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Death Race cartel reducidoDeath Race(La carrera de la muerte)
Dirigida por Paul W.S. Anderson
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El productor y director PAUL W.S. ANDERSON (las dos entregas de Resident Evil, Alien vs. Predator) vuelve a imaginar el clásico de ROGER CORMAN, La carrera de la muerte del año 2000, para la gran pantalla. Se han unido a él los productores PAULA WAGNER (las películas Misión imposible, La guerra de los mundos) y JEREMY BOLT (Resident Evil: Apocalipsis, Resident Evil: Extinción).

El equipo técnico que ha hecho posible este chocante reality show está compuesto por el director de fotografía SCOTT KEVAN (Cabin Fever, Stomp the Yard: ritmo salvaje); el montador NIVEN HOWIE (Amanecer de los muertos, Resident Evil: Extinción); el diseñador de producción PAUL DENHAM AUSTERBERRY (30 días en la oscuridad, Resident Evil: Apocalipsis), y el compositor PAUL HASLINGER (Underworld, Una noche para morir).

LA CARRERA DE LA MUERTE/DEATH RACE está escrita por Paul W.S. Anderson, y basada en un guión de ROBERT THOM y CHARLES GRIFFITH, a partir de una historia de IB MELCHIOR. Los productores ejecutivos son Roger Corman, DENNIS E. JONES, DON GRANGER y RYAN KAVANAUGH.


Calentando motores
No tiene nada de sorprendente que los cineastas británicos y socios Paul W.S. Anderson y Jeremy Bolt fueran fans de La carrera de la muerte del año 2000, de Roger Corman. Si tenemos en cuenta que se hicieron famosos por la película Shopping/De tiendas, un oscuro relato acerca de un grupo de jóvenes decididos a pasárselo muy bien en un futuro no muy lejano, parece natural que les atrajera el mundo creado por el productor Roger Corman y el director Paul Bartel en 1975.

Paul W.S. Anderson dice, hablando de la película original: "Era un fan de la película de Corman. La vi en vídeo siendo adolescente, cuando aún vivía en Inglaterra. Es la típica película que tus padres no quieren que veas porque está llena de violencia gratuita y de desnudos que no vienen a cuento. Claro que me gustó".

Después de un visionado de Shopping/De tiendas durante el 7º Festival Internacional de Tokio, el productor Jeremy Bolt y el director Paul W.S. Anderson tuvieron la ocasión de conocer a Roger Corman y de hablarle de su idea de un remake de La carrera de la muerte del año 2000 para un público actual. En aquel momento, los dos cineastas estaban a punto de hacer Horizonte final para Paramount. Habían conocido a Paula Wagner y a Tom Cruise, que acababan de lanzar su productora C/W Productions y se habían interesado en desarrollar el proyecto.

Jeremy Bolt recuerda: "Quedé con Paula en el hotel Dorchester de Londres. Le pareció una idea fantástica. Se apuntaron al proyecto, compraron los derechos dentro del marco de su acuerdo con Paramount y empezaron a desarrollarlo. Entonces nuestra idea era hacer una película que tuviera el mismo espíritu que la de Roger, en otras palabras, una sátira".

Pero pasó más de una década hasta que cuajara el proyecto. Paul W.S. Anderson y los productores, influidos por la obsesión de la sociedad actual por los reality shows, decidieron situar la película en un futuro próximo. Se trataría del programa de reality más extremo, donde los conductores serían presos compitiendo como gladiadores.

El director, que para entonces había escrito y dirigido taquilleras de películas e acción como las dos Resident Evil y Alien vs. Predator, empezó a retrabajar el material y el proyecto acabó encontrando un hogar en Universal. Hablando del mundo que imaginó, explica: "Es un poco más duro que el actual, pero muy reconocible. El constante aumentó de delincuentes y criminales, y la pasión que siente el público por los reality shows han dado pie al programa ‘La carrera de la muerte’. Es el no va más: nueve corredores compiten hasta la muerte en un circuito sin salidas. Son los gladiadores del mundo moderno, y el circuito es el coliseo".

Aunque la película es bastante diferente del clásico producido por Roger Corman, hay algo que no ha cambiado. Los seguidores siguen a sus corredores favoritos con el mismo fanatismo, deseosos de ver morir a los competidores. Los romanos actuales están sedientos de sangre.


Una congregación de convictos: El reparto de la película
A la hora de buscar actores para LA CARRERA DE LA MUERTE/DEATH RACE, los cineastas buscaron intérpretes capaces de encarnar la cruel realidad del mundo imaginado por Paul W.S. Anderson. Después de conocerle, el director estaba convencido de que el actor británico Jason Statham era perfecto para Jensen Ames: "Queríamos un héroe de clase trabajadora", dice Anderson. "Por eso me pareció que Jason era el actor perfecto para hacer de Jensen, un hombre que no ha tenido suerte en la vida".

Paul W.S. Anderson establece el futuro a través de Jensen Ames. Se trata de un mundo violento, empobrecido, con pocas esperanzas, pero Ames ha encontrado su camino. "Trabajaba en una fundición a punto de cerrar y le han despedido", dice el realizador. "Es un tipo duro que ha estado en la cárcel y volvería a estar si no fuera porque ha encontrado a una mujer que le ama. Tienen una hija. Es su segunda oportunidad".

No solo era el actor ideal, el ex atleta casi nunca usa un doble para las escenas más complicadas. Además del atractivo del papel en sí, Jason Statham se quedó impresionado por la detallada visión que el director tenía del futuro: "Paul fue una auténtica fuente de información", dice. "Todo era muy detallado, había fotos de los coches, describía minuciosamente las emociones de los personajes. Sabía lo que ocurría en cada momento. El guión me pareció emotivo, divertido, oscuro, violento y sexy".

El actor reconoce estar loco por los coches y se sorprendió ante los bocetos que Paul W.S. Anderson le enseñó, sobre todo los del Mustang que iba a conducir detrás de la máscara de Frankenstein. "Ya se han visto coches con sistemas de óxido nitroso, pero nunca nada parecido a lo que Paul saca en esta película", explica.

Para encarnar a la alcaidesa que obliga a Ames a convertirse en su conductor estrella y el hombre que le entrenará, los cineastas no quisieron recurrir a actores de reparto. Se inclinaron por intérpretes de la talla de Joan Allen e Ian McShane, convencidos de que añadirían credibilidad a la historia. "El público no está acostumbrado a ver a Joan Allen en una película como ésta", dice el productor Jeremy Bolt, riendo. "Ha sido tremendo oírle soltar tacos como un camionero. Siempre la asociaba a papeles de presidenta o directora de colegio".

La actriz, ganadora de tres Tony y nominada a tres Oscar, interpreta a la alcaidesa Hennessey, una mujer despiadada impecablemente vestida que tiene la última palabra en Isla Terminal. "El guión me gustó, y los personajes me parecieron geniales", recuerda Joan Allen. "Los coches eran asombrosos, el concepto me entusiasmó. La atmósfera me recordó a Mad Max y Blade Runner. Y después de hablar del concepto de la película con Paul, pensé: ‘Esto puede ser increíble’".

La actriz tenía ganas de meterse en la piel de un personaje que no se pareciera en nada a los que había interpretado hasta entonces. "Hennessey es un interesante ejemplo de una persona que pierde la cabeza por los medios de comunicación y por las cifras, y olvida que hay vidas en juego", explica. "Para mi personaje, ‘La carrera de la muerte’ sólo es el programa más visto de la televisión. Se enorgullece y saca provecho de ello".

Para el papel de Coach, el maestro de Frankenstein, los cineastas escogieron a Ian McShane. El actor tenía ganas de participar en una película a la que describe como "una carrera NASCAR hasta la muerte en una cárcel. Todos están pegados a la pantalla para ver cómo los convictos se matan en sus coches y se disparan mientras compiten". En cuanto a su papel, dice: "Coach está con los buenos. Es un hombre honrado que lleva mucho tiempo en la cárcel, se ha adaptado y la ha convertido en su hogar. Como jefe de los mecánicos, conoce todos los coches, pero sobre todo se ocupa del Mustang de Frankenstein".

El actor y cantante Tyrese Gibson era consciente de que encarnar a un asesino sería todo un reto. "Machine Gun Joe es malvado", explica el intérprete. "Es un preso, un líder y un asesino. Es un papel muy sombrío. Me costó mucho meterme en la piel de este hombre cruel y, cuando no estaba en el plató, volver a ser yo mismo, reír y contar chistes".

NATALIE MARTINEZ es la sexy y dura Case, que viene de la cárcel de mujeres, como casi todos los copilotos. Su trabajo, al menos eso parece, es conseguir que Frankenstein gane la carrera. Pero Case no es muy de fiar. "Está en la cárcel y la directora la tienta con la libertad", explica la actriz. "No cuesta mucho manipular a Case". Pero Natalie Martinez no tuvo ningún problema en hacer de chica dura. En el rodaje, incluso se colgó de la ventanilla del monstruoso Mustang en movimiento durante los intercambios de disparos.

El equipo de mecánicos de Frankenstein y de Coach está compuesto por JACOB VARGAS, en el papel del listo Gunner, y FRED KOEHLER, como el brillante aunque tímido Lists. Los competidores de Frankenstein son una auténtica colección de hombres muy duros de pelar, entre los que se encuentran Yao Kang, alias 14K (ROBIN SHOU); The Grimm Reaper, alias Grimm (ROBERT LaSARDO), un psicópata que venera a la directora, y Travis Colt (JUSTIN MADER), un antiguo corredor del NASCAR que mató a varios inocentes durante una borrachera. Ames también deberá enfrentarse a uno de los conductores favoritos de Hennessey, Slovo "Angel Wings" Pachenko (MAX RYAN), el líder psicópata de una banda neonazi, y al segundo de la alcaidesa, Ulrich (JASON CLARKE).

Una vez escogido el reparto, quedaba crear los decorados que representarían la última parada para los delincuentes, un circuito del que la mayoría nunca saldría.


Bienvenidos al infierno: El diseño de un futuro no muy lejano
Paul W.S. Anderson, los productores y el diseñador de producción Paul Denham Austerberry estaban decididos a crear un mundo en declive, pero ciertos aspectos de este universo no cobraron vida hasta que localizaron los decorados. La solución se encontró en Montreal, concretamente en los talleres abandonados de la fábrica de trenes Alstom, en el barrio de Pointe Saint Charles, que sirvieron de decorados principales para los exteriores gracias a su aspecto mugriento e industrial. Además, era posible construir decorados interiores en los enormes talleres. Gran parte de la infraestructura había desaparecido, y fue necesario volver a instalar la electricidad y el agua para poder usarlos.

El realizador dice: "Casi parece que construimos los decorados para la película, pero son naturales. No escribí LA CARRERA DE LA MUERTE/DEATH RACE pensando en estos decorados y tuve que retocar el guión para que encajara en un sitio tan increíble".

El equipo pensó que el circuito de la muerte podía discurrir entre los talleres abandonados de Alstom. "La avenida flanqueada por grúas pórtico era perfecta para el tramo recto del circuito", dice el diseñador de producción. "De noche teníamos la impresión de estar en otro planeta. En cuanto lo vimos, supimos que debíamos usarlo. Pero lo difícil fue crear todo el circuito".

Para el equipo de Paul Denham Austerberry, construir la desolada e infernal Isla Terminal fue como ensamblar un rompecabezas en tres dimensiones. Ya que el director quería usar decorados en vez de recurrir a una isla generada digitalmente, hubo que crear diferentes decorados para formar un conjunto cuando aparecieran en la película.

Paul W.S. Anderson hizo un storyboard de todo el guión. Además, él y Paul Denham Austerberry se basaron en una maqueta de gomaespuma de grandes dimensiones para ayudar a visualizar las escenas al equipo de efectos especiales, a los especialistas, al departamento de fotografía y a las diversas unidades. "Nos llevó una semana repasar el guión escena a escena", explica el diseñador de producción. "Lo bueno de la maqueta es que podíamos situar los elementos antes de crear los decorados definitivos".

Este acercamiento sistemático les permitió decidir qué elementos serían necesarios para crear el circuito y la prisión en la opresiva isla. "En el Viejo Puerto de Montreal hay silos. Están rodeados de agua y tienen una arquitectura fantástica", dice Paul Denham Austerberry. "El truco residía en hacerlos pasar por estructuras de Isla Terminal". El realizador pidió al director de fotografía Scott Kevan que hiciera tomas poco elevadas, pero lo suficientemente abiertas como para sugerir un paisaje amenazante, aplastante.

Otra pieza del puzzle se encontró en el túnel Bleeker, un espacio muy amplio que aporta profundidad a la carrera. Cuando Paul W.S. Anderson unió los silos y la avenida de Alstom, se dio cuenta de que tenía el enorme circuito que buscaba.

Para los planos exteriores del edificio de la cárcel, usaron la prisión de Saint Vincent de Paul, abandonada a principios del siglo XX. Cerrada hace más de una década, los imponentes exteriores y enormes patios eran exactamente lo que buscaban los cineastas.

Tyrese Gibson dice que los decorados eran tan realistas que tenía la impresión de estar encarcelado: "No hacía falta actuar", explica. "Bastaba con mirar a nuestro alrededor, ver esos muros enormes coronados por alambradas, para meterse en el personaje". Sin embargo, al ser muy húmedo e incómodo, no se usó el interior de la prisión. Los interiores están rodados en platós creados dentro de los depósitos de Alstom.

La fundición que aparece en la primera escena aumenta la sensación de terrible realidad. Los cineastas consiguieron permiso para rodar cámara en mano con Jason Statham en medio de trabajadores reales mientras se ven los enormes calderos llenos de acero líquido en segundo plano.

El realizador y el director de fotografía aprovecharon para rodar a un trabajador vestido con traje de amianto limpiando una caldera con una manguera a presión. Las imágenes resultantes son tan buenas que parecen irreales. En una escena, Jason Statham se acerca a la cámara y se quita el casco en el momento en que el acero líquido se trasvasa a un molde justo detrás de él. Parece creado digitalmente, pero está realmente allí. El actor dice: "Sabían que era el último vertido del día. Cuando gritaron ‘Acción’, noté cómo se me derretían los pelos de la nuca. Solté un par de tacos en mi cabeza y seguí andando con cara de póquer hacia la cámara".


El diseño de la destrucción: Los coches de la película
Los coches en la película no son simples vehículos conducidos por hombres; son auténticos personajes. Era muy importante que los coches de LA CARRERA DE LA MUERTE/DEATH RACE fueran modelos reales totalmente modificados. En cierto modo, se diseñaron dos películas a la vez: crear los coches fue tan difícil como crear los personajes.

El aspecto y las características técnicas
Paul W.S. Anderson y Paul Denham Austerberry trabajaron con dos diseñadores conceptuales para conseguir los coches. "Debían ser coches reconocibles, con un diseño muy marcado", explica el diseñador de producción. "También debían ser coches que gustaran a personas de edades muy diferentes".

El aspecto industrial de los vehículos está basado en una estética de desguace, dado que son los convictos quienes los reparan. Los actores estaban encantados con sus coches equipados con napalm, depósitos de óxido nitroso y asientos eyectables. Jason Statham, como Ames, conduce un Ford Mustang GT 2006 trucado, más conocido como el Monstruo, equipado con una placa de acero de 1,90 centímetros y dos mini ametralladoras capaces de disparar 3.000 balas por minuto: "El Mustang simboliza el coche americano potente. Me quedé colgado con los dibujos, imaginen lo que fue sentarme en ese vehículo..."

Tyrese Gibson, como Machine Gun Joe, se sienta al volante de un Dodge Ram 1500 Quad Cab 4WD blindado, diseñado para incorporar una ametralladora Vulcan usada en helicópteros, que reduce la velocidad del coche, pero le concede otras ventajas. "Es una máquina grande, pero tiene sentido, porque refleja mi personaje", explica el actor. "Tengo el vehículo mayor porque me creo el rey".

El neonazi Pachenko conduce un Buick Riviera de 1966 que responde al dulce apodo de "Máquina mortal". "El coche del malo por excelencia no tiene nada que ver con los demás", explica el diseñador de producción Paul Denham Austerberry. "Es más como un coche de juguete Hot Wheels, que se inspiró en la foto de un Riviera de techo rebajado publicada en la revista Hot Rod".

Los otros vehículos de los participantes en el programa "La carrera de la muerte" incluyen un Porsche 911 de 1978 para 14K, equipado con cuatro misiles en el techo y cuatro minilanzadores de cohetes en el capó; un Jaguar XJS V12 de 1989 para Travis Colt, con dos M2 del calibre 50 en el capó; el enorme Chrysler 300C de 2006 para Grimm, con tres MAG 58 del calibre 308 montados en el capó y la posibilidad de disparar misiles desde atrás.

Uno de los factores decisivos del diseño fue la maniobrabilidad, y el hecho de que los conductores debían morir a lo grande. Entre los otros vehículos que desaparecen al principio de la carrera está un BMW serie 7, concretamente el 735i de 1989, retocado para parecer la cabina de un avión. El copiloto va detrás del piloto y tiene una pequeña ametralladora lateral; un Buick Riviera Boat Tail de 1971 que contrasta con el Riviera de techo rebajado de Pachenko.

Además, Paul W.S. Anderson encargó que se retocara un Pontiac Trans Am de 1979 equipado con una ametralladora del calibre 50 en el capó y una pequeña ametralladora del calibre 308. Todos los coches están pintados para dar la impresión de haber pasado por mucho en los seis años que dura el programa. Desde luego, es impresionante verlos alineados, preparados para salir, en el túnel Bleeker.

Y, por fin, la directora Hennessey tiene el mejor y el más terrible vehículo de todos, el Acorazado, el rey de los monstruos. Pintado de gris, sale al circuito echando humo y llamas, disparando como loco. Equipado con un lanzallamas, seis cohetes guiados por calor, una ametralladora PKM y ruedas Dayton de Kevlar, el Acorazado se usa en última instancia, cuando Hennessey estima que la carrera está demasiado igualada y se vuelve aburrida.

La construcción de los bólidos
Fueron necesarias unas ocho semanas para llegar al concepto final de cada modelo para que el equipo de mecánicos empezara a construirlos en un taller de Montreal. Paul Denham Austerberry dice: "Dos dibujantes y dos artistas conceptuales trabajaron en Toronto antes de que nos trasladáramos a Montreal. Allí, reunimos un equipo de 50 personas para empezar a trabajar en los coches".

El jefe de efectos especiales JASON HANSON y el mecánico jefe BRIAN LOUIS y su equipo dispusieron de 30 coches para desguazarlos y prepararlos para el rodaje. Desmontaron los sistemas eléctricos, los airbag y los sistemas de seguridad de frenado. "Dejamos la carcasa para volver a construirlos", explica el mecánico. "Incorporamos barras de protección, nuevos depósitos y asientos de coches de carreras, antes de pasarlos al equipo de efectos especiales".

El diseñador de producción explica el proceso tecnológico que se siguió para transformar los coches en auténticos bólidos: "Se escanearon los coches con una cámara AndiScan, y un equipo se encargó de modelar los conceptos en 3-D para la fabricación de las diversas piezas".

JEAN-MARTIN DesMARAIS, el diseñador de efectos especiales y encargado de la fabricación, dice que el proceso AndiScan "es muy exacto, escanea milimétricamente. Usa tres cámaras ópticas y tres fuentes láser para hacerse con toda la superficie. Sólo pesa un kilo y medio y escanea cualquier cosa".

Las maquetas tridimensionales permitieron al equipo de efectos especiales calcular si todas las piezas podían encajar en el vehículo. Además, el realizador pudo ver qué tomas conseguiría con cada coche, y los especialistas y actores supieron cuánta visibilidad tendrían en el interior del vehículo. El proceso ahorró unos tres meses de trabajo, lo que se habría tardado normalmente en encajar a mano las numerosas piezas, entre 500 y 900, que se añadieron a cada vehículo.

Aun así, cada coche necesitó unas seis semanas de trabajo, y otra semana más para ensamblar la hoja de metal que imita a la espesa plancha de acero requerida para sobrevivir a los disparos enemigos. Los pilotos del programa "La carrera de la muerte" no durarían mucho si sus vehículos no estuvieran blindados. Y no olvidemos que al público no le gusta que un competidor salte por los aires al cabo de dos minutos.

Para soportar el peso añadido a cada coche, Brian Louis y su equipo reforzaron la suspensión de los vehículos.

MARTIN MANDEVILLE, que se encargó del interior del Monstruo, dice: "Los presos arreglan los coches con lo que tienen, por eso usamos muchas piezas de desguace. Encontré piezas de aluminio de aviones para diseñar el depósito de napalm". Los asientos eyectables también son una característica del Monstruo y tienen un papel en la historia.

En total se usaron 34 vehículos, seis Mustang, cinco Dodge Ram, cuatro Porsche, tres Jaguar, tres BMW y tres vehículos de cada modelo de Buick para conseguir los once bólidos que vemos correr en LA CARRERA DE LA MUERTE/DEATH RACE.

Construir el atronador y letal Acorazado no fue simple. El coloso se ensambló en un taller de Calgary que disponía del espacio suficiente. Se construyó a partir de dos cabinas y un remolque. NIGEL CHURCHER, encargado del proceso, dice: "Queríamos que pareciera hecho a partir de un camión real, y no que se hubiera diseñado especialmente para la película".

Aunque los actores y el equipo habían visto fotos del Acorazado, nadie sabía a qué atenerse hasta que llegó. El ruido de las ametralladoras era ensordecedor, y todos se quedaron atónitos.

Bólidos con armas letales
Como armero jefe, el trabajo de CHARLES TAYLOR consistía en equipos los coches con armas. "No fue nada fácil montar ametralladoras en un coche como el Dodge Ram", dice. Al principio, los cineastas habían pensado en usar armas falsas, pero Charles Taylor les convenció para que no lo hicieran. Además, para conseguir el efecto deseado, el disparo debe ser muy ruidoso

Pero el más ruidoso de todos debía ser el Acorazado de Hennessey, por lo que el armero montó un arsenal completo en el vehículo. "Lleva un quitapiedras delante y dos ametralladoras M3 del calibre 50 de alta velocidad en el capó. En la cabina hay dos pequeñas ametralladoras M134 a los lados y una ametralladora del calibre 50 delante, con un lanzallamas debajo. Atrás lleva una torreta tipo tanque de 76 mm con una ametralladora PKM instalada encima. Cuando se pone en marcha y empieza a disparar con las ametralladoras y el lanzallamas, es impresionante, parece el infierno sobre ruedas", explica el armero.


Colisiones y peleas: La filmación de la carrera
Los actores y el equipo de CARRERA DE LA MUERTE/DEATH RACE acabaron el rodaje magullados y doloridos, pero los vehículos casi tuvieron que ser remolcados después de pasar por las manos de los especialistas y la segunda unidad.

El productor Jeremy Bolt explica por qué se usaron tres unidades en la película: "Además de la primera y la segunda unidad, teníamos una unidad reducida. La segunda unidad, dirigida por SPIRO RAZATOS, rodaba en paralelo a la primera. Ejecutaba la acción al pie de la letra, siguiendo los storyboards de Paul, que se encargaba de dirigir la parte dramática con los actores. La unidad reducida filmaba los insertos, como el pie en el acelerador, el velocímetro, el volante, todos esos detalles con los que se construye una película".

Filmar en el circuito
Rodar un circuito con varios vehículos lanzados a toda velocidad ofrece serias dificultades. Algunas de las escenas más espectaculares sólo podían filmarse una vez, por lo que el realizador decidió usar varias cámaras, hasta ocho, colocadas en el suelo y en alto. Para soportar los impactos, las llamas y el calor se instalaron cámaras equipadas con protecciones especiales en los coches para capturar la acción desde el punto más álgido. Muy a menudo, la segunda unidad filmaba desde la ventanilla del bólido recorriendo el circuito.

El guionista y realizador de LA CARRERA DE LA MUERTE/DEATH RACE dice: "En los años setenta y ochenta no era posible filmar las colisiones muy de cerca, la cámara no tenía una enorme movilidad. En esta película, hemos ideado un sistema único que nos permite acercarnos al máximo a las colisiones, a las explosiones, a los coches ardiendo, a los vehículos volando a cinco metros de altura, y todo de una forma segura".

Para conseguir plasmar su visión de la letal carrera, Paul W.S. Anderson trabajó con un equipo de cámaras y especialistas muy experimentados. El coordinador de especialistas de la segunda unidad, ANDY GILL, explica: "Por suerte, Paul quería rodar todo lo que fuera posible sin tener que recurrir a los efectos digitales. En algunas colisiones, usamos alambres para ayudarnos, pero intentamos que fuera lo más real posible. No usamos efectos especiales ni visuales que nos permitiesen lanzar un coche por los aires dando tumbos. No hicimos nada que no fuera físicamente posible".

Cuando un vehículo debía explotar, se usaba uno que no requiriese conductor. "Usamos coches guiados por control remoto", explica Andy Gill. "En las escenas en que colisionan a mucha velocidad, no permitimos que un especialista se pusiera al volante".

Había otro miembro de la familia Gill en el equipo, Jack, hermano de Andy, el especialista principal. Condujo el potente Mustang de 600 caballos y trabajó muy de cerca con los otros especialistas y actores que debían estar al volante, asegurándose de que todo fuera factible. La seguridad era muy importante en vehículos como el Ram o el Riviera de techo rebajado, cuya luna delantera sólo tiene ocho centímetros de altura.

Para que la historia funcionara, era crucial ver a los actores conduciendo los coches. Jason Statham condujo en muchas escenas complicadas y peligrosas, pero necesitaba ayuda. Jack Gill tenía la solución, el coche "pod". Según él, es un invento "muy útil cuando se quiere filmar la reacción de los actores en una situación real, durante una colisión. El ‘pod’ está encima del vehículo, al que está conectado mediante un volante, un acelerador, una caja de cambios y un pedal de freno. Conduzco desde ahí arriba mientras la cámara enfoca al actor".

Para evitar cualquier pérdida de tiempo, se instalaron boxes a un lado del circuito para que los mecánicos repararan los coches durante la noche. "Cada mañana nos asegurábamos de que los coches estuvieran en condiciones", explica el jefe de mecánicos Brian Louis. "Por la noche, un equipo se ocupaba de repararlos para que estuvieran listos al día siguiente".

El diseño de las peleas
Los conductores especializados se encargaron de conducir los coches en los momentos más difíciles, pero los actores apenas usaron dobles para las escenas de lucha, que debían ser tan violentas como las colisiones. Jason Statham dice: "Estoy acostumbrado a rodar escenas de lucha muy sofisticadas, pero me pareció que no era lo adecuado para mi personaje. Jensen Ames conduce un bólido, no es un experto en artes marciales, tampoco ha pasado por un entrenamiento de las Fuerzas Especiales".

Los actores debían tener la potencia física de unos duros convictos encerrados en Isla Terminal. Para conseguirlo, Jason Statham se entrenó con LOGAN HOOD, un ex miembro de las Fuerzas Especiales de la Marina Estadounidense.

El coordinador de peleas PHIL CULOTTA, que hizo de doble de Jason Statham en Transporter 2, diseñó la escena de la tremenda pelea en el comedor, lo que le llevó un par de semanas. Explica: "Para que pareciera brutal y sucia, decidimos ir a por todas. Usan cualquier cosa que tienen a mano, incluso el fregadero, para golpear a otro".

La coreografía de la pelea en el taller de coches, en la que el neonazi ataca a Ames e intenta estrangularle con una cadena, también debía ser directa y brutal.

Una vez acabado el rodaje, los cansados actores y cineastas hablan de la experiencia y de lo que esperan de este thriller de acción. "Es una película muy entretenida para adultos", dice Jason Statham. "Hay chicas guapas, tíos muy machos, ¿qué más se puede pedir?"

Terminamos con el comentario del realizador Paul W.S. Anderson: "En LA CARRERA DE LA MUERTE/DEATH RACE, he querido ser fiel al tono irreverente de La carrera de la muerte del año 2000, sin por eso volver al pasado. He contado una historia seria, oscura, con toques de comedia. Es una película diferente, pero contiene un cierto comentario social, exactamente como la primera".