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The road cartel reducidoThe road(La carretera)
Dirigida por John Hillcoat
¿Qué te parece la película?

De Cormac McCarthy, autor de No es país para viejos (No Country for Old Men, 2007), llega la adaptación para la pantalla grande de The Road, novela ganadora del Pulitzer en 2007. El actor Viggo Mortensen, nominado al Oscar, encabeza un reparto que también integra a Charlize Theron, Robert Duvall, Guy Pearce y la joven promesa Kodi Smit-McPhee.

El australiano John Hillcoat (The proposition) dirige a partir de un guión adaptado para la gran pantalla por Joe Penhall.

Inicialmente, una historia encuadrada en el fin del mundo que incluye canibalismo y brutalidad, además de otros elementos desagradables, no se entendería exactamente como el material adecuado para una sesión de cine con palomitas. Sin embargo, pese a que algunos estudios declinaron involucrarse en el proyecto por ese motivo, los productores, el director, y los talentos que se sintieron atraídos por el mismo estaban motivados por el absoluto convencimiento de que la novela de Cormac McCarthy daba pie a una película inmensa.

El productor Nick Wechsler, admirador incondicional del autor, no logró comprar los derechos de No es país para viejos (No Country for Old Men, 2007), pues se le adelantaron. La versión cinematográfica, realizada por los hermanos Coen, acabó por lograr el Oscar. Así las cosas, dio aviso a los agentes literarios para que le hicieran saber de la existencia de la próxima novela de Cormac McCarthy, tan pronto como ésta estuviera disponible. Wechsler y sus socios, Paula Mae y Steve Schwartz, se aprovecharon de la indecisión y recelo de los competidores y lograron optar a la propiedad cuando todavía era un manuscrito. "Lo importante en este libro en concreto, es que resulta tan oscuro y crudo que todos los estudios y los otros productores que estuvieron acercándose al mismo muy cautelosamente no se mostraban nada seguros de si podía trasladarse a la pantalla" —comenta—. "Ello me dio la oportunidad de agarrar la ocasión, pujar más que nadie con la ayuda de mis socios, los Schwartz, y comprar finalmente el material".

Como todos los otros cineastas implicados en la realización de esta película, Wechsler se sentía profundamente conmovido tras la experiencia de haber leído la tremendamente absorbente novela de McCarthy. Comenta que vio inmediatamente que sería un gran material para un film: "Leí la novela la misma tarde en que me la pasaron, y me dio la impresión de que se trataba de una experiencia tremendamente emocional y poderosa, la historia del padre y su hijo que emprenden un viaje, en el que hay el relevo de la antorcha, la transmisión de la idea de humanidad de uno al otro y viceversa".

"También creí ver que habían algunos buenos elementos de género: el suspense y la tensión que se derivan de la necesidad de sobrevivir en un mundo extremadamente hostil, elementos verdaderamente evidentes en una película. No me preocupaba en absoluto el aspecto referido a la crueldad. Creía que un mundo apocalíptico es inclemente y que el canibalismo en un mundo apocalíptico es atroz, sin embargo, el alma emocional de la obra resultaba vigorizante y poderosa hasta tal punto que es eso lo que brillaría de principio a fin en la realización de la película".

Cuando Wechsler invitó a Rudd Simmons a que se incorporara al proyecto en calidad de productor ejecutivo, ya había decidido que John Hillcoat dirigiera la cinta. Simmons no había visto el film de Hillcoat, The Proposition (2005), pero cuando lo hizo, también se sintió prendado del director: "El film de John es absorbente" —comenta—. "Lo que hizo con el paisaje y lo mucho que parecía que los personajes brotaban directamente del mismo era para mí lo más interesante. En cierto sentido, The Road resulta una historia bastante simple, sin embargo, se remite al mito, y los personajes parecen surgir de la misma tierra. Así que hablé con John y ambos nos avenimos de maravilla".

Otra cosa que impresionó a Simmons por cuanto toca a los procedimientos del director remitía a lo preparado y centrado que Hillcoat estaba acerca de cómo iba a transformar esta gran novela en una gran película. "Justo al mismísimo principio, John escribió un manifiesto; nunca tuve nada parecido en cualquiera de las películas en que he participado" —comenta—. "Se trataba de tres o cuatro páginas acerca de lo que estaba buscando, los temas en los que estaba interesado: tenía que ver con el género y la mirada de conjunto que quería para la película, y junto a aquellas páginas había un montón de fotografías".

"Aquello fue de la máxima ayuda porque se lo pasamos a todos cuantos estaban en el proyecto y al instante nos sincronizamos y trabajamos al unísono. Supimos exactamente lo que quería, lo que vio en la historia" —prosigue.

"Aquello que hace que una adaptación sea realmente buena reside en que el realizador da con algo del libro que le apasiona y entonces narra la historia desde aquel punto de vista" —añade Simmons—. "Y sabíamos lo que era aquello para John".

Algunas de las declaraciones de Hillcoat devienen como un manifiesto, pero un análisis atento nos hará ver que el director ha estado analizando el aspecto temático de la película, incluso filosóficamente, con una actitud más próxima al profesor de estudios cinematográficos. Y aquí aportamos dos parágrafos pertenecientes al manifiesto de Hillcoat que ilustran lo dicho:

"La película funcionará a varios niveles distintos, en los que puede percibirse más bien cierta dimensión a manera de viaje metafórico y mítico del alma, una fábula, un cuento de hadas para adultos acerca del paso de una generación a la siguiente, de esa inevitable realidad que es la condición mortal y del mayor de los arquetípicos miedos de todos los padres, el sentimiento de culpa y la congoja ante la posibilidad de dejar los hijos atrás (y por extensión, el miedo de todos a quedar abandonados en absoluta soledad). A otro nivel está el cuento moral, una urgente llamada a todos nosotros para que cobremos conciencia de que debe prevalecer la amabilidad, la honestidad, la esperanza y la fe por encima de la inminente destrucción y el horror. Y aún en otro, está la inmediata y visceral realidad de una aventura épica y oscura llena de terror y ternura".

"Mientras todos nosotros somos testigos de una nueva era de violento conflicto global junto al espectro de una apocalíptica catástrofe medioambiental, The Road alcanza a tirar de las fibras de nuestra psique colectiva con la fuerza de una pesadilla universal. Evoca nuestros más profundos y oscuros miedos, y con capacidad precognitiva y lucidez apunta a lo que más importa".

Al adaptar el libro, los realizadores se esforzaron al máximo en conservar la sencilla y angustiante franqueza del mismo, al tiempo que añadían algunas verdades universales en torno a esa psique colectiva, con el objetivo puesto en que una historia de ciencia-ficción que habla del fin de la Tierra pudiera hacer burla de algunos de los miedos más comunes de nuestro tiempo post 11 de septiembre cargado de calentamiento global, altísimos precios del combustible, incertidumbre económica, y la posibilidad real de una monumental catástrofe natural debida a la sobreexplotación del globo por parte de la humanidad. De tal modo que mientras McCarthy, en su historia, resulta ambiguo acerca de lo que realmente ha causado la gran conflagración, cuando todas las luces se han apagado, los realizadores se vieron libres para concretar sus causas en el marco de un desastre ecológico.

"De hecho, partimos del libro" —comenta Hillcoat—. "En éste, todo apunta a una especie de invierno nuclear, todo está completamente cubierto de cenizas y presenta un tono monocromático, acompañado de una fina capa de negro hollín y cenizas en el aire".

Cuando se buscaban las localizaciones, los realizadores gravitaron sobre desastres naturales que hubieran castigado enormes franjas de terreno, dejando a éste en un estado de plena devastación. Durante la preparación de la película, Hillcoat emprendió un largo viaje junto a Simmons y su diseñador de producción de hace mucho, Chris Kennedy, en el que se dedicaron a encontrar lugares por todo el país que hubiera sufrido profundas devastaciones, conscientes de que esas localizaciones harían que el público se identificara con una historia de horror absolutamente actual que podría pasar aquí mismo. Esos paisajes afligidos afectarían la psique colectiva norteamericana al remitirse a algunos de las mayores catástrofes que han asolado partes de este país.

"Lo extraordinario del libro es ese impresionante realismo visceral que lo impregna todo" —opina Hillcoat—. "Ni a Chris ni a mí mismo nos han gustado realmente tanto los filmes apocalípticos como género cinematográfico. Pero éste nos parecía muy distinto de cualquier otro. Así que pensamos inmediatamente que esta historia parecía sacar partido de las experiencias derivadas de los desastres naturales y de los provocados por el propio hombre; ¿por qué no usar todo eso?"

"Inmediatamente, comenzamos a investigar con denuedo básicamente en todo aquello referido a los desastres tanto naturales como provocados por el hombre que hubieran ocurrido, y ello fue lo que nos llevó a cosas como el Nueva Orleans posterior al huracán Katrina, al Monte Saint Helens, un estratovolcán en Washington, a la minería del centro de Pennsylvania y en torno a Pittsburg, donde esa industria ha dejado algo así como una zona de desastre provocado por el hombre en lo que se refiere al paisaje, o más bien lo que queda del mismo. De tal modo que el proceso consistía en usar todos esos elementos y gradualmente irlos uniendo. Era como un enorme tapiz".

Para la productora Paula Mae Schwartz, la historia era del todo filmable debido a su esperanza inherente y a la tierna esencia emocional de la novela. "Admiramos tremendamente a Cormac McCarthy, creemos que posee una voz propia, y este libro en concreto contiene una historia de amor muy singular entre padre e hijo" —comenta—. "Sentíamos que el poder del amor entre padre e hijo era palpable, de tal intensidad que contribuía a la supervivencia de la humanidad tras el Apocalipsis. Se trata de la historia definitiva sobre la supervivencia".

Viggo Mortensen, que resultó nominado a un premio de la Academia por su fascinante interpretación en Promesas del este (Eastern Promises, 2007), también fundamentó su papel sobre la dinámica padre-hijo. Con todo y que en el momento en que se le ofreció el personaje, el actor estaba acabando un periodo de intenso trabajo y más bien ansiaba descansar durante una temporada, cuando cayó en sus manos el guión y leyó el libro, nos dice que no vio el modo de evitar involucrarse en el proyecto.

"Pensé: '¡Vaya! va a ser bastante difícil negarse a algo como esto, como este tipo de personaje.' Se trata de uno de esos libros que se hace difícil de abandonar; tan pronto como se empieza uno anhela saber en qué acabará todo eso" —nos amplía.

Cuando The Road se publicó por primera vez, la novela fue elegida por Oprah Winfrey para que constara en su lista de libros influyentes, y ello contribuyó a que cobrara fama internacional, a que el público la aceptara, además de la crítica, que siempre ha contribuido con entusiasmo a la obra de McCarthy. "La razón por la que tanta gente ha leído este libro" —añade Mortensen—, "estriba en que realmente llega a lo más hondo de Norteamérica. La historia es universal. Cualquier progenitor que se preocupe por sus hijos tiene los mismos sentimientos, esas dudas, esos miedos, esas preocupaciones. ¿Qué va a pasar cuando haya desaparecido? ¿Estará bien mi hijo? ¿Si enferma, qué le ocurrirá? Pero la principal cuestión es la referida a qué ocurrirá cuando los padres ya no estén al lado de su progenie".

En esta historia, resalta Mortensen, esa preocupación humana tan esencial se ve particularmente incrementada porque tiene lugar en un universo inhóspito donde cada una de las certezas humanas se ha evaporado. "Se ha llegado a tal extremo" —comenta el actor—, "que no cabe el consuelo de pensar ‘si yo no estoy, su madre se hará cargo de él, o su tía, o alguien más de la familia, o de algún modo incluso el sistema social.’ No, la cuestión es que no hay nadie. Cero. Si yo muero, va a quedarse solo en el mundo. Por extrema que sea esta situación, penetra en la gente con familia propia. Toda madre, todo padre, sus sentimientos para con los hijos, para con todo aquello que les preocupa en torno a ellos".

"De tal modo que todas esas cosas son dignas de ser exploradas" —comenta el actor con respecto a la preparación para su papel como el Hombre en esta película de la saga distópica de McCarthy—. "Me di cuenta de que yo mismo tenía todo eso dentro de mi. No tenía más que mirar en mi interior para interpretar el papel".

La historia de The Road es simple aunque absorbente, y pese a que intervienen otros personajes, todo gira en torno al padre y su hijo. Mortensen comenta que las profundas cuestiones que el libro plantea han sido las que le llevaron a buscar el alma de su personaje. "Los contenidos de que se habla en esta película, y las reflexiones y pensamientos que me asaltaron cuando leí por primera vez el guión y el libro" —comenta—, "me hicieron tomar conciencia sobre lo que está ocurriendo, acerca de lo que el futuro depara. ¿Cuál es el significado de nuestra desaparición?".

"En cierto sentido, es de esto de lo que habla esta cinta. ¿Qué ocurre cuando se te ha arrebatado todo? Y cuando digo todo quiero decir “todo.” Esas dos personas, ese hombre y ese niño…, es eso lo que ha ocurrido, y cuando pensamos que ya no queda nada que arrebatar, el chico aún pierde algo. Es más, estamos ante un recipiente para un drama excelente, con tal de que se maneje adecuadamente. ¿Qué ocurre cuando se te ha arrebatado todo? ¿Cómo comportarse? ¿Cómo reaccionar? ¿Cómo tenérselas con gente de la que temes pueda quitarte todavía más cosas? ¿O con gente que tiene cosas de las que tú careces? ¿Y cómo reaccionas cuando estás harto, cuando te embarga el miedo ante ellos? ¿Actúas agresivamente? A veces. ¿Procuras permanecer lejos de ellos? Con probabilidad. ¿Y si crees que puedes, les arrebatas sus cosas? En ocasiones lo haces, incluso aunque pienses de ti mismo que eres un buen tipo. Todo eso pasa en la historia; están todas esas pruebas. La prueba de qué ocurre cuando crees que se te ha arrebatado todo. Es eso lo que significa preservar en ti el fuego, incluso aunque creas que te han dejado sin nada, pues el hecho de que estés aquí sentado, pensado sobre ello, y lamentándolo, significa que no lo han logrado, ya que aún estás aquí. Hasta que no hayas desaparecido, no te lo han arrebatado todo".

Mortensen añade que el título de la película es más que irónico. "Era consciente de que si lo hacíamos bien, emocionalmente sería todo un reto. Tendría que emprender un gran viaje".

Para el director, Hillcoat, nunca se puso en duda que Viggo Mortensen debía encarnar al padre. Durante el estadio de conceptuación propio de la preproducción, comenta el realizador, el actor entendía su papel de padre como el de alguien de fuerza espartana al que su palpable vulnerabilidad interior le hacía humano. Su idea para el papel encontraría similitudes con alguien estilo Gregory Peck. "Se hacía evidente que Viggo podía dar la imagen del hombre corriente, pero también podía tener la intensidad y la fisicidad que exigía el papel. Su personaje atraviesa un amplio espectro de emociones".

El director opina que si alguien pudiera sobrevivir en un mundo postapocalíptico, ése sería Viggo. "Se trata de un mundo de supervivencia tan extrema que tiene que hacer cosas que han de resultar creíbles" —sigue. Y con todo, el papel requiere no sólo una verosimilitud física, sino también la habilidad para mostrar ternura y fuerza interior—. "Para algunos actores, puede que se trate de una fuerza que te hace tierno y sensible con los niños y sin embargo capaz de afrontar cualquier esfuerzo físico para hacer lo que se debe. Viggo es al tiempo muy intenso y alguien enérgico e hiperactivo, y así es como el padre resulta. La muerte por suicidio de su amada esposa y socio le embarga por completo, y aún así mantiene para con su hijo esa increíble relación protectora. Es una historia de amor, y en un mundo tan desafiante de supervivencia extrema, ha de hacer cosas que resulten creíbles".

Cuando Mortensen se comprometió a asumir el papel, inició un periodo de intensa preparación que implicaba ahondar en el personaje y en el duro entorno de la historia. Se sumergió en el mundo de la novela y en su hipotética situación límite. Su investigación le llevó no sólo a consultar libros y otros materiales, sino también a cobrar conciencia de los patrones y hábitos de la gente de nuestro tiempo que se ve forzada a sobrevivir de su ingenio, rascando en la lata desechada de la sociedad: los vagabundos. El actor también mantuvo algunas conversaciones con Cormac McCarthy, mayoritariamente acerca de la propia relación del escritor con su hijo pequeño, John Francis, a quien ha dedicado la novela. "Hablamos acerca de la relación con su propio hijo, y hablamos de mi hijo y de cómo era a la edad del personaje en el libro" —comenta—. "Pensé en mis sentimientos hacia mi propia familia, en mis relaciones. Muchos episodios habían concluido cuando estaba comenzando este proyecto o mientras lo estaba rodando. Todo eso me obligaba a reflexionar en torno a cosas de hace años sobre las que no había pensado en relación a mi hijo, cuando tenía la edad del personaje del chico".

Pero para esta película, un cuento de ciencia-ficción acerca de dos personas dejadas a su propia suerte que caminan durante miles de kilómetros a través de un planeta muerto, la preparación de los actores tenía que connotar mucho más que la exploración de la geografía interna. Se describía a Mortensen como un actor físico que incorporaba a su método todo cuanto le es próximo en su ambiente, y ésta es otra razón por la que su incorporación al reparto como padre era perfecta. Cuando los elementos, el tiempo atmosférico y el terreno se hacen inclementes, Viggo se pone en marcha.

"Distintos actores recurren a distintos procedimientos. Lo que he visto en Viggo es que puede aprovecharse del entorno mucho más que cualquier otro actor con el que haya trabajado antes con miras a situarse donde necesita estar emocionalmente" —nos dice el productor Simmons, con mucha responsabilidad en todo lo concerniente al marco físico del film y sus localizaciones—. "Y si se ponía a llover a cántaros, evitaba paraguas y chubasqueros. Se alejaba de cualquier tienda o carpa al paso, o se desprendía de cualquier manta con el sólo objeto de permanecer intencionadamente helado y húmedo, lo que al parecer le llevaba a un lugar absolutamente excepcional. He llegado a ver repetirse eso una vez y otra en la nieve, la lluvia, y la niebla, cualquier cosa que pueda usar que le sumerja en el mundo del personaje. También se trata de un actor muy físico, poder contemplarlo ha sido un proceso del todo extraordinario. Yo hubiera creído que se requiere una enorme capacidad de concentración para ser capaz de evitar que el helado terreno, o las rocas en la carretera, o lo que sea acaben por desconcentrarte pero, contrariamente, en él parecen llevarle a un lugar del todo sorprendente una vez y otra, y otra más".

Nick Wechsler coincide: "Viggo posee las cualidades perfectas como hombre y como actor para afrontar este papel. Su espíritu resulta increíblemente profundo. Alcanza a sumergirse tanto en su personaje que uno piensa: '¡Vaya! ése es “el” personaje y no un actor encarnando al personaje.' Y eso es lo que queríamos para este papel, alguien que se adentrara en el mismo como ningún otro actor con el que haya trabajado".

Pese a que este papel del padre era codiciado por muchos actores de primera fila en Hollywood, jamás hubo la menor duda en la mente de los realizadores que si les era posible lograr a Viggo, sería éste quien definiría el personaje. "Viggo ha nacido para dar vida a este personaje, resulta absolutamente fascinante" —comenta el productor Steve Schwartz—. "Parte del desafío que ha de afrontar un actor en una película como ésta, donde el material se hace tan oscuro y donde se instala tanta tristeza y crueldad, es permanecer en la encarnación del personaje en medio del tumulto del plató. En este plató hay muchas cosas aconteciendo: materiales que se trasladan, ruidos, lluvia, y un tiempo atmosférico horrible; una gran cantidad de coses que dispersan. Me abrumaba la capacidad de Viggo para concentrarse y no salirse del papel para nada. Y espero no defraudar a nadie si digo (ignoro qué opinará Viggo de esto) que durante los primeros días de rodaje el actor llegó a dormir con las ropas de su personaje puestas para estar en el papel. Prestaba atención a todo detalle. Si sus zapatos no estaban lo suficientemente húmedos, se los mojaba él mismo. Estaba totalmente absorto y obsesionado con su papel. Se convirtió en el Hombre".

El productor sigue: "Como consecuencia de ello, me temo que probablemente no podría describirse esta producción como una en que hubiera mucha conversación en el plató dado que cuando Viggo y Kodi estaban en la zona, la gente no quería mezclarse con ellos. De tal modo que ignoro cómo se sentían Viggo y Kodi siendo ignorados en ocasiones, pero cuando les veíamos en la zona, marcábamos distancias. Y Kodi tenía su propio modo de permanecer en la zona. Todo aquello impresionaba mucho".

Para lograr que The Road llegara a buen puerto, estaba meridianamente claro para los cineastas que una elección adecuada para el Chico era del todo esencial. Por más extenuante que fuera el rodaje para Mortensen y el equipo técnico, el actor púber que encarnara al hijo tenía que ser tanto un superviviente como un gran actor con gran naturalidad que le permitiera estar a la altura. Tras una serie de sesiones para configurar el reparto, encontraron a ese intérprete en Kodi Smit-McPhee, descendiente de una familia de actores cuyo propio padre, Andy, resulta ser instructor de intérpretes. La encarnación que Kodi logró de otro hijo, esta vez de Eric Bana, en Romulus, My Father (2007) hizo que los cineastas repararan en él.

Pese a que el proceso de reparto fue riguroso, abarcando unos cuantos centenares de muchachos procedentes de Estados Unidos y Canadá, fue la cinta de audiciones que envió el padre de Kodi desde Australia la que salió victoriosa. Wechsler explica que Kodi resultaba la opción obvia. "Esta película funcionaría o se hundiría según lo bien que trabajara el actor que encarnara al Chico" —comenta—. "Kodi superó el reto que significaban todos esos chicos, y finalmente fue el único con el que teníamos que avanzar pues le acompañaba una gran capacidad enternecedora. Posee un gran carisma, si tal atributo es aplicable a un chico. Éramos conscientes de su prominencia; sabíamos que era el mejor".

La elección de Kodi Smit-McPhee era la coherente por muchas razones, no siendo la menor su afinidad con la cámara. Los productores, y Mortensen, su coprotagonista, quedaron estupefactos ante el talento, la profesionalidad, y la ética laboral que desplegaba el joven actor. "¿Qué significa poseer talento en tanto que actor?" comenta Simmons—. "Observas a Kodi: puede alcanzar esos momentos de absoluta autenticidad. Es algo digno de ver, de toma a toma. Estará trabajando en algo y, de súbito, lo consigue, sencillamente traspira verdad. Lo que más me impresiona respecto de Kodi es su disciplina y concentración".

"Lo que quiero decir es que se trata de un chico de once años. Me acuerdo de cuando yo tenía los once años. Corría por ahí jugando a soldados, dibujando historietas, y todo eso. Pero Kodi llega y trabaja nueve horas diarias. Se presenta en el plató por la mañana, sufre sus sesiones de maquillaje y peluquería, está en el plató concentrado como un actor adulto. Es una presencia que se hace notar. Y luego, se da media vuelta y sale corriendo del escenario para ponerse a jugar con otro chico de diez años, y van por ahí jugando a indios y vaqueros, lo que es imponente presenciar. Y cuando ha acabado el juego, regresa al plató, y vuelve a mutarse en ese sorprendente actor que es".

A decir de Viggo Mortensen, la película será memorable no por cualquier cosa que haya aportado, sino por el extraordinario talento de su coprotagonista infantil.

"Es un actor en verdad extraordinario" —comenta Mortensen—. "Creo que su interpretación será histórica. Honestamente, soy de la opinión que es una de esas actuaciones que el público recordará durante años y años".

De no ser por la intensidad del joven actor, añade Mortensen, la cinta se limitaría a ser un buen film, pero con ella, resulta toda una auténtica película. "Cuando leí el guión, pensé: ‘Necesitarán dar con el mejor de los jóvenes actores jamás visto, o cuanto menos con el mejor intérprete joven que se conozca en el globo para encarnar este papel. Con un actor tan bueno como Kodi podría lograrse una cinta realmente buena.’ He disfrutado lo indecible precipitándome con él por la pendiente de esta aventura".

Y de igual modo que el padre en la saga, quien aprende de su hijo, Mortensen asegura que trabajar con Kodi ha sido una revelación en su condición de actor. "Kodi posee un instinto enorme, una gran presencia y, más importante aún, tiene el don de saber relajarse hasta llegar al lugar donde está siempre a punto. Casi nunca pierde contacto con el momento real que está aconteciendo, y con ello no me refiero al guión sino a lo que realmente está pasando en el plató, a lo que está pasando entre nosotros dos. La mayoría de la película se centra en estas dos personas: un hombre y un chico. Casi siempre visten las mismas prendas mugrientas. No hablan demasiado. El tiempo atmosférico siempre resulta horrible. Todo es brutal, explícito. Pero si funciona, entonces podemos embarcarnos en un auténtico viaje emocional. Podríamos usar la expresión ‘viaje espiritual.’"

La interacción entre el chico y su padre es lo que sostiene la historia y la eleva por encima de la mera ciencia-ficción. En la novela hay mucha más descripción en lo referente a cómo interactúan los dos con ese paisaje torturado y entorno vapuleado; en la película, como medio visual, todo eso debe transmitirse únicamente por medio del matiz y de la interpretación. Mortensen asegura estar convencido de que la esencia de este inspirado planteamiento en The Road, proviene de Kodi.

"El libro tiene algunas descripciones muy vívidas acerca de esos paisajes yermos azotados por un tiempo tan inclemente; hay en ellas gran belleza" —añade—. "Pero nosotros no usamos eso. Lo que nos llega en el film, que no puede trasmitir el libro, es toda esa serie de sutilidades concernientes a la interacción de los personajes principales con el entorno, y muy particularmente entre ellos mismos, a cómo se relacionan mutuamente el Hombre y el Chico. Hay mucho que ocurre entre palabras, y ello es particularmente cierto porque Kodi es un actor excelente. Está absolutamente compenetrado con cuanto acontece, cualquier cosa que sucede, todo error que se precipita. Y encaja bien los pequeños accidentes que pasan, siempre lo asume, de tal modo que siempre hay algo extra".

"Cada una de las escenas que ya están escritas parece cargada de emoción, y uno piensa ‘Bueno, ¿cómo vamos a llegar hasta allí?'" —comenta Mortensen—. "Sin excepción creo, gracias al modo de trabajar de Kodi, que siempre hemos llevado la cosa un paso más allá. Había otra capa, algo inesperado que surgía de él, o que pasaba entre nosotros. Ha sido un buen paseo. Puedo decir, honestamente, que en todas las películas en que he formado parte, en todas las escenas, en todos los ensayos con actores de todas partes del mundo (con todo y ser muy afortunado de haber podido trabajar con algunos actores muy buenos), nunca había tenido un compañero de interpretación mejor. Desde los actores de gran veteranía y experiencia, cargados de premios, a los más recientes y jóvenes talentos sin rodaje, nunca antes había trabajado con alguien tan coherente con el momento, en el lugar, junto a ti. Desde ahora, su interpretación hará que esta cinta sea de aquellas que uno contempla durante años. Y creo eso de verdad".

En The Road, existe una escena esencial que ilustra la unión afectiva que se produjo entre los dos actores. Durante el encuentro con un miembro de una banda dedicada al pillaje, el padre se ve obligado a disparar al tipo para proteger a su hijo. Más tarde, lleva al chico hasta un riachuelo donde trata de lavarle el cabello en el agua helada. "Ese riachuelo era de nieve derretida, por lo que probablemente el agua estaba a unos siete grados; realmente estaba helada" —comenta Rudd Simmons, quien junto a un equipo técnico absolutamente anonadado contempló la escena alucinado—. "El Hombre se lleva al Chico en brazos y sumerge su cabeza en el agua, pues hay sangre del muerto por todo él, y le frota con delicadeza para eliminarla mientras el muchacho recobra el vigor. Así es como consta en el guión".

Simmons sigue explicándonos la escena: "Lo que pasó fue que Viggo recogió a Kodi, sumergió su cabeza en el agua, y ésta generó tal reacción en el joven que le significó una auténtica sacudida. Comenzó a llorar pues le resultaba muy doloroso hasta tal punto que no podía parar. Así las cosas, Viggo le cogió en brazos y comenzó a arrullarle, devolviéndole literalmente la vida en aquel momento. Se trata de una escena extraordinaria. Viggo le tomó en brazos y se lo llevó inmediatamente hasta un claro apartado del riachuelo, a pleno sol. Lo dejó en tierra, meciéndole a la luz solar".

"El padre de Kodi, Andy, se acercó a la escena. Si aquél hubiera sido mi hijo" —continúa Simmons—, "no hubiera podido evitar precipitarme en la escena para ver qué hubiera podido hacer. Sin embargo, Andy es un actor extraordinario, y también un excelente director; ha trabajado muchísimo con Kodi en calidad de instructor de arte dramático. Andy supo permanecer en su sitio y dejar que Viggo y Kodi desarrollaran aquel momento íntimo como actores, en el que Kodi ha llegado a un lugar —uno muy malo—, y Viggo trata por todos los medios de reanimarle. Aquello fue superlativo, digno de contemplar. Creo que, desde aquel momento, cambió la relación que ambos mantenían, y se hicieron inseparables durante el resto del rodaje. Se convirtieron realmente en padre e hijo".

Mortensen retoma, desde su propio y generoso punto de vista, esta historia acerca de aquella secuencia tan esencial: "Hacía mucho frío, todavía había nieve en el suelo, y cuando tuve que lavar la cabeza de Kodi en aquel riachuelo, el agua en verdad que estaba helada, había todavía hielo en los márgenes. Se trataba de uno de aquellos momentos que a decir verdad hubiera podido tomar direcciones distintas, pero el modo en que finalmente se resolvió fue aquél en que al sacar su cabeza del agua en la segunda toma, Kodi estaba casi en estado de shock; le dolía mucho la cabeza debido al frío, y no me di cuenta de lo mucho que le estaba afectando hasta que le miré directamente a los ojos, justo cuando estábamos a media toma: no se había desmayado pero en verdad que estaba sufriendo lo indecible".

El actor, que ha sido el oponente de algunos de los más grandes veteranos, como Al Pacino, Sean Penn, Ed Harris, Cate Blanchett, Robert Forster, o Armin Mueller-Stahl, habla de su joven coprotagonista en un tono habitualmente reservado para algunos iconos del Actor's Studio. "Me limité a mirarle, pero él se mantuvo dentro de su personaje; ése es el tipo de actor de que está hecho" —dice Mortensen—, "y me llamó ‘papᒠmientras lloraba de verdad, pero interpretó la escena, aunque yo sabía que era él en realidad. Es un actor joven de gran brillantez. Tiene presencia, es atractivo y coherente en cada una de las tomas… en las que se exige más y más en cada ocasión… me exige a mí… le exige a todo el mundo".

Que estas valoraciones de Viggo sobre la interpretación de Kodi resulten de tal efusión devienen a un tiempo tributo a la propia generosidad del actor y al talento del joven intérprete. "Aquel día, fue casi como si algo irrumpiera y se extendiera por todo su interior como actor" —sigue—. "He visto Romulus, My Father (2007), la cinta que le valió a Kodi diversos premios en Australia, y está muy bien en esa película, muy bien en verdad, sin embargo creo que en The Road va más allá de lo que logró en Romulus. Ya lo había logrado cuando habíamos acabado de rodar la escena en el riachuelo. Aquel día, de algún modo, le añadió mayor intensidad, entró en otra dimensión y, más importante todavía, creo que la conexión entre nosotros se consolidó de algún modo en aquel momento y para todo lo que vino luego. Su padre le ha enseñado bien, él mismo es actor, así que Kodi se tiene sobre fundamentos sólidos y posee una verdadera capacidad de comprensión del proceso de preparación diaria y de todo lo que entra en juego en una escena. Ha habido muchísimos momentos como éste que nos han llevado más adentro de la historia de lo que cabía esperar cuando se lee el guión, y también más cerca, como personas, el uno del otro".

Si bien la novela de The Road es un pas de deux, es decir una obra de dos, un viaje solitario emprendido por dos personajes principales en el que los otros resultan participantes peligrosos, generadores de horrores, gente que aparece en flash backs, o complementarios, la versión cinematográfica de esta historia apunta hacia un cambio que pone énfasis en el universo humano en que viven. Así que los realizadores tomaron la decisión consciente de expandir la dimensión de algunos de los principales personajes al narrar la historia. Los personajes a los que llamamos la Mujer (Charlize Theron), el Anciano (Robert Duvall), el Veterano (Guy Pierce) y el Ladrón (Michael K. Williams) cobraron mayor envergadura en el proceso de desarrollo de la película. Tan pronto como se extendió la noticia de que se iba a realizar una adaptación por parte del productor de Sexo, mentiras y cintas de video (Sex, Lies, and Videotape, 1989) y de El juego de Hollywood (The Player, 1992) (Wechsler), del director de The Proposition (2005) (Hillcoat) y del guionista que escribió El intruso (Enduring Love, 2004) (Joe Penhall), la corta lista de estrellas de primera fila se hizo mucho más corta.

"Fue muy fácil forjar el reparto de esta cinta porque el libro había alcanzado gran popularidad" —comenta Wechsler—, "y los otros papeles, pese a que más bien son breves, cada uno juega un papel esencial, todos tienen un propósito muy concreto, por lo que eran muy importantes para el avance del film. Es por ello que todo actor preparado para uno de esos papeles sabía que su trabajo sería una experiencia absolutamente gratificante. Así que el reparto se formó muy fácilmente: los actores estaban de lo más dispuestos a solucionar todo problema de disponibilidad, tratando de que los productores de los espectáculos en los que pudieran estar comprometidos en aquellos momentos les permitieran robar algo de tiempo para poder cumplir con sus breves papeles en nuestra película".

Una diferencia notable con respecto a cómo se narra la historia en la novela está en el hecho que se muestra a la esposa del Hombre, quien se suicida cuando le atenaza el miedo ante la perspectiva de que quien quiera que esté por ahí fuera vaya a por ellos. "Tarde o pronto, nos dará alcance y nos asesinará" —dice ella—. "Me violarán… y le violarán a él… Nos violarán a todos, nos asesinarán y devorarán, y tú no podrás hacer frente. Te quedarás ahí esperando que suceda". El Hombre opta por coger a su hijo tras la tragedia y salir a la carretera con la esperanza de lograr, de algún modo, un futuro mejor, si no para él, cuando menos para el chico. En el libro, la opción de la esposa se explica descarnada y pragmáticamente, en el marco del horror que les ha sobrevenido tanto a ellos como al resto de la humanidad.

La relación entre el Hombre y la Mujer se narra en forma de flashbacks, a los que el Hombre recurre soñando despierto, a menudo (particularmente en las primeras escenas) remitiéndose a su matrimonio, cuando las cosas son de mayor optimismo, aferrándose a esas viñetas como si de elixir vital se tratara, los únicos pedazos de humanidad a los que puede agarrarse para poder seguir adelante y que le recuerdan la razón por la que está en la carretera. Un pasaje lírico del libro ilustra esto: "En la carretera, no había un despertar de los ensueños. Perseveraba. Podía recordar todo de ella, excepto su perfume: cómo estaba en el teatro sentado a su lado mientras, inclinada hacia delante, ella escuchaba la música. Rollwerk, candelabros de pared dorados, y altos pliegues de los cortinajes a manera de columnas a ambos costados del escenario. Ella mantenía la mano de él en su regazo, lo que a éste le permitía notar el extremo superior de sus medias a través del fino tejido de su vestido veraniego. Retén la escena. Y ahora invoca tus tinieblas y el frío y seas maldito".

En la película, esta escena se muestra sin ninguna narración o diálogo, tan sólo cinemáticamente: imagen y sonido. Mientras rememora los altos y bajos de su vida juntos, los flashbacks también sirven para proporcionar algunos elegíacos momentos de luz, sol, música y felicidad en un mundo por lo demás lúgubre.

Para este personaje, los realizadores necesitaban no sólo a una actriz fuerte sino también versátil. "En la novela, lo referente a la Mujer se centra en que la realidad del personaje resulta muy abrasiva y dura. Y en verdad que lo es, por lo que decidimos mantener eso" —comenta el director, Hillcoat—. "Sin embargo, queríamos trabajar y enriquecer este personaje y mostrar como muy sólido su razonamiento para acabar tomando esa opción debido a las circunstancias que están sucediendo en el mundo".

El papel pedía una actriz que aportara su propio talento substancial. "Lo imponente en Charlize" —continúa—, "está en que queríamos intentar dar con alguien que tuviera un cierto peso específico, un tipo de profundidad emocional que mostrara ese paso desde un mundo al que los pocos privilegiados están acostumbrados, y que dan por sentado, a unas circunstancias que despojan de todo. Queríamos mostrar el daño emocional que esta catástrofe global inflige. Su rechazo a aceptar el nuevo mundo es un cambio enorme, un cambio emocional. Charlize es alguien que ya ha demostrado tener una gama increíble. La transformación que logró en Monster—Basada en una historia real (Monster, 2003) fue bastante sorprendente. Parece ser una de esas actrices que en verdad es capaz de transformarse y adentrarse en profundidades emocionales auténticas".

Otra esencial decisión de reparto fue la intervención de Robert Duvall para el papel del Anciano, un personaje con el que se cruzan el Hombre y el Chico en la carretera y con quien pasan cierto tiempo, alguien que aporta otra perspectiva más filosófica de su viaje. "Casualmente" —comenta Hillcoat, en lo que tan sólo es una de las muchas coincidencias fortuitas de la producción—, "Robert conoce a Cormac McCarthy, y está muy familiarizado con ese mundo, así que fue realmente de gran ayuda".

La presencia de Duvall en el plató no significó tan sólo ese lazo con la visión del mundo del novelista; también aportó la posibilidad de ahondar en la historia inspirando al equipo técnico en la narración de la misma. El actor prestó algo de su propia magia al proyecto bajo circunstancias verdaderamente desalentadoras.

"Hizo algo verdaderamente extraordinario bajo una presión tremenda" —observa Hillcoat. Mientras que para la mayoría de equipos técnicos de cine un día soleado es cosa buena, para los realizadores de The Road, una historia acerca de un mundo sin luz ni calor, lo conveniente era todo lo contrario. "Nos veíamos abrumados por los problemas meteorológicos. Aquél era un día en que el sol había salido, y el sol era nuestro enemigo. Había una broma recurrente a lo largo de todo el rodaje abundando en que mientras la mayoría de la gente de hecho adora el buen tiempo, nosotros contrariamente nos deprimíamos, y cuando arruinaba el día era cuando nos sentíamos animados y nos precipitábamos afuera a su encuentro"..

"Y con Robert nos pasó que el día se ofrecía brillante y soleado, todo un desastre para el entorno en que nos hallábamos, donde había un enorme montón de cenizas de carbón producto de desechos de minería y un paisaje castigado. Acabamos por vernos realmente presionados por el tiempo disponible. Hablamos de intentar algo en que Robert pudiera aportar un pedazo añadido de la historia de su personaje en lo concerniente al dolor y las heridas del alma, dado que su personaje es un viejo; todo el mundo se preguntará cómo demonios ha logrado sobrevivir y de dónde procede, es una especie de versión muy enigmática de Samuel Beckett. Y con esto, en un par de tomas, nos sorprendió con un fragmento improvisado en plena escena absolutamente extraordinario y en un tiempo récord. Aquello fue imponente. Era durísimo trabajar sometido a aquellas condiciones, y cuando cuentas con actores con ese tremendo bagaje profesional, casi desearías tener más tiempo para obtener más cosas. Pero Robert se impuso al reto y fue todavía más allá".

Los productores hicieron sus propios paralelismos entre aquel reparto integrado por Duvall, Mortensen y Smit-McPhee, y el cometido de sus respectivos personajes con respecto al tema de la historia, es decir en torno a ‘preservar y llevar el fuego’ a través de un mundo hecho de adversidad hacia un futuro esperanzado. La escena en torno a la hoguera con el anciano, el chico y su padre, comenta Paula Schwartz, "contiene tres generaciones de actores. Está Kodi Smit-McPhee, toda una estrella en ciernes dando vida al chico; está el padre, Viggo Mortensen, una estrella consolidada; y luego está una estrella ya legendaria, Robert Duvall. De tal modo que para mí es muy simbólico: aquí hay un mensaje. No se trata de ninguna tutoría, sino que aquí hay continuidad, hay evolución, hay un cambio de relevo para portar el fuego. Y el fuego es el símbolo de la vida, el símbolo de la supervivencia, que es de lo que va la película. El chico lleva el fuego. El padre protege al hijo. Y todo eso deviene tremendamente emotivo".

El día en que se rodó la escena, en el plató había un silencio absoluto, todos sabían que había algo mágico filtrándose en el aire. "Se trataba de una escena muy emotiva, increíble" —sigue Paula Schwartz, describiendo el marco en el que el personaje de Robert Duvall—: "ha aceptado la invitación a sentarse ante la hoguera junto al Hombre y el Chico. Todo resulta muy conmovedor porque podemos constatar la admiración hacia ese anciano que ha resistido la catástrofe, ese apocalipsis, y ambos, padre e hijo, escuchan sus palabras impregnadas de sabiduría acerca del motivo por el que ha pasado todo eso y acerca de la posibilidad de supervivencia del hombre. Fue inolvidable porque Robert Duvall tiene 77 años y le asiste una sabiduría y energía tremendas en sus palabras, que resultan cautivadoras. Fue una escena mágica".

Completando el reparto de personajes secundarios que en el libro resultan poco menos que números, están el Veterano, un superviviente de rostro duro, uno de los "buenos" que acaba por devenir el último protector del chico cuando éste se aproxima al final de su travesía, y el Ladrón, hombre astuto que les roba todo al padre y su hijo.

"Estaba verdaderamente encantado con el reparto que pudimos conseguir para la variedad de distintos personajes" —comenta Hillcoat—. "No me era posible pensar en otro que no fuera Guy Pearce para el papel del Veterano, y sencillamente fuimos muy afortunados de poder contar con él. Queríamos transmitir la sensación de que hay toda esa gente errando por todas partes en este mundo devastado, luchando por su supervivencia y, ciertamente, Guy posee unas cualidades parecidas a las de Viggo, es posible creerlo capaz de sobrevivir. Sumándose a esa variedad de personalidades, Michael K. Williams aportó a su ladrón mucho de una esencia más próxima a lo urbano, a lo callejero, mientras que Garret Dillahunt, quien da vida a uno de los camioneros de la banda de carretera, sumó una característica más rural, de tipo paleto y estancado. Y Molly Parker (la Mujer maternal) creo que estaba fenomenal para el desenlace: un papel difícil de ejecutar dado que es ella quien acaba la cinta junto a Kodi. Para ellos, el reto consistía en comunicar su dolor en un tiempo bastante breve, tiempo cinematográfico, de tal modo que nos llegara una idea exacta del lugar de donde proceden y del tipo de herida emocional que todos ellos han sobrellevado".

Mortensen nos dice que, efectivamente, la producción resultó afortunada al lograr algunos de los talentos de la interpretación más sólidos, de tal modo que la cinta no gire enteramente en torno a él y Kodi. "John ha configurado muy bien el reparto para que no se limitara a nosotros dos" —comenta—. "Obviamente, Guy Pearce, que es el personaje principal en The Proposition (2005) para John Hillcoat, da vida a un papel determinante hacia el desenlace de la cinta. Es un personaje muy interesante que afrontó realmente bien. Él y Kodi también interactuaron de maravilla. Y Molly Parker y Michael Williams. Todo el mundo que participa en esas secuencias en las que padre e hijo se topan con diversas personas ha resultado excepcional, ha resultado un acierto de cásting. Hemos tenido mucha suerte… en muchos sentidos".

Para Hillcoat y su equipo, el objetivo estaba en transmitir el horroroso aspecto de un mundo devastado sin tener que recurrir a clichés tan trillados provenientes del género del “fin del mundo”. A este respecto, el principal personal al que el director confió la empresa fueron el montador, John Gregory, el diseñador de producción, Chris Kennedy, y el diseñador de vestuario, Margot Wilson, con quienes ya había trabajado anteriormente experimentando un amplio nivel de comodidad y rápido entendimiento para la consecución de la labor.

"Tras mi experiencia con The Proposition, me embargaría la mayor felicidad si pudiera trabajar con ellos por el resto de mis días" —comenta el director—. "Lo que más me gusta tanto de Chris como de Margot es su capacidad para el detalle. La riqueza de su comprensión del material va más allá de sus responsabilidades profesionales. Margot, lo mismo que Chris, penetran verdaderamente en los personajes y en el motivo de sus acciones, en cuáles son los temas que se tratan, y en cómo se manifiestan en los entornos de aquéllos. Y qué dice todo eso acerca de ellos".

El director subraya el modo en que se manifestó la sensibilidad del equipo a la hora de interpretar el material. "Queríamos evitar el tipo de cosa a lo Mad Max que ha definido el género postapocalíptico, porque es un hito tremendo en ese género. De tal modo que nos pusimos a pensar en la imaginería del libro y lo que surgió en nuestras mentes fue el carrito de compras y los anoraks para esquiar, la mugre y todo eso, bolsas de plástico y cintas adhesivas y tiras de ropa con que reparar zapatos deportivos y materiales así. Lo que inmediatamente nos vino a la mente fue la imagen de los vagabundos en cada gran ciudad del mundo. Estos marginados de la sociedad viven en las calles ese mundo apocalíptico de supervivencia diaria sin dinero ni comida".

"De tal modo que ésa era nuestra auténtica referencia. Margot recogió montones de fotografías y se mantuvo atenta para con ese mundo aparte de los sin techo que sobreviven en la calle. Y a partir de aquí, fue más allá, hasta los forros de plástico en los anoraks para mantenerse calientes en un entorno gélido, y hasta el modo en que esa gente recicla pedazos de ropa. Todo eso quedó pasmosamente detallado".

Cuando Margot leyó el guión, nos dice, le enviaron algunas de las localizaciones, y comenzó a configurar los tipos de personajes que vivían en ellas. "Leí el guión unas cinco veces, por lo que fui más allá de la tristeza y de todos los sentimientos y emociones que aquél suscitaba" —nos dice—. "En un minuto se pasaba de la esperanza a la tristeza, se nos llevaba por toda la gama de emociones. Aquí fue donde comencé a sentir la historia del gran afecto entre esas dos personas, Viggo y Kodi".

"John me envió un montón de fotografías junto con sus notas de estilo" —continúa—. "Pero, desafortunadamente, mucho de mi investigación proviene directamente de los sin techo porque es gente que refleja aquello en lo que podría convertirse este mundo. No tienen ropa, a duras penas logran qué comer y se las apañan con lo que consiguen, y eso es lo que son nuestros personajes. Las fotos de las localizaciones me proporcionaron un sentido de la desnudez, de la nada con la que nos las estábamos teniendo, y de unos paisajes tan inhóspitos como de rara belleza. Lóbregos y sin color alguno, pero al tiempo poéticos".

Su método pasaba por pensar en los personajes y ejecutar algunos bosquejos que dieran idea de su aspecto enfundados en prendas improvisadas. "Cuando leí el guión sabía quiénes eran los personajes, y ello siempre deviene de gran ayuda porque pienso en quiénes serán los actores y tiendo a fundirlos con los personajes, escucho las palabras que han de decir, desarrollo el tipo de gente que es" —nos comenta—. "Quería que el público mirara una prenda y viera en ella algo familiar, que reconociera en ella ropa que llevamos en la actualidad".

En cuanto decidió el aspecto de los personajes, hubo largas horas de concienzuda labor "envejeciendo" las prendas, muchas de las cuales se obtuvieron de almacenes de segunda mano. Se puso particular atención en que la ropa no fuera a la medida: cualquier cosa de este mundo resultante de haber hurgado en la basura y que se hubiera adaptado para ser útil en conceptos referidos a que calentara y resguardara de los elementos y las asperezas, todo sin estilo alguno.

Asimismo, presentó una filosofía de vida en la carretera que extendió a todos los personajes, que venía a significar ‘portabilidad, superposición de prendas, y una sustancia que probablemente durará mucho más que todos nosotros: el plástico.’

"Tuvimos que pensar acerca de muchas prendas, obviamente, la ropa superpuesta. Si no tienes nada en el mundo, y te dedicas a atravesar América intentando dar con un lugar seguro, te llevas la casa a la espalda. Así que la ropa superpuesta era algo increíblemente importante. Para Viggo, comenzamos con sus camisetas, que se trajo de casa, como así un par de camisas, una sudadera con capucha para combatir el frío en la cabeza, guantes, incontables pares de calcetines, zapatos... Sólo que no es como creemos; nosotros pensamos: ‘Claro! podemos poner muchas cosas en una maleta y nos limitamos a llevarla con nosotros.' Pero lo que él piensa es distinto: '¿Qué puedo llevar a mi espalda factiblemente?' No pueden llevarse consigo todo lo que se les antoje".

"Aquí es donde la filosofía del diseño de vestuario interconecta con la puesta en escena" —nos dice Margot— "Es preciso hacer algo así como un esfuerzo para pensar en ello desde un punto de vista minimalista, que es casi como ir de camping, lo que obliga a tomar conciencia de que sólo podremos llevarnos con nosotros una cierta cantidad de cosas, y a preguntarnos ¿qué es lo que va a mantenernos en buena temperatura y secos? Para tenerlos secos, usamos cortinas de ducha. El Hombre las ha encontrado en algún momento en el camino y las ha transformado en un impermeable. Así que debe utilizar ciertas cosas que se va encontrando por el camino".

"Respecto a Kodi, cuando su personaje nace, ya han desaparecido los establecimientos comerciales, ha dejado de haber suministro eléctrico; tuve en cuenta ese tipo de cosas, así que introduje la idea de que el padre y la madre simplemente habían procurado cosas para él. Son unos pantalones del Hombre los que el matrimonio acorta, y con un jersey lo que hacen es graparlo. Le proporcionan una camisa que resulta de talla mayor a la suya; y el anorak estaba en casa, era de sus padres y ahora es su parka; los zapatos que lleva son demasiado grandes para él, como así los guantes sobradamente, dado que ya no es posible salir a comprar unos. En cuanto a los zapatos de Viggo, tuvimos que procurarle un calzado cómodo pues ha de atravesar los Estados Unidos. Tan sólo dispone de ese par de zapatos, y con los años acaban por deshacerse, así que los envejecimos muchísimo y aplicamos cinta adhesiva de tela por todo ellos. De hecho, Viggo lleva consigo un rollo de esa cinta adhesiva con la que enmienda porciones de su ropa. Con esa cinta venda la herida que le ocasiona una flecha".

"Todos esos pequeños elementos armonizan. Viggo lleva bolsas de plástico consigo y con ellas envuelve los pies porque el plástico no se estropea y es algo que te mantiene caliente, está muy a mano. Quería mostrar eso, he usado bolsas de plástico en el personaje de Robert Duvall, y también en el ladrón, porque he querido transmitir claramente que el plástico, con independencia de los que le pase al mundo, será una cosa que sobrevivirá por encima de todo lo demás".

La historia de The Road resulta, efectivamente, lúgubre, sin embargo habla de supervivencia, y bajo ésta hay una historia de esperanza para el mundo, donde la posibilidad de una aniquilación se ha hecho tan patente en todos nosotros que hasta resulta reconfortante saber que podríamos seguir adelante si nos sobreviniera una catástrofe.

Para los Schwartz, como así se refiere el productor Steve Schwartz: "Tras la lectura del guión, jamás estuvimos dubitativos sobre si debíamos o no hacer esta película. Desde mediados del siglo XX, desde la invención de la bomba H, la gente se ha estado preguntando si la humanidad estaba enfrentándose al final. Pero desde el comienzo de este siglo, da la impresión de que a cada paso hay incluso más peligro. La gente cada vez está más obsesionada con la idea del fin del mundo. Y The Road dibuja una imagen de la que, con su devastación y realismo, no es posible apartar la mirada. Sin embargo, si el film se limitara a eso, no nos hubiera interesado. En cierto sentido, en el film el mundo se redime por el padre y el hijo, y por el amor que se profesan, y al final, hay un destello de esperanza".

Pero añade que no nos llamemos a engaño, The Road es una historia de terror, un desastre ecológico, una historia de apocalipsis posnuclear, pero una historia de terror al fin y al cabo. Desde el 11 de septiembre, la gente tiene buenos motivos para estar asustada, y "va a asustarse mientras ve nuestra película. Espero que la gente opine que se trata de una película de terror inteligente y, por supuesto, si en la actualidad somos inteligentes, hay mucho de lo que estar asustado. Pero quizá sea por lo realista que resulta el film que éste deviene tan terrorífico. Y Hillcoat es un genio en la creación de ese tipo de tensión, tanto dentro como fuera de la pantalla, que hace que nos retorzamos en la butaca".

Pero a fin de cuentas se trata de la esperanza, de mantener el fuego. Para el chico, se trata de no abandonar, de seguir hasta el final. "El chico divide a la gente en dos categorías. Por cuanto ha aprendido de su padre, los buenos son aquellos que no se comen a la gente, y los malos los que sí lo hacen" —comenta Paula Mae Schwartz—, "y ese es el motivo por el que le pregunta al Veterano, con quien se cruza tras el fallecimiento de su padre, ‘¿Eres de los buenos?’ ¿Te comes a la gente, o no?"

"Para mí, lo terrorífico es que no se trata de zombis comiéndose a la gente, sino de gente comiéndose a gente, es gente como nosotros" —añade Steve Schwartz.

"La Tierra en sí misma deviene miembro del reparto" —continúa—. "No concretamos cuál ha sido la causa del apocalipsis, aunque es manifiesto que ha habido alteraciones profundas en el planeta, y no son buenas. Se trata de una afirmación sencilla, pero ¿de qué modo lo llevábamos a término? Y una vez que hubiéramos ahondado en los detalles de todo ello, nos daríamos cuenta de que debíamos proponer una serie de normas según cómo nos propusiéramos alterar el planeta, y esas normas tenían que ser coherentes. Desde estadios muy primeros, me impresionó la férrea voluntad de John Hillcoat de abrazar este proyecto y de asegurarse de que este nuevo mundo que creábamos fuera coherente internamente. La visión de Hillcoat siempre fue clara. Era profunda y nunca experimentó cambio. Veía esto con suma claridad desde el mismo principio, y se agarró a ese enfoque, y creo que la cinta resultante expone ese nuevo mundo visualmente muy coherente e interesante".

"El libro de Cormac McCarthy se inicia tras el apocalipsis. Por supuesto, se ha querido así" —añade Paula Schwartz—. "Creo que uno de los resultados de ello, que verdaderamente incitan a la reflexión, es que la gente va a ser mucho más consciente de la multitud de causas que podrían haber causado realmente el fin de la Tierra, de tal modo que van a prestar mayor atención a la cuestión del medioambiente, a la posibilidad de una guerra nuclear, a la posibilidad de un acontecimiento planetario como el impacto de un cometa; creo que tomar conciencia de la fragilidad de la Tierra es de la mayor importancia para la historia que narramos, para que todos seamos tremendamente cautos".

Cuando McCarthy visitó el plató, mostró su contento ante las localizaciones que habíamos elegido, particularmente Nueva Orleans, donde recientemente había habido un auténtico desastre natural. La naturaleza y el entorno son de la mayor importancia para este film.

"Lo que realmente me encantaba de este libro" —comenta Hillcoat—, "que es lo que admiro de Cormac McCarthy, es su actitud resuelta a la hora de explorar las profundidades de la humanidad sin temor a lo horrorosos que realmente podemos ser y a lo mucho que somos nuestro propio y absoluto peor enemigo en el planeta, condición que siempre ha sido y será así. Y con todo, lo que resulta extraordinario de su novela, que no aparece en sus otros libros, es toda esa increíble riqueza emocional y ternura entre padre e hijo que reside en la esencia de esta historia".

"Y el mundo. Lo que también me encanta del libro es que no hay discusión ni proclamación acerca de lo que ha pasado realmente. De hecho, ni siquiera se sabe lo que ha sucedido. Muchas cosas quedan sin decir del modo en que deben quedar sin decir porque, ya se sabe, si sucede un desastre de esa magnitud, sea por causa nuclear, por impacto de un cometa, o por lo que sea, desde el mismo día en que tiene lugar, inmediatamente, sería del todo irrelevante saber lo que ha ocurrido exactamente y qué lo ha causado. Desde ese día, la gente va a estar muy ocupada luchando por encajar la nueva y radical situación; el modo en que el Hombre sobrelleva la situación, una mezcla de tensión efectiva y confusión, me parece original a la vez que absolutamente inquietante y perturbador. Transmite una sensación particularmente realista y especialmente relevante para estos tiempos que corren".

"Es una historia bíblica" —comenta Paula Schwartz—. "La historia del triunfo del amor sobre el mal. Creemos que, cuando la gente abandone la sala, lo hará con la buena sensación de que hay esperanza".