Entrevista con Vincent Garenq
P: ¿Cómo surgió COMO LOS DEMÁS?
R: Hace cosa de diez años me enteré de que Manu, mi mejor amigo del instituto, que es gay (el personaje interpretado por Lambert Wilson se llama como él), se había ido de fin de semana con una pareja de lesbianas para conocerse mejor y quizá concebir y criar un hijo juntos en el futuro. Recuerdo que la idea me sorprendió y me divirtió. Pensé que era un buen tema para una película y llamé a Manu para que me lo contase todo en detalle. Me habló de la APGL (Asociación de Padres y Madres Gays y Lesbianas). Entonces apenas se hablaba de homoparentalidad. Aún no existía la ola mediática actual. A través de la asociación, conocí a familias que me contaron historias conmovedoras y me entraron ganas de hacer un documental. Pero había un tipo de familia que no conseguía aceptar, la de hombres gays que recurrían a una madre de alquiler. Me producía un rechazo absoluto. Luego, como siempre, mandé el proyecto de documental a mucha gente, pero no interesó a nadie. Incluso recuerdo que un productor, ahora ocupa un puesto muy importante en una cadena de televisión, puso fin a la entrevista diciendo que bajo ningún concepto una pareja gay debía tener hijos. Fue entonces cuando pensé en escribir un guión de ficción. Empecé a buscar una historia, pero nada me convencía, hasta que volví a oír hablar de dos hombres que recurrieron a una madre de alquiler. Me di cuenta de que la historia estaba ahí, a pesar del rechazo que me había producido, porque incluía todas las cuestiones planteadas por la homoparentalidad..
P: Es una película dirigida al gran público, pero el niño es concebido de una forma muy particular...
R: Lo que me gusta de este tema es la mezcla de marginalidad (la homosexualidad) y de conformismo (la familia). Me parece un cóctel muy contemporáneo que corresponde a una época en la que se han trastornado los valores familiares. Pero los franceses quieren tener hijos y tienen un sentido profundo de la familia, aunque ya no siga las mismas pautas que la familia tradicional. Me parece bello, conmovedor, lleno de vida. También creo que las familias se reconcilian siempre alrededor de la cuna. Cuando llega el niño, importa poco cómo haya sido concebido. El hijo encarna un valor esencial y universal que trasciende cualquier prejuicio: se trata de la continuación del linaje.
Christophe, el productor, y yo siempre hemos deseado que la película llegue al gran público. Pero dado el tema, sabíamos que deberíamos enfrentarnos a un público en principio reacio. El personaje de Fina me ha permitido encontrar el equilibrio para que cualquier público al menos eso me parece pueda identificarse con la película, gays, heterosexuales, hombres, mujeres, con hijos, sin hijos... Simplemente porque el personaje de Lambert Wilson vive dos romances muy intensos, uno con Pascal Elbé y otro con Pilar López de Ayala. Puede decirse que la película está en el "centro", para que todo el mundo pueda encontrar algo, incluso hacer una lectura diferente de las mismas escenas, tal como pude comprobar en las primeras proyecciones.
P: ¿Cómo fue acogida la película por el público?
R: Hicimos varios preestrenos en provincias con Lambert Wilson. Aparte del tema, es una película divertida, el espectador ríe y llora. Cuando se encienden las luces, el público está entusiasmado con Lambert Wilson. Es un papel inesperado para él, y todos alaban su interpretación. Pero lo que más me gusta es que Lambert abandona muy pronto el lado promocional de la película para hablar del tema de la película. Muchos espectadores no habían pensado nunca en que los gays pudieran tener hijos. Me parece que les choca. Recuerdo a un hombre de unos 50 años que cogió el micro para decir que, hace 30 años, consideraba a los homosexuales como unos pervertidos, pero que el tiempo le había hecho cambiar de opinión. Gracias a su sinceridad, era obvio que iba a seguir evolucionando. La sociedad ha cambiado mucho últimamente y cambiará mucho más. Yo mismo recuerdo haber dicho en una cena hace algunos años (como el productor de televisión al que menciono antes): "Los gays no deben tener hijos, los traumatizarían". Todos tenemos reacciones arcaicas que obedecen a prejuicios profundamente anclados en nuestro interior; somos humanos.
P: La única escena sexual de toda la película es entre un hombre y una mujer. ¿No le parece contradictorio con el tema de la película?
R: Para que una escena de amor merezca estar incluida en una película, debe contar algo. Era más interesante ver a Manu acorralado, verle derrapar, perder el equilibrio, transgredir... Era más interesante la escena de amor con una mujer. Desde un principio quise alejarme de los lugares comunes que suelen acompañar a las parejas gays. Por eso quedan en un bar cualquiera y no en un bar gay; tienen una vida de lo más corriente, con amigos hetero (Anne Brochet), tienen familias, trabajos normales y seguramente se aburren "como los demás". Una escena de amor entre dos hombres habría sido otro lugar común: la sempiterna homosexualidad vista a través de la sexualidad. Pero cuando Lambert Wilson y Pascal Elbé interpretan una escena de amor que no es sexualmente explícita, la película consigue algo fuera de lo común. Como los actores son sinceros, conmovedores y púdicos, la escena es dulce y tierna, por lo que el público la acepta abiertamente. No tiene nada de provocador. Además, el espectador quiere a los personajes, no se siente incómodo por su homosexualidad. Es algo natural, normal. Es el emocionante reencuentro de dos "ex".
P: ¿Por qué decidió que Manu fuera pediatra?
R: Tengo dos hijos. Hubo una época en que nuestro médico de cabecera era gay, fue por eso. Además, al ser pediatra, se entendía mejor el deseo de Manu de tener un hijo. No era una quimera, era algo muy concreto para él. Aun así, algunas personas, al leer el guión, opinaron que el deseo de Manu de tener un hijo era superficial, como si quisiera tener un juguete. Eso sí puede llamarse un prejuicio. Como es un hombre y además gay, desear un hijo es algo superficial. Contesté que si Manu hubiese sido mujer, nadie se habría sorprendido. De hecho, construí la pareja Manu-Philippe siguiendo el modelo de una pareja heterosexual. Manu desea tener un hijo "como una mujer" y Philippe, "como un hombre". Manu lo desea visceralmente. Philippe se convierte en padre cuando aparece el niño; entonces lo adopta. Además, desear un hijo "como una mujer" tiene mucho encanto para un hombre. Cuando Manu y Philippe acogen a su hijo al final de la película, para mí es un momento muy poético, incluso diría que turbador. Manu ha llegado hasta el final de una búsqueda imposible, guiado por su voluntad. El espectador le acepta como padre de ese niño, aunque él no lo ha engendrado, "solo" lo ha deseado. Manu, mi amigo del instituto, me describió ese mismo deseo. Pero para un gay, ser padre no es fácil, más bien todo lo contrario. He tardado diez años en hacer la película, pero el auténtico Manu todavía no es padre.
P: Gran parte de la película transcurre en Belleville, ¿por qué?
R: Es mi barrio. Me gusta ese lado de mestizaje étnico y social, abierto a las diferencias. Ha sabido mantener rasgos humanos, de pueblecito, que París ha perdido por completo. Además, encajaba a la perfección con el personaje de Manu, con sus aspiraciones. Cuando Philippe se va, se muda al lugar opuesto, La Défense. He querido exagerar este decorado para expresar el límite natural "autista" de Philippe cuando se queda solo. Lo contrario de Manu.
P: Uno de los personajes más simpáticos de la película es Kathy, la amiga soltera, a la que da vida Anne Brochet.
R: Es el personaje burlesco de la película. Es muy habitual en el cine francés: la soltera que se acerca a la cuarentena y sigue sin tener novio. Pero en este caso no contamos nada de ella, no le pasa nada, ni siquiera tiene una aventura. Es cruel, pero cuanto más cruel es el director con el personaje, más se identifica el espectador con dicho personaje. Anne Brochet se hace con la película, de lo cual me alegro mucho.
Fina, la madre de alquiler, está interpretada por Pilar López de Ayala, una estrella en España ganadora de un Goya, pero desconocida en Francia. Es una intérprete notable, fue un auténtico descubrimiento. En cuanto a los actores no hemos hablado de Pascal Elbé, pero está genial, sobrio y sincero debo reconocer que he tenido mucha suerte, incluso en los papeles pequeños.
P: ¿Cómo empezó en el cine?
R: Estudié en la FEMIS, en el departamento de realización. Luego empecé a escribir guiones y a ganarme la vida haciendo documentales, lo que ha marcado mi forma de trabajar con los actores. De hecho, cuando hago un documental, ruedo a las personas como si fueran actores, y cuando hago una ficción, ruedo a los actores como si fueran personas. No dirijo mucho a los actores. Confío en ellos, les escucho, cuento con su connivencia, les explico lo menos posible, les empujo un poco, dejo que me sorprendan, que inventen...
Entrevista con Lambert Wilson
P: ¿Aceptó inmediatamente el papel de Manu?
R: Sí, sin dudarlo. No me ocurre muy a menudo, soy terriblemente indeciso. El papel ofrece un abanico extraordinario de emociones y, sobre todo, de estilos de interpretación. El guión describe el recorrido completo de un personaje, es una oportunidad que no suele darse a un actor. Además, Manu era un cambio en mis habituales papeles de malo estilizado. Es un hombre simpático, con una vida normal. Pero lo que más me gusta en COMO LOS DEMÁS es que plantea todas las preguntas y las actitudes posibles en cuanto a la homoparentalidad.
P: ¿Es una comedia familiar, para todo el mundo?
R: La película apuesta por no desilusionar a los más interesados, y por abrir los ojos de quien entre en la sala para divertirse con una comedia. Pero el auténtico tema de la película es el deseo de Manu por tener un hijo. Es algo muy actual. Hoy en día es posible ser padre sin emparejarse con una mujer. También es una película que habla del amor bajo todas sus formas: el amor que une a Manu y Philippe; a Manu y Fina, y que en ocasiones pasa por el deseo.
P: ¿CÓMO LOS DEMÁS es una película moral?
R: Vincent Garenq es un hombre lúcido. Hace pasar a Manu por una fase de egoísmo puro y duro en la que solo cuenta su deseo de tener un hijo. Sus ganas locas de ser padre no tienen nada que ver con la homosexualidad. Muchas parejas hetero pasan por lo mismo. Para Manu, su deseo de ser padre es una idea fija que no puede concretar. Cuanto más lo expresa, más da la impresión de tratarse de una obsesión egocéntrica. Pero, ¿funciona mejor la naturaleza? Mis padres siempre nos decían, a mi hermano y a mí, que estábamos en el mundo por casualidad. ¿De verdad es mejor crecer sabiéndose no deseado desde un principio?
P: ¿Se identifica con este deseo imperioso?
R: Ya hay demasiada gente en la Tierra. Además, soy actor e hijo de actor. Sé el poco tiempo que deja esta profesión para ocuparse de otros. Además, no me preocupa dejar algo para la posteridad. Dicho esto, reconozco que me encantó hacer de pediatra y coger a bebés en brazos. Para prepararme, estuve un día entero en la consulta de un pediatra auténtico. Era apasionante. Suele descubrirse la historia de una familia por lo que cuenta la persona que acompaña al niño. Los pediatras curan a toda la familia a través del niño. Esta película me abrió los ojos. ¿Quién sabe si no despertará algo en mí? Siempre deseo que un papel me enseñe alguna faceta desconocida de mí mismo. Es lo que espero de un papel, que me permita soltar algunas de mis inhibiciones e ir un poco más lejos. Desde entonces veo a los padres de otro modo. Me fascina esta nueva generación de padres que asume el amor que siente por sus hijos, con todo lo que implica de feminidad. La opinión general se mete menos con las madres solteras. El problema es la pareja masculina.
P: ¿Considera que es un problema tener hijos siendo gay?
R: No se puede ser tan categórico. Mi representante en Estados Unidos vive con otro hombre y han adoptado un niño. La madre les escogió entre varias parejas heterosexuales. Pensó que su hijo sería más feliz, que le educarían mejor dos hombres con una relación sólida. Pero es verdad que ciertos protocolos existentes para conseguir concebir me hielan la sangre. Desde un principio se establece un contrato entre dos individuos que más bien parece un divorcio. Carece totalmente de encanto. Al contrario, la película de Vincent me conmueve porque siempre está presente el cariño. Fina y Manu tienen una relación, aunque solo una vez pase por el sexo.
P: En su opinión, ¿por qué se enseña esa secuencia mientras que se oculta la sexualidad de Manu y Philippe?
R: Era necesario para mostrar la turbación sincera de Manu ante Fina, y su sinceridad. A la mañana siguiente le explica que hacer el amor con ella fue agradable, pero que no volverá a ocurrir. Es interesante porque muestra que entre el blanco y el negro, hay muchos grises. Somos muy represivos y nos cuesta imaginar que alguien pueda salirse de su categoría. Manu intuye que Fina está enamorada, que le espera, y que su relación acabará en dolor. Cada vez que la película tiende al consenso, vuelve a virar hacia el realismo. Pero Manu y Philippe forman una pareja muy heteromorfa. Vincent Garenq y el productor Christophe Rossignon consideran que hacer más accesible la problemática mediante personajes simpáticos puede representar un paso enorme. Estoy de acuerdo con ellos. Estoy harto de que los gays solo se vean en el cine como unas locas despendoladas. Los lugares comunes no mueren fácilmente. Lo que me interesa de la gente, y de la película de Vincent, es que las fronteras femeninas, masculinas, homosexuales, heterosexuales pierdan nitidez. Vincent está casado, tiene dos hijos, y es uno de los seres más femeninos que conozco. Propongo que se vayan al traste todas las etiquetas.
Entrevista con Pilar López de Ayala
P: ¿De qué trata la película?
R: Es una película para el gran público que trata de los padres gays. Se habla mucho del papel de la familia hoy en día, pero parece que en algunos países, solo un hombre y una mujer legalmente casados pueden considerarse como una verdadera familia.
P: ¿Qué opina acerca de que una pareja gay tenga hijos?
R: Nadie piensa en eso hasta que tiene el problema cerca. En España, desde que Zapatero llegó al poder, los homosexuales no solo pueden casarse, también tienen la posibilidad de adoptar. No es fácil. Es un procedimiento largo, pero al menos tienen ese derecho. En la mayoría de los países no es posible. Cuando leí el guión, me gustó que tratara de estos temas.
P: Háblenos de su personaje, de Fina.
R: Fina es una chica que vive en un país extranjero, con todas las dificultades que eso implica. Se enamora de un homosexual y le cuesta aceptar que lo es, por eso quiere hacerle cambiar.
P: ¿Qué relación tienen Manu y Fina en la película?
R: Su relación no se basa en un intercambio. Fina cree que Emmanuel la ayuda de forma desinteresada y que es el único con el que puede contar. Poco a poco se enamora de él y decide devolverle el favor. Sus problemas desaparecen ante el amor, lo que despierta en ella las ganas de tener un hijo. No sabe muy bien si lo hace por él o por ella misma.
P: ¿Cómo fue la colaboración con el realizador?
R: Empezamos escribiéndonos correos electrónicos. Vincent estaba en París y yo, en Madrid. Le hacía preguntas acerca del personaje para asegurarme de que íbamos en la misma dirección. Solo empezamos a trabajar juntos estando en París. Es muy accesible, respeta a los actores. Facilita mucho el trabajo.
P: ¿Qué piensa de la escena del alumbramiento?
R: Recuerdo que enseguida hablé de eso con Vincent. Mi principal temor era que pareciera exagerado. Creo que el miedo a dar a luz de algunas mujeres se debe a lo que han visto en el cine. Pero es una comedia, y Vincent prefería que se exagerasen los sentimientos. Es el momento más intenso de la película. Siempre me pasa algo cuando ruedo una escena con un recién nacido. En la película anterior, cada vez que me daban al niño, se me hacía pipí encima.
P: ¿Cómo fue trabajar con Lambert Wilson y Pascal Elbé?
R: Los tres nos implicamos mucho. Enseguida entendí que tenían una gran experiencia, sabían adónde iban y sentían mucha curiosidad por todo. Intenté crear cierta química con Lambert, dado que es mi interlocutor principal en la película. Pascal fue un muy buen compañero. Las pocas secuencias que tuve con él me permitieron descubrir a un hombre muy gracioso, que se divierte trabajando.
P: ¿Qué secuencia le costó más rodar?
R: Quizá la comida familiar en el jardín de la casa de Suzanne. Al leer el guión, pensé: "Genial, una agradable comida primaveral en un jardín". Pero olvidé que había niños que se pondrían a llorar y que en otoño te congelas temprano por la mañana. Me parece que eso es lo más difícil: fingir estar comiendo a mediodía cuando son las 7 de la mañana y hace un frío horrible.
P: ¿Y la escena de amor?
R: Se aleja de los lugares comunes. La escena previsible habría sido entre los dos hombres, pero no tendría nada de sorprendente. Es una escena de amor con una chica. Lo que le interesaba a Vincent, más que una escena puramente sexual, era mostrar la ternura que puede surgir entre dos personas opuestas. Es obvio que Fina y Manu no viven ese momento del mismo modo. Para Manu es un momento de extravío, pero Fina cree que siente lo mismo que ella y que acabará por hacerle cambiar.
Entrevista con Pascal Elbé
P: ¿Aceptó enseguida el papel de Philippe?
R: El guión me entusiasmó, pero el rodaje empezaba cuatro días después de acabar mi anterior película, y soñaba con unas vacaciones. Sin embargo, Christophe Rossignon es un productor muy persuasivo; no se rechazan sus ofertas. Sobre todo, me convenció la falta de complacencia del papel, carecía de sentimentalismos demagógicos. Mi personaje es gay, no quiere tener hijos y nunca cambia de parecer. Por otra parte, estaba convencido de que Vincent Garenq no utilizaba un tema para hacer una película, sino que utilizaba el cine por una causa. Intuía que, a pesar de estar casado y ser padre de dos hijos, tenía una relación íntima con el tema. Proponía algo nuevo: dos gays vistos sin el prisma de la broma o del desprecio por un realizador que no tiene la misma sexualidad que ellos.
P: ¿Cómo preparó el papel?
R: Me basé en el principio de que no sirve hacer gala de signos externos para ser homosexual. Philippe está cómodo en su piel; no necesita hacerlo saber mediante pañuelos de colores y voz afeminada. Incluso diría que crear un personaje gay estereotipado me parece racista.
P: ¿Qué pensaba acerca de la homoparentalidad antes de rodar esta película?
R: No tengo una respuesta simple incluso después de rodar la película. Hay tantos niños que lo pasan mal en familias "normales". Pero también entiendo las reticencias y las resistencias. ¿Cómo responder al deseo universal de tener un hijo? Solo puedo contestar que no estoy en contra de que un gay adopte, aunque soy lo bastante anticuado como para plantearme la pregunta. En el fondo me gustó hacer el papel de un hombre algo cerrado, convencido de que al ser homosexual no puede ser padre. Y que se conmueve con la llegada del niño. Fina acepta quedarse embarazada de un hombre al que no conoce de nada. Pero el guión es lo suficientemente bueno como para que el espectador obvie ese detalle. Philippe no resiste al ver al bebé, como cualquier padre. Me encantan este tipo de películas que nos obligan a hacernos preguntas, sin apresurarnos. Casi es una historia de amor banal. Uno quiere un hijo, el otro no, y se separan.
P: Anne Brochet, en el papel de Cathy, la casi solterona, no se muerde la lengua cuando llega el niño.
R: Sí, se derrumba. Es un personaje que existe en la vida real, como todos los de la película, de hecho.
P: El espectador se da cuenta de que Philippe ama a Manu gracias a pequeños detalles, algunos implícitos...
R: Mi punto de partida fue la mirada. Era necesario que el público se diese cuenta de mi consternación cuando Philippe me dice que ha rellenado un formulario de adopción. Me basé en escenas cotidianas. COMO LOS DEMÁS es una película que puede ir a ver mi madre, mi vecina. Philippe es homosexual y ha roto con su pareja, pero no por eso tiene que ir a clubes gays a ahogar su pena.