La sombra de los otros está protagonizada por la candidata al Oscar® en cuatro ocasiones Julianne Moore (Hannibal, Misteriosa obsesión, Lejos del cielo, Las horas), los ganadores del Globo de Oro Jonathan Rhys Meyers (Misión imposible III, Match Point, "Los Tudor") y Frances Conroy ("A dos metros bajo tierra"), Jeffrey DeMunn (La milla verde, "The Walking Dead"), Nathan Corddry ("United States of Tara") y Brooklynn Proulx (Proyecto Lazarus). A partir de un guión original de Michael Cooney (Identidad), la película está codirigida por Måns Mårlind y Björn Stein (Storm (La tormenta)), y producida por parte de NALA Films por Emilio Díez Barroso (En el valle de Elah) y Darlene Caamano Loquet (Como la vida misma) y por parte de Flagrant Films por Mike Macari (La señal (The Ring)) y Neal Edelstein (Lo que no se ve (The Invisible)). El montaje corre a cargo de Steve Mirkovich (La pasión de Cristo) y el diseño de producción de Tim Galvin (Borderland, al otro lado de la frontera). El director de fotografía es Linus Sandgren (Storm (La tormenta)). Luca Mosca (21 Black Jack) ha realizado el diseño de vestuario, mientras que John Frizzell (Tenure) se ha encargado de componer la banda sonora.
Acerca de la producción
Los socios en la producción Mike Macari y Neal Edelstein leyeron por primera vez el guión de La sombra de los otros en 2004. "No podías dejar de leer", asegura Macari. "Me absorbió por completo desde el principio y estaba deseando averiguar qué iba a pasar a continuación. Al final, no era para nada lo que esperaba cuando empecé. Ya he leído el guión cientos de veces y me sigue pareciendo excelente cada vez que lo hago".
Macari explica que La sombra de los otros forma parte de una nueva ola de películas de terror y considera que su guionista, Michael Cooney, ha logrado crear personajes ricos y creíbles que ponen La sombra de los otros en una categoría propia. "Michael Cooney es un guionista fenomenal", afirma el productor. "Sus diálogos son muy agudos, pero también sabe escribir material verdaderamente espeluznante y aterrador, así que ofrece el lote completo. Sientes que es un mundo real, con gente real, y está escrito muy inteligentemente, pero también consigue darte un susto de muerte".
Cooney siente desde hace tiempo un gran interés por el fenómeno de las personalidades múltiples. Otro de sus guiones anteriores, Identidad, ofrecía una visión surrealista de la mente de una persona con personalidad múltiple. "Uno de los detalles que incluí en el guión es que ningún personaje llama igual a Cara", señala. "Soy papá para mis hijos, cariño para mi mujer y Michael para mis amigos. Somos personas distintas para las distintas personas de nuestra vida, y nos comportamos de manera diferente en situaciones diferentes. La mayoría de la gente lo sabe. Hay algunas personas en las que eso se confunde. Este guión es producto de mi fascinación por las múltiples personalidades que adopta la gente en su vida diaria".
Cooney aprovechó además su pasión por el misterio para elaborar la trama de La sombra de los otros. "¿Será Cara capaz de encajar todas las piezas a tiempo de salvar a quienes más le importan?", pregunta. "No deja de morir gente a su alrededor porque no consigue desentrañar el misterio. Adoro las películas de terror, pero también me crié con películas de Sherlock Holmes y Agatha Christie. Me encantan las películas donde hay un enigma que resolver. Me gusta saber que el escritor sabe exactamente qué dirección va a tomar la historia en todo momento y espero haber conseguido eso en esta película".
La sombra de los otros es el primer filme norteamericano de la pareja de directores formada por Måns Mårlind y Björn Stein, cuyo thriller de acción sueco Storm (La tormenta) cosechó excelentes críticas y les valió para llamar la atención de todo el mundo. "Supimos que Måns y Björn eran los adecuados para este proyecto en cuanto los conocimos", afirma la productora Darlene Caamano Loquet. "Nos había gustado mucho Storm (La tormenta), pero fue su visión para esta película, anteponer la historia a todo lo demás, lo que nos demostró que eran perfectos para ella. NALA no suele meterse en el género de terror, pero este guión era tan apasionante, centrado en personajes tan interesantes y el planteamiento que nos ofrecieron los directores era tan original, que decidimos que queríamos producirlo".
Los directores decidieron que La sombra de los otros se convirtiera en su primer proyecto en Hollywood en cuanto leyeron el guión. "Después de Storm (La tormenta) buscábamos algo que tuviera sustancia, pero que siguiera estando en el terreno del misterio", explica Mårlind. "Habíamos recibido muchos guiones y algunos eran buenos, pero no eran los adecuados para nosotros. Cuando te pones a hacer una película, tienes que pasarte al menos un año trabajando en ella. Cuando encontramos esta, fue nuestra primera historia de amor con un guión norteamericano. Tienes que plantearte seriamente: ¿Esta es la nuestra? Y decidimos que sí lo era".
Tanto a Stein como a Mårlind les atrajo el insólito equilibrio que mantiene La sombra de los otros entre un drama serio y sustos de verdad. "A Michael Cooney se le da bien meterte en algo para luego llevarte por otro camino", observa Stein. "Domina el arte de ir dando poco a poco un giro a la historia hasta acabar en un sitio completamente distinto al que pensabas que terminaría".
"No vimos venir el final", concuerda Mårlind. "Siempre que leemos algo que nos sorprende, sabemos que es bueno, porque hacemos la película para nosotros mismos. Somos nuestro propio público objetivo".
"Nos gustaba cómo la historia iba cogiendo cuerpo poco a poco", prosigue. "Muchas de las películas que se hacen hoy día se precipitan mucho. Necesitan decapitar a alguien en el primer par de minutos de la película en lugar de confiar en el material e ir desarrollando los personajes".
Aunque las parejas de directores no son algo excepcional, la manera en que Mårlind y Stein trabajan conjuntamente sí lo es. Los dos miembros de esta pareja se alternan cada día en la silla del director. "En la mayoría de estos equipos, uno se ocupa de la cámara, mientras el otro se encarga de los actores. Cuando empezamos a trabajar, nos dimos cuenta de que a los dos nos encanta hacerlo todo. Así que el único modo de que pudiéramos hacerlo es estando al mando un día sí y otro no".
"Cuando dirijo, yo soy el director de ese día", explica. "Hablo con los actores y me ocupo de la cámara y Björn se sienta junto a mí y se dedica a ser lo que llamamos mi mejor amigo. Ve las cosas como un director, pero no lleva la batuta. Se puede sentar tranquilamente tomando un café y susurrarme cosas. A menudo, la verdad es que el mejor amigo dirige al director. Puede ver las cosas con mucha más calma y hacerme comentarios del tipo: ya lo tienes, pasad a otra cosa, o no ha quedado bien, repetidlo".
Ambos concuerdan en que lo que hace que eso funcione son dos factores fundamentales: confianza y gusto. "La clave es que nos conocemos desde hace 28 años", explica Stein. "Tenemos los mismos gustos. Aun así, creo que tenemos que ser más meticulosos todavía en preproducción. Tenemos que discutirlo todo, cosa que no necesita hacer un director que trabaja solo, que puede ir viendo las cosas a medida que llegan".
"Fue una forma muy interesante de trabajar", comenta Macari. "Han creado un sistema donde son básicamente iguales y van alternando días. Si haces una pregunta a uno de ellos, recibirías la misma respuesta de cualquiera de los dos, así que no hace falta preguntar a ambos y negociar. Presentan un frente unido".
Mårlind y Stein se conocieron de niños, cuando sus familias pasaban los veranos en la misma localidad, y no tardaron en descubrir que compartían una gran pasión por el cine. "Nos colábamos en una sala de cine en la que podíamos ver películas para mayores de 18 años", recuerda Mårlind. "Cuando teníamos 13 o 14 años, nos pusimos a rodar nuestras propias películas, empezando por cintas de terror: Miércoles 11 fue uno de nuestros primeros trabajos".
"Tenemos formas diferentes de dirigir, dos estilos de dirección, porque somos personas distintas", explica Stein. "Pero solemos acabar coincidiendo en lo que se refiere a lo que nos gusta. Yo diría que estamos de acuerdo el 95% del tiempo".
En las raras ocasiones en las que sus instintos creativos divergen, los directores utilizan una técnica que han desarrollado a lo largo de muchos años de colaboración. "Tenemos un sistema de cartas", elabora Stein. "Cada uno de nosotros puede jugar hasta tres cartas durante el rodaje. De modo que, si le toca a él llevar el cotarro ese día y yo opino que algo no está bien, puedo jugarme una carta. Eso significa que también tendrá que hacer las cosas a mi modo. Pero solamente puedo hacerlo tres veces a lo largo de todo el rodaje".
Merece la pena señalar que, durante el rodaje de La sombra de los otros, ninguno de los directores jugó ninguna de sus cartas.
"Cuando hablamos con otros directores sobre nuestro sistema de trabajo, sienten una cierta envidia", comenta Mårlind. "Dirigir es muy duro. Es agotador. Y cuando estás agotado, puedes volverte descuidado o irritable. A nosotros no nos pasa. En ese sentido, nos hacemos muy fuertes. Otros directores nos oyen y piensan: yo quiero hacer eso, pero no es algo que la mayoría de la gente pueda hacer".
Su sistema de trabajo igualitario se extiende más allá de la pareja profesional que forman. "Mucha gente opina que dirigir es la última dictadura", observa Mårlind. "Nosotros creemos que todo el mundo debería saberlo todo. El ayudante de atrezo puede dirigirse a mí y decirme: oye, ya que esto va de su madre, quizá deberíamos poner esto aquí. Y sabe eso porque le contamos lo que hay detrás de esa escena. Si todo el mundo lo sabe, creemos que eso refuerza la película".
"Trabajar en Estados Unidos es algo distinto a trabajar en Suecia", opina Stein. "Estábamos acostumbrados a trabajar con equipos pequeños y tener que motivar mucho a la gente a nivel personal, porque no hay presupuesto para nada. Creo que aquí a veces no hace falta tanto hacer eso, porque se lleva mucho más como un negocio. Pero lo hicimos igualmente".
Mårlind y Stein citan como influencias El exorcista, La profecía y El resplandor como fuentes de inspiración para La sombra de los otros. "Creo que, si te fijas en Kubrick, que dirigió El resplandor, no era realmente un director de cine de terror, de manera similar a Ridley Scott, que no era un director de ciencia ficción, pero hizo Blade Runner", señala Mårlind. "No tienes por qué estar especialmente interesado en el género para conseguir un buen resultado. Es mejor contar con un director que pueda aportarle algo más porque, si haces que todo sea terror, terror, terror, se vuelve tedioso. Por eso decidimos concentrarnos en el elemento dramático".
Si los directores tuvieran que catalogar su película, dirían que la calificarían de thriller sobrenatural. "Tiene otros muchos elementos entremezclados, pero se trata básicamente de eso", opina Stein. "Suceden muchas cosas oscuras y terroríficas".
Macari se muestra convencido de que las decisiones de los directores contribuyeron a amplificar esos elementos. "El resultado es mucho más intenso y mucho más aterrador y extraño de lo que parecía sobre el papel, y es perfecto", asegura Macari. "El público se verá muy interesado en resolver el misterio central de la película. Es decididamente impredecible, espeluznante y escalofriante".
El reparto de La sombra de los otros
Aunque Michael Cooney reconoce que su guión ofrece la clase de emociones y escalofríos que esperan los aficionados al cine de terror, destaca el calibre del reparto de La sombra de los otros como prueba de que la película también trasciende el género. "Pasan cosas muy interesantes y propias de una buena película de miedo, pero también hay algo más", afirma el guionista. "No habríamos logrado interesar a Julianne Moore, Frances Conroy y Jonathan Rhys Meyers a menos que la historia ofreciera algo más que eso".
Julianne Moore, que interpreta a Cara, asegura que le encantan las películas que la asustan y la mantienen en vilo con giros inesperados. "Esta película va a ser increíblemente amena, cargada de suspense y terrorífica. Me gusta mucho cuando voy al cine y la trama no resulta evidente. Måns y Björn abordaron la película como un drama en el que suceden hechos aterradores. No tienes ni idea de dónde viene el peligro. No sabrías decir si es realista o sobrenatural. Creo que esa tensión consigue dar como resultado una magnífica película de miedo".
El estilo de dirección "por relevos" de Mårlind y Stein no desconcertó a la actriz. "Forman un equipo formidable y la verdad es que no resulta nada extraño", opina. "Lo tienen todo sumamente preparado. Han tomado todas las decisiones juntos. Prepararon un libro que servía de guía para todos los planos de la película. Saben perfectamente lo que quieren pero, aun así, también muestran una gran flexibilidad".
"En nuestra primera reunión, Måns y Björn llegaron con un libro enorme de referencias visuales, una cinta con música y toda una serie de listas de los planos del filme", prosigue Moore. "Al salir de la reunión, básicamente había aceptado hacer la película".
El hecho de que las creencias de Cara se mantuvieran en esa línea que separa la ciencia y la religión resultaba fascinante para Moore. "Cara es muy racional, pero también sumamente espiritual", señala Moore. "Así que tiene su doctrina religiosa y su doctrina científica, y cree que las cosas van por un camino o por el otro. Se vale tanto de la ciencia como de la religión para encontrarle sentido a las cosas".
La interpretación de Moore aporta una mayor dimensión, mucho más humana, a Cara, en opinión de los directores. "Le explicamos cómo veíamos nosotros el personaje", recuerda Mårlind. "Es madre, es psiquiatra y es una luchadora. Tiene una visión del mundo muy rígida. Julianne le aportó cierta extravagancia al personaje. La veía como una mujer que no había llegado a dejar atrás su época de estudiante. Es esa chica de la primera fila que necesita que sepas que lo sabe todo".
Mårlind considera que Moore es "la montaña que lleva el peso de la película. Lo lleva todo a cuestas". Pero el enigma, el motor que mueve la película, según el director, es Jonathan Rhys Meyers y el personaje que interpreta. "Cada vez que creemos haberlo calado, se saca otra cosa de la manga todavía más extraña e inexplicable. Y lo hace de manera muy convincente".
Mike Macari recuerda sentarse en el plató de rodaje, observando a Rhys Meyers en algunas de las escenas más complicadas del guión y pensar que ningún otro actor podría haber interpretado ese papel. "Jonathan lo dota de una intensidad y pura emoción que resultan asombrosas. Es uno de los papeles más duros que cabría interpretar y superó con creces todas nuestras expectativas".
Rhys Meyers no es un actor que se pase los fines de semana leyendo veinte guiones. "Si llego a leerme todo eso en dos años, ya es mucho", comenta. "Cuando me leí este, sabía que era extraordinario. Hacía mucho tiempo que no veía una película tan original. La mayor parte del cine de género parte de una buena idea visual y por eso no suele funcionar. La sombra de los otros partía de la base de una buena historia. Woody Allen me dijo que el 96% de las películas fracasan antes siquiera de poner en marcha la cámara porque simplemente no tienen historia".
La interpretación que ofreció el actor superaba la visión que tenía Michael Cooney del personaje. "Pedimos a estos actores que hicieran cosas extraordinarias, pero más que a nadie a Jonathan", afirma el guionista. "Acaba interpretando seis o siete papeles distintos. Mientras lo escribía, me imaginaba a varios actores diferentes interpretándolos para ayudarme a crear personajes muy diferenciados. Y luego pedimos a Jonathan que los interpretara todos".
Al principio, a los directores les preocupaban las dificultades que tendría cualquier actor para encarnar personalidades tan dispares. "¿Cómo iban a ser muy distintas si la misma persona las estaba interpretando todas?", se pregunta Stein. "¿Qué pasa con sus voces, sus diferentes atributos físicos? Jonathan se mostró meticuloso a la hora de reflejar todos estos elementos".
El contraste entre las personalidades está muy marcado, tanto emocional, como psicológica e incluso físicamente. "Uno es daltónico, otro no", comenta Rhys Meyers. "David es un antiguo jugador de fútbol americano de instituto de 16 años que vive en un pueblecito aislado. Está paralizado de cintura para abajo. Adam es de Nueva Jersey. Es un chico duro y con bastante talento como artista, pero lleva toda la vida entrando y saliendo de la cárcel y otras instituciones. Wes es un rockero satánico, sus padres son ambos profesores, pero él decidió que quería irse y actuar con un grupo de rock".
Los directores pidieron a Meyers que ideara algún tipo de manifestación física de las transiciones de una personalidad a otra de su personaje, a lo que se refieren como "desgarrarse". "Pasamos semanas hablando sobre cómo debía desgarrarse y lo que tendríamos que hacer en posproducción para que resultara convincente", recuerda Mårlind. "Entonces llegó Jonathan y empezó a desgarrarse de una manera que resultaba mucho más impactante que cualquier cosa que se nos pudiera haber ocurrido".
El propio actor nos lo explica: "Intenté imaginar cómo sería físicamente si tratara de meter una gran roca en un espacio muy reducido. Lo que se me acabó ocurriendo fue una especie de ataque epiléptico".
Todos quedaron impresionados durante el rodaje con la intensidad de las transformaciones de Rhys Meyers. "Hay un momento en la película en el que la Sra. Bernburg, interpretada por Frances Conroy, viene a visitarlo", comenta Mike Macari. "Era el primer día de Frances y no había visto nunca la transformación. La cara de sorpresa que se le quedó fue divertidísima. Creo que mi reacción también fue algo similar. ¡Cielo santo!".
Conroy, cuyos trabajos abarcan el cine, la televisión y Broadway, dotó al papel de su abundante talento, en opinión de los realizadores. "Aporta una gran sensatez, empatía y corazón a su personaje", comenta Stein.
"Julianne siempre dice que tiene un pequeño tarro de interpretación", explica Mårlind. "Y no puedes gastar demasiado del tarro porque entonces se quedará vacío antes de acabar el día. Pero todos coincidimos en que Frances tiene una jarra entera de interpretación. Hace toma tras toma y siempre pone mucha emoción y autenticidad".
La niña de ocho años Brooklynn Proulx interpreta a Samantha, la hija de Cara Jessup. "Esta pequeña ya tiene un currículum que supera a los nuestros", comenta Stein. "Es uno de esos actores infantiles a los que interpretar se les da tan bien o mejor que a los adultos, porque pueden dejarse llevar y meterse en el mundo de fantasía. Hay una escena en la bañera hacia la mitad de la película que es una larga toma sin corte alguno. Con niños, lo normal es no poder hacer algo así, tomas largas en las que todo el ritmo y el diálogo salga perfecto".
Pero con Proulx sí fue posible. "Creo que hicimos cuatro tomas", recuerda Mårlind. "Lo clavó todas las veces".
El célebre actor teatral Jeffrey DeMunn interpreta al padre de Cara, el doctor Harding. "Es en cierto modo la antítesis de Cara, sin prejuicios e interesado en todas las posibilidades", explica Stein. "Y, a veces, tiene razón. Ella lo sabe, así que no puede descartarlo. Ella está más centrada en demostrar que su padre se equivoca que en los propios hechos. Si te concentras en algo erróneo, puedes pasar por alto muchas cosas".
"Jeffrey dotó al personaje de una gran simpatía, lo que suavizó en parte la competitividad existente entre ellos", prosigue Stein. "Hay actores que pueden conseguir que casi cualquier línea de diálogo cobre vida y él es uno de esos que pueden decir sus diálogos y hacer que suene a como hablan las personas en la vida real".
Los directores atribuyen a Cooney el mérito de crear una relación padre-hija realista con la que Moore y DeMunn pudieran trabajar. "También se trata de una historia familiar", observa Mårlind. "Cuando intentas escribir sobre el amor entre miembros de una familia es muy fácil caer en lo cursi. Tal como lo ha escrito Michael, se insultan y se enfadan entre ellos, pero sientes que es todo por amor".
Mårlind no duda en señalar que La sombra de los otros es, ante todo, "una máquina de sustos". Pero, asegura, únicamente funciona tan bien como lo hace porque se fundamenta firmemente en la realidad y en unas sólidas interpretaciones. "Si se compara con la mayoría de las películas de miedo actuales, es distinta. Está metida en un mundo realmente aterrador, pero se cimenta en algo real. Si no tienes esa base en un thriller, no deja de ser una sucesión de decapitaciones de chicas y es básicamente pornografía. Pero cuando hay una idea detrás de todo, puede resultar sumamente efectiva".
"Y por efectiva", agrega, "quiero decir espeluznante".