Jim Terrier (Sean Penn) es un antiguo agente de las fuerzas especiales estadounidenses que ha sido traicionado por la organización para la que antes trabajaba y tendrá que dejar atrás su vida al verse envuelto en un interminable juego del gato y el ratón que le llevará a África y Europa.
Sinopsis larga (Atención: Spoilers)
"Eres el tirador designado". Nada más pronunciarse la frase se escucha el silbido de una bala saliendo de un rifle de francotirador. El conductor de un monovolumen pisa el freno y antes de que las ruedas dejen de chirriar, los guardaespaldas se bajan a toda pastilla de sus vehículos con las armas preparadas. En un hotel cercano, un hombre abandona el rifle y sale de la habitación. Al poco, las imágenes del asesinato del ministro de Minas inundan los informativos. Se desata el genocidio y la guerra civil.
Jim Terrier surca las olas en un pueblo africano cercano. Corre hacia la oficina de la ONG donde colabora llevando agua potable a los vecinos. Mientras cava un pozo, tres hombres armados irrumpen en el pueblo buscándole. Terrier se acerca, y se da cuenta de que esos tres hombres van a asesinarle. Consigue plantarles cara y escapar, pero descubre que han puesto precio a su cabeza. Terrier se dirige a Londres para encontrarse con Stanley, ex compañero y gran amigo, que accede de mala gana a ayudarle a descubrir quién le quiere ver muerto. Stanley informa a Terrier de dónde están los que fueran miembros de su equipo.
Terrier está convencido de que el ataque es cosa de su antigua empresa. Ocho años antes, formó parte de una misión encargada de ejecutar al ministro de Minas de la República Democrática del Congo. El asesinato desencadenó el genocidio y la guerra civil en la zona. La bala que asesinó al ministró salió del rifle de Terrier y éste tuvo que salir pitando del país.
Con las pruebas en su poder, Terrier pone rumbo a Barcelona para enfrentarse a Felix, la única persona que sigue teniendo relación con su antigua empresa. Éste no sólo desempeñaba labores de enlace entre la empresa y el cliente, sino que nombró a Terrier el "tirador designado" de la misión. Felix es ahora un empresario de éxito y lo encontramos dando un discurso sobre la importancia de la colaboración entre empresas y ONG en el Tercer Mundo. Terrier decide plantarle cara a Felix en busca de ayuda para descubrir por qué parecen haberle puesto precio a su cabeza. En Barcelona, Terrier también encuentra a su exnovia Annie, a quien abandonó tras el asesinato. Ésta se muestra desconfiada y exige conocer las causas que llevaron a su novio a huir dejándola atrás. Terrier se lleva a Annie a un piso franco donde estará a salvo mientras intenta dar con la persona que intenta asesinarle.
Terrier empieza a unir los puntos y descubre que su antiguo jefe y camarada, Cox, es empleado de la empresa que los contrató para asesinar al ministro ocho años antes. Cox dirige una división de la empresa que quiere hacer negocios con África y Jim es el único cabo suelto que podría conectarle a los acontecimientos ocurridos en la RDC. Mientras espera para reunirse con Cox, el agente Barnes se acerca a hablar con él y le dice que se ponga en contacto con él si necesita cualquier cosa. La reunión entre Terrier y Cox se tuerce cuando Terrier descubre que su amigo le ha traicionado. Los secuaces de Cox se plantan ante Terrier y éste consigue escapar por los pelos.
Cox descubre el piso franco donde se ha escondido Annie y decide secuestrarla para chantajear a Terrier: su novia a cambio de las pruebas sobre los acontecimientos del Congo. Terrier accede a entregar los documentos y deciden quedar en la plaza de toros de Barcelona, durante la corrida inaugural que supone la vuelta de la lidia a Cataluña. Annie consigue zafarse de Cox y escapa de sus secuestradores. Terrier se enfrenta a los matones de Cox uno a uno hasta reencontrarse con su novia. Justo cuando creen estar a salvo, irrumpen en escena los agentes de Interpol para pedirle explicaciones a Terrier sobre los hechos acontecidos entonces y ahora.