El director Robert Redford hace hincapié en que, si bien Leones por corderos recorre ágilmente acontecimientos actuales, los temas que la mueven van mucho más hondo y en que la película no es en absoluto una drama bélico. Más bien se trata de un drama humano que se atreve a pedir al público que ponga en duda, pregunte y sienta y le insta a participar más en sus propios destinos, así como en el de su país. "Al final, las preguntas planteadas por los tres relatos de que se compone la película se trasladan al público: ¿Qué haría usted? ¿Cómo le hace sentirse esto? Siempre se vuelve a ello", explica Redford.
Leones por corderos está dirigida por Robert Redford sobre un guión de Matthew Carnahan (The Kingdom). La película ha sido producida por Redford, Tracy Falco y Andrew Hauptman. Sus productores ejecutivos son Tom Cruise, Paula Wagner y Daniel Lupi. Del distinguido equipo artístico de la película forman parte el director de fotografía, ganador de un Premio de la Academia®, Philippe Rousselot (La Extraña que Hay en Ti, El Río de la Vida); el montador, dos veces galardonado con Premio de la Academia®, Joe Hutshing (Casi Famosos, Jerry Maguire); el doble candidato al Oscar® Jan Roelfs (World Trade Center) como diseñador de producción; la diseñadora de vestuario Mary Zophres (No Country For Old Men), acompañados todos ellos por la música original del candidato al Oscar® Mark Isham (Reservation Road, El Río de la Vida).
Seis Personas y Una Nación en la Encrucijada: Robert Redford Habla de Leones por corderos
Robert Redford siempre se ha sentido atraído por argumentos emotivos acerca del auténtico tejido de la vida norteamericana; historias de gente corriente comprometida y afectada por las grandes cuestiones a que se enfrenta su juvenil y democrática nación. Fue este hilo conductor, con el que se ha tejido la totalidad de su diversa carrera - de estrella de la pantalla a director, pasando por paladín del movimiento del cine independiente - lo que le atrajo a Leones por corderos, un guión original de un joven y relativamente desconocido escritor llamado Matthew Carnahan.
Aunque no había dirigido ninguna película en siete años, cuando se tropezó con el guión en su escritorio, inmediatamente sintió una descarga algo que Redford considera un criterio vital. "Apareció de forma inesperada", dice Redford del guión de Carnahan. "Me sorprendió porque era político y porque hay tanta inseguridad comercial en el cine en los tiempos que corren, que parece que sólo los que son seguros llegan a rodarse. Los que son de naturaleza más arriesgada, los que quizá le hagan a uno pensar o plantearse preguntas, son más difíciles de hallar. Y sin embargo, ésas son las películas que siempre he disfrutado rodando".
Como director, Redford ha examinado anteriormente la agitación que se desarrolla dentro de las familias norteamericanas en "Gente Corriente", con la que obtuvo un Oscar®; las tentaciones de nuestra cultura televisiva en la galardonada "Quiz Show: El Dilema"; y las relaciones vitales entre el paisaje, la naturaleza y el alma norteamericana en películas como "Un Lugar Llamado Milagro", "El Río de la Vida" y "El Hombre que Susurraba a los Caballos". También ha dejado una marca imborrable en la realización cinematográfica de su país con la fundación del Instituto Sundance, el Festival de Cine Sundance y el Canal Sundance, que, en unión, han criado una nueva generación de jóvenes realizadores que han traído a primer plano relatos audaces y que nunca se habían contado.
Por supuesto que el riesgo no era algo que fuese a detener a Redford. Si acaso, le serviría de inspiración. Pero en Leones por corderos no se trataba sólo de que Redford corriera riesgos también se sintió atraído por la idea de provocar una verdadera reflexión, de incitar al debate y de vigorizar a los jóvenes espectadores que no están habituados a ver cuestiones tan graves tratadas en personajes propios de una película de esparcimiento sobre universitarios. "Yo esperaba que esta película provocara a los espectadores a contemplar dónde estamos en este país y como llegamos hasta aquí", afirma Redford. "Para mí el guión trata de mucho más que los problemas de los que somos testigos ahora mismo. En realidad, se trata de los factores más profundos que yacen bajo dichos problemas, y que ahora están siendo experimentados personalmente por personas auténticas. Creo que es una película acerca de la responsabilidad personal, acerca de jóvenes que aceptan el papel que desempeñan a la hora de dar forma al futuro, y acerca de la forma como cada uno de nosotros resuelve las opciones que ha de tomar a lo largo de la vida a fin de intentar que este mundo sea mejor".
A Redford le impuso todavía más la tensa narración y los considerables retos artísticos. "No me interesa rodar películas políticas en aras de la historia. Tenía que haber un guión impulsado por los personajes, como sucedía, por ejemplo, en Todos los Hombres del Presidente. Lo que me gustó era que todos los que intervienen en las tres historias de Leones por corderos tiene un interés personal propio y en ocasiones no coexisten muy bien", asegura. "Tenemos tres historias, dos de las cuales se desarrollan en oficinas y el reto consiste en cómo hacer que eso resulte dramático y cinematográfico. Cuanto más lo pensaba, más retador se volvía y más atraído me sentía yo hacia el desafío".
Las películas de Redford siempre han girado en torno a temas norteamericanos fundamentales, incluso populistas; en gran parte porque él alberga unos sentimientos tan intensos acerca del país que ama y estos quedan claramente expuestos en Leones por corderos. "Para mí, este guión tenía algo de melancolía", dice Redford, "pues, ¿cómo podría no entristecerse uno si ama a este país y ha crecido con ideales sobre democracia y libertad de expresión, y las ha visto devastadas?"
Pero también añade: "Nunca querría hacer nada que fuera propaganda abyecta. Hay muchos puntos de vista diferentes y hay que respetarlos todos. Yo quería que el espectador reaccionara democráticamente a cada una de estas historias".
El tirón definitivo e irresistible para Redford fue que Tom Cruise ya hubiera manifestado interés por incorporarse al proyecto no sólo para hacerse cargo del papel del Senador Irving, poseedor de tanta labia como pasión, sino para ser productor ejecutivo de la película junto a su socia Paula Wagner, lo que supondría su primer proyecto para el renacimiento de United Artists. Y se decía que el guión también había pasado por las manos de Meryl Streep.
"No creo que la película se hubiera rodado de no haber sido por Tom", comenta Redford. "La idea de que Tom interpretase a un senador era tan distinta e intrigante que ganó realmente mi interés. Luego llamé a Meryl y le dije: Yo estoy interesado en esto; ¿y tú? a lo que respondió: Si tú lo haces, yo lo haré y así fue cómo todo se organizó tan rápidamente".
En efecto, cuando Streep leyó el guión todavía no tenía el imprimatur de Redford. Era, más bien, la simple urgencia del tema lo que la atrapó sin que pudiera librarse de ello. "Es un relato acerca de cómo elegir acertadamente, pero también es una película acerca de cuán fácil es no tomar decisión alguna" dice. "Es una película que asegura que no importa lo que uno piense o sienta si no hace nada al respecto, si no das la cara y pones todo en peligro".
Para Tom Cruise, Leones por corderos era exactamente la clase de guión audaz a inesperado que él y Paula Wagner esperaban que constituyera los cimientos de la nueva United Artists, la empresa originariamente fundada en 1919 para dar a los principales artistas de Hollywood control creativo sobre su trabajo.
Dice Cruise: "Pensé que era un guión con mucha fuerza, un relato pleno de vigor. Es una gran película para el pistoletazo de salida de la nueva United Artists, especialmente con Robert Redford, un auténtico director americano inconformista que ha cambiado y definido tanto en el cine moderno erigiéndose en paladín del movimiento de cine independiente. También es un magnífico narrador y trabajar con él siempre fue un sueño para mí".
También Cruise tenía la fuerte sensación de que el relato albergaba posibilidades de estimular e inspirar, más que limitarse simplemente a despertar curiosidad como tantas películas de tensión y misterio que tratan de acontecimientos actuales. "Nunca pensé en ésta como en una película de guerra", explica. "Creo que es una que, sin duda, promoverá el diálogo y que supondrá un desafío para algunas de las ideas de los espectadores, sin que importe su punto de vista. Trata de cuestiones intemporales que se encuentran en los cimientos de nuestro país la libertad de expresión y la libertad de pensamiento pero invita al espectador a interpretar por sí mismo los acontecimientos que están viendo. Incluso durante la producción, todo el mundo, desde Bob al reparto, pasando por el equipo técnico, se sintieron constantemente obligados a mantener complejas conversaciones sobre estos temas. Por lo que me parece una película enormemente entretenida a la vez que emocionante ya que invita a la participación".
No Hay Forma de Apartarse: La Inspiración de Matthew Carnahan para Leones por corderos
La inspiración de Leones por corderos comenzó originariamente apretando inconscientemente el botón de un control remoto. Mientras que veía tranquilamente la tele una noche, el joven guionista Matthew Carnahan desconectó una desgarradora noticia sobre Irak en busca de un programa de deportes. . . y se preguntó ¿por qué? ¿Por qué en una época en la que tanta gente expresa su preocupación acerca del rumbo de nuestro país, sentimos la tentación de apartarnos? ¿Por qué no miramos estas cosas y hablamos de ellas de forma directa y apasionada, con todo el fervor y la emoción que las ideas de libertad y esperanza en el futuro y sacrificio idealista evocan?
"Para mí fue como si se me cayera la casa encima el hecho de que ahí estuviese yo sin prestar atención a lo que está realmente sucediendo en el mundo que me rodea; sin prestar suficiente atención a mis compatriotas que sacrifican sus vidas; y darme cuenta de cuán alejados estamos la mayoría de nosotros de la realidad de lo que realmente sucede detrás de las cómodas superficies de nuestras vidas cotidianas. De modo que me senté y empecé a escribir acerca de esta idea de compromiso personal: qué es, de dónde viene, qué es lo que puede lograr", explica Carnahan.
Al principio, Carnahan pensaba que estaba escribiendo una obra, pero luego se dio cuenta de que el argumento podría, y quizás debería, ser una película una que rompiera el tabú que actualmente existe contra toda conversación sustancial en esta época en la que las películas han abandonado en gran medida el diálogo a favor de una acción que atonta. Quería nadar contracorriente, y tuvo la sensación intuitiva de que otras muchas personas jóvenes estaban ansiosas de hacer lo propio.
"Éstas son cuestiones de peso y no puede hacérseles justicia sin hablar de ellas en detalle", reflexiona Carnahan. "Para contar esta historia, pensé que era igualmente importante yuxtaponer realmente estos espacios de oficina limpios y seguros donde la gente no hace nada más que mantener conversaciones importantes conversaciones, pero que siguen consistiendo meramente en hablar unos con otros con la cresta desierta de las montañas de Afganistán donde están en peligro vidas reales".
Carnahan dividió su examen de cómo se enfrentan diferentes personas a nuestra exigente época en cuatro áreas primarias los políticos, los medios de comunicación, el ejército voluntario y la juventud privilegiada que goza de una esmerada educación. Así nacieron los personajes de la película: dos jóvenes y abnegados soldados que han escapado de la pobreza y se sienten impulsados a servir al país que lo hizo posible; un ambicioso político que persigue con igual fervor sus auténticas creencias y sus misiones secretas; una influyente reportera cada vez más insegura de su papel en un mundo donde los mismos periodistas se han convertido en parte de programas políticos; un profesor aburrido aunque idealista cuya última gran esperanza para el mundo consiste en causar un impacto duradero en sus alumnos; y un universitario brillante y gallito que nunca antes había adoptado una postura auténtica sobre la vida pero que bien podría ser capaz de aportar algo grande que cambie las cosas.
A continuación, Carnahan presentó un día único y notable de sus vidas en el que todos ellos quedaron inseparablemente vinculados con el destino de los demás. "Lo que yo quería de verdad era brindar a los espectadores la sensación de que los acontecimientos de Leones por corderos podrían estar sucediendo ahora mismo y en tiempo real", explica, "porque en un miércoles cualquiera, mientras la mayoría de la gente está charlando con sus compañeros de trabajo, todas estas cosas están ocurriendo en distintas partes del país y del mundo".
Cuando Carnahan, que también escribió "The Kingdom", una película de acción y misterio ambientada en Arabia Saudita y estrenada este otoño, concluyó su guión, bromeó con su productora Tracy Falco sugiriendo que quizá debería enviárselo a Robert Redford. No daba crédito cuando la broma se volvió rápidamente en algo serio y, luego, se hizo realidad. "Una vez que su nombre fue mencionado, eso mismo nos metió la idea en la cabeza y comenzamos a pensar que, ¡bueno!, igual no era tan ridículo", recuerda Carnahan. "Hablé con Bob por primera vez en septiembre y unos pocos meses más tarde estábamos produciendo. La cantidad de energía y entusiasmo que aportó al proyecto es simplemente asombrosa".
Falco, que había conocido a Carnahan cuando éste fue contratado para adaptar la serie de la BBC "State of Play" para una próxima versión cinematográfica dirigida por Kevin Macdonald, había pedido a Carnahan que le enviase cualquier otra cosa en la que estuviera trabajando. Carnahan le envió Leones por corderos, sin estar seguro de cuál sería la reacción.
Para Falco, ésta fue fuerte e instantánea. "Sentí que era distinto a cualquier otro guión que jamás hubiese yo leído", afirma. "Trataba de algo que está sucediendo en este preciso instante, pero también de cuestiones más generales que están en acción en todas nuestras vidas. Tuve la sensación de que antes no se había hecho nada parecido a esto que hubiese aportado este enfoque íntimo y personal a la actualidad y a la política".
Prosigue Falco: "Mucho más que sobre la política, se trata de una película acerca de la apatía, las diversiones; acerca de todos los motivos por los que no prestamos atención a lo que realmente sucede en la actualidad. Creo que, al fin y al cabo, eso fue lo que acabó atrayendo a gente como Tom Cruise, Meryl Streep y Robert Redford al proyecto. También es interesante que cada personaje de la película trate de inspirar a otro personaje. El senador Irving trata de inspirar a Janine para que escriba el artículo correcto porque cree que Norteamérica necesita una victoria. Ernest y Arian inspiran a otros porque salieron del Este de Los Ángeles y ascendieron a un lugar al muchos pensaron que nunca llegarían. El doctor Malley trata de inspirar a Todd para que elija un mejor camino, de forma que Todd pueda, a su vez, inspirar a futuras generaciones con sus propios actos y su propia vida. De modo que yo imaginé toda la película como si su tema fuera la inspiración como si tratase de la toma de una decisión de hacer algo y no de limitarse a quedarse sentado y esperar a que los demás mejoren el mundo".
Pero Falco también comprendió que para seguirle el ritmo a los temas del momento con los que la película se enfrenta, la producción tendría que meter la directa e inmediatamente. "Sabíamos que teníamos que rodar la película acto seguido para no perder el ritmo de la actualidad", explica. "Por ese mismo motivo nunca pensamos que pudiéramos conseguir a Robert Redford, pero, luego, Matt y yo nos reunimos con él en Chicago y nuestra cita se convirtió en una gran ocasión; disfrutamos como nunca hablando de política, de arte y de la vida y, de repente, él dijo que sí. En ese momento sólo podíamos pellizcarnos con la esperanza de que no fuera un sueño".
No lo era, y las estrellas siguieron haciendo cola para incorporarse a la producción a medida que un reparto verdaderamente de primera línea no tardó en reunirse en torno al proyecto.
La Periodista y el Senador: Meryl Streep y Tom Cruise Miden sus Respectivos Ingenios en Washington D.C.
A la cabeza del reparto de Leones por corderos figuran dos de las estrellas más populares y aclamadas de nuestro tiempo: Meryl Streep y Tom Cruise, que nunca habían actuado juntos en la pantalla. Encarnando a la periodista de televisión Janine Roth y al senador de los EE.UU. Jasper Irving en medio de una reunión breve pero que podría cambiar el mundo, cada uno de ellos tuvo la oportunidad de sacar a primer plano a los dos palpablemente reales seres humanos atrapados en unos de los más intensos tira y afloja de nuestros tiempos: la libertad de los medios frente al poder político.
El personaje de Streep, Janine Roth, llega a la oficina del senador Irving sin saber muy bien qué quiere éste. Años atrás, un artículo que ella escribió ayudó a situar al joven y ambicioso político como el salvador de su partido, y desde entonces le ha estado agradecido. Ahora, tiene la esperanza de ganar su apoyo para una noticia que, posiblemente, tendrá una repercusión mucho mayor, tanto sobre la "Guerra contra el Terror" como en sus propias ambiciones de llegar a la presidencia. El único problema es que esta vez, Roth, que ha visto cómo los medios se ven atrapados en planes políticos, no se deja influenciar tan fácilmente.
Streep, dos veces ganadora del Premio de la Academia® y casi perpetua candidata al mismo, ha tenido la oportunidad de trabajar con muchos de los mejores guionistas y realizadores de la época; y sin embargo, fue el guión de este relativo novato Matthew Carnahan lo que primero la atrajo a Leones por corderos, mucho antes de que conociera la participación de Robert Redford. "Creo que Matthew tiene un gran oído para una conversación inteligente y agresiva. Se parece un tanto a David Mamet, sin serlo. Es diferente; es en gran medida su propia voz y resulta muy poco habitual encontrarlo", observa la actriz. "Pensé que el guión era como una gran obra, con inmediatez y fuerza. Es un duro examen de cuestiones importantes, pero tiene la pegada emocional de tratarse de personas que a uno le preocupan".
Streep prosigue diciendo que "estaba muy interesada por la forma como trataba el compromiso, la participación y la responsabilidad personal: la idea de que yo soy el guardián de mi hermano. También se ocupa de la cuestión de cuál es la responsabilidad que cada ciudadano tiene en una democracia de ponerse en pie y lo verdaderamente difícil que resulta".
Meryl se sintió especialmente atraía por el dilema moral de Janine Roth: seguirle o no el juego a un político que quiere utilizarla para "vender" cuidadosamente su noticia acerca de una mortífera operación militar. Streep comprendió en el acto todo lo que formaría parte del proceso intelectual de Roth en circunstancias tan excitantes como peligrosas. "Ella es una mujer prestigiosa y cincuentona, con responsabilidades familiares y sabe que si la despidiesen, no podría encontrar empleo", apostilla Streep. "Luego hay muchas cosas que podrían mitigar sus ganas de decir lo que de verdad piensa".
Igual de claras para Streep, como para Janine Roth, son las consecuencias de una prensa que no está dispuesta a arriesgarlo todo en la busca de toda la verdad en una sociedad democrática. "Dependemos de la prensa libre para que nos dé la información correcta que nos permita tomar decisiones muy emotivas", apunta.
Víctima confesa del "mono de las noticias", Streep observa que siempre ha estado fascinada por las vidas de las mujeres periodistas. "Christian Amanpour es mi heroína", comenta. "Admiro de verdad a las personas que marchan a primera línea y nos traen la noticia; personas a las que no mueve la emoción a favor de uno ni otro bando. Pero lo que una mujer semejante no quiere decirnos es lo más difícil de averiguar, y eso es lo que la convierte en un personaje muy intrigante al que dar vida".
Streep ha llenado su interpretación de matices que revelan la agitación existente debajo de la fría apariencia de Roth. Disfrutó especialmente lanzándose a toda máquina a un combate de agudezas con el espabilado senador interpretado por Tom Cruise. "Yo quería aportar al personaje una especie de baile de inteligencias, en el que uno jamás está seguro de si es ella o el senador quien lleva al otro", dice Streep. "Janine está haciendo algo peliagudo en lo que, en condiciones ideales, es ella quien lleva a su pareja pero no quiere que parezca que lo esté haciendo. Para ella, todo gira en torno a cómo sonsacar las respuestas ocultas sin llegar a ser antagónica con la persona que las conoce".
Una vez en el plató, Streep se sintió aún más inspirada dando la réplica a la interpretación de Tom Cruise, agudizándose e intensificándose recíprocamente. "Tom me recordaba a una amalgama de Rick Santorum y John Edwards", asegura. "Tom aportó el sentido de alguien que tiene una verdadera ocasión de ser el futuro de su partido. Nuestras escenas fueron como un duelo, con fintas y estocadas, y dos argumentos bien razonados enfrentándose el uno al otro. El trabajo de Janine consiste en ocultar lo que ella siente para obtener la noticia, mientras que el del senador es el de subsumir quién es él realmente para presentar la personalidad bajo la que le gustaría ser conocido; una partida interesantísima de jugar".
La última vez que Streep había trabajado con Robert Redford fue compartiendo la cabecera de cartel en la aclamada "Memorias de África", aunque ambos se han hecho desde entonces muy amigos, ya que comparten una pasión por el medio ambiente. En esta ocasión, trabajar con Redford como director fue toda una revelación. "Por aquel entonces él era una especie de estrella gigantesca y a mí, no sé como decirlo, me tenía sobrecogida", reconoce la actriz. "Pero ahora nos veo a ambos como a veteranos. Como director era tan inteligente y estaba tan impuesto en todo que confié en él por completo. Esto es diferente a cualquier cosa a la que se haya enfrentado antes pero él siempre tiene una cierta clase de integridad sobre el material. Y me asombraba ver cómo logró que esto diera la sensación de una sola historia en vez de tres, y cómo le infundió tanta fuerza y patetismo".
A Redford le emocionó trabajar dirigiendo a su buena amiga, y asegura que lo único que lamenta es no haber tenido él escenas con Streep. "Habría sido agradable trabajar con ella como actor en esta película porque de verdad que disfruto haciéndolo, pero ésta era una relación diferente", asegura. "Lo bueno era que, al dirigirla, ya había mucha confianza acumulada de nuestras anteriores experiencias mutuas como artistas".
Prosigue: "Yo trabajé en colaboración con ella porque es muy inteligente y la invité a que aportara lo que quisiera en cuanto a improvisación. Fue, lisa y llanamente, un verdadero placer".
De dar la réplica a Streep se encarga Tom Cruise en el papel del ferozmente entusiasta y profundamente ideológico senador Irving. Desde el principio, a Redford le entusiasmaba la idea de que Cruise interpretara el papel porque sabía que el personaje no acabaría siendo completamente blanco o negro, sino situándose en algún lugar del limbo que está entre ambos extremos. Cruise también aportó una mezcla de cualidades innatas: inteligencia, carisma y persuasión, por no hablar de una sonrisa que vale un millón. Redford podía imaginárselo sin dificultad como candidato de vía rápida al poder político.
"Habría resultado muy fácil hacer del senador un villano de los que se retuercen el mostacho, pero eso habría sido un desastre. Tiene un punto de vista legítimo y eso había de quedar verosímilmente claro" observa Redford. "Lo que hizo que Tom resultara tan interesante para mí es que tiene esa cierta intensidad y potencia de volumen que más o menos aumenta la idea del hombre que en verdad cree en lo que está haciendo; pero también transmite la de un hombre que tiene sus propios intereses egoístas".
Aunque se le conoce como una de las máximas estrellas de la taquilla, Cruise se ha ganado una reputación por aceptar papeles inesperados y exigentes. En tres ocasiones ha sido candidato al Premio de la Academia ® por interpretaciones enormemente distintas: la de un veterano del Vietnam que queda paralítico en "Nacido el 4 de Julio", de Oliver Stone; la de un agente deportivo inmerso en una crisis moral en la película de Cameron Crowe "Jerry Maguire", y la de Frank Mackey, un gurú del ligue que se desmorona en "Magnolia", de Paul Thomas Anderson. Con todo, el papel del senador Jasper Irving llevó a Cruise a lugares donde nunca antes había estado.
En el papel de Irving, interpretaría a un hombre cuyas sólidas convicciones personales le llevan a arriesgar las vidas de sus compatriotas. "Como actor, supuso un enorme reto para mí, y no se parece a nada que haya interpretado antes", explica Cruise. "Jasper Irving es alguien con un profundísimo conocimiento del gobierno y las fuerzas armadas, además de creer sinceramente que ésta es la mejor forma de ayudar. No podría encarnarlo simplemente como a un personaje. Sentí, más bien, que tenía que transformarme de verdad en este individuo para comprender lo que sabe, para verlo del revés. Fue éste un papel que tuve verdaderamente que investigar y estudiar".
Para ahondar más en los fervorosos argumentos de Irving a favor de intensificar la agresión militar, Cruise se sumergió en un periodo intensivo de lectura y aprendizaje. "Pasé mucho tiempo dándole un repaso al gobierno moderno, a la historia del pensamiento conservador y a la actualidad exterior", observa. "Tenía que convertirme en él ahondando en lo que él sabe. También tuve la suerte de poder hablar con gente situada en muy altas esferas que compartieron conmigo su punto de vista de forma muy sincera".
También tuvo que encontrar la forma más dramática de interactuar con el personaje de la periodista a la que da vida Meryl Streep, para crear un escalofrío muy entretenido en escenas que se desarrollan en tan sólo unos pocos cientos de metros cuadrados de oficinas. "No podía esperar a interpretar estas escenas con ella, a poner en práctica este maravilloso juego de ingenio e intelecto", reconoce Cruise. "Todo cuanto podía decirse acerca de una artista ya se ha dicho de Meryl, y en mi opinión todo es verdad. Es una mujer dotada de una enorme fuerza y una actriz increíblemente generosa. Trabajar con ella fue para mí un verdadero sueño".
Para Cruise, la clave de las escenas que comparten era lograr que los espectadores sintieran la tensión eléctrica que existe entre ellos. "La dinámica entre el senador y el personaje de Meryl resulta muy excitante, en mi opinión, porque se pasa de una idea conflictiva a otra distinta para regresar a la primera, y así sucesivamente. Esta esgrima intelectual supuso un gran reto y, para un actor, una enorme diversión", asegura.
A lo largo de la película, Cruise también descubrió que el estilo de dirección de Robert Redford era indispensable. "Su trabajo está siempre basado en el personaje, pero también se presta una especial atención al argumento y a la estructura, de modo que lo que se ve no es solamente auténtico, sino que también tiene drama y tensión", subraya Cruise. "Fue para mí un inmenso honor trabajar con él".