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AGORA es la quinta película de Alejandro Amenábar tras el reconocimiento internacional de Mar Adentro (Oscar a la Mejor Película Extranjera en 2005) y su segunda producción rodada en inglés después de Los Otros.

Protagonizada por Rachel Weisz (Óscar por El jardinero fiel), AGORA cuenta con un sólido elenco en el que figuran actores como el joven Max Minghella (Syriana), Oscar Isaac (Red de Mentiras), Rupert Evans (Hellboy), Ashraf Barhom (The Kingdom), Sami Samir (Natividad) y el veterano actor francés Michael Lonsdale (Munich). Alejandro Amenábar firma el guión junto a Mateo Gil cuya producción ejecutiva corre a cargo de Fernando Bovaira.


Un capítulo de la historia inédito en el cine
"Perdidos entre libros de historia y astronomía durante estos tres años, Fernando Bovaira, Mateo Gil y yo hemos acabado atrapados en el Egipto de hace 1.700 años. Es sorprendente comprobar cómo un mundo tan legendario: la Biblioteca de Alejandría, la Vía Canópica, el Faro… parece haber sido condenado al olvido, sobre todo por el cine".

Después del Oscar por Mar adentro, Alejandro Amenábar invita al espectador a que "sienta y huela una civilización remota como su propia realidad". ÁGORA es un viaje insólito al Egipto de hace dos milenios, a la mítica ciudad de Alejandría y a la dramática destrucción de su Biblioteca. Inspirándose en hechos reales nunca antes llevados al cine, el cineasta ofrece en su quinta película un espectáculo a gran escala de contundente energía.

La mirada del cineasta recoge la aventura individual de los alejandrinos, sus placeres y pasiones, en un periodo de grandes turbulencias. En las calles de la ciudad hay una revolución en marcha, alimentada por el declive de la civilización grecorromana y el vigoroso avance del cristianismo. Símbolo de tolerancia y convivencia entre culturas, Alejandría parece inmersa en las convulsiones previas a un cambio de orden.

Rodada en inglés, ÁGORA cuenta con un reparto internacional. Rachel Weisz, Oscar por El jardinero fiel, interpreta a Hipatia de Alejandría. El joven actor Max Minghella (Syriana) da vida al esclavo Davo. Junto a ellos, el director ha reunido un sólido elenco: Oscar Isaac (Red de mentiras), Rupert Evans (Hellboy), Ashraf Barhom (The Kingdom), Sammy Samir (Natividad) y el veterano actor francés Michael Lonsdale (Munich).

"Todo comenzó interesándonos por la Teoría de la Relatividad como hobby", recuerda el director. "Queríamos saber más sobre conceptos tan relacionados con el cine como el tiempo y el espacio. Esa curiosidad inicial se convirtió en una ventana que posteriormente se abrió a otras muchas cosas".

Según recuerda Mateo Gil: "Llegamos a la historia de Hipatia documentándonos para un proyecto más amplio, protagonizado por varios personajes que habían sido capaces de pasar por encima de sus circunstancias y del momento histórico que les había tocado vivir, mirando a las estrellas y preguntándose quiénes somos, dónde estamos y qué sentido tiene todo esto. Descubrimos que Hipatia, su historia y su entorno social -la Alejandría de su época-, resumían el proyecto en su totalidad".

Alejandro Amenábar y Mateo Gil investigaron a fondo la biografía y el periodo histórico de Hipatia. En un principio quedaron sorprendidos por el desconocimiento actual que rodea su figura. A medida que profundizaban en el personaje confirmaron la vigencia de su carácter: una mujer a contracorriente que defiende los valores en los que cree, poniendo en riesgo su vida si es necesario. Las circunstancias en las que murió Hipatia son tan extraordinarias como el resto de su biografía. El clima de violencia y enfrentamiento que vivía Alejandría y la postura de Hipatia ante la debacle sociopolítica la han convertido en un mito con el que, sin duda, se sentirán identificados los espectadores contemporáneos.

"Una de las cosas que más nos sorprendió durante la búsqueda de documentación fue descubrir que en realidad existieron dos bibliotecas de Alejandría. La primera ardió durante la llegada de Julio César. La película trata de la segunda, porque Hipatia fue una de las protagonistas en la historia de su destrucción. Es un periodo que el cine no ha tratado y que nos pareció que podría resultar fascinante para el espectador", señala Alejandro Amenábar.

"Acerca de Hipatia hay muy poca documentación", asegura Mateo Gil. "Leímos todo lo posible. Pero todo el trabajo científico que ella hizo se perdió. Únicamente se sabe que fue muy buena matemática y mejor astrónoma; que en astronomía superó a su padre, que fue un matemático bastante reconocido".

Tras la lectura, llegaron las verificaciones y la necesidad de contrastar con expertos los hechos recogidos por los dos guionistas. Para ello contaron con diferentes asesores externos, reconocidos especialistas en sus respectivos campos que ayudaron a Alejandro Amenábar y a Mateo Gil a ser todavía más precisos en el dibujo de su aventura histórica.

"La asesoría se desarrolló en diferentes etapas y aspectos", explica Fernando Bovaira. "Elisa Garrido, una reconocida especialista en la historia de la mujer en la Antigüedad clásica, asesoró durante el desarrollo del guión sobre los aspectos históricos. Más tarde, Justin Pollard, que ha ejercido como asesor de rodaje en producciones como Expiación -y autor de un libro precisamente sobre Alejandría, "The Rise and Fall of Alexandria: Birthplace of the Modern Mind"-, se incorporó en la última fase de preproducción. Vino a Malta, se entrevistó con todos los jefes de equipo, y habló con Alejandro sobre los detalles de la dirección artística".

Justin Pollard certificó que todo lo que se estaba haciendo tenía autenticidad, que era coherente con la época que el cineasta deseaba reflejar.

"Creo que hay que buscar la autenticidad", señala Justin Pollard. "No se puede pretender conseguir una veracidad absoluta cuando hay tantas cosas que no podemos saber. Lo importante no es si uno está de acuerdo o no con cada trabajo académico, sino que el público crea que está en un mundo auténtico. Que suspendan su capacidad de incredulidad y piensen que todo es creíble, que están andando por las calles de Alejandría que es una ciudad espectacular presentada de una manera espectacular. Es una enorme ciudad antigua, el lugar donde Alejandro el Grande fue enterrado. Es uno de los centros del Mundo Antiguo, el puerto más importante del Mediterráneo. La escala de la producción es físicamente enorme, como lo es mental y emocionalmente la historia que cuenta".

Además de a expertos en el Mundo Antiguo, Fernando Bovaira, Alejandro Amenábar y Mateo Gil escucharon a dos investigadores y científicos: Javier Ordóñez y Antonio Mampaso.

"Javier Ordóñez nos ofreció una brillante solución geométrica para el misterio que intenta resolver Hipatia, a través del cono de Apolonio", recuerda Mateo Gil.

Antonio Mampaso estuvo presente en todo el proceso de desarrollo de la película, desde el guión hasta el rodaje, donde supervisó la utilización de los instrumentos astronómicos que aparecen en pantalla, y dónde ejerció de coach científico de Rachel Weisz. Además compartió un viaje con los responsables de la película, que resultó decisivo para la configuración de muchos detalles del film.

"Siempre me parece imprescindible visitar los lugares en los que transcurren mis historias, y es muy estimulante llegar a un sitio que sabes que ha pisado el personaje sobre el que trata tu película", afirma el director. "Antonio Mampaso es un cazador de eclipses y nos sugirió que le acompañáramos a ver uno en Egipto. Finalmente decidimos no incluir ningún fenómeno inusual en la historia, pero fue una experiencia maravillosa. El viaje nos sirvió para encontrar ciertos elementos que han ayudado al planteamiento visual de la película, como los sorprendentes retratos de Al Fayum. Y, sobre todo, la mezcla de elementos egipcios, grecorromanos y cristianos. Esa combinación está muy presente en ÁGORA".


Hipatia de Alejandría
Hija de Teón, el último director de la legendaria Biblioteca de Alejandría, Hipatia vivió durante el siglo IV de nuestra era, momento en el que se inicia la decadencia del Imperio Romano y el mundo cambia hacia un nuevo orden. Astrónoma, matemática y filósofa, Hipatia fue una destacada científica y un símbolo de tolerancia en su Alejandría natal. Aunque sus trabajos científicos se han perdido, la historia nos devuelve el retrato de una mujer fuerte que dedicó su vida a la búsqueda de la verdad.

"De Hipatia hemos intentado contrastar todo lo que se sabe", afirma Alejandro Amenábar. "Se sabe mucho de su muerte, se sabe mucho de lo que significó en su momento en la ciudad, de ella como personaje. Se sabe mucho de lo que simboliza. Pero realmente se sabe muy poco de su trabajo. Al introducir toda una trama astronómica a través de su personaje hemos especulado sobre el alcance de los estudios de Hipatia. Incluso sobre hasta dónde podría haber llegado la civilización antigua de no haberse dado ese traspié que fue la Edad Media y la caída del Imperio Romano, de no haberse paralizado el mundo durante 1.500 años".

La actriz británica Rachel Weisz, ganadora del Oscar por El jardinero fiel y conocida por el gran público por títulos como La Momia, interpreta a Hipatia, la brillante astrónoma.

"No había oído hablar de ella", dice Rachel Weisz, "y me quedé asombrada cuando leyendo descubrí cosas sobre ella que la mayoría desconocemos. Fue una mujer asombrosa con una vida extraordinaria. Se convirtió en un mito en el siglo XVIII, entre los poetas románticos europeos. La idealizaron en sus poemas convirtiéndola en una heroína romántica. Me atrevería a decir que, en parte, porque fue un símbolo de la pasión por el conocimiento y la razón, y en parte porque murió a manos de un grupo fundamentalista".

"Hipatia reunía dos condiciones muy interesantes", apunta Mateo Gil, "por un lado representaba claramente la mentalidad griega, la búsqueda de la verdad a través de la reflexión, en un mundo en el que las religiones tenían mucho poder en la vida diaria, y luchaban por aumentar ese poder. Por otro lado, Hipatia era una mujer en un mundo de hombres. Era una mujer que quería llevar su vida como lo hubiera hecho un hombre, tener la misma libertad para investigar y dedicarse a la filosofía como su padre. Por lo cual decidió no entregarse nunca a un hombre, para que no le restara la libertad que necesitaba".

Hipatia de Alejandría entró en la historia rodeada de leyendas, muchas de ellas relacionadas con su vida personal. Admirada por su inteligencia, respetada por su destacado lugar en la jerarquía social de la ciudad, las fuentes la dibujan como una mujer de gran belleza que despertaba pasiones. En ÁGORA, dos hombres la ambicionan: su esclavo Davo, y Orestes, un alumno que llegaría a prefecto de Alejandría.

"Davo es un personaje inventado", explica Alejandro Amenábar, "pero es un personaje llave que nos permite conocer cómo funcionaba la ciudad, el entorno de Hipatia, la sociedad grecorromana, y el Mundo Antiguo en general; cómo se entendía la esclavitud en el siglo IV. Davo duda si convertirse en cristiano. A través de él conocemos el cristianismo en sus primeros años. Cómo pasó de ser una religión perseguida a ser una religión dominante. Davo se convierte en parabolano, que era una facción religiosa muy característica de la época, un grupo de monjes que empezó siendo una orden de ayuda a los más necesitados y acabó convirtiéndose en un brazo armado de la Iglesia".

El joven actor británico Max Minghella interpreta a Davo tras participar en un exhaustivo casting realizado en Londres bajo la supervisión de Jina Jay, responsable en la selección del elenco de proyectos de la magnitud de El lector, Expiación o Munich, y que ya trabajara con Alejandro Amenábar en The Others (Los otros).

"Davo está muy enamorado de ella a pesar de no sentirse correspondido. La película nos muestra esencialmente a dos personajes apasionados que se cruzan e interactúan en sus respectivas vidas durante un periodo de la historia muy dramático", dice Max Minghella.

"La idea de Alejandro de que el esclavo de Hipatia se convirtiera al cristianismo en la película fue muy afortunada", señala Mateo Gil. "Porque eso nos permitía unir los dos mundos de los que estábamos hablando".

El actor de origen guatemalteco Oscar Isaac, al que hemos podido ver recientemente en Red de mentiras, realiza una prodigiosa transformación a lo largo de la película. En un principio le conocemos como un discípulo especialmente soñador de Hipatia. A lo largo del metraje, asume las responsabilidades militares y políticas de la ciudad, convirtiéndose en la cabeza visible del Imperio Romano en Alejandría.

"Orestes es el típico ejemplo de la juventud aristocrática alejandrina, esos chicos que se están formando y puliendo para convertirse en uno de los líderes del mañana", matiza Oscar Isaac. "Algunos de ellos son muy ambiciosos. Otros se deslizan por la vida gracias al dinero de papá y mamá. Orestes es simpático, un poco arrogante, un poco testarudo. Se enamora de Hipatia e intenta seducirla".

"A través de Orestes contamos una de las anécdotas más célebres que circulan acerca de Hipatia y de sus relaciones con los hombres", recuerda el director. "Pero Orestes además tiene un papel clave en la segunda parte de la película: personifica la conciliación y el diálogo en la vida política".

La tensión entre los tres personajes es continua, un romántico triángulo que saltará por los aires cuando comiencen las luchas intestinas en las calles de Alejandría. El conflicto que azota el mundo de Hipatia aboca en una profunda transformación durante la segunda parte de la historia narrada en ÁGORA. Los protagonistas también cambian. El trabajo de Gabriella Pescucci como directora de vestuario es clave para comprender esa evolución. Ganadora de un Oscar por La edad de la inocencia, y responsable del vestuario de títulos tan significativos como Charlie y la fábrica de chocolate, Las aventuras del Barón de Munchausen o Érase una vez en América, la diseñadora italiana explica de la siguiente manera el tratamiento de color aplicado a los distintos protagonistas de esta historia.

"Parto del principio de que el color para mí es siempre muy importante, es fundamental en mi trabajo. Hipatia en la primera parte lleva un vestuario claro, luminoso porque vive en un mundo griego de filósofos y estudiantes. Los paganos también visten colores claros. Mientras que los cristianos se distinguen porque van de gris. Esta diferencia fue una sugerencia de Alejandro en la que estuvimos completamente de acuerdo. Después del asedio a la Biblioteca, Hipatia es una mujer más fuerte y empieza a llevar colores profundos porque la destrucción de los libros le ha supuesto un gran dolor. Para el último vestido que llevaba Hipatia tardé semanas en decidirme, tenía cerca de doscientos tonos distintos del mismo rojo. En la escena final, cuando Hipatia está rodeada de los parabolanos, ese traje rojo en medio de la negrura del grupo, transmite una gran fuerza no física sino de pensamiento".

Una sociedad tan jerarquizada como la de la Alejandría del siglo IV necesitaba una estructura visual muy clara en la película que trasciende el color y bebe de la historia, y de una exhaustiva investigación.

"Durante los primeros años del movimiento feminista se hablaba mucho de Hipatia", recuerda Gabriella Pescucci. "Cuando Alejandro me habló de su proyecto, recordé aquello. Ella es griega pero también la única mujer de la Biblioteca, y trabaja en un mundo masculino. En el vestuario de Hipatia hay, por supuesto, referencias grecorromanas pero también masculinas, la suya es una toga masculina. Era una mujer muy valiente que intentaba vivir de la misma manera que los hombres. Por eso en la película no lleva velo, por ejemplo. Hay personajes, como Cirilo, en cuyo vestuario ha sido determinante la fisicidad del actor. A Sammy Samir, el color oscuro le quedaba particularmente bien porque reforzaba su aire hierático, inspirado por Dios. En cambio, para Sinesio la inspiración fue claramente bizantina pero acercándola al día de hoy, que es algo que hago a menudo en mi trabajo".

"La película es, definitivamente, la historia de una mujer que renuncia a comprometer sus ideales", dice Rachel Weisz. "Es algo extraño que alguien tenga que llegar al extremo de poner en juego su vida por defender sus creencias. Es algo increíblemente noble y admirable. Ella cree en la razón y en la duda, y no está dispuesta a apearse de ahí. Es muy valiente".


Una ciudad mítica, una producción extraordinaria
Sin duda, la ciudad de Alejandría tiene un papel destacado en la historia que cuenta ÁGORA. La mítica urbe soñada y encargada por Alejandro Magno para darle su nombre, vivió desde sus inicios volcada en el conocimiento, empeñada en reunir a los sabios más reputados de su tiempo. Estratégicamente situada en el norte de África, rápidamente desarrolló una gran riqueza comercial además de cultural. Era famosa en todo el Imperio por la diversidad de orígenes de sus ciudadanos, por su majestuoso faro, por la peculiaridad de su puerto, por la longitud de su Vía Canópica y por la energía que se respiraba en su ágora. Todo un reto para el equipo artístico de la película.

"Alejandría fue la primera ciudad diseñada de la historia", explica el director. "Se conserva nada o muy poco de la Alejandría original. Ahora se está rescatando mucho del mar. En la Alejandría del siglo IV dominaba la cultura grecorromana, porque fue un intento de Alejandro Magno de traerse Grecia a Egipto. Si hoy vas a las ruinas de la Biblioteca, me refiero a la segunda biblioteca, la que estaba en el Serapeo, ves la columna de Pompeyo que es absolutamente grecorromana rodeada de esfinges: una combinación perfecta entre los dos mundos".

"La Alejandría de la película era un auténtico crisol. Mucha gente muy diversa compartiendo un momento emocional y políticamente muy difícil. Con tantos problemas políticos, la gente estaba nerviosa; además había mucha miseria. Había mucha diferencia entre los ricos y los pobres de la ciudad. La fortaleza de la ciudad había sido siempre ese eclecticismo, esa gran mezcla, esa miscelánea buscada por sus fundadores. Sin embargo, esas diferencias que alentaron su evolución alimentaron también las semillas de su destrucción", explica Justin Pollard, asesor histórico de rodaje.

"En la Alejandría de Hipatia coinciden un montón de elementos que no sólo son interesantes de por sí", destaca Mateo Gil, "sino que guardan una sorprendente similitud con nuestro tiempo. Por un lado está el personaje de Hipatia, que quiere guiarse por la razón, se pregunta continuamente por qué las cosas son como son, e intenta llegar a la verdad; quiere investigar, descubrir, pensar, dudar. Por otro, hay todo un crisol de religiones y de intereses con muchas luchas de poder internas, que hacen del siglo IV un momento excitante".

Para convertir ese crisol de sensibilidades en un arquitectura tangible, Fernando Bovaira y Alejandro Amenábar le encargaron la dirección artística de la película al británico Guy Dyas, responsable de la construcción visual de títulos como Indiana Jones y la calavera de cristal o Superman Returns. Un profesional acostumbrado a los desafíos con mayúsculas que ha trabajado a ambos lados del Atlántico, y que aceptó con entusiasmo el encargo de Alejandro para levantar una ciudad legendaria en la que los actores se sintieran como en casa. Porque ÁGORA es una película de factura clásica, todo lo que aparece en pantalla se puede tocar.

"Guy es la combinación perfecta entre investigación (maneja muchísimas referencias reales) y su imaginación", asegura el director. "A día de hoy todavía hay elementos que recuerdo con sorpresa. Como el trono de Orestes, que es una idea original suya cuyos leones están inspirados en un diseño antiguo. Y destacaría cómo ha sido capaz de optimizar el dinero. Por ejemplo, en el ágora allá donde pongas la cámara siempre encuentras algo interesante, siempre encuentras fugas. Guy trabaja mucho con el dinamismo visual. Nunca hay líneas completamente rectas, siempre está jugando con requiebros, que hacen que el cuadro adquiera muchísimo dinamismo visual".

El equipo de ÁGORA se trasladó a la fortaleza Fort Ricasoli, en Malta, para hacer realidad los enormes decorados de la película, que incluyen viviendas de estilo grecorromano, el ágora del título, una prefectura romana, templos paganos, iglesias cristianas, un anfiteatro griego, la cátedra de Hipatia y las calles de la mítica Alejandría con su legendaria biblioteca.

"Alejandría era una especie de centro mundial educativo, la cuna del conocimiento, un lugar de peregrinaje cultural", dice Guy Dyas. "Y creo que para trasladar esa sensación al público de hoy era imprescindible levantar el tipo de arquitectura, grandiosa y elocuente, que rodeaba a sus habitantes. Todavía se pueden ver claramente estas pistas en las ruinas de Alejandría. Así de grande fue".

"Guy concebía Alejandría como una ciudad monumental y decadente", afirma el director. "Hemos insistido mucho en la decadencia, en la piedra desgastada, en la pintura desconchada. Por esa razón era muy interesante el uso del color en la arquitectura. Se sabe que tanto la escultura como la arquitectura en la antigüedad estaba pintada. Hemos optado por una especie de pintura lavada que le da gran riqueza y verosimilitud al decorado, pero lavándolo para que no pareciera una película con decorados de los años cincuenta".

"Un proyecto así implica mucha investigación", asegura el diseñador. "Siempre ocurre cuando se intenta reconstruir el pasado. Pero Alejandro fabricó una especie de manual de claves con un montón de referencias visuales y arquitectónicas muy valiosas para arrancar el proyecto. Luego los decorados fueron alejándose de la influencia romana para incorporar cada vez más los acentos egipcios que podemos ver hoy en pantalla".

En la selección de los actores y extras que dan vida en la película a los antiguos alejandrinos, el director ha tenido siempre en la memoria como referente los retratos de las tumbas de Al Fayum, un importante yacimiento arqueológico egipcio que data del siglo I. Las momias encontradas en Al Fayum tienen pintada la cara del difunto.

"La calidad de esos retratos es algo que no te puedes imaginar hasta que los ves", explica el director. "Después de comprobar lo poco que se conserva de la antigua Alejandría, encontrarte con esos retratos que eran como fotos, como si alguien hubiera escarbado en esos 1.600 años y te hubiera traído las caras de sus habitantes, fue emocionante".

Por las calles, los templos y los palacios de Alejandría imaginados por Alejandro Amenábar y Guy Dyas se desenvuelve también el resto de los personajes que jugaron un papel destacado en la historia de Hipatia. Personajes de orígenes muy diversos: el padre de Hipatia, Teón (interpretado por el francés Michael Lonsdale); otro fiel discípulo de Hipatia, Sinesio (Rupert Evans), que llegó a obispo de Cirene y constituye una de las fuentes más valiosas de información sobre Hipatia que han llegado a nuestros días, a través de sus cartas con la filósofa; Cirilo (Sammy Samir), obispo de Alejandría e instigador del trágico desenlace según algunas fuentes; Amonio (Ashraf Barhom), el parabolano que capta a Davo. Y los propios parabolanos, una de las aportaciones al cine más sorprendentes de la película. Un repertorio de grandes actores llegados, como sus caracteres de ficción, desde los más diversos lugares del planeta.

"Los parabolanos eran una especie de milicia formada por monjes", dice Mateo Gil, "que en sus comienzos hacían un gran servicio público, se encargaban de los enfermos, los leprosos y los muertos; ayudaban en un montón de tareas públicas. Pero en poco tiempo se convirtieron en rectores del comportamiento público de la gente e incluso hacían trabajos sucios, funcionaban como matones. Se atrevían a decirle a la gente cómo debían vestirse o cómo debían llevar sus cosas, actuaban como órgano de control".

"El proceso de cásting fue especialmente complejo", explica Fernando Bovaira, "porque Alejandría era un crisol de culturas y eso queríamos reflejarlo en la película. Necesitábamos actores de diferentes nacionalidades que aportaran visiones distintas de lo que se contaba en la película. Trabajamos con Jina Jay, y los resultados son inmejorables".

"Hemos luchado por no tener una gran diversidad de acentos", matiza el director. "Hemos jugado a la convención de que el mundo de la Biblioteca y el mundo romano habla sobre todo inglés con acento británico, y el mundo de los esclavos y el mundo de los cristianos hablan con acento de Oriente Medio. Tenemos actores israelíes, palestinos, egipcios, iraníes. Hemos intentado huir de más mezclas".

"En el rodaje coincidimos gente de lugares muy diferentes; éramos un equipo grande y diverso con un director joven al frente, y todo funcionó como una máquina porque el liderazgo que transmitía Alejandro era enorme, muy respetado por todos. Ése era uno de los retos de la película", dice Fernando Bovaira.


La ciencia del cine
La logística necesaria para que todo ese engranaje funcione depende en buena medida del director de producción, José Luis Escolar, uno de los profesionales con más prestigio de la industria española y con una amplia experiencia en producciones internacionales, como El reino de los cielos, Indiana Jones y la última cruzada o Las aventuras del Barón de Munchausen.

"Mi primer objetivo cuando leí el guión fue encontrar un lugar que nos permitiera reconstruir Alejandría, la antigua Alejandría, hoy en día", recuerda Escolar "Visitamos localizaciones en España, en Turquía, en Túnez y en Marruecos, pero Malta no sólo tenía un alto porcentaje de lo que necesitábamos en cuanto a la luz y los espacios, sino que Fort Ricasoli resultó inspirador para la película. Además las caras de la gente susceptibles de convertirse en extras resultaban magníficas. Y, por otro lado, al haberse rodado allí grandes producciones como Troya o Gladiator contaban con artesanos muy preparados artística y técnicamente para integrarse en los equipos de construcción, y con un personal experimentado en rodajes".

ÁGORA es una de las producciones más ambiciosas del cine europeo. Un esfuerzo que se ha hecho posible gracias al capital humano reunido por la producción, que ha realizado una búsqueda de los mejores profesionales para conseguir la excelencia.

"Malta ha sido fundamental en esta película. No la hubiéramos podido hacer en otro lado", asegura Fernando Bovaira. "Y nos permitió crear un entorno de trabajo sin fronteras muy beneficioso para el proyecto. Cuando empezamos a trabajar en la película quedó enseguida claro que debía tener una proyección internacional. Era un proyecto demasiado grande y ambicioso para rodar en castellano. Decidimos crear un equipo multinacional, principalmente europeo, y creo que hemos conseguido que la película tuviera un clima de trabajo propio, independientemente de las nacionalidades".

"Hay un enfoque muy naturalista tanto de la historia como de la producción", dice Mateo Gil. "A todos los espectadores, las acciones y reacciones de los personajes les van a resultar muy creíbles y naturales, lo que es muy importante para que una historia tan grande como ésta llegue bien al espectador. Pero más allá de ese naturalismo, la manera de mirar a los personajes, el enfoque narrativo de la película es muy clásico. Bebe de un género, el péplum, y al mismo tiempo lo actualiza contando de una manera más contemporánea. Es un experimento muy interesante el de esta película, donde esas masas de gente que vemos moverse en las calles son reales. No es un dibujo de ordenador. Todo lo que ves tiene una textura de realidad muy importante".

Para crear ese tapiz naturalista y contemporáneo al mismo tiempo ha sido fundamental la visión de Xavi Giménez, director de fotografía de la película, bien conocido del público por la exitosa La gran aventura de Mortadelo y Filemón, o por la reciente Transsiberian.

"Elegí a Xavi porque su trabajo de estos años es espectacular", dice el director. "Además buscaba a alguien muy cómplice y que entendiera la dureza del sol. Alguien que supiera utilizar el sol que inevitablemente íbamos a tener en Malta, que jugara con él y lo usara a nuestro favor. Es un sol que nos deslumbra, y que genera una imagen muy contrastada que yo creo que beneficia mucho a la película".

Por su parte, Xavi Giménez nos cuenta: "Habitualmente, el director de fotografía se incorpora al proyecto cuando la base estética de la película ya está formada. En este caso, no. Aquí la figura del director de fotografía se ha contemplado desde el comienzo como una figura con un peso específico. Alejandro, Guy yo nos hemos reunido varias veces durante la preparación, y la estética ha ido girando a medida que avanzábamos en el proyecto, porque una película es algo orgánico. ÁGORA ha ido girando hacia algo más pictórico y tocado, incluso simbólico. En todo caso, los referentes de esta película se basan más en las emociones, en los sentimientos que en parámetros visuales vistos en otros títulos".

Ese viaje al pasado con referentes actuales ha inspirado la totalidad del planteamiento de la película, desde los equipos artísticos hasta los de efectos visuales. ÁGORA es un fresco contemporáneo con una producción innovadora.

"Gabriella, por ejemplo", dice Alejandro Amenábar,"trabaja mucho sobre referencias actuales, que es algo que me parece muy interesante. Para retratar un mundo de hace dos mil años, ella prefiere buscar elementos que todavía podemos ver hoy en culturas que nos resultan algo lejanas, y eso mezclarlo con el estereotipo que tenemos formado. En este caso tenemos el mundo romano, el mundo egipcio y un mundo cristiano que adelanta la Edad Media. Creo que es espectacular, por ejemplo, cómo ha combinado la abundante descripción que existe sobre los parabolanos con el mundo de los talibanes. Me pareció un hallazgo genial".

"La gente que se ve en la película es real", dice José Luis Escolar. "Con la arquitectura, igual: todo lo que se ve en la película se ha construido. Aunque las herramientas tecnológicas se han empleado de forma nunca vista, la producción y el rodaje responden a un esquema clásico".

"Nos propusimos construir y rodar físicamente lo más posible", matiza el director. "La aportación digital se ha hecho con muchísimo cuidado y respeto a las condiciones de rodaje. No se ha añadido o retocado nada que pudiera mermar la credibilidad de la propuesta".

"En retoque digital se van a meter 540 planos, de los cuales 150 son realmente grandes", explica Félix Bergés. "Todo esto se puede hacer porque Alejandro tiene un cerebro privilegiado, y la película estaba prevista antes de llegar a rodaje. Por supuesto, en rodaje siempre hay que improvisar, pero lo verdaderamente importante estaba previsto y se ha rodado tal cual lo podemos ver en los animatics".

ÁGORA reserva momentos muy especiales para los espectadores después de un sofisticado trabajo que ha llevado 35 semanas. Los efectos digitales visuales han sido responsabilidad de Félix Bergés (Los crímenes de Oxford), un diseñador de efectos visuales de reputación internacional. Y como viene siendo habitual en las películas de Alejandro Amenábar, también los efectos sonoros tienen un papel destacado. En este caso corren a cargo de Glenn Freemantle (Slumdog Millionaire) y están a la altura de las mejores producciones internacionales, porque el cineasta considera este aspecto técnico fundamental para provocar en el espectador una experiencia completa.

"Alejandro es apasionado", asegura Freemantle. "Lo puedes ver en la manera en que rueda, en su estilo contando la historia, en su sensibilidad para ciertos aspectos de la película en los que otros directores ni se fijan. Le imprime un ritmo magnífico a su trabajo, y te ayuda para que te incorpores a él hablando. Sus películas son un proceso de crecimiento común, y él confía mucho en su equipo".

"Para mí esta película ha sido un regalo, porque soy astrofísico", dice Bergés. "Hemos desarrollado unos planos que se acercan mucho a lo que vería el espectador si pudiera observar el espacio con el telescopio más potente del mundo. Lo que buscamos es dar al espectador la sensación de que puede ver lo que ocurre en el universo. No tanto de que viajas por el cosmos, como de que tienes la facultad de ver y conocer el universo. Aquí no valen soluciones convencionales como hacer un encadenado de las nebulosas, sino algo más sutil, espectacular pero sutil".

Sin duda, otra herramienta fundamental para conseguir esa experiencia total perseguida por el director es la banda sonora. En esta ocasión, la música de la película ha sido compuesta por Dario Marianelli, autor también de títulos como Expiación (por la que mereció un Oscar), Orgullo y prejuicio o V de Vendetta.

"La música de ÁGORA se la encargué a Dario Marianelli porque quería energía nueva en mi cine en ese aspecto", dice Alejandro Amenábar. "Cada vez creo que es más importante confiar en los colaboradores. Es importante hacer un buen cásting de colaboradores y no imponer una única visión por muy claras que tengas las cosas. Cuando te metes en una película tan grande como ésta, comprendes que un músico como Marianelli le abre espacios nuevos a la película a los que seguramente yo no hubiera llegado".

"El elemento realista es muy importante en la visualización de esta película", explica Dario Marianelli. "Pero, hablando de música, sería extraño pretender ser realista. Cuanto más grande es una película, más te tiene que ayudar la música a meterte en la historia. ÁGORA es una gran película, que necesitaba una gran orquesta y unas voces muy potentes que amplificaran la sensación de estar dentro de la pantalla, de participar en todo ese desconcierto, de sentirse dentro del conflicto o viajando entre nebulosas".

"Como en mi película anterior, Mar adentro, ÁGORA me ha concedido cierta tranquilidad vital, porque me ayuda a ver las cosas con una dimensión relativa", dice Alejandro Amenábar. "Es maravilloso estar vivo y es enorme sentirse vivo, pero somos algo muy pequeño en medio del universo. Y esa especie de vértigo y de desconcierto que genera el estar rodeados del espacio lleno de estrellas me estimula mucho y espero que también le suceda al espectador".


Alejandro Amenábar (Dirección, guión y producción)

Biofilmografía
El director español de origen chileno Alejandro Amenábar ha protagonizado una carrera meteórica. Nacido en 1972, su prestigio ha aumentado con cada film. Sus dos anteriores películas, Mar Adentro (2004) y Los Otros (2001) le han consolidado internacionalmente. Mar Adentro, protagonizada por Javier Bardem, obtuvo el Oscar a la Mejor Película Extranjera, junto a otros 58 premios internacionales.

Los Otros, protagonizada por Nicole Kidman, constituyó su primer film rodado en inglés. La película consiguió una excelente acogida entre el público de distintas nacionalidades, valoración acompañada por la opinión de la crítica más prestigiosa.

Desde su debut en el largometraje con Tesis (1996), Alejandro Amenábar ha conectado tanto con espectadores como con especialistas. Tesis fue considerada la Mejor Película del Año por los académicos españoles, además de lograr un extraordinario éxito entre la audiencia extranjera y de obtener galardones en diferentes festivales internacionales. Apenas un año más tarde su segundo film, Abre los ojos, fue un rotundo éxito de taquilla en España y se estrenó a escala internacional. La película tuvo un remake de producción norteamericana, Vanilla Sky, bajo la dirección de Cameron Crowe, interpretado por Tom Cruise, Penélope Cruz y Cameron Díaz.

como director y guionista
2009. ÁGORA
2004. Mar adentro
2001. Los otros
1997. Abre los ojos
1996. Tesis

como compositor
2004. Mar adentro
2001. Los otros
1999. La lengua de las mariposas, de José Luis Cuerda
1999. Nadie conoce a nadie, de Mateo Gil
1997. Abre los ojos
1996. Tesis

como productor
2009 El mal ajeno, de Óskar Santos
2009. ÁGORA
2004. Mar adentro


Ágora en palabras de Alejandro Amenábar
"Hace cuatro años, tras una experiencia para mí tan íntima como fue hacer Mar adentro, no habría imaginado que mi siguiente película sería de romanos y cristianos en el Antiguo Egipto. Pero eso es lo bonito de esta profesión: la posibilidad de dejarte llevar por la curiosidad, investigar y encontrar mundos tan fascinantes como la Alejandría del siglo IV; imaginar cómo serían sus calles, sus templos, su gente… Y encontrar la pasión -y el dinero- para devolverlo todo a la vida".

"Nunca me había interesado la ciencia. Para mí lo maravilloso de este proyecto ha sido entrar en contacto con el mundo de la ciencia desde un punto de vista espiritual, emocional. Nuestra intención con la película es transmitir la emoción por lo que ocurre en el universo. Por lo que significa intentar desentrañar el misterio del cosmos".

"Acabamos contando la historia de Hipatia en el siglo IV y en Alejandría por un proceso de depuración. Primero se trataba de una historia que abarcaba dos mil años, desde el sistema geocéntrico hasta la relatividad, y fuimos acotándolo. Investigando sobre Hipatia y el periodo en el que vivió descubrimos que había muchísimas conexiones con nuestro mundo actual, y nos pareció doblemente interesante. Alejandría era el símbolo de una civilización que se estaba extinguiendo a manos de distintas facciones, fundamentalmente religiosas, e Hipatia fue un personaje que para muchos marcó de manera simbólica el fin del Mundo Antiguo y el comienzo del medievo".

"Desde el comienzo del proyecto, mi objetivo desde el punto de vista formal ha sido conseguir que el espectador se sienta acompañando a un equipo de la CNN que está documentando algo ocurrido en el siglo IV. Esa sensación de inmediatez, de telediario, está en la semilla del planteamiento. Me gustaría romper con algunas pautas habituales en las películas de época: no dejarnos atrapar por el formato grande sin más, por los planos generales, por una música igual de grande para acompañarlos. ÁGORA se mueve entre el rigor y el espectáculo".

"Me gustaría escapar de esa perfección formal habitual en este tipo de películas. Que, cuando asistimos a los enfrentamientos en la calle, parezca que la cámara no puede registrarlo todo con la perfección impuesta, para acercarnos a la verosimilitud, a esa sensación de que los hechos nos impiden llegar a la perfección".

"Hemos elegido ser testigos directo de lo que ocurre pero sin verlo necesariamente de cerca. Lo vemos desde una esquina, y sobre todo no hacemos espectáculo con la violencia".

"La razón para plantear esta película como un proyecto internacional rodado en inglés es básicamente porque hablamos de 50 millones de euros. Y es bastante suicida pensar que un proyecto así se puede plantear desde España, rodarla en español y sólo con actores españoles; y después pretender recuperar lo que ha costado. Eso, unido a que Alejandría era un crisol de culturas y de lenguas, me hacía pensar fácilmente que en sus calles se hablara el inglés.

"Hemos intentado mostrar la realidad humana en contexto con todas las especies de la Tierra, y a la Tierra en el contexto del universo. Mirar a los seres humanos como hormigas, y a la Tierra como una pelotita más que va girando junto a otro montón de estrellas. Y para eso hemos jugado con el cambio de perspectiva".

"Desde hace ya años, mis películas tienen que ser un viaje. Ésta lo es en el tiempo y en el espacio. El conjunto de este auténtico viaje desde que Mateo Gil, Fernando Bovaira y yo empezamos a soñar con el proyecto, hasta la fase en la que nos encontramos en estos momentos, ha sido apasionante. Y mi sueño ahora es que lo sea también para los espectadores. ÁGORA es, en muchos sentidos, una historia del pasado sobre lo que está pasando ahora, un espejo para que el público mire y observe desde la distancia del tiempo y del espacio, y descubra, sorprendentemente, que el mundo no ha cambiado tanto".