas", afirma el director. "Siempre me han gustado las historias que aprovechan al máximo las posibilidades del personaje, pero este caso rebasa todo lo conocido".
Y tiene toda la razón, ya que con su endiablado ritmo cómico, sus descabelladas locuras y su maravilloso colorido, Ratatouille (Ra.ta.tui) nos ofrece una riqueza visual inédita hasta ahora en una película animada por ordenador, que supera todo tipo de escollos técnicos y marca un hito en la realización de películas de animación. Una de las cualidades más llamativas de la película es su maravillosa recreación de un París mágico. Y además está la comida.
Y no cualquier comida, sino los platos de alta cocina más deliciosos, más apetecibles y mejor presentados que se puedan imaginar. Todos estos ingredientes sumergen al público en un mundo de delicias visuales absolutamente sublimes que nunca se habían abordado en la animación por ordenador y contribuyen a crear un universo tan auténtico que el público casi llega a creerse que una rata puede convertirse en un chef.
Sin embargo, los logros tecnológicos de la película siempre están al servicio de un cuento cada vez más audaz y desternillante que ensalza los retos que conlleva ser leal con los amigos, con la familia y buscar la felicidad en la vida. John Lasseter declara: "Son unos personajes tan encantadores y con unos sentimientos tan sinceros y creíbles que a veces nos olvidamos que son fruto de la tecnología. Y eso se debe a que la historia engancha desde el principio".
El productor Brad Lewis está convencido que Brad Bird era el hombre perfecto para llevar a cabo una misión que consistía en superar los límites de la comedia animada en nombre de una narración innovadora, sobre todo porque, al igual que Remy, cree firmemente que nada es imposible. "Brad Bird es un hombre tan apasionado y tan entregado como Remy en la película", afirma Lewis. "Nunca he visto a nadie tan obsesionado con la que hace que una película funcione a nivel creativo y emotivo. Tiene una extraña intuición que le permite hacer que las cosas parezcan más naturales, más divertidas o un poco más auténticas. Y es un verdadero genio de la comedia de acción".
Bird espera que la película transporte al público a un mundo en el que pueden relajarse completamente pero en el que se identifican con las aspiraciones de Remy que intenta desesperadamente salvarse a sí mismo y a sus nuevos amigos del Restaurante Gusteau's. Bird lo resume así: "Si logras que el público crea en algo que es absolutamente inverosímil, entonces habrás comprendido la verdadera magia del cine".
Curiosidades
Remy, una rata que sueña con convertirse en un afamado chef, forma una extraña pareja con Linguini, el chico encargado de sacar la basura del Restaurante Gusteau's. La comunicación entre estos nuevos amigos es todo un reto, sobre todo porque Linguini mide 1,87 m y Remy tan sólo mide 18 cm.
Colette es una chef muy exigente y la única mujer en la cocina del Gusteau's. Colette conduce una moto "Calahan", en honor de Sharon Calahan, la directora de fotografía de Ratatouille.
Durante el proceso de diseño del personaje, el escultor creó nueve esculturas de arcilla de Remy, el protagonista de la película. Seis de estas esculturas eran diferentes ensayos del personaje. Las tres últimas fueron diferentes posturas del diseño final.
Anton Ego, el más respetado crítico gastronómico de París y también el más temido, puede abrir o cerrar un restaurante publicando una crítica. La oficina de Ego tiene la forma de un ataúd.
Para ahorrar tiempo, los artistas de Pixar se saltaron un detalle: ninguno de los personajes humanos tienen dedos en los pies.
Los directores crearon más de 270 alimentos por ordenador. Todos y cada uno de los platos se elaboraron y se presentaron en una cocina real; luego se fotografiaron para tenerlos como referencia y finalmente... se comieron.
Cuando finalizó la investigación en París, los directores tenían más de 4.500 fotografías como referencia.
Cuando estaba grabando el diálogo de una escena en la que Remy abraza a su padre Django, Patton Oswalt (doblador de Remy) abrazó al director Brad Bird para conseguir un sonido realista.
Para poner al día sus conocimientos culinarios, el director Brad Bird y el productor Brad Lewis disfrutaron de múltiples menús que duraban horas en el Restaurante French Laundry del prestigioso Thomas Keller en Napa (California), además de disfrutar de muchas degustaciones en restaurantes de París. Brad Lewis también realizó un curso de dos días en las cocinas del French Laundry con Keller y su equipo.
El personaje de Skinner, primer chef del Gusteau's, mide 1,10 m y tiene cierto complejo de Napoleón. Sir Ian Holm, la voz de Skinner, mide 60 cm más que Skinner y ha interpretado a Napoleón Bonaparte tres veces en su ilustre carrera.
El nombre de Skinner es un guiño al psicólogo especializado en comportamiento B.F. Skinner, famoso por sus experimentos con ratas.
Para que los desperdicios de comida tuviesen un aspecto realista, los artistas fotografiaron e investigaron cómo se descomponen los alimentos. Se dejó que se pudrieran quince tipos diferentes de productos y luego los fotografiaron. Entre los productos se podían encontrar manzanas, moras, plátanos, champiñones, naranjas, brocoli y lechuga.
En la película, se puede ver una botella Lasseter Cabernet Sauvignon de la verdadera bodega de John Lasseter en Sonoma Valley.
Ratatouille es la tercera película de Brad Garrett en Pixar. Le ha puesto voz a un escarabajo llamado Dim (A Bug's Life [Bichos]), a un pez globo llamado Bloat (Finding Nemo [Descubriendo a Nemo]), y ahora presta su voz a un chef francés llamado Auguste Gusteau, ya fallecido, que aparece en la película como un duendecillo producto de la imaginación de Remy.
La banda sonora
Accede a la información sobre la banda sonora Ratatouille BSO.
RatatouilleDirigida por Brad Bird