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Guardianes del día cartel reducidoGuardianes del día(Dnevnoy dozor)
Dirigida por Timur Bekmambetov
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La visión cinematográfica del director y guionista Timur Bekmambetov, Los guardianes del día (Dnevnoi Dozor) está basada en la novela escrita por Sergei Lukyanenko y Vladimir Vasiliev.

Los guardianes del día (Dnevnoi Dozor) tiene como protagonistas a Konstantin Khabensky, Maria Poroshina, Vladimir Menshov, Galina Tyunina, Victor Verzhbitskiy, Zhanna Friske, Dima Martynov, Valeriy Zolotukhin y Aleksey Chadov. Dirigida por Timur Bekmambetov y con guión de Bekmambetov, Sergei Lukyanenko y Alexander Talal, Los guardianes del día (Dnevnoi Dozor) ha sido producida por Konstantin Ernst, Director General de Channel One Russia -la mayor red de televisión de Rusia y de más éxito- y Anatoly Maximov, Subdirector General de la misma. El equipo creativo detrás de las cámaras incluye al director de fotografía Sergei Trofimov, a los directores artísticos Valery Victorov y Mukhtar Mirzakeyev, al editor Dimitri Kiselev y a la diseñadora de vestuario Varia Avdiushko. Yuri Poteyenko es el encargado de la banda sonora de este largometraje.


Incursicón en los orígenes de la película
Tanto la novela de Sergei Lukyanenko y Vladimir Vasiliev Los guardianes del día, como su precuela Los guardianes de la noche y su secuela Los guardianes del crepúsculo, han marcado todo un hito en la literatura rusa. La trilogía narra la irrupción de batallas sobrenaturales en las frenéticas calles del Moscú contemporáneo, conectando directamente con grandes masas de un nuevo público (jóvenes lectores rusos, seguidores de historias de fantasía y usuarios de Internet) que la ha convertido en todo un fenómeno, un clásico de culto que ha vendido ya 500.000 copias. Además, desde que se estrenaran respectivamente las entregas cinematográficas de Los guardianes del día y Los guardianes de la noche, esta trilogía ha vendido otros 2,5 millones de copias.

Sergei Lukyanenko es un autor prolífico licenciado en psiquiatría que siempre deseó escribir una historia épica de magia ancestral que se desarrollara en nuestro tiempo. "Durante un tiempo estuve detrás de escribir algo de fantasía, pero mi interés no apuntaba tanto a gnomos o elfos -explica Lukyanenko entre cuyas obras se encuentran la trilogía Línea de sueños y Caballero de las cuarenta islas- entonces se me ocurrió una idea enigmática: la Noche como un campo de batalla de magos que viven ocultos entre la gente corriente y que sólo pueden luchar cuando no interfieran con la humanidad. De ahí surgió la siguiente idea de los Guardianes de la Noche, una unidad especial creada para controlar a esos magos. Y ésta a su vez condujo al desarrollo de la unidad antagonista de estos guardianes, los Guardianes del Día, en su eterna batalla de los unos contra los otros".

En seguida, las criaturas sobrenaturales que componían los Guardianes de la Noche y los Guardianes del Día (criaturas con sobrecogedores poderes mágicos que actúan apenas a un paso de la realidad urbana de apartamentos reducidos y estaciones abarrotadas del metro), fueron cautivando a lectores a lo largo y ancho de Rusia, entre los cuales se hallaba el gran productor ruso Konstantin Ernst, también Director General de Channel One Russia, la mayor red de televisión rusa y de mayor éxito. Ernst no suele sentirse atraído hacia las historias de fantasía, pero cuando Los Guardianes de la Noche cayó en sus manos, no pudo dejar de leerla. Entonces, impulsado por un apasionado entusiasmo por explorar las posibilidades cinematográficas de esta historia, se sumergió de inmediato en el desarrollo de la misma junto al productor Anatoly Maximov. Nueve meses más tarde comenzó el rodaje de esta película con un guión adaptado por el propio Lukyanenko en colaboración con Timur Bekmambetov.

Para dirigir esta historia de brujas, hechiceros y vampiros que tiene lugar en las calles urbanas de hoy en día, los productores sabían que precisaban un director que fuera verdaderamente innovador en el campo visual. Así, comenzaron a buscar a alguien que lograra imprimir a la historia un marcado sentido y estilo originales, y que pudiera combinar la fuente inagotable de emociones que suponen los efectos especiales actuales con una comprensión del alma rusa. Descubrieron que buscaban a alguien como Timur Bekmambetov. Nacido en Kazajstán, es un aclamado puntal creativo en los campos de anuncios y videoclips, que ha dirigido más de 600 anuncios para compañías de la talla de Coca-Cola, Pepsi, Apple, Microsoft, Ford y Procter & Gamble. Bekmambetov hizo su debut como director de largometrajes en 1994 con THE PESHAVAR WALTZ, un film de autor sobre la guerra de Afganistán. Su segundo largometraje, GLADIATRIX (2000) (también conocida como THE ARENA), se filmó en inglés y fue coproducida por el legendario Roger Corman.

"Timur tiene un gran sentido visual -comenta el productor Anatoly Maximov- pero además ahonda mucho en los personajes, al mejor estilo Stanislavsky. Y de la mezcla resultante surgió el estilo de esta película".

Konstantin Ernst conoció por primera vez a Bekmambetov mientras éste presentaba, producía y dirigía un programa mensual de televisión sobre arte y cultura llamada "Matador". A menudo ambos compartían una sala de edición y comentaban acerca de hacer alguna película juntos. "Uno de mis objetivos principales siempre fue reinventar la industria del cine ruso, y hablábamos sobre ello -explica Ernst- así que le expliqué que quería forjar una nueva imagen y llevar el cine ruso a un nuevo nivel para que realmente entrara a formar parte del circuito cinematográfico internacional, concibiéndolo no sólo para los círculos de cine de autor o festivales, sino para lograr historias emocionantes dirigidas al público en masa. Los guardianes del día y Los guardianes de la noche nos ha dado esa oportunidad".

Bekmambetov imprimió al proyecto la gran pasión que siente por los maestros de acción modernos de Hollywood, bebiendo de la influencia de realizadores como James Cameron, Ridley Scott, Roger Corman, los hermanos Wachowski y Quentin Tarantino. Y con todo, al principio se mostraba escéptico ante la idea de que una historia de terror y fantasía gustara al público ruso.

"A diferencia de Estados Unidos, en Rusia no se había filmado jamás una película como ésta -señala el director- pero al leer la novela, en seguida me di cuenta de que Sergei había conseguido extrapolar la magia, los milagros, lo trascendental y lo sobrenatural a nuestro estilo de vida. Descubrí que la historia era realmente especial porque en ella, no sólo la fantasía se mezcla con la realidad, si no con la realidad rusa, y además es la primera película rusa que ofrece este singular enfoque. La historia tiene lugar en el mundo real, en la vida rusa cotidiana, pero también pertenece al género fantástico. De modo que mi idea consistía en que pareciera lo más real posible en la pantalla, reservando al mismo tiempo un contexto para lo místico y lo fantástico en la vida moscovita contemporánea. Fue un reto maravilloso".

Cuanto más leía, más se entusiasmaba con la visión de vampiros deambulando por las calles a menudo caóticas y atribuladas del Moscú actual. "Los libros eran pura poesía, eran una pasada, eran divertidos -comenta Bekmambetov- la historia me provocaba porque empecé a pensar cómo se podían conectar todas estas cosas: la Plaza Roja y vampiros, vampiros y el Ballet Ruso, etcétera. Era una mezcla tan interesante que descubrí que me producía un sentimiento muy personal, porque una parte de mí es ese realizador que adora los vampiros, a Roger Corman y MATRIX. Al mismo tiempo, otra parte de mí posee la mentalidad de la realidad rusa, en donde hay muchos problemas: hay muchos coches de mala calidad, casas muy sucias, barones del petróleo muy ricos y gente muy pobre. Pero esta historia hacía que se juntaran esos dos extremos en mí: la realidad rusa y las películas estadounidenses".

Bekmambetov comenzó a ver esta película como una forma de combinar todas sus influencias en una sola historia original de entretenimiento, salpimentándola con persecuciones salvajes, espeluznantes proezas, potentes explosiones y efectos especiales de las criaturas sobrenaturales combinadas con una particular mezcla de humor taimado, abundante filosofía y esa perspectiva interior de la humanidad que siempre ha marcado la literatura rusa.

También le atrajo especialmente la exploración alegórica sobre el frágil equilibrio entre el bien y el mal en el mundo de hoy en día. Para Bekmambetov, los miembros de los Guardianes de la Noche y sus contrarios en los Guardianes del Día representan dos filosofías sociales diferentes que compiten entre sí. "Representan dos formas distintas de vida: la libertad total frente a la responsabilidad -comenta- los Guardianes del Día pertenecen a la Oscuridad y representan una especie de independencia total y libre, pero los Guardianes de la Noche son todo responsabilidad y conciencia. Este dualismo ha existido durante miles de años. La idea de que debemos ponderar las consecuencias de nuestras acciones es muy antigua".

Bekmambetov trabajó estrechamente con Lukyanenko para adaptar su novela a la gran pantalla, y no sólo halló que Lukyanenko estaba más que dispuesto a jugar con su propia creación, sino que deseaba añadir nuevos elementos para realzar la experiencia del espectador. "Añadimos la trama secundaria de Anton (Konstantin Khabensky) y su hijo perdido hace tiempo, Egor (Dima Martynov) para hacerla más dramática, más emocional, más rusa -explica Bekmambetov- por encima de la acción, se halla esta historia de un padre que ha perdido a su hijo, que se siente terriblemente culpable y que se pasa su vida tratando de resolver este problema que está atormentando su conciencia… una historia típicamente rusa".

A la hora de preparar el rodaje de esta historia épica con un presupuesto mucho menos épico, Bekmambetov siempre tuvo en mente lo que le contó su amigo y mentor Roger Corman y que resultó una lección vital en lo referente a dirección de películas. "Me dijo que lo más importante para un director es pensar cómo imitar un presupuesto mayor del que realmente maneja -recuerda Bekmambetov- el truco reside en la creatividad".

Un factor clave para su visión creativa sobre esta película es el omnipresente e intenso realismo que se despliega sobre los penetrantes e ingeniosos efectos especiales. De hecho, declara que quería que los espeluznantes vampiros, brujas y hechiceros parecieran de lo más amenazador… al mismo tiempo que pudieran pasar por el vecino de al lado. "El público ruso -explica- no tiene una experiencia anterior con este tipo de cine porque nunca hemos tenido películas de cine fantástico o cómics… todo esto es nuevo. De modo que el único punto de partida sólo podía consistir en hacer que todo fuera muy realista, para que el público pudiese creerse la historia lo suficiente como para aceptar la parte de fantasía. Para mí, esto implicaba que me tenía que creer un mundo donde existieran vampiros, aunque supiera que esto es imposible".

Para Anatoly Maximov, este enfoque de Bekmembatov ha aportado una relevancia latente a la historia que la hace aún más trepidante. "El mundo que ha creado es hiperrealista y reconocible a la vez -relata- los personajes, las situaciones sociales y los elementos psicológicos nos resultan familiares a todos. La película se convierte en una historia sobre un hombre que sufre una crisis moral y las fuerzas de la Luz y la Oscuridad que luchan por su alma… ¡es algo serio!".


Sobre el reparto de las criaturas de la luz y la oscuridad
En el corazón de la película Los guardianes del día (Dnevnoi Dozor) habitan criaturas sobrenaturales que pertenecen bien a los Guardianes del Día, o bien a los Guardianes de la Noche, dos bandos que libran una guerra nocturna mientras la ciudad moscovita duerme. El director Timur Bekmambetov sabía que para lograr que esta historia fuera visceral y emocionalmente trepidante la clave residía en dar con actores que se posicionaran claramente en los bandos opuestos de la división entre el Bien y el Mal, algo que requería un proceso muy especial de casting.

Bekmambetov comenzó por separar a los actores rusos protagonistas en dos grupos diferentes: "Me pareció que hay actores que parecen actores, mientras que otros actores parecen gente corriente. Escogimos a los actores que parecen actores como las Criaturas de la Oscuridad porque son geniales, muy originales, interesantes y altivos. Los actores que parecen gente normal fueron escogidos como Criaturas de la Luz, que son los Guardianes de la Noche. Así por ejemplo, para el papel de Svetlana -una mujer que por donde quiera que pasa ocurren desgracias- escogimos a Maria Poroshina, que para mí parece una chica rusa normal y corriente. Por contra, para el personaje de Alisa, Guardiana del Día, elegimos a Zhanna Friske, quien en la vida real es una famosa estrella rusa del pop".

Aprovechando el gran elenco de actores rusos con gran preparación, Bekmembatov hizo hincapié en el detalle de buscar actores que pudiesen no sólo adaptarse al intenso nivel de acción de esta película, si no que además sondearan los mundos psicológicos y emocionales de sus respectivos personajes. Por esta razón está convencido de que Los guardianes del día (Dnevnoi Dozor) marca un punto y aparte con respecto al resto del cine moderno fantástico y de terror. "En las películas norteamericanas de cine fantástico los personajes por lo general no son tan profundos -comenta- pero aquí tenemos acceso a actores rusos con una fuerte formación en el método Stanislavsky. Y por ello podemos traer al género fantástico unos personajes muy profundos, con relaciones muy complicadas y aportar una intensa complejidad al argumento gracias a los actores".

Bekmambetov escogió a Konstantin Khabensky, uno de los actores rusos más populares, para el papel protagonista de Anton Gorodetsky, uno de los principales Protectores de la Luz como miembro de los Guardianes de la Noche. Bekmambatov descubrió que Khabensky encajaba a la perfección en el papel de amplio espectro que resulta el personaje de Anton. "Konstantin es muy gran actor dramático pero además posee las cualidades para interpretar cualquier personaje - indica Bekmambetov- es como un payaso, puede ser divertido, puede ser extravagante… lo cual resulta una buena combinación porque para atraer al público ruso hacia este mundo de criaturas necesitaba un actor que fuera completamente creíble".

Para Boris Geser, hombre de negocios durante el día y líder de los Guardianes de la Noche cuando se oculta el sol, Bekmambetov escogió a Vladimir Menshov, artífice de la película ganadora de un Oscar® MOSCÚ NO CREE EN LAS LÁGRIMAS a la par que actor, guionista y director. A la cabeza de los Protectores de la Luz durante siglos, Geser es como un padre además de un líder para todo lo que representa al bien. Su intervención resulta fundamental en la salvación de su compañero Anton tras un encuentro casi mortal con los Guerreros de la Oscuridad.

"Boris es uno de los pocos directores rusos que ha ganado un Oscar, y a la vez tiene una personalidad marcadamente rusa -señala Bekmambetov- la imagen que proyecta al público ruso es la de un jefe de partido político o burócrata, por eso pensé que sería interesante y divertido que interpretara al líder de las huestes de la Luz".

Por contra, para Zavulon, líder de los Guardianes del Día, Bekmambetov eligió a Victor Verzhbitskiy, un amigo de la escuela de arte que participó tanto en THE PESHAVAR WALTZ como en GLADIATRIX. Maestro de todo el mal y la oscuridad, Zavulon comanda a los Guardianes del Día. Si bien los Guerreros de la Oscuridad han mantenido un equilibrio hasta ahora con los Protectores de la Luz, los vampiros y los mutantes (que componen la unidad de los Guardianes del Día) desean por todos los medios controlar el espíritu del Gran Otro para inclinar la balanza a su favor.

Este reparto se completa con una combinación de actores rusos cinematográficos y de teatro, entre los que se incluyen Galina Tyunina interpretando a Olga la Hechicera, Aleksey Chadov como Kostya, el joven vampiro y Valeriy Zolotukhin como el padre de Kostya.