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Shine a light cartel reducidoShine a lightDirigida por Martin Scorsese
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Notas de producción
Shine A Light documenta una asombrosa actuación de la que sin duda es la banda más grande de la historia del rock and roll, rodada por uno de los más legendarios directores americanos y un equipo de estrellas de la cámara y la cinematográfia. La película se llevó a cabo en un momento único en que todas estas fuerzas estelares se alinearon en Nueva York y fueron capaces de capturar esa gran actuación en celuloide.

La idea se forjó en Mick Jagger, mientras se encontraba en medio de la gira mundial de A Bigger Bang. Su idea en principio era hacer una película sobre la gira y Jagger tenía además en mente filmar el mejor concierto en la historia de The Rolling Stones: "Al principio pensé que sería algún tipo de grabación sobre la gira, y como íbamos a hacer este gran concierto en Rio de Janeiro, en la playa, empecé a pensar que sería distinto a otros conciertos. Iba a ser un gran evento, un millón de personas en la playa, un público gigantesco, una gran ocasión. Habría mucho material para rodar. Llegamos a realizar un presupuesto para hacerlo", comenta Jagger.

Una vez que las ruedas de acero de esta colosal empresa se pusieron en movimiento, el siguiente paso lógico era encontrar un director adecuado para esta misión. Para Jagger la respuesta era obvia: "Empezamos a pensar que si íbamos a hacer esto debíamos buscar un director de los grandes. Es bueno empezar en lo más alto", dice Jagger sonriendo. "Martin Scorsese es quizás el director americano con más talento y los Rolling Stones somos, bueno, ya sabes, una buena banda de rock, con un enfoque artesanal y clásico de las cosas, la combinación de ambos puede resultar, esperemos, en un par de horas interesantes".

Keith Richards es también un gran fan de Scorsese y dice que ha estudiado cada una de sus películas. "De alguna de ellas me sé casi todos los diálogos. Sólo escuché que Marty podría rodar a los Stones, y dije, yeah!!! Si te dan la oportunidad de que te filme uno de los grandes, ¿quién diría que no?".

¿Y cuál fue la respuesta de Scorsese a la propuesta? Creo que simplemente dijo: "Por supuesto", comenta Pearman. "Al principio recibí una llamada de su manager diciendo que les encantaría hacerlo. Entonces empezamos con las reuniones y a discutir el tema, y vimos que se trataba de una gira mundial tan enorme que, por razones logísticas, sería muy difícil reunir a toda la gente a la vez en el mismo lugar sólo para hablar sobre el proyecto".

Jane Rose, manager de Richards durante 25 años, y productora ejecutiva, describe el proceso: "Cuando nos enteramos de que Marty quería hacer la película, se reunió con Keith, y tuvieron una larga conversación sobre la historia del cine. Keith siente un gran respeto por él y estaba encantado de que le fuera a dirigir el director de Good Fellas. Confiaba en él plenamente".

Una vez que Scorsese estuvo a bordo, lo siguiente eran los productores. Llegó la participación de Steve Bing con el apoyo financiero de Shangri-La Entertainment, que ya tenían experiencia en este tipo proyectos gracias a haber participado en el concierto documental "Neil Young: Heart of Gold" y también llegó Michael Cohl, quien ha producido ya otros documentales sobre los Stones en el pasado. Esto dio forma al proyecto y lo llevó adelante.

Se celebraron reuniones para pulir los detalles del proyecto: "Tuvimos esta increíble reunión en mi habitación de hotel” dice Jagger. “Había una tormenta enorme, soplaba el viento, había una ventana que no se cerraba, las cortinas se agitaban y la araña del techo se movían de lado a lado. Hablamos de rodar en 3-D e IMAX, porque iba a ser algo muy grande, yo pensaba que iba a ser algo muy grande y Marty parecía muy excitado con la idea".

Jagger invitó al director a verles en gira, y Scorsese aceptó. Sin embargo la idea de filmar un gran concierto dio paso a otro enfoque.

"Cada vez que les veía tocar, a veces desde lejos, a veces desde el escenario, me obsesionaba más y más con filmar eso", comenta Scorsese. "Hablamos de hacer una película sobre la gira, pero en un cierto momento pensé que hacer algo más íntimo iba más conmigo como cineasta y facilitaría una mejor conexión entre el público y la banda".

Además, como dice Scorsese, un concierto de los Stones es ya de por sí un espectáculo tan grande, que ofrecer un concierto en un local más pequeño daría una perspectiva nueva de la legendaria banda. "Fui a verles de nuevo, y les vi en una pantalla. Estaban siendo rodados por 50 cámaras, ¿qué podía aportar yo a eso?, y pensé en convencerles para que tocaran en un sitio más pequeño, como el Beacon Theater de Nueva York y filmarlo con los mejores cámaras del mundo".

Y los convenció. Aunque a Jagger le costó decir adiós a su proyecto inicial, es difícil discutir el plan del director. "Marty vino y dijo que había estado pensando sobre el asunto, y que quería hacer algo más íntimo. Así fuimos de un extremo al otro, de un concierto para un millón de personas a algo pequeño. Le dije, Marty, ¿sabes que no tenemos ningún local pequeño en esta gira, verdad? y además tenemos el calendario completo, ¿cómo lo vamos a hacer?".

"Y bueno, me costó bastante hacerme a la idea porque estaba bastante convencido del tema del show gigantesco. En mi cabeza era algo increíble para un director poder rodar algo así, enorme, en la playa, en Brasil. Habría mucha acción, mucha gente y mucha música distinta".

Richards también fue receptivo a la idea de tocar en ese teatro, dónde además ya había tocado antes con su banda The X-pensive Winos: "La idea de hacerlo en el Beacon era fantástica, yo había tocado allí con los Winos. Hicimos cinco noches allí, así que conocía bien la sala".

Una preocupación mayor para Richards era el posible choque entre la banda y el equipo de rodaje durante el concierto. "Le pregunté a Scorsese si creía que se podría hacer sin que fuéramos conscientes de las cámaras, porque si no sería una película, no un concierto. No habría espontaneidad si todo el mundo estuviera pendiente de que Martin Scorsese les estaba grabando".

Para Scorsese el Beacon era el escenario perfecto, lo suficientemente grande para que hubiera espacio para las cámaras, luces, carriles para las dolly, pero lo suficientemente pequeño para capturar de cerca la química de los Stones.

"Me gustaba el Beacon Theatre de Nueva York. El escenario tenía el tamaño justo para filmar, pero también había espacio para que los Stones se movieran. Así pronto pasamos a la fase de ver cómo juntaríamos el rodaje de una película con un concierto de los Stones en el mismo escenario. Quería capturar la música y la interacción en el escenario, quería que la gente se sintiera como si estuviera arriba en el escenario, con ellos. En el montaje, quedó claro que cada canción tiene su propia historia que contar, era como si las escucháramos por primera vez. Es fascinante como funcionan esas canciones, de forma casi chamanística, son como hechizos, algo primario pero muy pensado a la vez. Cada miembro de los Stones tiene su propia personalidad y una manera de relacionarse con los otros y estás en la mejor posición para verles actuar y ver cómo envuelven al público en sus manos y básicamente lo llevan donde quieren", dice Scorsese.

El director capturó la electricidad del show con la ayuda de más de 18 cámaras, rodando cada retazo de acción desde todos los ángulos imaginables. Esas cámaras estaban manejadas por algunos de los mejores directores de fotografía del mundo, incluyendo a Albert Maysles, quien dirigió a los Stones en “Gimme Shelter”, al dos veces ganador del Oscar John Toll , todos trabajando coordinados por Robert Richardson, director de fotografía habitual de Scorsese y ganador de dos Oscars por “El Aviador” y por “JFK” de Oliver Stone, además de haber sido nominado en otras tres ocasiones. Richardson fue el responsable por ejemplo del esquema de luces, cosas como el muro de luz que estalla cuando Jagger entra en el teatro por la parte trasera de la sala.

Todo cayó en su sitio. Jagger alaba la lealtad para con su proyecto de Scorsese, y su capacidad para mantener el control sobre los elementos en un espacio pequeño. "Pienso que por eso Marty no quería hacerlo en un sitio grande, porque de esa manera estás retirado del escenario, y no tienes esa relación entre el público y la banda. Sé que Marty había visto nuestra película en IMAX y que le parecía que era algo impersonal. Además quería estar en un espacio pequeño lleno de cámaras captando un montón de ángulos, lo que te proporciona un mayor control".

Esto no quiere decir que rodar en una sala más pequeña fuera algo fácil, para el director o la banda. De hecho la primera noche en el Beacon sirvió como una especie de ensayo y calentamiento, y la mayoría del material proviene de la segunda noche.

"Hablamos sobre todas las cámaras y el único problema que vimos es que cada vez que una cámara se mueve necesita mucho espacio. Querían un montón de carriles para mover las cámaras y grúas, de todo, pero no había mucho espacio en la sala ni en el escenario. Si colocas dos grandes grúas en el escenario no queda mucho espacio libre, así que hubo que hacer recortes. Aprendimos mucho la primera noche. Fuimos mucho más eficientes la segunda", informa Jagger.

El proceso de documentar a los Stones generó algo de tensión creativa en Scorsese, algo que revela con humor irónico los primeros fotogramas de la película, y algo que también estuvo presente tras la cámara.

"Yo quería ver la música, pero tienes que darte cuenta de que si pones cinco cámaras delante de una persona que no para de moverse, es fácil que choque con alguna de ellas. Así que fue cuestión de probar y equivocarse y corregir, y tuvo mérito teniendo en cuenta que ellos estaban constantemente de gira y yo estaba terminando Infiltrados, así que fue imposible reunirnos todos de manera consistente hasta una semana antes del rodaje. Así tuve que pensar la forma de capturar todo ese movimiento con las cámaras mientras ellos también se movían. No quería inhibirlos de ninguna manera pero también quería las mejores tomas posibles".

Había dos estilos artísticos opuestos trabajando juntos, la legendaria meticulosidad de Scorsese y la espontaneidad desenfrenada de los Stones.

"Lo preparé todo meticulosamente, pero sabía que el 75% no saldría como estaba planeado, y por otra parte quería que todo saliera bien. Las cámaras tenían que estar en su sitio para capturarlo todo. Esa era la tensión. En último término había ciertos movimientos con las grúas, que pedí específicamente para algunos pasajes y los conseguimos", dice Scorsese.

También se preparó para la impulsividad de los Stones sobre el escenario con la ayuda de las muchas cámaras y de los más aclamados directores de fotografía del mundo que las manejaban.

"Una vez que designamos con qué Stone trabajaba cada director de fotografía, planeamos los seguimientos. Sabía que si Mick salía del rango de cámara de John Toll, sería recogido por otro. Tenía un gran monitor delante y si veía que algo realmente se nos estaba escapando podía decirle a la cámara número 15 que siguiera donde la 12 lo había perdido. En un principio, una vez que sabíamos los parámetros de los movimientos, de quién sigue a quien, de cómo se superponen planos, ya teníamos la base para poder trabajar. Todas esas cámaras también nos ayudaban con el problema del enfoque, porque los Stones se mueven rápido, son muy espontáneos y sería una pena tener el movimiento y no tenerlo enfocado. Así que si teníamos una cámara asignada a una posición, Richardson establecía otra para respaldar a ésta, en otra posición, sobretodo para conseguir un buen enfoque. Las imágenes primarias salen de unas cámaras y las demás son refuerzos, se intenta rellenar espacios y conseguir las mejores composiciones en situaciones imposibles".

Pearman destaca el espíritu incluyente y aglutinador de Scorsese para conseguir que banda y equipo trabajaran juntos por el éxito de la producción: "Lo maravilloso de Marty es que es muy colaborador, y que siente un gran respeto por la música. Fue fantástico contemplar tanto respeto mutuo entre las partes implicadas, ver la colaboración y haber podido trabajar como productora".

"Una las mejores cosas sobre la forma en que Marty lo organizó todo es que realmente te olvidabas de que se estaba grabando algo", comenta Richards. "Estamos acostumbrados a las cámaras para las pantallas de video, pero aunque teníamos 16 cámaras delante, no lo hubieras dicho. Marty las disimuló muy bien. No sentí que estaba actuando para las cámaras, no más que cualquier otro concierto".

"Es un placer trabajar con él, y muy fácil", dice el guitarrista Ron Word. "Me gusta su ética de trabajo y su credibilidad, es como un chaval de instituto pero mayor, con una actitud relajada, en plan, disfrutemos, riamos y vayamos a por el trabajo, a ver qué sale. Es un tipo muy cálido, y creo que saca lo mejor de ti, sea lo que sea. Te hace sentir cómodo, incluso con todas esas cámaras alrededor. Miraras donde miraras veías un trípode enorme con un aparato enorme encima y alguien señalando a alguien. Pero tenías que concentrarte en la música que era lo que Marty quería".

Las canciones de los Stones han aparecido a menudo en películas de Scorsese, declara Pearman: "Ha usado canciones de los Stones en muchas de sus películas y siente un enorme respeto por ellos".

"Sus canciones siempre han resultado extraordinariamente bien en el cine, hay una energía, y una autoridad en su música... He utilizado Gimme Shelter en dos de mis películas. La idea de que estamos solos, pero a veces necesitamos un refugio, y no lo voy a conseguir de ti y voy a tener que buscarlo yo mismo, es un reflejo de la desesperación que existió en cierto momento de los 60 pero también es algo contemporáneo, por eso la volví a utilizar para Infiltrados, es un reflejo de dónde nos encontramos hoy en día. Esa película retrata como una zona 0 moral, no sabes la posición de nadie, nadie parece decir la verdad, ¿y qué demonios significa la verdad de todas maneras? Gimme Shelter era la única que parecía funcionar".

Mucho antes de que Scorsese se convirtiera en un director famoso, antes incluso de que viera a los Stones en directo, la música de la banda le habló en un lenguaje cinematográfico.

"Su música era una inspiración. Los Stones tienen una fuerza muy poderosa para la música y el sonido que crean. Tiene que ver con la forma en que la banda se orquesta, el uso de las guitarras y la batería y el sonido de la voz de Mick. Hice mis primeros cortometrajes en 1963 ó 1964, y cierta música creó unas impresiones visuales en mi mente que han permanecido conmigo. Los Stones fueron claves creando imágenes en mi imaginación, sentimientos e impresiones que encontraron su camino en muchas de mis películas. El sello de Malas Calles, por ejemplo, fue Jumpin Jack Flash. Todo esto ocurrió incluso antes de que los viera en persona. La primera vez que los vi fue en el Madison Square Garden, o al menos algo que se les parecía, porque estaba sentado muy alto en los asientos malos. Pero para entonces ya estaba hecho en mi cabeza. En otras palabras, creaba guiones en mi cabeza mientras escuchaba su música", dice.

Richards y los Stones no son novatos en el tratamiento cinematográfico por los grandes maestros. De los más de 18 documentales que se han hecho sobre ellos, Shine A Light es uno más de la docena encabezados por un "autor". Está el que hizo Jean Luc Godard en 1968 desde una postura activista-arrivista, "Sympathy for the Devil: one plus one"; el documental de limitado estreno de Robert Frank (fue mostrado en público quizás tres veces), sobre su depravada vida durante las giras, "Cocksucker Blues"; el film artístico de Peter Whitehead "Charlie is My Darling"; el "Gimme Shelter" de los hermanos Maysles, y el "Let's Spend the Night Together" de Hal Ashby. Seguidor del cine como es, Richards dice: "No hay que olvidar Hail!, Hail!, Rock and Roll", un documental de Taylor HAckford sobre un legendario concierto de Chuck Berry, en el cual Richards aparece y que también coprodujo. "Para mí, Shine a Light está a la par que ese film. Es diferente porque es un show de los Stones, pero como película sobre el rock and roll es muy superior".

¿Y por qué es este film tan importante para él como intérprete y como artista? "De hecho, para mí", dice Richards, "lo que fue realmente fascinante fue conseguir que Marty se encargara de esto, y su visión. Para mí, el asunto era que Martin Scorsese quería hacer algo, y yo pensé, bien, debe tener algo en la cabeza que vaya más allá de este tipo de actuaciones grabadas. Así que de verdad quería averiguar qué era lo que Marty quería".

¿Quién habría adivinado que detrás del disfraz del último rockero rebelde late el corazón de un amante del cine de filmoteca que sólo quería complacer a uno de los grandes autores? "Cuando estás de verdad ahí arriba haciendo el trabajo, realmente lo transmites todo al director, así que en ese sentido sólo haces lo que tienes que hacer, y tratas de hacerlo lo mejor posible, y al final puedes ver si lo hiciste o no, y entonces te paras a ver, ahhh, esta es su visión de todo esto", observa Richards. "Tal y como es revelado lentamente en Shine a Light, el inteligente uso que hace Marty del material de archivo y de las imágenes en directo, por ejemplo, dan un buen sentimiento de ello. Te vas dando cuenta de ello lentamente, mientras lo ves. De otra manera, no tienes ni idea. No puedes meterte en el cerebro de otra persona".

La atención de Scorsese a los detalles y su sentido musical en la edición son otros de los sellos que atraparon a Richards. En una escena, el artista invitado Jack White sube al escenario para interpretar "Lovin' Cup", una pieza con tres guitarras acústicas en la cual Jagger se ata una Taylor acústica y White utiliza un 'metal slide' sobre su propio mástil. El filme entonces muestra a Richards con una acústica de 12 cuerdas para interpretar la canción de los 60 “As tears go by”, una de las actuaciones más raras de la noche.

El tratamiento de las guitarras en esta secuencia fue la evidencia definitiva que tuvo Richards de que se había puesto en manos de un maestro. "¿Cuántas veces hemos visto dedos yendo arriba y abajo?", dice Richards. "Lo que hizo Marty fue volver la observación hacia un Rembrandt. Muestra la belleza de la guitarra en sí misma. No se trataba sólo de quién las tocaba. Eran planos preciosos sobre los instrumentos en sí mismos, lo que me parece muy, muy bonito".

De acuerdo con Richards, fue Scorsese quien le empujó a interpretar "You Got the Silver", del clásico álbum "Let it Bleed", en la película. "Fue un momento muy especial para mí, porque fue la primera vez que lo hacía sin tocar realmente la guitarra. Soy un guitarrista, ya sabes", ríe. "Quiero decir, a veces canto. Pero simplemente la libertad de hacerlo sin tener que pensar en la mano derecha y en la izquierda, y tener que averiguar qué es lo que vas a hacer sin la guitarra, porque tienes que hacer otra cosa. Tienes que moverte con la banda. Fue una gran novedad para mí, y muy muy divertido".


Ficha artística
Keith Richards
Mike Jagger
Bill Clinton
Ron Wood
Charlie Watts


La banda sonora
Accede a la información sobre la banda sonora Shine a light BSO.