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Enemigos públicos cartel reducidoEnemigos públicos(Public enemies)
Dirigida por Michael Mann
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Con dirección de MICHAEL MANN. Los productores son KEVIN MISHER (La intérprete, Tesoro del amazonas/The Rundown) y Michael Mann. El guión es de RONAN BENNETT (Lucky Break, El rostro), Michael Mann y ANN BIDERMAN (Las dos caras de la verdad, Copycat/Copia mortal), a partir de la novela Public Enemies, de BRYAN BURROUGH.

Se unen a Michael Mann detrás de la cámara algunos de sus colaboradores habituales, como el premiado director de fotografía DANTE SPINOTTI (Heat, El último mohicano, El dilema/The Insider); el diseñador de producción NATHAN CROWLEY (El caballero oscuro, El truco final/The Prestige); la dos veces oscarizada diseñadora de vestuario COLLEEN ATWOOD (Hunter, Memorias de una geisha, Chicago); los montadores PAUL RUBELL (Collateral, El dilema/The Insider) y JEFFREY FORD (El espía/Breach, Dueños de la calle), y el oscarizado compositor ELLIOT GOLDENTHAL (Heat, Frida). La producción ejecutiva corre a cargo de G. MAC BROWN (Infiltrados, Tienes un e-mail).


Acerca de la producción
Un enemigo en común: Dillinger como inspiración

"Nada en él podía hacer sospechar que había pasado sus años de formación en una penitenciaría, excepto la presencia de la policía. No tenía el rostro de un delincuente... Viéndole por primera vez, me pareció el más asombroso representante de su clase al que había visto fuera de una película locamente imaginativa". - Chicago Daily News, artículo sobre Dillinger después de la rueda de prensa celebrada en la cárcel del condado Lake. Enero de 1934

Un sinfín de ensayos, novelas, canciones y películas han contado historias fascinantes sobre la Gran Depresión. Hacía tiempo que Michael Mann tenía ganas de examinar más de cerca este turbulento periodo a través de la experiencia de un delincuente convertido en héroe popular por toda una generación. Para los estadounidenses de los años treinta, que vieron cómo volaban sus ahorros, que perdieron sus trabajos y pasaron hambre, John Herbert Dillinger era un héroe que atracaba a los bancos causantes del colapso financiero y que se burlaba de un gobierno incapaz de resolver el problema económico.

Michael Mann, que había escrito anteriormente un guión situado en esta época acerca del famoso atracador de trenes y bancos Alvin Karpis, ve así el atractivo de Dillinger: "Probablemente sea el mejor ladrón de bancos de toda la historia de América, pero su fulgurante carrera sólo duró 13 meses. Le dieron la libertad condicional en mayo de 1933, y murió el 22 de julio de 1934. Dillinger no se limitó a salir de la cárcel, fue una auténtica explosión. Lo quería todo en el acto".

"Atracando bancos y siendo más listo que el gobierno", sigue explicando el director, "se convirtió en una especie de representante de la gente maltratada por la Depresión. Era un delincuente y una celebridad, un héroe populista".

No puede decirse que las vidas de John Dillinger o de su enemigo jurado, el agente Melvin Purvis, fueran rutinarias en ningún momento, pero los cineastas escogieron un periodo muy específico para ENEMIGOS PÚBLICOS. "Esos intensos 14 meses nos hicieron entender la confluencia de fuerzas existente en aquel periodo de la historia estadounidense", dice el productor Kevin Mister. "Había un nexo entre John Dillinger, quizá uno de los americanos más famosos del siglo XX, el poco conocido agente Melvin Purvis y J. Edgar Hoover, un titán de la historia. Los tres tejieron una danza de poder y de muerte".

Poco después de salir de la cárcel hasta finales de junio de 1934, Dillinger se lanzó a una carrera de atracos a bancos por todo el Medio Oeste de Estados Unidos, que le hizo famoso en todo el país y le colocó en la lista negra de J. Edgar Hoover y del recién creado Bureau of Investigation.

Hoover escogió a Melvin Purvis, un agente joven y decidido, para perseguir y capturar a Dillinger. El dibujante Chester Gould se inspiró en el perfil de este agente para crear al detective Dick Tracy. Pero Dillinger y su banda eran mucho más astutos de lo que los agentes y su jefe imaginaban.

Durante esa loca carrera, los atracadores pulieron sus técnicas. Tenían algunas ventajas: la resistencia y frialdad que aportan años en cárceles sin ley; las últimas armas automáticas; un sistema policial fragmentado que no se había unido a nivel nacional; los últimos modelos de Ford V8, y haber escogido un momento en que los bancos no eran nada populares.

Aunque se podía estar en desacuerdo con sus métodos, eran pocos los espectadores de los noticieros en los cines que no apoyaban al que por fin pagaba a los peces gordos con su misma moneda.

Una y otra vez, los ladrones pusieron en ridículo al gobierno escapándose de situaciones inimaginables, como la fuga de la cárcel estatal de Indiana en septiembre de 1933; la evasión de la cárcel del condado Lake en Crown Point, Indiana, en marzo de 1934, y la espectacular huida, en las mismas narices de Purvis, de la posada Little Bohemia de Wisconsin en abril de 1934. Aunque sus hombres nunca dudaron en recurrir a la violencia, Dillinger siempre se portaba como un caballero: no decía palabrotas delante de las señoras a las que retenían como rehenes y a menudo devolvía el dinero a los ciudadanos que se encontraban en el banco.

Cuando se trata de la ley y de los proscritos, Michael Mann es consciente de que la verdad suele ser más extraña que la ficción. La historia de John Dillinger y sus perseguidores era la inspiración que buscaba para su siguiente proyecto. "Su movilidad y el uso de la última tecnología les hacía casi invencibles", dice. "Y todo transcurrió en una época en la que se unieron muchas fuerzas en contra del atracador: Hoover y el FBI, la primera fuerza policial a nivel nacional; la primera ley nacional contra el crimen; el uso de sistemas modernos para el almacenamiento de datos. Ahora puede parecer cuestión de rutina, pero hasta entonces nunca se había usado en Estados Unidos".

Obligado a luchar contra el Congreso para defender al recién creado FBI, J. Edgar Hoover no podía soportar que Dillinger se convirtiera rápidamente en un héroe popular y que todo el mundo se riera de sus jóvenes agentes. Dentro de las fuerzas del orden, muchos tomaban a Hoover por un engreído y desconfiaban de sus métodos. Desesperado por obtener resultados y ayudar a Purvis y a sus agentes, Hoover se hizo con la ayuda del agente especial Charles Winstead, de Texas, y de dos de sus acólitos. Además, dio la orden de detener a los familiares, novias y amigos de los delincuentes.

Cuando escapaba de la cárcel, el atracador recorría el país con su novia Billie Frechette, gastando enormes cantidades de dinero y codeándose con la élite de Florida. Pero la suerte de Dillinger llegó a su fin en el cine Biograph de Chicago el 22 de julio de 1934. Después de ver El enemigo público número uno, a la salida del cine le esperaban los agentes, con Purvis a la cabeza, que le acribillaron a balazos gracias a un chivatazo de la misteriosa "Mujer de rojo", la madama Anna Sage.

Pero la leyenda creció.

Sus desolados seguidores mojaron pañuelos en el charco de sangre delante del cine y miles de personas hicieron cola frente a la funeraria para ver su cuerpo. Todos querían participar de su legado.

Melvin Purvis, el enemigo jurado de Dillinger, fue aclamado por la hazaña, lo que no gustó nada a J. Edgar Hoover. Kevin Misher dice: "Dillinger era tan famoso que, cuando le mataron, Purvis se convirtió en "el hombre que mató a Dillinger", aunque no había apretado el gatillo. Hoover no soportaba que su agente fuera famoso en todo el país y consiguió echarle del FBI".

Setenta y cinco años después, Dillinger sigue siendo igual de famoso. Desde la clásica foto en la que rodea a uno de sus captores con el brazo mientras esboza una perversa sonrisa, la imagen del elegante Dillinger se ha convertido en un icono. ¿Y quién mejor para encarnarle que un hombre que nació a unos 240 km del pueblo natal del delincuente, el actor Johnny Depp?


La ley y los proscritos: El casting de la película
"Walter Dietrich me enseñó una regla de oro: no trabajar nunca con personas desesperadas" - John Dillinger

Para interpretar al cabecilla de la banda, Michael Mann pensó en un actor conocido por sumergirse en los papeles. Encontró al intérprete ideal para dar vida al complejo John Dillinger en Johnny Depp.

"Johnny puede ser muy duro", explica el realizador. "Cuando empezamos a hablar del papel, me dijo que hacía tiempo que Dillinger le interesaba porque le recordaba a gente que había conocido en el pasado. Llevaba a Dillinger dentro, lo intuí. Todos tenemos corrientes oscuras, pero hace falta valor para sacarlas a la luz y plasmarlas en una interpretación".

Johnny Depp explica su interés por el gánster: "Es curioso, pero de niño tuve un largo periodo de fascinación por Dillinger. No por nada en particular, simplemente me gustaba. Nunca perdí del todo esa fascinación y, mirando hacia atrás, ahora entiendo que era por su carácter. Por su forma de ser en una época en que los hombres eran hombres de verdad. Fue, para bien o para el mal, exactamente lo que era, y nunca transigió".

Para Michael Mann, uno de los grandes retos era "…conseguir que el año 1933 cobrara vida, que estuviera tan vivo como el 2009 para nosotros. No se trataba sólo del aspecto exterior, sino de la forma de pensar de entonces. Cómo se seducía a una mujer en 1933. Cómo veía la vida un ex convicto en 1933. Qué significaba el mundo para las personas que se habían quedado sin trabajo. La desesperación era palpable en las calles".

Durante la preparación del rodaje, Michael Mann consiguió que Johnny Depp viera y tocara la ropa y algunos artículos personales de Dillinger. Además, el director había decidido rodar en lugares donde se había desarrollado la historia, como la cárcel de Crown Point, la posada Little Bohemia y el cine Biograph.

El actor pudo conocer de primera mano algunos de los lugares frecuentados por el "bandido caballero" y manejar armas que había usado. Además, se documentó a fondo: "Leí varios libros sobre Dillinger. Pero también me basé en mi instinto y en mi comprensión del personaje. Tenía la impresión de que éramos de la misma familia, que corría la misma sangre por nuestras venas. Me recordaba a mi padrastro y aún más a mi abuelo".

Sigue diciendo: "Creo que Dillinger sabía lo que hacía. Aceptaba el hecho de que sería un recorrido corto, pero significativo".

Desde su ascenso como la gran esperanza del FBI, a la necesidad de ensuciarse las manos si quería pillar a Dillinger, el complejo papel de Melvin Purvis era ideal para Christian Bale. Le interesaba sobre todo el conflicto interior del agente. "Fue aclamado en la prensa como un héroe, le admiraban", explica el actor, "pero creo que Purvis no estaba seguro acerca de la dirección en la que iba la Agencia para ser más eficiente".

Christian Bale incluso va más lejos en cuanto a las tácticas sin escrúpulos empleadas por Hoover: "No sé si Purvis disfrutaba persiguiendo a Dillinger. Tal como lo veo, cuando por fin le mataron, Purvis había transigido tanto, dejando atrás sus valores, que probablemente se preguntó quién era el auténtico perdedor".

Al igual que su compañero de reparto Johnny Depp, se documentó sobre su personaje. Antes del rodaje de ENEMIGOS PÚBLICOS, Michael Mann y él fueron a visitar la sede del FBI en Quantico, Virginia, y habló en varias ocasiones con Alston Purvis, el hijo de Melvin Purvis.

La dedicación del actor galés fue impresionante. "Cuando Alston Purvis vino a visitarnos, estábamos rodando en el cine Biograph, donde cayó Dillinger", dice Kevin Misher. "Alston me dijo que era tremendo porque le pareció volver a ver a su padre. Que el hijo del personaje diga que no habría mejor actor para interpretarlo, significa algo acerca del trabajo de Christian Bale".

Para comprender a Billie Frechette, el director se molestó en descubrir quién era la mujer a la que Dillinger amó con tanta pasión. "Intenté saber cómo vivía, qué hacía y cómo sobrevivía en la Depresión", explica. "Trabajaba en el guardarropa del Steuben Club y era una chica ambiciosa de un pueblecito intentando abrirse camino en Chicago. Su educación tuvo mucho peso en su vida. Era una india de la tribu menominee, y como tal, era una ciudadana de segunda".

El director escogió a Marion Cotillard, ganadora de un Oscar por su brillante interpretación de la cantante Edith Piaf en La vida en rosa. "Quedé con ella después de ver La vida en rosa, nada más", dice el director.

Como parte de su preparación, Michael Mann le pidió que hablara con mujeres y novias de gánsteres, y artistas de strip-tease, que siempre defienden a sus, a menudo, violentos maridos o amantes. "Quería que comprendiera lo que significa ser la mujer de un convicto y no saber nunca exactamente qué pasará al día siguiente", dice la actriz.

Marion Cotillard habló con la familia de Billie Frechette para comprender el mundo de donde provenía la joven y el amor que sintió por Dillinger Se conmovió con los detalles de la vida de la mujer, que fue a la cárcel antes de traicionar a su amante. "Cuando se vive una pasión tan grande, un amor tan fuerte, poco importan los miedos y las consecuencias de compartir la vida con un gánster", dice la actriz.

"Marion es asombrosa, su entrega es total. Sus más mínimos gestos, sus miradas, todo es auténtico", dice el realizador.

Johnny Depp está de acuerdo: "Me impresionó la entrega de Marion. Se esforzó en hacer una interpretación con la mayor fidelidad posible y en dar todas las oportunidades a su personaje. Marion trabajó duro para conseguir el acento adecuado. Me gusta mucho a nivel personal y en el trabajo".

Para los personajes secundarios, Michael Mann escogió a actores internacionales. Los australianos David Wenham y Jason Clarke interpretan a dos de los principales acólitos del atracador, Harry "Pete" Pierpont y John "Red" Hamilton, respectivamente, y el actor inglés Stephen Graham se encarga de dar vida al infame psicópata Baby Face Nelson (Cara de niño Nelson).

La banda de Dillinger también incluye a los estadounidenses Stephen Dorff en el papel del incorregible payaso y matón carente de emociones Homer Van Meter; John Ortiz como Phil d’Andrea, uno de los barones del hampa; Giovanni Ribisi como el atracador y secuestrador de trenes Alvin Karpis; CHANNING TATUM en el papel de Pretty Boy Floyd (Floyd el guaperas); CHRISTIAN STOLTE como el tranquilo asesino Charles Makley, y SPENCER GARRETT (21 gramos) como Tommy Carroll, el ayudante de Baby Face Nelson.

El mundo del hampa está poblado por JOHN MICHAEL BOLGER (La guerra de los mundos) en el papel del poli corrupto Martin Zarkovich; Bill Camp es Frank Nitti, un contemporáneo de Al Capone; DOMENICK LOMBARDOZZI (Corrupción en Miami) es el matón Gilbert Catena; PETER GERETY (El intercambio) es el abogado Louis Piquett; la madama Anna Sage, que delató a Dillinger y más conocida como la "Mujer de rojo", está encarnada por Branka Katic, y LEELEE SOBIESKI (88 minutos) es Polly Hamilton, una de las chicas de Anna Sage.

La ley está representada por Billy Crudup en el papel de J. Edgar Hoover; Rory Cochrane es Carter Baum, amigo y compañero de Melvin Purvis; Stephen Lang es Charles Winstead, el jefe de los agentes de Texas; MATT CRAVEN (Disturbia) y DON FRYE (Corrupción en Miami) son los agentes tejanos Gerry Campbell y Clarence Hurt, respectivamente; SHAWN HATOSY (Alpha Dog) es el agente Medala; JOHN HOOGENAKKER (Barefoot to Jerusalem) es el agente Clegg; DAVID WARSHOFSKY (Venganza/Taken) es el alcalde Baker de la cárcel del condado Lake, y EMILIE DE RAVIN (Perdidos/Lost) es Anna Patzke, la rehén de Dillinger que acaba defendiéndole.


La historia del hampa: El diseño y la fotografía de Enemigos Públicos
"¿Quieres saber dónde está, poli idiota? Pasaste delante de él en la calle State. Tenías demasiado miedo para mirar. Iba en el Buick negro" - Billie Frechette

El mayor reto para Michael Mann fue convertir los Estados Unidos del siglo XXI en los de principios de los años treinta. Dado que la película cuenta con 114 decorados diferentes, el departamento artístico estuvo muy ocupado antes de que empezara el rodaje. Además, el director estaba convencido de que era importante rodar, siempre que fuera posible, en los lugares donde ocurrió todo. Por lo tanto, el director y su equipo siguieron los pasos de Dillinger y su banda recorriendo el Medio Oeste.

Michael Mann, siempre muy interesado en la historia y en documentarse a fondo, explica por qué era relativamente fácil para Dillinger y los suyos escaparse con el botín. "La policía del estado de Indiana tenía un total de 27 agentes. La mayoría de los policías eran agentes locales mal pagados y con pocas armas. No hablaban con nadie, no sabían lo que ocurría en el siguiente condado. Una banda de ladrones podía cometer un atraco en Indiana, cruzar la frontera estatal, entrar en Illinois y estar tranquila. Las leyes no se podían aplicar de un estado a otro y la policía federal no existía".

Los refugios de Dillinger
Aunque no siempre en buen estado, muchos de los sitios donde estuvo Dillinger sigue existiendo hoy en día. Por suerte, fue posible usar tres lugares emblemáticos donde se enfrentó con la ley: la cárcel del condado Lake, Indiana; la posada Little Bohemia, en Manitowish Waters, Wisconsin, y el Cine Biograph en la avenida Lincoln de Chicago, Illinois.

Después de la atrevida huida de Dillinger en el coche del sheriff Lillian Holley (LILI TAYLOR, "A dos metros bajo tierra"), estuvo brevemente en la cárcel del condado Lake. El diseñador de producción Nathan Crowley dice: "La parte de delante, que correspondía a la casa del sheriff Holley, estaba en muy mal estado, y la parte trasera, los calabozos, estaba muy oxidada. Pero no nos inventamos nada, estaba todo allí, fue fantástico".

Agentes de las oficinas del FBI de Chicago y Saint Paul rodearon a Dillinger y su banda en la posada Little Bohemia en 1934, pero de nada sirvió. El edificio sigue en pie, y el equipo rodó la escena del brutal tiroteo la misma semana que ocurrió hace 74 años. La posada es ahora un restaurante.

"No sólo pudimos rodar en la posada donde ocurrió todo, sino también en la habitación que ocupó Dillinger", dice Michael Mann. "Hay algo mágico, algo especial en el hecho de que Johnny Depp se tumbe en la cama donde se tumbó Dillinger. Cuando abre la puerta, pone la mano en el mismo pomo que tocó Dillinger".

Todos los miembros de la banda consiguieron escapar de la posada dejando muy mal al FBI. Todavía hoy pueden verse algunas marcas de balas, una ventana rota y las maletas que dejaron atrás. Ya lo dice el director: "Fue un mal día para Hoover y el FBI".

La ayudante de Melvin Purvis, DORIS ROGERS LOCKERMAN, que ahora tiene 92 años, fue de gran ayuda para el director. Explicó que los hombres de Dillinger se agarraron a los laterales de los coches mientras disparaban con armas automáticas. "Eran jóvenes y muy duros", dice. "Los agentes del FBI habían eran universitarios en plena forma física, pero carecían de la frialdad, de la dureza y del entrenamiento de los delincuentes".

El lugar más famoso es el cine Biograph de Chicago. Según Nathan Crowley "la calle ha cambiado. Tuvimos que documentarnos mucho para conseguir lo que era en los años treinta".

Gracias a tranvías de entonces, un suelo falso de adoquines y fachadas de época, pudo revivirse aquella calurosa noche de julio de 1934 cuando Dillinger cayó a la salida del cine.

Es posible que Dillinger se quedara muy sorprendido. Era consciente de que no viviría eternamente, pero quizá no esperaba tener una vida tan corta. Para Michael Mann está muy claro por qué el atracador se sentía cómodo con la gente: "Tenía mucho carisma, sabía hablar a la gente y era muy popular. Se escondía entre la multitud. Muchos le reconocían, pero nadie le delataba". Hasta que llegó la "Mujer de rojo".

Anna Sage dirigía un burdel. Era una emigrante del Este de Europa que tenía problemas con Emigración y el gobierno federal. Para evitar la deportación, avisó a Melvin Purvis de que Dillinger tenía planeado ir a ver la película El enemigo público número uno, protagonizada por Clark Gable y Myrna Loy, al cine Biograph. No iba vestida de rojo, sino de naranja, pero bajo la luz eléctrica, el vestido parecía rojo y de ahí su sobrenombre.

Cuando Dillinger salió del cine flanqueado por su novia de entonces, Polly Hamilton, y por Anna Sage, el agente Purvis encendió un puro. Era la señal. Dillinger se dio cuenta de que algo iba mal y sacó su arma, pero ya era demasiado tarde. Le dispararon tres veces y cayó muerto en un callejón próximo a la sala.

Michael Mann insistió en que todo debía ser exactamente igual que entonces: "Reconstruimos la calle delante del Biograph. Era necesario que Johnny cayera exactamente en el mismo sitio que cayó Dillinger, para que cuando mirara hacia arriba, viera lo mismo que él. Es muy importante para un actor y un director".

El protagonista de la película está de acuerdo: "Mirase donde mirase, estaba en el año 1934. Era una sensación increíble. Estaba todo, hasta el más mínimo detalle. Admiro a Michael Mann por eso, no se le escapa nada".

Los atracos en Wisconsin
Otras localizaciones de ENEMIGOS PÚBLICOS incluyen ciudades como Columbus, Milwaukee, Madison, Darlington, Oshkosh y otras. Tanto el realizador como el director de producción buscaron estructuras de época y calles que pudieran transformarse con relativa facilidad.

En Oshkosh y Columbus incluso se transformaron manzanas enteras. Nathan Crowley explica: "Dillinger atracaba bancos en ciudades pequeñas. Columbus tiene un fantástico centro muy bien conservado y añadimos lo que faltaba: adoquines, semáforos de época, letreros y alguna fachada siempre que fuera necesario".

Uno de los atracos se rodó en Oshkosh, donde hubo que cambiar varias fachadas de tiendas para recuperar el aspecto de antaño.

El rodaje en Chicago
Dillinger iba a menudo a Chicago, por lo que varias escenas se rodaron en esa ciudad. El equipo artístico visitó varios barrios donde había estado el atracador.

Tanto para Michael Mann como para Dante Spinotti, el director de fotografía que ha colaborado cinco veces con él, era importante no dar la sensación de película de época en el sentido clásico de la palabra. El director de fotografía dice: "En ENEMIGOS PÚBLICOS he intentado evitar convenciones como los filtros o envejecer los objetos. Si uno se levanta y sale a la calle el 17 de marzo de 1934, todo está allí, vive. Hace frío, llueve, es Chicago y hay color. Puede parecer muy activa y vibrante ahora, pero no ha cambiado tanto. Imaginé que estaba allí en aquel momento".

Tanto en Chicago como en otros decorados naturales, Dante Spinotti usó varias cámaras digitales, entre las que se encontraban cuatro nuevos modelos Sony HDC-F23 y las XDCAM-EX1. Dice: "Es una mezcla de rodaje cámara en mano con primeros planos de las caras de los actores con objetivos largos. Al mismo tiempo, también rodábamos un lado de la escena, lo que da una sensación de inmediatez, de ser testigo de lo que está pasando".

En cuanto a la iluminación, el director de fotografía explica: "Siempre tuvimos en cuenta el realismo de la situación. Queríamos representar de forma agresiva y realista lo que pasaba en la escena, por lo que la iluminaba completa, pero no cada toma específica".


El brazo de la ley: La preparación para el rodaje
"Me temo que no estamos capacitados para este trabajo. Sin ayuda cualificada, tendré que presentar mi dimisión. Estoy llevando a mis hombres al matadero" - Melvin Purvis

Un elemento clave dentro del realismo de ENEMIGOS PÚBLICOS fue la colaboración del FBI, que ofreció una valiosa documentación del caso, dejó muebles y archivos para una escena y asesoró el rodaje.

El experto en armas DALE SHELTON se reunió con Michael Mann y varios miembros del equipo. Además, estuvo presente siempre que se rodaba una escena en la que salía el FBI y trabajó con los armeros.

Dice: "Por lo que he leído, la definición ideal del agente, según Hoover, era un hombre de pelo corto, afeitado, en buena forma física, capaz de disparar con precisión, dispuesto a trabajar muchas horas y con habilidades como la de saber hablar con alguien para sonsacarle información".

Los actores debieron aprender a manejar armas más pesadas que las actuales, conducir coches de época y otras actividades de ese tipo. Johnny Depp y Christian Bale, acostumbrados a manejar armas en otras películas, no tardaron en darse cuenta de que las técnicas requeridas en ENEMIGOS PÚBLICOS tenían poco que ver con lo que sabían. El agente Shelton explica: "En esa época, nadie sujetaba el arma con ambas manos, se usaba una sola mano. Hasta los años 40 no se empezaron a usar ambas manos para mayor estabilidad. La posición del cuerpo tampoco era la misma que la actual. Como cualquier táctica, ha evolucionado con los años".

A Kevin Misher le impresionó la facilidad con que la banda manejaba las armas. Era consciente de que sería duro para los actores. Dice: "Las armas de Dillinger y de sus hombres eran subfusiles Thompson (Tommy guns) con tambores grandes. Pesaban entre 45 y 50 kilos. Se agarraban a los laterales de los coches en marcha y disparaban mientras huían".

En el FBI le explicaron minuciosamente a Christian Bale lo que haría y lo que no haría su personaje. Dice: "Hubo un día fascinante en que fuimos a Quantico con Michael y vimos algunas de las armas que usaron en el incidente con Dillinger. Nos ayudaron muchísimo durante el rodaje en Chicago, y algunos agentes incluso salen en la película".

Pero parece que hubo un intercambio de información: "Descubrí que también les aportamos datos acerca de Purvis", añade. "Gran parte de su historial fue borrado".


Peluquería, maquillaje, vestuario y coches
"Cree informadores, agente Purvis. Interrogue a los sospechosos con ‘vigor’. Nada de nociones obsoletas y sentimentales. Estamos enla era moderna y vamos a hacer historia. Sea directo y rápido. Como se dice en Italia: ‘Quítese los guantes blancos’" - J. Edgar Hoover

Otros departamentos de producción ayudaron a recrear la atmósfera de los años treinta, el de peluquería y maquillaje, el de vestuario y de coches. Eran aspectos especialmente importantes para el director, sobre todo porque quería poner énfasis en que Dillinger pasa casi diez años en la cárcel llevando una existencia gris, y al llegar a Chicago descubre un mundo lleno de color y de tentaciones. Lo quería todo y lo quería ya.

"Las circunstancias no tenían nada que ver con lo que Dillinger conocía", explica Michael Mann. "Había vivido en condiciones durísimas, bajo la mano represiva de carceleros brutales. De pronto, estaba en la calle, podía tener ropa, coches, pasarlo bien, ¿por qué iba a preocuparse del mañana?"

Peluquería, maquillaje y vestuario
Debido a los efectos devastadores de la Gran Depresión, los peinados de la época eran más bien prácticos. El estilista EMANUEL MILLAR dice: "Los hombres se cortaban el pelo en Central Park. Cinco centavos por el corte y el afeitado. En los años treinta, muy pocos llevaban bigote y barba. Iban a lo rápido y práctico".

Johnny Depp realzó su interpretación con un corte de pelo con maquinilla y llevando a veces un bigote como el que se dejó Dillinger.

Por suerte se disponía de fotos de Billie Frechette. JANE GALLI, encargada del departamento de maquillaje, explica: "Billie trabajaba en un guardarropa, no podía ser glamurosa. Sin embargo, en esa época era muy habitual pintarse las uñas, los labios y dibujarse las cejas". Añade que el rojo estaba muy de moda para las uñas y los labios, pero que, curiosamente, se besaba poco: "El carmín era caro, y las mujeres se esforzaban en que durase lo más posible en sus labios".

Dillinger no era un hombre de gustos simples. Michael Mann dice: "Estaba intoxicado con la vida que no había podido tener en la cárcel. Lo quería todo. Era un hombre sofisticado. Estaba al corriente de la moda, de cómo se hablaba. Lo sabemos por las fotos y las cartas que escribió a sus sobrinas y a su hermana".

La diseñadora de vestuario Colleen Atwood, ganadora de dos Oscar, se encargó de vestir al amplio reparto, desde los elegantes trajes de Dillinger, pasando por los complicados vestidos de Billie Frechette, hasta los sencillos pero bien cortados trajes de Purvis.

Johnny Depp habla de su experiencia con esta leyenda de la industria: "He tenido el placer de trabajar con Colleen Atwood en varias ocasiones durante los últimos 20 años y puedo decir que es una auténtica maga. Suelo tener muy claro cómo es mi personaje, y más alguien como John Dillinger. Pero con Colleen no hace falta decir nada. Lo tiene todo preparado".

Marion Cotillard está de acuerdo con la idea de la diseñadora para Billie: "Basta con ver fotos para darse cuenta de que Billie tenía gustos simples. Le gustaba ir guapa, claro, pero no llamativa".

Los coches de época
Algunas de las imágenes más impactantes de la película se deben a los coches de época. El coordinador de coches BLAINE CURRIER y su mano derecha HOWARD BACHRACH recorrieron el Medio Oeste en busca de coches.

Fueron necesarios más de 20 coches para los protagonistas además de unos mil vehículos en segundo plano. Aunque muchos coches de esa época tendían a ser cuadrados, hubo que inclinarse por otro estilo: "Michael Mann prefiere el estilo de coches con curvas más suaves que apareció entre 1933 y 1935", dice el coordinador.

Fue un momento de transición para los motores. Blaine Currier sigue diciendo: "Los motores V8 Flathead que aparecieron en 1932 se hicieron famosos en 1933 gracias a dos gánsteres, Clyde Barrow y John Dillinger. Los dos escribieron a Ford diciéndole lo mucho que les gustaba ese coche. Los usaban siempre que podían en las huidas porque los coches de los agentes no eran capaces de alcanzarlos".

Pero no todo el mundo tenía la suerte de poder subirse a uno. Christian Bale dice: "El FBI tenía muy pocos vehículos. En ocasiones debían pedirlos prestados. Los agentes se encontraban en situaciones ridículas por falta de medios. Camino de la posada Little Bohemia, dos de sus vehículos se averiaron. Unos agentes acabaron el viaje de pie en los estribos, agarrados a los laterales. Hacía mucho frío esa noche, tenían los dedos helados".

La fascinación que despierta aquella época en general, y John Dillinger en particular, no ha menguado con los años. Se siguen haciendo documentales y programas, siguen naciendo mitos. Los enemigos públicos de los años treinta aún atraen al público cuando hay una exposición de coches antiguos o de artículos más macabros.