Nacer Khemir (Director y Guionista)
Nacido en Korba, Túnez en 1948, Nacer Khemir ha trabajado como escultor, cuentacuentos y poeta aunque su faceta más conocida es la de galardonado director de cine.
Como muchos otros intelectuales árabes educados en Francia, Nacer Khemir tiene una relación amor-odio con su identidad cultural. Por un lado está muy comprometido con el canon literario árabe pero también está muy pendiente de la actualidad cultural de Occidente, lo cual se refleja en su última película BabŽAziz que combina el deseo de mostrar su herencia religiosa a un mundo que en la actualidad se comporta cada vez de manera más hostil con ella.
Otras de las películas que ha dirigido son: A la Recherche des Mille et une Nuits (1991), The Lost Necklace of the Dove (1991) Premio Especial del Jurado del Festival de Locarno de ese mismo año y Los Balizadores del Desierto (1984), Gran Premio del Festival de los Tres Continentes en 1984.
Equipo artístico
Parviz Shahinkhou - BabŽAziz
Maryam Hamid - Ishtar
Nessim Kahloul - Zaid
Mohamed Grayaa - Osman
Golshifteh Farahani - Nour
Entrevista al director
P: ¿Por qué esta película en este momento?
R: Te lo explicaré con esta alegoría: si vas andando junto a tu padre y de repente se cae y mete toda la cara en el barro ¿qué harías? Le ayudarías a levantarse y le limpiarías la cara con tu camisa. La cara de mi padre sería el Islam y lo que hice fue intentar limpiar la cara del Islam con mi película, mostrando de forma abierta, tolerante y amistosa la cultura islámica, llena de amor y de sabiduría
un Islam diferente al de los medios de comunicación a raíz del 11 de Septiembre. El fundamentalismo, de la misma manera que el radicalismo, es una imagen distorsionada del Islam. Esta película es un modesto esfuerzo por devolver al Islam su imagen real. No había ninguna otra visión que me pareciera más urgente que esta: poner cara a cientos de millones de musulmanes que son a menudo, si no siempre, las primeras víctimas del terrorismo causado por algunos fundamentalistas. Y aunque esta película está basada en la tradición sufí, también es una película altamente política. Es una obligación hoy en día mostrar al mundo entero otro aspecto del Islam, sin embargo, cada uno de nosotros se ahoga en su propia ignorancia sobre "el otro". Es el miedo lo que ahoga a la gente, no la realidad. Hay casi un billón de musulmanes en el mundo (una sexta parte de los habitantes de la tierra). El hecho de intentar todo lo posible por conocer mejor a tus vecinos es una forma de mostrar hospitalidad. La hospitalidad no es sólo acoger a la gente y darles de comer; la hospitalidad consiste en escuchar y entender. No se puede recibir a alguien en tu casa, darle de comer y a continuación ignorarle. En mi opinión, esta es una película que anima a la gente a escuchar a los demás, por tanto ver la película implica ofrecer hospitalidad al "otro".
P: ¿Por qué elegiste el título complementario "el príncipe que contemplaba su alma"?¿Es una imagen narcisista?
R: Es cierto que el príncipe se inclina sobre el agua, pero no ve su cara como hacía Narciso, porque todo aquel que sólo ve su propio reflejo en el agua es incapaz de amar. El príncipe contempla algo invisible, su propio alma. Las personas somos como icebergs, sólo una décima parte de nosotros está a la vista, el resto es invisible, está bajo el mar. La idea del "príncipe" me vino de un hermoso plato pintado en Irán en el siglo XII. Mostraba a un príncipe inclinado sobre el agua y con la siguiente inscripción: "el príncipe que contemplaba su propia alma". Esta imagen se me quedó y es la razón por la que para mí era obvio rodar la película en Iran. ¡Hacer una película como la continuación de la obra de un artista del siglo XII! No se si fue una coincidencia pero rodamos partes de la película en la ciudad de Kashan, que es la ciudad donde se pintó el plato. Ahora, con respecto a la estructura de la película, creo que ayuda al espectador a olvidar su propio ego y ponerlo a un lado para abrirse a la realidad del mundo. Copia su estructura de las "visiones" narradas por los derviches y de la estructura de sus bailes. Los personajes cambian, pero el tema es el mismo: el amor en diferentes formas.
P: ¿Qué es el sufismo?
R: El fundamentalismo y el radicalismo no representan al Islam, de la misma forma que la inquisición no representa la fe de Jesús. Hoy en día uno se puede sentir bastante perdido y confundido ante el desafío y el odio hacia el Islam. El sufismo aparece opuesto a todas las formas de radicalismo. El sufismo es el Islam de los místicos, es la parte más sensible del Islam. Pero para dar una mejor definición, permíteme que utilice un dicho sufí: "hay tantas maneras de llegar a Dios como seres humanos sobre la tierra". Esta cita es una representación de la visión del sufismo. Uno puede decir que el Sufismo es el corazón latente del Islam. Lejos de ser un fenómeno marginal es una dimensión esotérica del mensaje islámico.
Abou Hassan Al Nouri, un gran sufí, dijo: "El sufismo consiste en renunciar a todos los placeres egoistas", porque el verdadero amor no puede ser egoísta. También dijo: "un verdadero sufi no tiene posesiones de la misma forma que nada le posee a él". El amor tiene muchas formas en la película. El ejemplo de Ishtar, la niña nacida de la arena, al igual que la lengua árabe, hace pensar en la letra "waw" que en árabe significa "y". Los sufís dicen que esta es la letra del amor, ya que sin ella nada se puede juntar. Nosotros decimos "el mar y el cielo", "hombre y mujer", por tanto "waw" es el lugar en el que se reúne todo, es el lugar del amor. Es también la letra del viajero, porque une las cosas con los seres.
P: ¿Qué es un derviche?
R: La palabra derviche significa "sufi" en lengua persa, pero con el tiempo se utilizó para referirse a los que eligen la pobreza. Los derviches ponen el mundo a un lado y entran en una búsqueda de pobreza y amor. Hay muchos tipos de derviches. Mi intención no fue referirme a las diferentes hermandades, pero si quería ofrecer una idea de lo que parece vivo en la cultura islámica árabe.: esa inagotable búsqueda de lo absoluto y lo infinito. A lo largo de la historia ha habido reyes que se han convertido en derviches, como el príncipe de nuestra historia, que es famoso en Afganistán. Gibran, el autor de "The Prophet" dijo: "el príncipe de los príncipes es aquel que encuentra su trono en el corazón de un derviche.". Los derviches van más allá que todo eso. Uno de ellos una vez dijo: "no voy a visitar nunca más ni la mezquita ni el templo, soy siervo del amor, estoy enamorado de tu belleza". Uno no puede entender la cultura islámica sin estudiar los textos sufís. Los derviches repiten constantemente esta cita del profeta Mohammad: "Dios es bello y ama la belleza". Y esto es lo que los derviches cantan para expresar su estado de amor:
"La mariposa se lanza al fuego
Si amas, necesitarás mucho coraje
En cada paso, el corazón se pone al límite
En cada respiro, se pone a prueba
Si amas, necesitarás ese coraje"
Los derviches, por sus acciones, liberan al Islam de algunas de sus interpretaciones dogmáticas, como el derviche que aparece en la película, que se siente atraído por el alminar e intenta limpiar el polvo de él con una escoba. En otra escena, aparece en una mezquita medio enterrada en la arena e intenta desenterrarla vaciando la arena que está en su interior.
P: ¿Qué significa el desierto para ti?
R: Hay un proverbio tuareg que dice: "hay tierras que están llenas de agua para el bienestar del cuerpo, y tierras que están llenas de arena para el bienestar del alma." El desierto es un campo literario y un campo de abstracción a la misma vez. Es uno de los lugares extraños donde confluye lo infinitamente pequeño, un grano de arena, y lo infinitamente grande, millones de granos de arena. Es también un lugar en el que uno puede tener el auténtico sentido del universo y del tamaño que tiene. El desierto también evoca la lengua árabe y nos lleva al recuerdo de sus orígenes. En cada palabra árabe hay un poco de arena flotando. Es también una de las fuentes principales de los poemas de amor árabes.
En mis tres películas, Los Balizadores del Desierto, The DoveŽs Lost Necklace y BabŽAziz: el Príncipe que Contemplaba su Alma el desierto es un personaje más. Esta película se rodó en el desierto central de Irán, cerca de Annark y en el desierto de Túnez, en Tataouine. El desierto no impuso su ley. Las temperaturas a veces llegaban a los 50º, así que solíamos empezar a trabajar a las 4 de la mañana y terminábamos a las 9:30 o 10 porque a partir de ese momento la arena empezaba a estar muy caliente y la luz empezaba a ser muy brillante, como una pantalla blanca que tapaba todos los detalles, y ¡sin mencionar la hospitalidad de los escorpiones!. El resto del día lo pasábamos en el campamento y hacíamos el resumen del día con la puesta de sol. Las escenas se rodaban solo una vez porque era imposible recrear la virginidad de la arena una vez que los actores la habían pisado. Cuando no estábamos satisfechos con una escena nos teníamos que trasladar a otro lugar que no estuviera pisado. No me detendré en los problemas que tuvimos en el rodaje que se llevó a cabo en las distancias largas, en Irán y en Túnez, en Kashan, Yazd, Kerman, el desierto de Annarak y por supuesto la antigua ciudad de Bam, donde se rodó la escena final de los derviches. Un terremoto destruyó esta ciudad algunos meses después de rodar nosotros allí. En Túnez rodamos en Tunicia, en Korba, en Wald Sultan y en Tataouine. En la misma secuencia podemos ver a un personaje andando por un palacio en Túnez a la vez que mira a través de la ventana viendo el desierto de
Irán. Estos trucos no son excepcionales y hablan de la dimensión de una película, coproducida por empresas de Francia, Irán y Túnez. Pero cuentan la historia de la película mucho mejor que muchos discursos o quizás debería decir que define su territorio: BabŽAziz deambula por el mundo árabe-islámico y es este mundo el que se extiende entre la ventana del palacio tunecino y el paisaje iraní. Este mundo es una auténtica parábola si tenemos en cuenta que el cine es el espacio-tiempo que se encuentra entre el punto en el que estamos y el punto que estamos buscando. Sabiendo que este espacio-tiempo habitualmente se denomina "punto de vista", podemos también decir que esta película es sobre cine.
P: ¿Y la música?
R: En la cultura árabe, el poema tiene su razón de ser: cantar. Las canciones y la música crean ambivalencia entre la presencia y la ausencia, lo visible y lo invisible, lo real y lo misterioso. La voz mística corre a través de las tradiciones populares y escolares de las culturas árabe, persa y turca. La música vocal a menudo está acompañada de bailes, como en las representaciones de los derviches girando, que bailan con una mano directa al cielo para así recibir la bendición divina, y la otro mano directa hacia la tierra para así transmitir esa bendición a la audiencia. Estas clases de música populares y sagradas forman una extraordinaria vitalidad y un gozo comunicativo desde Asia hasta África, desde el mundo árabe hasta el persa. Garantizan una cohesión que asegura su unidad y su deseo por la vida. Es la imagen del alma que adora a Dios, múltiple en sus formas y único en su forma. Es una celebración del gozo de vivir en oposición con el deseo de morir de los fundamentalistas. El encuentro con Armand Amar fue muy enriquecedor y aportó nueva vitalidad a la película. Había muchas piezas de música en vivo, a menudo interpretadas por grandes maestros sufís y Armand trabajó en su cohesión. Con él renové una hermandad andaluza muy antigua. Otra hermandad reunió a actores iraníes, iraquíes, tunecinos, curdos y argelinos. Parviz Shahinkhou, a pesar de su 86 años, era el más entusiasta de todos. Miryam Hamid, una iraní de origen árabe, que interpretaba a Ishtar saltaba de una lengua a otra con gran facilidad y no dejaba de sorprendernos con su curiosidad y su manera de actuar.
P: ¿Qué opinas de Oriente y Occidente?
R: No hay nada mejor que los jardines para explicar las diferencias entre Oriente y Occidente. Los jardines de Occidente son visibles y rodean las casas, por el contrario los de Oriente son invisibles y están escondidos en el interior de la casa. Un jardín sólo puede estar escondido ya que es un lugar de contemplación y de meditación donde la mente se evade. El propósito de los jardines clásicos de occidente, como el de Luís XIV o el de los Médicis, es dominar el mundo a su alrededor. Es como un jardín de maestrazgo. A diferencia de los clásicos jardines de occidente, o de los japoneses, los jardines orientales animan a la relajación del pensamiento y a la contemplación del alma interior de cada uno. Pero los dos jardines están llenos de grandes tradiciones y culturas, por tanto son todos necesarios para el enriquecimiento del mundo.