La vida no ha previsto nada para ellos y, en justa compensación, ellos no le piden nada a la vida.
Por este motivo, Chrystèle Burrel (Cécile de France) y Christophe Gérard (Vincent Lindon), a pesar de su inexistente educación y su ausencia de valores morales, van de un sitio a otro trabajando como servicio doméstico, con una tranquilidad y una alegría de vivir que te dejan pasmado. Para ellos, la vida es dulce. De hecho, mucho más dulce que antes de conocerse.
Ellos, que no confiaban en nadie e incluso ignoraban que una persona pudiera estar unida a otra, desde que se conocieron ni se les ha pasado por la cabeza la idea de separarse.
Y eso que ¡anda que no es un listo y poco de fiar su Christophe!
Y él, ¡anda que no tiene que querer a su Chrystèle para aceptar que le engañe!
Sí. Incluso entre animales de esta especie, el amor existe. Y cuando hay amor, reina la confianza, la confianza ciega...