Notas de producción
La historia ante la que nos encontrábamos requería una inmediatez, por lo que no podíamos esperar a que nos dieran los permisos necesarios para hacer la película, así que en Julio de 2003 nos embarcamos rumbo a Etiopía. Junto a nuestro productor asociado Oistein Thorsen, viajamos al sur de la región en busca de estos campesinos empobrecidos por la fluctuación del mercado global y acercándose a pasos agigantados a la bancarrota. Esta situación abordó directamente a 15 millones de personas en Etiopía que dependen del café para subsistir. La economía del país también se resintió ya que un 67% de los ingresos provienen de la exportación del café. Pero esto no sólo está ocurriendo en Etiopía sino en todo el mundo, donde los campesinos se han visto paralizados por los precios bajos del café.
En la capital de Etiopía conocimos a Tadesse Meskela, lider de la Unión Cooperativa Oromia que representa a más de 74.000 campesinos de todo el país. Tadesse intenta evitar el sistema de comercio internacional y conseguir compradores que paguen más por su café de máxima calidad. Para él su trabajo es más que un trabajo. Es un apasionado y está dispuesto a mejorar las vidas de los miles de campesinos a los que representa.
Pasamos muchos días con Tadesse en la capital y nos llevó a muchos sitios incluyendo un tour por la planta procesadora en la que cientos de mujeres trabajan ocho horas al día separando los granos malos de miles de granos buenos antes de exportarlos. Estas mujeres eran un punto clave en esta cadena y se les paga únicamente medio dólar al día, un tema muy recurrente para la globalización actual.
El trabajo de Tadesse, su compromiso y las dimensiones de la situación y de la tarea a la que se tiene que enfrentar fueron verdaderamente inspiradoras para nosotros.
Tras nuestras primeras tomas en Etiopía, volamos a Cancún para filmar las reuniones de la Organización Mundial del Comercio (WTO), donde se establecen las reglas de comercio que arruinan la economía y el desarrollo de África. Mientras que las decisiones tomadas en la WTO no afectan al precio del café directamente, era crucial ampliar las posibilidades de la película para recordar a la gente que además de las personas que cultivan directamente el café, existen millones de productores que también están luchando por sobrevivir en el mercado global. Fue en la WTO donde se empezó a luchar por conseguir unas reglas de comercio internacional más justas.
Los países ricos pagan a sus agricultores 300 billones de dólares en subsidios cada año así que los ministros de los países africanos pidieron que se acabara de una vez con estos subsidios. También explicaron que en lugar de más ayudas querían un sistema de comercio más justo. Un incremento de tan sólo el 1% de la participación del comercio mundial en este continente generaría 70 billones de dólares al año, cinco veces más que lo que el continente recibe ahora mismo en ayudas. A pesar de la retórica de Europa y EEUU, no ha habido ningún cambio. Las llamadas para cambiar continuaban sin ser escuchadas así que los acontecimientos dramáticos empezaron a ocurrir. Por primera vez los países desarrollados se negaron a firmar acuerdos que estuvieran en contra de sus intereses. Y en este momento las negociaciones de las WTO se detuvieron.
Cuando terminamos Oro Negro las conversaciones de la WTO sobre el comercio mundial se habían interrumpido y no parecía que se fueran a retomar. El sistema de comercio a favor de los países ricos continúa aún en vigor.
Después de Etiopía y México nos fuimos a Londres y nos reunimos con Christopher Hird, nuestro Productor Ejecutivo en Fulcrum Productions, para hablar de la financiación del resto del proyecto. Conseguimos que se uniera al equipo Hugh Williams, un editor con 15 años de experiencia en el montaje de documentales internacionales. Tras el primer corte, nos dimos cuenta que teníamos que volver a Etiopía y pasar más tiempo con los campesinos y con Tadesse Meskela para poder darle un empujón a la narración.
Para enfatizar la conexión entre los consumidores y los productores queríamos encuadrar la historia en el contexto de los consumidores de café de Occidente y por ello, programamos viajes a Seattle, Nueva York e Italia.
Tras recibir una subvención del programa de cine documental de Sundance, nos encontramos de nuevo en las zonas cafeteras del sur de Etiopía. Allí nos encontramos con los campesinos arrancando las plantas de café y plantando en su lugar otro tipo de cultivos como el chat. En Italia grabamos cómo los granos de café etíopes llegaron a las compañías cafeteras italianas y cómo se quedaron allí para formar parte de la cultura italiana del espresso. En Nueva York grabamos en el lugar en el que se establece el precio del café y en Seattle seguimos a Tadesse para ver donde intentaba encontrar nuevos compradores del café de su cooperativa. También pudimos grabar el Campeonato Mundial de Baristas (especialistas en preparar bebidas con el café como base) donde cientos de participantes de todo el mundo competían por hacer los mejores capuchinos y otras muchas bebidas.
Cuando estuvimos en Seattle hicimos todo lo posible por hablar con el portavoz de Starbucks pero sin éxito. Intentamos contactar con ellos por diversos medios y a pesar de que el Departamento de Prensa nos comunicó que podríamos entrevistar a un ejecutivo, la promesa nunca se materializó. No contestaron a ninguna de nuestras llamadas y al final nos fuimos de Seattle sin haber conseguido nada. Al igual que Starbucks, el resto de las compañías a las que nos intentamos acercar declinaron nuestra invitación a ser entrevistados para Oro Negro.
En Julio de 2005 estábamos de vuelta en Londres para trabajar en el montaje final. Unas semanas después conseguimos formar parte de un taller intensivo de desarrollo de ideas musicales del Laboratorio de Compositores de Documentales de Sundance. Fue aquí donde conocimos a Andreas Kapsalis que inmediatamente conectó con Oro Negro y comenzó a trabajar en la música de la película.
Mientras nuestro editor Hugh estaba ocupado con el montaje final en Londres, Andreas colgó sus archivos de música en Internet desde su estudio de Chicago para que Hugh se los pudiera descargar. Todo fue rodado para la premiere mundial en el Festival de Cine de Sundance y desde entonces Oro Negro no ha parado de viajar de un lado para otro de todo el mundo.
Tadesse Meskela
"Nuestra esperanza es que algún día el consumidor entienda qué es lo que está bebiendo. Los consumidores pueden cambiar si se les conciencia. No es sólo el café, todos los productos se están pagando a precios muy bajos y los productores se están viendo muy afectados por esto".
En la última planta de un bloque de oficinas en el centro de Addis Abeba en Etiopía encontramos a Tadesse Meskela. Como máximo responsable de la Unión Cooperativa de Oromia, Tadesse pasa la mayor parte del tiempo volando por todo el mundo para reunirse con compradores de café que paguen a los campesinos un precio mejor que el establecido por los acuerdos internacionales.
La responsabilidad de Tadesse no puede ser menospreciada. Representa a 101 cooperativas y a unos 74.000 campesinos dedicados al cultivo del café, que incluyendo a sus familiares llegan a casi el millón de personas.
Creció en el campo, en las afueras de Addis Abeba en una familia pobre que durante muchos años no pudo permitirse comprarle unos zapatos ni darle comida para el recreo. Todos los días, durante muchos años, Tadesse andaba descalzo dos horas para llegar a la escuela y luego otras dos horas para llegar a casa. Convencido de que encontraría una manera para acabar con la pobreza, Tadesse se esforzó mucho en la escuela hasta que consiguió llegar a la universidad.
En 1999 se creó la Unión Cooperativa Oromia que desde entonces ha ayudado a construir cuatro nuevas escuelas, diecisiete aulas adicionales, cuatro centros de salud, dos dispensadores de agua potable y ha devuelto a los campesinos dos millones de dólares en forma de dividendos.
Rodar dos años y medio junto a Tadesse en Etiopía, Londres y Estados Unidos ha sido muy inspirador para los directores de la película. Ha encontrado la forma de que se pague a los campesinos un precio justo. Sin embargo, tal y como dice sobre sí mismo en la película, esto no afecta solamente al cultivo del café sino a todos los productos que provienen de los países más pobres del sur de África.