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Presencias extrañas cartel reducidoPresencias extrañas(The uninvited)
Dirigida por Charles Guard, Thomas Guard
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Protagonizada por Emily Browning, Elizabeth Banks, Arielle Kebbel y David Strathairn. La película está dirigida por Los Hermanos Guard sobre un guión de Craig Rosenberg y Doug Miro & Carlo Bernard. La película ha sido producida por Walter F. Parkes, Laurie MacDonald y Roy Lee. Los productores ejecutivos son Michael Grillo, Doug Davison, Ivan Reitman y Tom Pollock. Los productores son Riyoko Tanaka y Casey Grant. El director de fotografía es Daniel Landin. El diseñador de producción es Andrew Menzies. La película ha sido editada por Christian Wagner y Jim Page. El diseño de vestuario es de Trish Keating. La música es de Christopher Young. La película ha sido calificada para mayores de 13 años por sus imágenes violentas y perturbadoras, material temático, contenido sexual, lenguaje y por aparecer adolescentes bebiendo.


Un incómodo regreso
Cuando el psiquiatra de Anna (Emily Browning) le da el alta de la clínica mental, en donde ha estado recuperándose tras un intento de suicidio después de la trágica muerte de su madre, ella se queda perpleja al ver que su padre Steven (David Strathairn) tiene un romance con Rachel (Elizabeth Banks), la antigua enfermera de su madre. Sintiéndose traicionada y asustada, busca consuelo en su hermana mayor Alex (Arielle Kebbel). Pero Alex se muestra extrañamente distante al principio. En palabras de Emily Browning, "Anna de pronto se siente perdida. Desde que su padre se enamoró de Rachel, no sabe cómo encajar en la familia. Incluso su hermana Alex siente un poco de hostilidad hacia ella. Y lo que es peor aún, está Rachel, que ha tomado el control de la casa y parece decidida a borrar todos los recuerdos de la madre de Anna y Alex".

Finalmente, Alex confiesa que se ha sentido abandonada por Anna, y que se quedó sola frente a Rachel. Dice Arielle Kebbel: "Anna intenta contarle la vida horrible que ha llevado en el hospital, pero Alex dice que la vida en casa ha sido también bastante terrible. Es interesante porque se nota lo feliz que está Alex de que Anna haya vuelto, pero no quiere que se le note mucho porque siente que la abandonaron y dejaron que se enfrentara sola a las cosas de la casa".

"El hecho de que se haya olvidado tan rápidamente de mamá la destroza", añade Kebbel. "Así que se repite una y otra vez: 'Se acabó. No necesito a papá, ni a nadie. Ya me han hecho bastante daño'".

Anna y Alex vuelven a conectar gracias a su animadversión hacia la nueva novia de papá, y por culpa de la falta de capacidad paternal de Steven, se sienten completamente abandonadas. "Mi intención es ser ahora un buen padre para ellas", observa David Strathairn, "pero mi carrera sigue siendo mi principal prioridad. Antes, mi mujer se ocupaba de los asuntos de la familia. Ahora ella no está, y yo me siento abrumado por la culpa y el arrepentimiento por no haberme involucrado en la vida de mis hijas tanto como debiera. Así que intento recuperar el tiempo perdido, no sólo como padre sino también como amigo, como confidente, como alguien que pueda apoyar a Anna. Es difícil, porque en realidad no conozco a mi hija. Tengo ciertas expectativas sobre lo que debería ser una relación padre-hija, pero en realidad no estoy preparado en absoluto para realizarlas".

Otra barrera es su nueva relación, que se inició poco después de la muerte de su mujer. "Quiero casarme con Rachel", admite Strathairn. "Estoy enamorado de ella, porque ha hecho que me recupere de la pena. Pero Anna no lo puede ver así, porque ha perdido a su madre y ahora está esa mujer que intenta reemplazarla. Anna sencillamente no está preparada para eso. Por si fuera poco, es una adolescente, una edad de la vida que ya es de por sí bastante delicada y difícil".

Cuando Rachel intenta conectar con Anna, el resentimiento se convierte en odio al intentar Rachel borrar todas las huellas del pasado de la familia. Pero según Elizabeth Banks, que interpreta a Rachel, eso no está tan claro. "Rachel está muy ilusionada con la idea de tener esta familia y de amar a Steven", explica Banks. "Rachel lo considera una oportunidad para ser madre. Ha sido puesta en esa horrible posición de la clásica madrastra, de tener que reprimir su felicidad de estar enamorada y de tener una familia porque Anna claramente piensa que va demasiado deprisa. Pero desde la perspectiva de Rachel, lo único que quiere es ayudar a que esta familia se recupere y sea de nuevo un todo".

"La atracción de Rachel hacia Steven surge de su gentileza", continúa Banks. "Le ve como un alma herida, alguien que necesita que le cuiden. Y es muy sexy. Él, a su vez, trata a Rachel con amabilidad y respeto debido a su inteligencia. Rachel se le aparece como una igual, y eso es lo que él ha estado buscando toda su vida".

Cada momento íntimo entre Steven y Rachel hace que Anna se sienta más amenazada. "Es una de las relaciones más importantes de la película, pero no nos hablamos mucho", dice Strathairn. "Es una relación fundamental, pero se manifiesta principalmente mediante miradas y caricias, esos momentos íntimos que cimentan de verdad una relación".

La posibilidad de que se cree algún vínculo entre Anna y Rachel salta por los aires cuando la chica comienza a tener unas visiones terroríficas de su madre pidiéndole ayuda y sugiriendo que Rachel pudiera haber causado su muerte. Asustada y confundida por las visiones, y alentada por la abierta hostilidad de Alex hacia Rachel, Anna se decide firmemente a dejar claro su lugar en la casa y proteger a la familia.

Rachel, que tiene más experiencia en el arte de la manipulación, parece llevar las de ganar. Pero Anna no es tan frágil como podrían hacer creer su tranquilo comportamiento y su delicado estado emocional. "Anna es una oponente de cuidado", dice Banks. "Y el enfoque que Emily le dio al papel fue muy instintivo. Tanto Anna como Emily parecen muy frágiles y dulces en apariencia, pero en el fondo son muy decididas".

El equilibrio entre vulnerabilidad y fuerza es lo que más atrajo a Browning del papel. "Anna podía haber sido fácilmente el personaje de la víctima", dice Browning. "Pero no es así como fue escrito. No busca simpatía. Aunque sea frágil, hay una dureza en Anna que se manifiesta a pesar de las cosas terribles que le han ocurrido".

A medida que las tensiones aumentan y Anna está cada vez más convencida de que Rachel jugó un papel decisivo en la muerte de su madre, se pone de acuerdo con Alex para encontrar pruebas de su falsedad, cualquier cosa que pueda convencer a su padre de que está cometiendo un terrible error.

Más tarde, cuando Alex intenta consolarla, es como si el año pasado se desvaneciera y Alex retomara el papel de protectora hermana mayor. "Cuando tenemos hermanos pequeños y vemos que tienen problemas", explica Kebbel, "pensamos: ¿qué puedo hacer para ayudarles'? el vínculo entre Anna y yo es tan fuerte que resulta desgarrador. Cuando uno ve toda la compasión, el amor y la confianza que comparten, uno empieza a comprender plenamente la magnitud de la tragedia que se ha abatido sobre esta familia".

La cercanía de las hermanas era un punto importante de la trama tanto para Browning como para Kebbel. "Lo que tienen las hermanas es que comparten un vínculo que no se tiene con nadie más", dice Kebbel. "Emily y yo queríamos añadir eso tanto como fuero posible a la línea argumental de seguir a dos hermanas, lo que significaba que las escenas en que compartíamos momentos íntimos como reírnos juntas, llorar juntas y dormir una al lado de otra eran muy importantes para nosotras a la hora de contar la historia".

"Arielle Kebbel y yo utilizamos la misma jerga", añade Browning. "El director y los productores estaban muy abiertos a que aportáramos nuestros propios toques, que eran pequeños, pero que significaban mucho para nosotras".

A medida que Anna y Alex van desvelando el pasado de Rachel, descubren ciertos detalles perturbadores y potencialmente peligrosos. Rachel no los niega, pero deja claro que Anna se está metiendo en un terreno peligroso y le advierte de que tenga cuidado si pretende interponerse entre Rachel y Steven.

Decididas a acabar con el terror, Anna y Alex conspiran para desenmascarar a Rachel de una vez para siempre. Pero Rachel tiene sus propios planes, y la batalla de voluntades entre las dos chicas y su madrastra llega a una aterradora conclusión.


Sustos, suspense y prestidigitación
En 2.002, los productores Walter F. Parkes y Laurie MacDonald produjeron el trhiller de terror de gran éxito "La señal", un innovador remake de la película japonesa "Ringu", que marcó el principio de una nueva tendencia en las películas de género: el thriller que hace pensar. Posteriormente, produjeron la exitosa secuela de la película, "La señal 2", en 2.005. Desde que comenzaron este nuevo ciclo de adaptación de películas de terror asiáticas, Parkes y MacDonald andaban buscando un proyecto que les pareciera tan ingeniosamente concebido y realizado como "La señal", y finalmente lo encontraron cuando el productor Roy Lee llamó su atención sobre la película coreana original, de gran éxito, en la que se ha basado "Presencias extrañas". "Era una historia muy intrigante que tenía, en su médula, algo que estaba maduro para ser traducido", recuerda Parkes. "Lo mejor es que estas películas se parecen a los cuentos de hadas en que hay un marcado trasfondo moral, lo que supone un punto de partida magnífico para elaborar una historia de terror. Mira "La profecía", en la que el hijo de Gregory Peck muere al nacer y él roba otro bebé y no se lo dice a su mujer. La película coreana original que inspiró "Presencias extrañas" posee también la interesante y clásicamente primordial historia de una adolescente que, habiendo pasado diez meses en una clínica mental tras sufrir una crisis nerviosa debido a la muerte de su madre, regresa para descubrir que la mujer que cuidaba de su madre está viviendo ahora con su padre. Aquí hay un fuerte sentido de trasgresión moral. Los adolescentes, a pesar de toda su rebeldía, son seres muy morales. Yo tengo dos hijos adolescentes, y tienen un fuerte sentido de la familia y de sus tradiciones. El sentido de pertenencia a un pasado colectivo es muy importante, y su moralidad proviene de ello. Algo se desboca en un adolescente cuando se rompe una promesa familiar".

Tras conseguir los derechos, Parkes y MacDonald comenzaron el proceso de lo que Parkes califica como "traducción". "Utilizo la palabra 'traducción' por una razón", insiste Parkes. "No se trata simplemente de imitar. Se trata de entender lo que algo significa allí, y convertirlo en algo que tenga sentido aquí. Traducir no sólo el idioma, sino también el contexto, el entorno social, y la manera en que el público percibe las historias, que es diferente de la forma en que lo hace el público coreano. Parte de nuestro trabajo consistía en clarificar sustancialmente la narrativa para que fuera comprensible, pero conservando a la vez ese matiz de ambigüedad que vuelve tan fascinante al cine asiático. Necesitábamos comprender cuáles eran los valores de esta película dentro de su cultura, y ser tan disciplinados como fuera posible al traducirlos a la nuestra".

Para Parkes, 'traducir' significaba también trasponer la sensibilidad de la historia para darle un aspecto casi clásico. "En Hollywood, el terror ha tendido a refugiarse principalmente en el mundo de las películas de bajo presupuesto", explica Parkes. "Pero hubo una época en que los mejores directores, actores y escritores hacían películas de terror: 'La guarida' de Robert Wise, 'La semilla del diablo' de Roman Polanski, 'El exorcista' de William Friedkin, y 'Carrie' de Brian De Palma. A eso le siguió una época en la que el terror se convirtió en el tema de películas de cuchilladas, como 'Pesadilla en Elm Street' y 'Halloween'. Luego, comenzando con películas como 'El sexto sentido', las películas de terror volvieron a llegar al gran público. Realmente, nos han hecho volver a las películas que nos gustaban cuando éramos unos chavales. Y están atrayendo a los cineastas por una razón concreta: es el único género que provoca un alto nivel de reacción visceral, emocional y física en el espectador. En el material subyacente de 'Presencias extrañas', vimos otra oportunidad para hacer este tipo de películas".

"Presencias extrañas" se inspira en, y rinde homenaje a, esas películas de terror clásicas, revela Parkes. "Como en la película de Hitchcock 'La sombra de una duda', existe la sensación de que un miembro de la familia puede que tenga un pasado que no es exactamente como se cree. Y, en una película más reciente como 'Lo que la verdad esconde', existe la sensación de que algo va mal en un entorno aparentemente hermoso. Gran parte de 'Presencias extrañas' trata de la memoria, y de cómo nos implicamos emocionalmente con los lugares donde crecimos. Cada pequeño rincón parece tener una gran importancia para Anna. Y luego, cuando alcanzamos la madurez, lo vemos todo desde un ángulo distinto, y comenzamos a preguntarnos: ¿qué sucedió realmente todos esos años?".

Parkes y MacDonald se pusieron entonces a buscar el director adecuado, o en este caso, los directores. En el proceso de selección, los hermanos Guard, noveles realizadores británicos conocidos por su trabajo en publicidad, destacaron pese a su falta de experiencia en largometrajes. Parkes y MacDonald vieron en ellos un talento similar al de Gore Verbinski, quien dirigió 'La señal'. "Es raro que los directores de anuncios tengan ese fuerte sentido de la historia", dice Parkes. "Tom y Charlie Guard hicieron un anuncio de 60 segundos para una marca francesa de cerveza, y contenía una historia competa: planteamiento, nudo y desenlace, un sentimiento de lugar, un sentimiento de pérdida. Quedé muy impresionado por su trabajo".

Además, las conversaciones con los hermanos revelaron que eran dos almas gemelas. "Con Tom y Charlie, lo primero que vimos fue que eran muy reales, frescos y con estilo en su enfoque", dice Parkes. "Eso parecía muy apropiado para esta película porque no se quería que la técnica se superpusiera a la historia. Pero lo que resultó definitivo de verdad para nosotros fue que no hablaran de las expectativas del público. No hablaban para nada de sustos. Hablaban de Freud, acerca del caso de una joven y de cómo reaccionaría ante el hecho de que su padre tuviera un romance. El hecho de que llegaran hasta el concepto emocional me hizo sentir seguro de que serían sensibles hacia lo que era más importante para nosotros: la historia. Fue impresionante el hecho de que Freud les proporcionara un contexto para lo que querían hacer. Sentí que compartíamos un lenguaje común".

Charles Guard recuerda aquella conversación. "El material de terror nos atrae en un sentido psicológico. 'La semilla del diablo', 'Los otros', 'El sexto sentido', son thrillers psicológicos a la vez que películas de terror. Lo que nos atrajo de este proyecto fue que borraba las fronteras entre los géneros, lo que nos pareció emocionante. Nuestro gusto se ha orientado siempre hacia lo más clásico de la gama".

"El cine de terror asiático nos ha influido mucho", añade Tom Guard, "porque todo se sugiere. Gran parte de ello estriba en las expresiones de los personajes y en la expectación. El cine asiático es mucho más libre con la narrativa que el cine occidental. Pensamos que el guión (traducido) era buena fusión de ambos porque contaba con escenas muy fuertes estilo película del Oeste, pero luego tenía esos huecos entre medias, que es donde se produce el terror. Ésos eran los momentos que más nos gustaban porque eran más sueltos, los más callados, trataban acerca del modo en que las personas ven las cosas o creen que lo han hecho. Así que esperamos que esta película sea un puente entre la sensibilidad occidental y la oriental".

Arielle Kebbel, que interpreta a Alex y es una gran fan de la película coreana original, dice que los hermanos Guard han conseguido captar con éxito en su adaptación la maestría cinematográfica del original. "En la película original, me cautivó su brillante coloración, porque hacía que todo fuera dramático y como de cuento de hadas. Yo no tenía un sentido de lo que era real y lo que no, así que me veía obligada a dejarme llevar. Creo que Tom y Charlie hicieron un magnífico trabajo al incorporar esa sensación misteriosa en la película porque fueron capaces de realizar una hermosa película que a la vez resulta terrorífica de ver. Lo que hace que una historia sea de terror no son las vísceras, sino lo que ocurre cuando personas reales son puestas en situaciones tan sombrías que hacen cosas que normalmente no harían".

Kebbel, por supuesto, forma parte del sobresaliente elenco de actores atraídos por la película, entre los que están David Strathairn y Elizabeth Banks, ninguno de los cuales había aparecido antes en este género de películas. "El thriller psicológico era un género en el que nunca había participado, así que era algo curiosos para mí", dice Strathairn. ¿Cómo contar esta historia cuando el golpe de efecto definitivo está sujeto a engaño y misterio y confusión acerca de lo que está pasando realmente? Pero entonces Tom y Charlie esbozaron algunos interesantes esquemas acerca de cómo querían investigar el viaje de esta chica a través del, ¿cómo llamarlo, 'estrés pos-traumático'?, y como afectaría a los otros personajes. Parecía una historia muy atractiva de contar".

En cuanto a Banks, que interpreta al amor de Strathairn y es famosa por su trabajo en comedias, le atrajo la idea de interpretar por fin a la mala, alguien "un poco más inquietante, cuya sexualidad salta a la vista, mujeres como Rebeca De Mornay en 'La mano que mece la cuna', Sharon Stone en 'Instinto básico', o Glenn Close en 'Atracción fatal'. Fueron malas estupendas. Me encantan esas películas y esas interpretaciones".

Banks confiesa también que ha sido fan de Strathairn desde su época de estudiante de arte dramático, y eso acrecentó su interés por el proyecto. "Conocí a David hace mucho tiempo, cuando yo estudiaba arte dramático. Hizo una lectura de la obra de un amigo en Nueva York, y me pareció muy enrollado que ese actor tan astuto y experimentado leyese la obra de un tipo joven. Alguien como David todavía tiene la oportunidad de encontrar un público nuevo en cada esquina, y a ese público le va a encantar. Es simplemente magnífico: serio y gracioso, tiene don interpretativo".

La alusión de Banks a De Mornay es acertada, afirma la co-protagonista Kebbel. "Elizabeth bordó el papel. Después de la primera lectura pensé: 'No me meteré con ella'. Una de mis películas de terror favoritas de todos los tiempos es 'La mano que mece la cuna'. La vi cuando era una niña y desde entonces me he sentido perturbada y asustada por Rebecca De Mornay. Elizabeth me recordaba mucho a De Mornay. No podía creer en donde me había metido: mi peor pesadilla se había convertido en realidad", dice riendo. "Hizo un trabajo fabuloso".

Pese a la presencia de un reparto tan sólido, la selección de Anna demostró ser el elemento más crucial. La fuerza de la historia y su demoledor final depende de la credibilidad del actor que interprete al protagonista. El papel fue para Emily Browning en su primera película desde que alcanzase la fama con "Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket". "Al hacer el casting de esta película, hay que empezar por Anna porque vemos la historia a través de sus ojos", explica Parkes. "Laurie y yo habíamos producido 'Lemony Snicket', que fue el debut cinematográfico de Emily. Y ya entonces (creo que estaba a punto de cumplir los 14 durante el rodaje) Emily tenía las cualidades excepcionales de algunas de nuestras estrellas auténticamente grandes. En primer lugar, uno puede verla no hacer nada, y sentirse intrigado. Hay algún aspecto de ella que mantiene oculto para los demás. Hacia el final del rodaje de 'Lemony Snicket', nos dijimos: 'esta chica debería hacer un thriller'. Dos años y medio después, cuando supimos de la película coreana y decidimos adquirirla, ya teníamos a Emily en mente. Fue una de esas felices vicisitudes en las que nuestro conocimiento de lo que ella podía hacer y el material encajaban perfectamente".

"Emily tiene una cualidad intemporal", continúa Parkes. "Es alguien a quien se podría encontrar en 1.900 pero es también muy contemporánea. Realmente uno no puede situarla, y eso es muy importante en este género, esa sensación de misterio es esencial. Conocemos un montón de actrices jóvenes que están llenas de cultura contemporánea, pero eso le alejaría a uno de la historia. Le alejaría a uno del personaje que ha estado 10 meses apartado de la vida cotidiana".

Banks, que pasó la mejor parte de su papel en escenas junto a Browning, está de acuerdo con Parkes. "Emily tiene un talento fabuloso y es muy profesional y encantadora. Y es muy ingeniosa, lo que me parece fabuloso en alguien tan joven. Me sentí muy impresionada".

Pese a todos los cumplidos, Browning dice que se siente muy agradecida de volver a hacer películas con un proyecto tan magnífico. "Es la primera gran película norteamericana que hago desde 'Lemony Snicket', hace tres años. Quería terminar el instituto", explica Browning, "así que dejé de actuar por un tiempo. Medité mucho en lo que debería ser mi primera película cuando empezase a actuar de nuevo. Había unas cuantas cosas entre las que elegir, pero me encantó este guión porque no veía venir los giros de la trama. Eso es realmente asombroso porque, por lo general, cuando estoy leyendo un guión, me lo puedo figurar en seguida. Me sorprendió de verdad el final, que era muy guay".

La inclusión de Kebbel y Browning en el reparto condujo a una rápida amistad, pese a un incómodo comienzo, lo que refleja en muchos sentidos la progresión de la historia. "Nos conocimos en una de las audiciones", recuerda Browning. "Yo tenía jet lag y estaba muy cansada, así que estaba muy callada. Arielle estaba nerviosa y daba voces".

"En un momento dado, se suponía que yo tenía que enfadarme mucho con mi padre y salir de la habitación dando voces", interviene Kebbel, "pero no había mucho espacio en la sala de audiciones. Así que, en vez de salir dando gritos, golpeé la pared. Emily se sobresaltó y le dijo después a su manager que yo le daba mucho miedo".

"Arielle Kebbel y yo nos conocimos en una de las audiciones", recuerda Browning. "Arielle parecía nerviosa, pero también muy enérgica y segura. Yo tenía jet lag y estaba cansada, así que estaba muy callada. Arielle debió pensar que yo era bastante tímida. Pero luego, cuando nos encontramos en Vancouver, en donde estábamos rodando, me invitó a salir a cenar y no podíamos parar de hablar, nos divertimos muchísimo. Es curioso lo que te puede hacer el jet lag".

Esa facilidad para bromear, las constantes exclamaciones, y la costumbre de acabar una las frases de la otra reflejaban la relación en la pantalla entre Anna y Alex. "Arielle y Emily aportaron muchísima energía en el plató y a sus personajes", dice Banks. "Tenían una relación fantástica. Fue una mezcla realmente estupenda. Uno creía completamente que eran hermanas".

Para Browning y Kebbel, trabajar con los hermanos Guard reveló un interesante paralelismo. "Era la historia de dos hermanos dirigiendo una película", dice Kebbel riendo. "Tienen una comprensión total de esta historia porque son dos hermanos haciendo una película acerca de los lazos fraternales. Se acababan mutuamente las frases igual que Emily y yo, y como lo harían Anna y Alex".

"La suya es una verdadera compenetración", interviene el productor Walter Parkes. "Y eso era muy fácil para mí porque yo estoy compenetrado con mi mujer, y muy a menudo, soy secretamente aconsejado acerca de todo. Son como una sola mente. Nunca les he visto discutir. Hay una dinámica ahí que me parece muy saludable".

"Y fue un placer tratar con directores que, debido a su propia relación, sabían cómo colaborar. Rara vez me he sentido tan bienvenido al sentarme al monitor, y no creo que eso tuviera nada que ver con Laurie ni conmigo. Creo que están acostumbrados a compartir sus opiniones porque comparten muchas cosas el uno con el otro. Eso creaba un ambiente muy abierto en el plató".

Dos hermanas, dos directores y, por si fuera poco, dos historias que contar. "Fue divertido y difícil", dice Browning sobre el hecho de interpretar las dos historias paralelas de la película sin desvelar el juego. "Había muchas veces en que teníamos que tener más cuidado con los más pequeños detalles de la historia de lo que suele ser habitual al hacer un drama normal, porque teníamos que asegurarnos de no desvelar nada. Teníamos que mantener cosas en secreto para el público, pero a la vez tenía que tener sentido si lo veían otra vez. Las pistas tenían que estar ahí todo el tiempo. Era realmente delicado".

"Se trataba de asegurarnos de que cualquier cosa que interpretásemos se pudiera entender de dos formas", añade Banks. "Como cuando estoy trinchando el asado: el cuchillo y la forma en que trincho podrían parecerle a alguien muy amenazadoras, o bien yo podría estar simplemente trinchando un asado. Se trataba de hacer las cosas un poco ambiguas para que se pudiesen interpretar de dos maneras. Anna ve una cosa, pero visto por otros, podrían ver algo completamente diferente".

"Era una narrativa bastante complicada, y contarla eficazmente suponía un auténtico reto", concluye el director Charles Guard. "Así que fue increíblemente útil contar con unos actores tan inteligentes y brillantes. Nos ayudaron realmente a meternos en la piel de los personajes, y a explorar la narrativa de la forma más completa posible".


La casa perfecta
La mayor parte de "Presencias extrañas" se rodó en un sola localización, una asombrosa finca al borde del mar en Bowen Island, en la Columbia Británica, a un corto paseo en barco hacia el oeste desde Vancouver en el continente. El ochenta por ciento de la historia tiene lugar en la casa, así que no podíamos hacer la película sin tener una adecuada", dice Parkes. "No podía ser más importante. Buscamos en Luisiana, un entorno que es a la vez hermoso y ligeramente amenazador. Encontramos dos casas que eran unas opciones estupendas, pero ambas fallaron. Lo pasamos mal para encontrar algo que tuviera tanto conexión con la historia como las posibilidades logísticas adecuadas".

"Pero luego tuvimos la suerte de encontrar en Canadá un lugar que parecía haber sido construido para la película", continúa. "Era perfectamente evocador y sugerente para una familia que es a la vez acogedora e imponente. El hecho de que la casa estuviera a 45 kilómetros de Vancouver suponía un aliciente mayor que la desventaja de tener que llevar a todo el mundo en barco hasta allí, pues los taxis acuáticos y los ferries allí son una forma de vida. De hecho, no recuerdo haber pasado un tiempo tan agradable en ninguna otra localización. Montarse en un barco y tomar una taza de café y después subir a ese pequeño muelle que construimos y las escaleras, eso nos centraba. Estábamos aislados con una cosa en mente, que era hacer esta película. Fue estupendo".

Bueno, casi todo el tiempo. El aislamiento sí que tenía una desventaja: los cambios de último momento no siempre se podían acomodar. "Había un problema de logística", recuerda el diseñador de producción Andrew Menzies. "La cobertura del móvil allí era mala, lo que suponía un estorbo para hacer nuestro trabajo. Pero también había que asumir eso porque siempre había en el plató lo que llamamos fuegos, para los que se necesitaban cosas, emergencias, y si no se podía hacer había que trabajar con lo que se tenía. Así pues, había una creatividad que surgía de esas opciones limitadas".

Los directores, por su parte, no se sintieron limitados por la localización de la película. Para cuando comenzó el rodaje, observa Charles Guard, su hermano y él llevaban trabajando "más de un año en el proyecto, así que estábamos bastante bien preparados. Incluso cuando las cosas cambiaban en el último momento, seguíamos contando con la ventaja de esa preparación y éramos capaces de trabajar sobre ella".

Además, dice Menzies, la casa poseía un bonito ambiente encantado cuando la encontraron. "Cuando vinimos por primera vez era a finales el invierno, y tenía mucho encanto gracias a la iluminación sesgada. Las nubes se apiñaban sobre la costa, y no se veía el continente. Daba una sensación claustrofóbica por las nieblas y las nubes y las tormentas acercándose".

Para los interiores, sin embargo, "Queríamos construir una casa romántica, una sensación de calidez e historia y tradición donde pudiera vivir una familia feliz y cultivada", continúa. "Esperábamos que eso enfatizara para el público la sensación de que se trataba de una familia muy unida que ahora está siendo violentada por Rachel (Elizabeth Banks), ese elemento exterior".

La aparente contradicción del ambiente encajaba perfectamente con las líneas argumentales paralelas. La primera es la historia de un escritor rico y famoso que se ha vuelto a enamorar y vuelve a sentirse optimista tras una terrible tragedia. Vive en una hermosa casa con un entorno sugerente. Pero la historia de Anna es una historia de confusión y falsedad al encontrarse a sí misma de regreso en una casa encantada emplazada en un paisaje imponente cargado de ansiedad, secretos y peligro. Así que el tiempo revuelto de un verano inusualmente húmedo en Vancouver resultó ser casi perfecto para todos los implicados.

Casi perfecto, sí, pero no del todo. La casa, una mansión de ensueño de muchos millones de dólares construida hace seis o siete años, era un poco demasiado nueva y a la moda como para sugerir la casa más vieja de la película, con su historia y su potencial de peligro. "Los propietarios tienen un gusto increíble", dice Parkes, "así que tuvimos que quitar parte de lo que fuera chic. Nuestro diseñador de producción, Andy Menzies, y todo el equipo de dirección artística eran unos fenómenos. Contamos con unos decoradores muy sólidos para darle a la casa su carácter particular. Cosas como el linóleo que pusimos en el suelo de la cocina. Y había también una isla de trabajo central que le habría encantado a cualquier cocinero, pero lo quitamos en favor de algo más rústico. Quitamos todos los muebles y trajimos los nuestros. Pusimos una alfombra en la escalera y luego la desgastamos para sugerir que las niñas la habían pateado para arriba y para abajo durante los 15 últimos años. Los pequeños detalles son muy importantes, sobre todo cuando se trabaja en un marco pequeño como éste en el que no se puede enfatizar demasiado la atención al detalle".

Además, el diseño diáfano de la casa carecía de la sensación de claustrofobia necesaria para muchas de las escenas. Hubo que añadir paredes y puertas pero encajándolas a presión en vez de atornillándolas para no estropear la casa. "Puesto que es una casa nueva y muy cara, no se nos permitía hacer muchas cosas. No podíamos hacer nada que no fuera reversible", dice Menzies. "Pero hicimos lo que pudimos a nivel superficial para quitarle ese aspecto de casa nueva".

Sin embargo, un elemento que requirió algo más que una alteración superficial fue la escalera principal. "Éste fue un detalle de nuestra pre-producción que ejemplifica por qué acertamos al elegir a los hermanos Guard", dice Parkes. "Tom y Charlie decían que una de las imágenes icónicas de las películas de terror son las escaleras. Hay algo en ellas que se graba en nuestra mente. Teníamos una escalera genial pero las barandillas tenían anchas tablas de madera con sólo unas pequeñas rendijas. Hubiéramos obtenido un efecto estrosboscópico al rodar a través de ellas. Y los chicos decían, 'Bueno, tenemos la mejor localización del mundo, ¿qué quieres, que quitemos la barandilla?' Así que lo hicimos".

Lo hicieron, completamente preparados para restaurarla, respetando su deseo de mantener la integridad de la arquitectura de la casa. "Creamos una nueva barandilla para acomodar ciertos planos", continúa Parkes. "Los directores tenían razón: se convirtió en una parte realmente importante del rodaje. Admiro de verdad a esos dos tipos que, teniendo en cuenta que era su primera película, fueron tan concretos acerca de las necesidades del género y presionaron hasta obtener algo como esto".

Por suerte, dice Andrew Menzies, el propietario de la casa "ya había tenido equipos de rodaje allí antes, sabía que habría roces y roturas pero que se podrían reparar. Hicimos venir a un constructor cuando sacamos los tornillos de la escalera, lo que fue una idea estupenda. Y concertamos que arreglase la escalera cuando nos marchásemos, de manera que el propietario encontrase exactamente la misma casa al regresar".

Y había algo crucial: la casa carecía de un elemento muy importante, un embarcadero. Sin ninguna finca adecuada que tuviera uno, los productores decidieron construir uno partiendo de cero. Era un hermoso añadido a la propiedad, diseñado para encajar como si hubiera sido parte del diseño original. A cualquier propietario le habría encantado que se quedase. Pero eso no podía ser, pues la historia exigía su destrucción cuando la memoria de Anna retrocede mediante flash-backs hasta la trágica noche del incendio. El rodaje de la furiosa explosión cumplió las expectativas de todos, con las llamas tiñendo de un vívido naranja la oscura superficie del lago. "Fue un momento magnífico", exclama Parkes.

No importa si el espectador detecta las pistas visuales del diseño del decorado la primera vez que ve la película, porque su visionado repetido ofrece información sobre cómo se construyó la película y cómo va a terminar. "Es muy complicado", dice Parkes, "porque, en cierto modo, cada escena son dos escenas. Está la escena que el público está viendo, que tiene que tener su propia realidad emocional, que tiene que ser legítima y parecer que conduce la historia hacia lo que el público está completamente seguro que es el objetivo de la película. Pero luego tenía que estar esa otra escena, que es lo que está pasando en realidad. Y, si hicimos bien nuestro trabajo, ambas realidades coexistirán en todo momento en la película".