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Retratos del más allá cartel reducidoRetratos del más allá(Shutter)
Dirigida por Masayuki Ochiai
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Una encuesta llevada a cabo por la CNN ha revelado que una tercera parte de las personas cree en fantasmas, y que muchos de quienes lo hacen manifiestan solemnemente haber visto a uno. Al mismo tiempo, el interés por la fotografía de espíritus –ocasiones en las que las imágenes de los muertos quedan captadas en película– nunca ha sido más grande.

El fenómeno es tan viejo como la propia fotografía, que se remonta a los años sesenta del siglo XIX. La fotografía de espíritus ha estado plagada de controversia y fraude y, sin embargo, muchos creen que es uno de los pocos métodos de captación de fenómenos fantasmales que se aproxima a la metodología científica. Las revistas dedicadas a la fotografía de espíritus proliferan a lo largo y ancho de Asia, y surgen cada día nuevas páginas de Internet consagradas al tema. El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York acogió recientemente una exposición dedicada a la fotografía de espíritus bajo el título de “El Médium Perfecto: La Fotografía y Las Ciencias Ocultas”.

Este tema, tan intrigante como lleno de aprensión, es un elemento clave de la película de tensión psicológica Retratos del más allá, debida a los productores ejecutivos de "El Grito" y "The Ring (La Señal)". En Retratos del más allá, una pareja de recién casados descubre imágenes inquietantes y fantasmagóricas en unas fotografías que revelan después de un trágico accidente. Temiendo que haya relación entre las manifestaciones, emprenden una investigación sólo para averiguar que es mejor dejar sin resolver algunos misterios –y que un error del pasado puede conducir a una venganza eterna.

Cabía suponer que para el fotógrafo Ben (Joshua Jackson) y su reciente esposa Jane (Rachael Taylor), el nuevo encargo que aquél recibe –una lucrativa sesión fotográfica de modas en Tokio– sería una mezcla de luna de miel y trabajo. Cargados con tan exótica oportunidad profesional y las ilimitadas posibilidades de un nuevo matrimonio, Ben y Jane llegan al Japón. Pero mientras circulan por una carretera de montaña que conduce al Monte Fuji, su nueva vida juntos se detiene de forma accidental, literalmente. Su automóvil arrolla a una mujer que estaba de pie en medio de la carretera y que se había materializado de no se sabe dónde. Al recuperar la consciencia después del accidente, Ben y Jane son incapaces de hallar rastro alguno de la muchacha que Jane cree haber golpeado con el coche.

Afectados por el accidente y por desaparición de la chica, Ben y Jane llegan a Tokio, donde Ben emprende su atractivo encargo. Por haber trabajado anteriormente en el Japón y dominar el idioma, Ben se siente cómodo allí y se reúne, entusiasmado, con viejos amigos y antiguos colegas. Jane, nueva en la ciudad, se siente en gran medida extranjera en una tierra extraña cada vez que realiza una incursión, tan perturbadora como vacilante, en la ciudad.

Entretanto, Ben ha descubierto unos misteriosos borrones blancos –inquietantemente evocadores de una forma humana– que se han materializado en todo el trabajo de un día en la exclusiva sesión fotográfica. Las preocupaciones de Jane crecen ya que cree que los borrones de las fotos de Ben no son sino la muchacha muerta en la carretera que ahora busca vengarse de ellos por haberla abandonado para que muriese