En los anales del moderno género de terror, pocas películas han tenido una repercusión tan profunda como Las colinas tienen ojos, el filme que Wes Craven dirigió en 1977 y que se ha convertido en todo un clásico. El relato, que en su momento marcó un hito y fue reinterpretado en 2005 por Alexandre Aja y Gregory Levasseur, miembros del grupo de realizadores conocidos como "La Banda de la Asadura".
Wes Craven formó equipo con su hijo Jonathan para El retorno de los malditos. La pareja de guionistas escribió un relato sobre una novatísima unidad de la Guardia Nacional que sin darse cuenta acaba metiéndose en el terreno de los mutantes, donde sus más horribles pesadillas acaban convirtiéndose en aterradora realidad. La película está dirigida por Martin Weisz, cuya película Butterfly: A Grimm Love Story ha provocado tantos aplausos como controversia por su gráfica descripción del canibalismo.
Producida por Wes Craven, Marianne Maddalena y Peter Locke. El reparto de la película está compuesto por Michael McMillian, Jessica Stroup, Jacob Vargas, Flex Alexander, Lee Thompson Young, Daniella Alonso, Eric Edelstein, Reshad Strik, Ben Crowley, Michael Bailey Smith, Derek Mears y David Reynolds.
En una carrera que abarca más de tres décadas, Wes Craven se ha convertido en un fenómeno cultural de ámbito mundial en los campos del cine, la televisión y la literatura. Reinventó el género de terror juvenil en 1984 con el clásico Pesadilla en Elm Street, que él mismo escribió y dirigió, y en la siguiente década volvió a desmontar el género con la exitosísima trilogía de Scream. Sólo estas dos franquicias han recaudado casi mil millones de dólares y constituyen una demostración irrebatible de la profunda comprensión que Craven tiene de los a menudo inconscientes deseos y temores que circulan por la psique humana.
"Es un narrador fuera de serie, un absorbente escritor y un maravilloso director", afirma el productor de El retorno de los malditos, Peter Locke, que produjo, financió y distribuyó la película original en 1977. "Es el maestro del género de terror porque logró un temprano éxito en él y, probablemente, lo ha entendido mejor que ninguno de los por él se mueven".
Debido al éxito logrado por la actualización de Las colinas tienen ojos, realizada en 2005, parecía inevitable que no tardara mucho en haber una continuación. "El estudio [Fox Atomic] afirmó estar interesado en una franquicia y pensé que sería divertido hacerla", asegura Wes Craven. Quien prosigue: "
yo le dije al estudio que mi hijo Jonathan y yo podíamos escribir eso [el guión] en un mes. Ellos dijeron 'vale' y yo dije 'de acuerdo'".
Aunque a Craven le agradaba la idea de escribir el guión con su hijo, no dejaba de preocuparle que, al fin y al cabo, dicha colaboración fuera productiva. "Se había generalizado la sensación de que yo andaba por este mundo trabajando sin parar, mientras que Jonathan escribía para revistas tradicionales y de formato electrónico, y, ya saben, rara vez habíamos trabajado juntos. Cuando, de repente, surgió esta oportunidad
[pero] yo no sabía cómo iba a resultar. Y, ¿quieren que les diga algo? Fue algo de lo más. [Jonathan] tiene un desenfrenado sentido del humor. Es ese humor negro a más no poder que parece incorporado a los genes de los Craven, por lo que cada uno de nosotros se limitó a oponer el suyo al del otro... La película se creó de una forma que me parece que nos sorprendió a ambos, y escribimos [el primer borrador] casi exactamente en un mes. Sólo éramos dos adultos metidos en un cuarto; no tanto padre e hijo. Nada más que dos individuos que debían llevar a término lo que tenían entre manos. Fue una experiencia verdaderamente agradable, de las que crean vínculos".
"No escatimamos esfuerzos en nuestra búsqueda de un director para El retorno de los malditos", explica el coproductor Cody Zwieg. "Tuvimos en cuenta, literalmente, a cientos de personas. Nuestro reto consistía en encontrar a alguien que supiera cómo crear tensión y sustos, pero que también fuera capaz de concentrarse en los personajes de la película. Entrevistamos a unos veinte directores diferentes a lo largo de un periodo de seis semanas y, luego, redujimos la selección a tres". Después de un exhaustivo proceso de entrevistas que se prolongó durante varias semanas, Martin Weisz, nacido en Alemania, obtuvo el puesto de director.
Los antecedentes de Weisz se hallan en el sector del vídeo comercial y musical, habiendo dirigido a artistas como Puff Daddy, Brandy, Meatloaf y LL Cool J. Después de haber gozado de un éxito sin precedentes en la industria musical y comercial, a Weisz le llovieron las ofertas de largometrajes, especialmente en el género de terror. "Creo que por mi experiencia en el vídeo musical la gente siempre me encuadra en esta categoría [el terror]", dice Weisz. "Me encantan el suspense y el terror. En mi opinión es un gran género que, por desgracia, ha sido transformado en un género de poca monta con el fin de que resulte más comercial".
"Weisz es un realizador que, sin duda, no tiene miedo a hacer algo controvertido", explica Craven. "Grimm Love trata de la antropofagia, con toda clase de trasfondos sexuales y con todo lo que hace que mucha gente se estremezca, lo que me indicó que no le asustaría hacerse cargo de un material delicado. Es [también] un realizador lleno de entusiasmo y con un gran sentido de la energía. Tiene una gran experiencia en la realización de vídeos musicales y publicitarios, algo exigente y que requiere una gran imaginación visual".
Para el papel de Sarge, el jefe de la unidad, los productores necesitaban a un actor que no sólo pudiera interpretar a un bronco comandante militar, sino que además fuera capaz de proyectar un trasfondo de miedo y aprensión. Encontraron a dicho actor en Flex Alexander. "Me encantó en Serpientes en el avión", confiesa Peter Locke. "Me pareció excelente. Interpretaba a un verdadero gili***s, pero lleno de matices
Cuando Flex hizo la prueba para [El retorno de los malditos], se presentó y estuvo fantástico, parecía un tipo al que acababan de ascender a sargento, algo a medio camino entre uno de los chicos y [un oficial]".
Alexander sabía que para obtener el papel, tendría que convertirlo en algo singularmente suyo. "Yo quería que Sarge se sintiera relajado, que transmitiera tranquilidad. No quería que fuera un robot. Comencé a balancearme y mi tutor de interpretación me dijo: Quédate quieto y céntrate. Sabía que este papel haría que todos los que vinieran [a la prueba] aullaran, por lo que yo lo modulé. Si uno grita y aúlla, en realidad pierde fuerza. Mi abuela es una persona muy centrada; esa parte la saqué de ella. Con sólo echarme una mirada me metía miedo. Es algo que vi mientras me hacía mayor y pude recurrir a ello para mis personajes".
Uno de los papeles más difíciles de asignar era el de Napoleón, el desaliñado pacifista del grupo, personaje que tiene que cubrir toda la gama de emociones: desde el pacifismo extremo a la agresión sin freno. Después de probar a docenas de actores para tan fundamental papel, los productores sintieron un enorme alivio cuando apareció Michael McMillian (Salvados). La productora comenta: "Estaba deprimidísima porque en Los Ángeles la mayoría de los actores son unos merluzos que están por pulir; aunque sean unos pazguatos y unos gansos, todos van al gimnasio. Michael entró en la sala; es alto y delgado y, de repente, me di cuenta de que Wes creó a Napoleón inspirándose en sí mismo cuanto tenía veinte o veintiún años. De inmediato pensé ¡Ya sé quién es este personaje! Wes [tenía] un origen obrero y fue el primero de su familia que asistió a la universidad. El personaje de Napoleón también procede de una familia obrera, es muy inteligente, quiere entrar en la universidad y se alista en la Guardia Nacional...".