Cada era tiene sus visionarios que dejan, en la estela de su genio, un mundo cambiado pero raramente esto sucede sin suscitar una batalla sobre qué ocurrió exactamente y quién estaba presente en el momento de la creación. En La red social el director David Fincher y el guionista Aaron Sorkin exploran el momento de la invención de Facebook, el fenómeno social más revolucionario del nuevo siglo, a través de las perspectivas enfrentadas de los jóvenes súper inteligentes que afirman haber estado presentes en sus inicios. El resultado es un drama repleto de creación y destrucción; un drama que intencionadamente evita mostrar un solo punto de vista. Por el contrario, sigue narrativas enfrentadas, mostrando las verdades encontradas y las relaciones sociales en continua transformación que definen nuestra era.
La película se basa en múltiples fuentes y se traslada desde los pasillos de Harvard a los cubículos de Palo Alto para capturar la emoción visceral de los embriagadores inicios de un fenómeno que cambiaría la cultura actual y relatar cómo unió y después separó a un grupo de jóvenes revolucionarios. En el ojo del huracán se encuentran Mark Zuckerberg (JESSE EISENBERG), el brillante alumno de Harvard que concibió una página web que parece haber redefinido nuestro tejido social de la noche a la mañana; Eduardo Saverin (ANDREW GARFIELD), el que fuera amigo íntimo de Zuckerberg, quien aportó el capital inicial para la joven empresa; Sean Parker (JUSTIN TIMBERLAKE), el fundador de Napster que trajo Facebook a los inversores de capital de riesgo del Silicon Valley; y los gemelos Winklevoss (ARMIE HAMMER y JOSH PENCE), los compañeros de Harvard que afirmaron que Zuckerberg les robó la idea y después le demandaron su titularidad.
Cada uno tiene su propio relato, su propia versión de la historia de Facebook, pero el conjunto es mucho más que la suma de sus partes ya que es un retrato con múltiples capas de un éxito del siglo XXI, tanto por su fantasía juvenil como por sus realidades finitas.
En una noche de borrachera en octubre de 2003, justo después de romper con su novia, Mark se infiltró en los ordenadores de la universidad para crear un sitio que contuviera una base de datos de todas las chicas del campus, para luego ir colocando dos fotos juntas y preguntarle al usuario que eligiera cuál estaba "más buena". Al sitio le da el nombre de Facemash, y al instante adquiere un carácter viral. El sistema entero de Harvard se quedó colapsado y desató una controversia en el campus debido a la supuesta misoginia del sitio web. Por la creación de Facemash, acusaron a Mark de traspasar intencionadamente la seguridad, y de violar derechos de autor y la privacidad individual. Sin embargo, en ese momento, nace la estructura subyacente de Facebook. Poco tiempo después Mark lanza thefacebook.com, que se esparce como un fuego de pantalla en pantalla en Harvard, después por las prestigiosas universidades estadounidenses de la Ivy League, de ahí al Silicon Valley y luego, literalmente, al mundo entero.
Pero en el caos de la creación nace un apasionado conflicto de cómo y cuándo ocurrió todo, y quién merecía el reconocimiento por lo que claramente se está convirtiendo en una de las ideas más originales del siglo, un conflicto que romperá amistades y dará lugar a acciones legales.
Para forjar una sensación palpable de esa niebla creativa sobre una historia que actualmente está siendo escrita, Sorkin y Fincher colaboraron para crear un estilo narrativo no alineado y cuidadosamente construido que intencionalmente no toma partida. Por el contrario, la película presenta un consorcio de narradores mañosos a partes iguales, cada uno de ellos cree que tiene la razón y que sus memorias particulares son las verdaderas, a la vez que deja las grandes preguntas de lo que ocurrió realmente completamente abiertas para la audiencia.