Cinemanía > Películas > Amelia > Comentario
Destacado: Pedro Martín-Calero dirige 'El llanto' con Ester Expósito
Amelia cartel reducidoAmeliaDirigida por Mira Nair
¿Qué te parece la película?

Amelia está dirigida por Mira Nair (EL BUEN NOMBRE, LA FERIA DE LAS VANIDADES, LA BODA DEL MONZÓN) y escrita por Ron Bass, galardonado con un Oscar (RAIN MAN), y Anna Hamilton Phelan. La película está producida por Ted Waitt, Kevin Hyman y Lydia Dean Pilcher, Ron Bass y Hilary Swank son productores ejecutivos y Don Carmody coproduce.

"La vida es algo más que ser un pasajero" -- Amelia

De la oscarizada directora Mira Nair y protagonizada por la también ganadora del Oscar Hilary Swank, interpretando al personaje que da título al filme, nos llega la historia real de la mujer que se ganó el corazón de una nación con su anhelo por volar. Famosa por ser la primera aviadora que cruzó el océano Atlántico en solitario, Amelia Earhart era una mujer adelantada a su tiempo, valiente e independiente, una aventurera que no admitía los límites y un símbolo del espíritu americano. Amelia narra su vertiginoso ascenso a la fama; los asombrosos récords que consiguió volando y que forjaron su imagen como "Lady Lindy"; una vida amorosa complicada por su ansia de volar y libertad; y el legado de optimismo, entusiasmo y confianza que dejó al mundo.

"Amelia es una historia de amor y también una película de aventura y acción para toda la familia, sobre una joven que rompió barreras y que dio mucho a muchas personas diferentes", dice Nair. "Quería que la película fuera un vibrante y vivo retrato de esta mujer que se atrevió a soñar en hacer cosas que antes nadie había hecho. Amelia vivió una vida tan plena como le fue posible y no ocultó sus emociones ni sus ambiciones. Dejó tras de sí una leyenda que me gustaría que todavía provocara en la gente el deseo de enfrentarse a los límites".

El período más intenso y aventurero de la vida de Earhart –desde su súbita exposición a la fama mundial en 1928 hasta su sorprendente desaparición en mitad del vuelo menos de diez años después– se recrea en pantalla gracias al obstinado interés de Avalon Pictures CEO y Ted Waitt (pionero cofundador de la empresa tecnológica Gateway, Inc.). Siendo él mismo un entusiasta de la aviación y la aventura, hacía tiempo que a Waitt le atraía la historia de Amelia.

"La desaparición de Amelia me fascinó desde que era niño. Al leer sobre ella, me sentí más atraído por su vida que por su desaparición", declara Waitt. "La suya fue una historia increíble de coraje y realmente fue una auténtica precursora del movimiento feminista y de la aviación".

Waitt prosigue: "Hoy todo el mundo ha oído hablar de la desaparición de Amelia, pero muy pocos conocen su vida. Pensé que su historia podría ser una fuente de inspiración, además de muy entretenida. Amelia aún es citada entre las diez personalidades americanas más famosas de la historia, y la gente siente un lógico interés por ella, a pesar de que muy pocos conocen su verdadera historia".

Avalon adquirió los derechos de dos biografías de Earhart: East To Dawn, de Susan Butler, que explora aspectos poco conocidos de la vida Earhart, incluyendo su amistad con la Primera Dama Eleanor Roosevelt, y que fue el primer libro que documentó la íntima relación que Amelia mantenía con el piloto y empresario Gene Vidal; y The Sound of Wings, de Mary Lovell, que se centra en la complicada relación que Amelia mantuvo con su marido y agente, así como la intensa maquinaria promocional que la rodeaba. "Leí todas las biografías de Amelia, y la de Sue Butler estaba increíblemente bien escrita y documentada. También el libro de Mary Lovell era estupendo", comenta Waitt.

Waitt contó también con el asesoramiento de Elgen M. Long, coautor con Marie K. Long de Amelia Earhart: Mystery Solved. Long es experto en los registros de vuelo que revelan, paso a paso, lo que sucedió en el último viaje emprendido por Amelia desde Nueva Guinea camino de la isla Howland, donde lo que Long llama "múltiples fallos de navegación y comunicación" condujo al avión a una situación de peligro insuperable.

Utilizando estas importantes bases documentales como núcleo de la historia, dos distinguidos guionistas –Anna Hamilton Phelon, nominada al premio de la Academia (GORILAS EN LA NIEBLA), y Ron Bass, ganador de un Oscar (RAIN MAN)– se juntaron para concebir un guión que, basado en una historia real y documentada, consiguiera elevarse por encima de los hechos y lograra dar auténtica vida a la protagonista. Tras un profundo examen de su vida y de la época, Bass y Phelan presentaron el retrato de una Amelia tan apasionada con lo que veía y sentía en el aire que eso tenía influencia en todas las cosas que hacía en tierra. Concentrando diez años en un par de horas, Bass y Phelan descubren las innumerables facetas de Amelia: mujer de negocios, temeraria, icono de la moda, defensora de los derechos de las mujeres, esposa, amante, individualista inflexible, pero, sobre todo, una mujer cuya ostensible humanidad es exactamente igual de emocionante que la proeza de sus récords.

Lo que sobre todo cautivó a Mira Nair al leer el guión de Bass y Phelon era la idea de que Amelia fue realmente, en muchos sentidos, la primera celebridad moderna de América. No era simplemente famosa, sino que, venerada internacionalmente, su mismo nombre e imagen se tradujo en dinero. Su fama le proporcionó a Amelia una influencia que nunca había podido imaginar y que, al final, aprendió a utilizar para promover tanto los derechos de la mujer como la era de la aviación.

"Da igual la forma en que te acerques a Amelia, su vida es un cuento fascinante que aúna misterio y tragedia", dice Nair. "Pero lo que me fascinó del guión de Amelia fue verla como el primer auténtico símbolo americano que también se convirtió en una marca comercial. Se trataba de una mujer que amaba sólo una cosa –volar–, pero como eso resultaba tan revolucionario para su época, Amelia decidió luchar por muchas más cosas, incluyendo los derechos de la mujer, y sintió la responsabilidad de ser algo más para la gente. Amelia intentó conciliar lo que tenía que hacer por dinero y de cara a la sociedad con lo que sentía que necesitaba hacer para ser ella misma. Esto es algo que la mujer moderna todavía está intentando".

Directora de películas cultural y emocionalmente tan ricas como SALAAM BOMBAY!, LA BODA DEL MONZÓN, LA FERIA DE LAS VANIDADES y EL BUEN NOMBRE, Nair nació en India y vivió en África antes de iniciar su personalísima trayectoria en Hollywood y ser considerada una de las escasas directoras situadas a la vanguardia del cine actual.

Conforme iba leyendo el guión de Amelia, Nair se iba enamorando de la independiente aviadora americana y de su intrépida visión de la vida. Aunque Nair creció en un lugar y en una época totalmente diferentes, la directora inmediatamente relacionó la fuerza, el optimismo y el ansia de Amelia por alcanzar sus metas a un nivel profundamente personal. "Yo nací en una pequeña ciudad de la India", señala Nair, "y Amelia era de una pequeña ciudad de Kansas. Me sentí muy afín a su sueño de conocer el mundo que la rodeaba al máximo. También era mi sueño".

A Nair le gustó que la imagen de Amelia reflejada por el guión fuera honesta, mostrando sus defectos como ser humano junto con su entusiasmo y coraje. Nair continúa: "Cómo se preparó Amelia para superar sus miedos y perseguir lo imposible es una lección que yo creo que todos queremos. Y me gustó todavía más que su imagen fuera más allá del símbolo, apuntando a su singularidad, su necesidad de amor, su capacidad para, aun cometiendo errores, atreverse a ser audaz".

El guión indujo a Nair a profundizar en su propia investigación, visionando horas de noticiarios y documentales, leyendo todos los periódicos y documentos relacionados con Amelia recopilados durante años. "Cuanto más sabía sobre ella, más me sorprendía la prudente humildad que Amelia mantenía al respecto", dice Nair. "Yo creo que la humildad y la pasión son una combinación muy atractiva y que muy raramente se observa. Y eso realmente me interesó como realizadora".

Finalmente, a Nair le sedujo, como a la propia Amelia, explorar el atractivo que producía volar en aquellos apasionantes primeros días de la aviación, cuando los seres humanos consiguieron alcanzar por primera vez un grado de libertad sobre la naturaleza que hasta entonces sólo las aves conocían. "En la historia de Amelia vi a una persona fascinada por el cielo, pero muy unida también a la tierra", declara Nair. "Amelia amaba la naturaleza y creía en su poder, por lo tanto, resulta particularmente conmovedor que, finalmente, fuera el océano o el cielo el que se la tragara".

El guión también ofreció a Nair dos hombres atractivos y fascinantes que se relacionaron muy estrechamente con Amelia: su inteligente socio en los negocios y, finalmente, marido, George Putnam; y el experto piloto y precursor de la industria aérea americana, Gene Vidal.

Ambos hombres causaron una profunda impresión en Nair. "George fue la primera persona de este país que desarrolló lo que hoy se conoce como relaciones públicas. Él mismo era también un aventurero, pero sabía que no tenía lo necesario para ser una Amelia Earhart o un Charles Lindbergh, entonces, se implicó de lleno en apoyar a Amelia como él sabía, financiando sus viajes mediante patrocinios y eventos publicitarios. Sí, Putnam fue quien hizo de Amelia un producto, pero también fue el único que realmente le permitió a Amelia desarrollar su pasión al encontrar una forma de hacer dinero con ello", señala Nair.

"Gene también supuso un enorme estímulo en la vida de Amelia porque ambos simbolizaron, en buena medida, la imagen pública de la aviación americana", prosigue Nair. "Creo que entre ambos había una profunda atracción, pero Gene era la única persona realmente franca con Amelia, quien le decía que sus aventuras eran cada vez más imprudentes, y yo creo que Amelia sentía que era un obstáculo para sus sueños. Entre los tres subsistía tanto amor como conflicto".

"Mi viaje por Amelia ha producido una inolvidable historia llena de detalles, desde imágenes de noticiarios a artefactos, biografías o relatos en primera persona. La vida de Amelia abarca décadas de amor, pérdida, desengaño y éxito", dice Nair. "A lo largo de la realización de esta película, he tenido el privilegio de conocer no sólo la historia de Amelia en los cielos, sino también su vida en tierra, con personajes como Amy Guest, Dorothy Putnam, Mabel Boll y muchos otros que formaban parte de su muy unido grupo. Aunque debía filmar el mundo en torno a Amelia, tuve que hacer algunas elecciones que intensificaran la historia de esta mujer absolutamente moderna, puesto que vivió alternando el éxtasis que sentía en el aire con las responsabilidades que asumía en tierra. Al final, mi película empezó a revelarse como un estudio sobre el éxtasis que siente una mujer ‘al volar’. Espero que Amelia dé a conocer más a esta fascinante mujer y anime al público a querer saber más sobre ella, la historia y las personas que hicieron esta historia. Amelia Earhart definitivamente me dio la llave del cielo".

Nair se decidió a la producción de la película junto a un equipo que incluía a Ted Waitt, a Kevin Imán, presidente de Avalon Pictures, así como a Lydia Dean Pilcher, su leal socia de producción durante mucho tiempo. "Formamos un equipo tremendamente creativo", dice Nair, "que se aprovechó de lo que Amelia simboliza para tantos americanos".


El espíritu de Amelia: Hilary Swank
Amelia Earhart se convirtió en una celebridad fuera de serie no sólo por lo que hizo –a pesar de los récords que logró en una época en que volar sobre el océano atraía indiscutiblemente la atención internacional–, sino debido a quién era. Su coraje, su inteligencia, su confianza en que todo era posible, su aplomo ante la presión y su incansable tenacidad, todo eso fue lo que determinó una vital y nueva imagen de la mujer de América, más todavía en un país que resurgía de la Gran Depresión. Alta y delgada, con el pelo corto y alborotado, su propia imagen se convirtió en sinónimo del ambicioso ideal de aventura, confianza y éxito, unido todo ello a su simpatía y alegría de vivir.

No hace falta decir que cualquier actriz dispuesta a interpretar el papel de Amelia tendría que aportar todas esas cualidades, y una mujer parecía ajustarse exactamente, desde el primer momento, a la intrépida amante de la libertad y nómada del aire: Hilary Swank.

Tras conseguir dos premios de la Academia por personajes que requerían una completa transformación en BOYS DON’T CRY y MILLION DOLLAR BABY, a Swank no le resulta extraño entregarse profundamente a su personaje. Pero Swank también poseía algo más que simplemente capacidad técnica y atributos físicos para interpretar a Earhart. "Lo que es realmente extraordinario en Hilary es que además de dominar todo lo que rodea al personaje, ella va más allá y comunica todo lo que le pasa a Amelia por dentro: su humildad, su comedida excentricidad, su inesperado comportamiento de niña", afirma Nair. "Hilary es una actriz profunda –interpreta realmente desde el interior– y disfrutó mucho buscando a Amelia en todos los aspectos, le costó cerca de un mes conseguir la imagen perfecta. El pelo, la forma de andar y especialmente su forma de hablar, la actuación de Hilary fue muy personal y muy próxima a Amelia."

Swank también asombró a la directora con su talento para volar y realizar atrevidas proezas. "Hilary es temeraria intuitivamente", observa Nair. "Le encanta la montaña rusa de la vida. Saltaría alegremente en paracaídas y aterrizaría exactamente como Amelia, ¡balanceando enérgicamente sus piernas!"

Para Swank, el papel resultó irresistible. "Amelia fue verdaderamente una pionera y yo creo que tenemos que agradecerle que hoy en día las mujeres sientan que es correcto ir tras los sueños", dice Swank. "Ella tenía una cualidad que yo admiro: el coraje para hacer caso de su corazón, no importa en qué forma, incluso en un mundo de hombres. Yo creo que la película muestra que la vida de Amelia se ajustaba a sus propias normas, ella creía que había que disfrutar y hacer lo que a uno le gusta y además ayudar a los demás, y debido a eso consiguió grandes logros".

No obstante, Swank también sabía que el papel suponía un riesgo. "No te puedes tomar mucha libertad con una personaje como el de Amelia, porque simboliza tanto y hemos visto tantas imágenes de ella que casi están grabadas en nuestro subconsciente", admite Swank. "Creo que mi desafío fue comprometerme totalmente con mi idea de cómo era Amelia".

Parte de ese compromiso implicaba la fascinación por los cielos, y como Swank empezó a tomar lecciones de vuelo, disfrutó de una reveladora y personal percepción de lo que a Amelia le atraía de volar. "Comprendí que amaba volar porque le gustaba sentirse libre de las limitaciones que sentía en tierra", reflexiona la actriz. "Creo que también le gustaba ser capaz de recorrer el mundo –y hay que comprender que en aquella época muy poca gente tenía esa oportunidad– y conocer nuevas culturas. Más que nada, Amelia se dejaba llevar por la ilusión de intentar siempre algo nuevo. Por eso siempre estaba persiguiendo un nuevo récord o yendo a sitios distintos, y eso es algo con lo que yo me sentía identificada".

Swank descubrió rápidamente lo que ha significado Amelia para las miles de mujeres piloto de hoy en día. "Casi todas las aviadoras que conocí me dijeron que Amelia había sido una fuente de inspiración para ellas", explica Swank. "A Amelia eso le hubiera gustado y le habría encantado verdaderamente ver que en la actualidad las mujeres cruzan el Atlántico pilotando aviones comerciales".

A Swank le conmovió también el romance central de Amelia: la relación entre Earhart y su marido, el vanguardista relaciones públicas George P. Putnam, que consiguió financiación para los viajes de Amelia mediante un constante torrente de apariciones públicas, publicidad y patrocinios. "Creo que es una bonita historia de amor porque George hizo realmente todo lo que pudo para que Amelia cumpliera sus sueños", explica Swank. "Pienso que Amelia comprendió que eso formaba parte de su trabajo, una parte que le permitía poder volar".

También le impresionó la brutal honestidad de Amelia con George. "Él le pidió matrimonio en numerosas ocasiones y ella siempre le dijo que no quería verse sujeta a las convencionales limitaciones del matrimonio, algo muy avanzado para su época", dice Swank. "Pero, al mismo tiempo, Amelia demostró también mucho amor hacia él".

Trabajar junto a Richard Gere en el papel de George trasladó toda la ternura y el conflicto de su relación a un primer plano. "Richard es un alma buena que siempre va con el corazón en la mano, y yo creo que ésa también es la característica de George Putnam", indica Swank.

Una vez que Amelia y George se casaron, los biógrafos creen que Earhart comenzó su aventura con el piloto Gene Vidal, quien, gracias a Amelia, pronto se uniría a la Administración Roosevelt como director del nuevo organismo de aviación civil (Bureau of Air Comerce). Swank dice que es fácil entender la atracción entre ambos. "Con Gene compartía su pasión, ambos amaban volar y ambos querían que la industria de la aviación se desarrollara en América, y por eso ambos tenían una concepción del mundo similar", afirma. "Ewan aportó riqueza al personaje haciéndolo completamente opuesto al de Richard. Ambos hombres eran la personificación de lo que Amelia quería en la vida, y por eso eran tan distintos".

Para Swank, esta producción internacional, rebosante de vuelos reales y simulados, fue una continua aventura, pero por completo, pues Swank dice que había otra heroína, aparte de Amelia, en la que basarse: Mira Nair. "Creo que Mira es un alma gemela de Amelia", concluye Swank. "Mira es una fuerza de la naturaleza, una mujer extremadamente fuerte que no pide perdón por serlo. Es maravilloso ver a una mujer imponer respeto en la forma en que ella lo hace y tener una visión tan clara. Es un soplo de aire fresco".


Los amores de Amelia: Richard Gere y Ewan McGregor como George Putnam y Gene Vidal
El mundo entero se enamoró de Amelia Earhart, pero, en concreto, la relación que mantuvo con dos hombres la ayudó a perfeccionarse en su profesión y alcanzar la fama. El primero fue el hombre que la ayudó a crear su imagen pública y que se convertiría en su esposo: George Palmer Putnam. Hijo del fundador de la editorial G.P Putnam’s Sons, George había vivido su propias aventuras antes de conocer a Amelia. Estudió en Harvard, dirigió expediciones de National Geographic, fue alcalde de Bend, Oregon, y dirigió varios periódicos, después se hizo cargo del negocio familiar lanzando una bomba editorial: la publicación de We, la autobiografía de Charles Lindbergh. En 1928, mientras buscaba una mujer que se convirtiera en la primera en cruzar el Atlántico, George se encontró por primera vez con la por entonces desconocida Amelia Earhart. Se casaron en 1931, y en aquel momento Amelia era ya una de las personas más famosas del mundo.

Richard Gere, ganador del Globo de Oro, encontró fascinante la personalidad de Putnam. "Era una de esas personas controvertidas que desagrada a mucha gente, pero a Amelia no le desagradó en absoluto. Ella obviamente le amaba, y eso me interesó", explica Gere. "Quería saber más sobre su relación. ¿Qué fue lo que vieron el uno en el otro en su vida privada que quizás nadie más podía ver? ¿Qué les hizo conectar? Los dos eran personas muy independientes, fuertes y ambiciosas, y uno de los caprichos del destino es que ambos fueron a unirse exactamente en el momento adecuado".

A Gere le intrigaba también cómo Putnam parecía intuir que la personalidad de Earhart podía permitirle ganarse la vida, convirtiéndose en la herramienta que financiaría sus récords aéreos y manteniendo al público siempre deseoso de verla y saber más sobre ella. "Había en él cierto matiz de Circo Barnum & Bailey, la forma en que sacó a Amelia de la nada y cómo se le ocurrió la contundente imagen de ‘Lady Lindy’", dice Gere. "Había otras aviadoras mejores o más hermosas, pero yo creo que lo que George vió en Amelia fue que era tan auténtica en su pasión por volar y tan accesible, que enseguida la adoptarían como modelo todas las mujeres".

Mira Nair dice que observó una nueva cualidad en Gere interpretando a George. "Por supuesto, Richard siempre posee un gran carisma", afirma, "pero yo creo que actualmente destila también una especie de calma y autoridad que resultaba muy adecuada para el personaje. Gere le aportó un tono de meditación a su trabajo, y surgió una evidente química entre Hilary y él".

Una vez en plató, lo más importante para Gere fue trabajar con Swank. "Es perfecta para este papel porque sus instintos son los mismos que los de Amelia, para ella es absolutamente natural arriesgarse y eludir clichés. Swank es también básicamente honesta, como cuando dice: 'Puede que sea un poco payasa, pero soy así'".

Este hecho ayudó a recrear el excepcional vínculo que unía a Amelia y George, independientemente de lo poco convencional que era su matrimonio. Gere dice: "Las escenas que compartimos vibran de una forma sutil y emocional. Eran dos personas que intentaban hacerlo lo mejor posible, pero, sin embargo, en ocasiones uno hacía sufrir al otro".

Ese sufrimiento lo provocó en gran medida el espíritu libre de Amelia, algo sobre lo que ella había advertido claramente a George antes de casarse. No obstante, su estrecha relación con el piloto Gene Vidal, con el que llegó a fundar Northeastern Airlines, complicó aún más su matrimonio.

Vidal era también una intrigante figura de los inicios del siglo XX. Más conocido ahora por ser el padre del célebre escritor Gore Vidal, Gene enseñó aeronáutica en West Point, fundó tres líneas aéreas americanas y fue director del organismo Bureau of Air Commerce desde 1933 a 1937. Para interpretarle, Nair eligió a Ewan McGregor, actor escocés conocido por diversos trabajos, desde el protagonista del trasgresor éxito indie TRAINSPOTTING hasta el personaje de Obi Wan-Kanobi en las precuelas de STAR WARS. "Ewan es sumamente elegante", dice Nair. "Irradia esa especie de exquisita distinción y formalidad a lo Cary Grant que hoy ya no se ve, pero, al mismo tiempo, es extremadamente moderno y actual, que es lo que yo quería para Gene Vidal".

McGregor dice que lo primero que le atrajo de Amelia fue la oportunidad de actuar con Swank. "He querido trabajar con ella desde BOY’S DON’T CRY", afirma. "Su trabajo es apasionado, minucioso y comprometido. Yo mismo siempre he querido trabajar así, por lo tanto, sabía que lo disfrutaría mucho".

Pero una vez que aceptó interpretar a Vidal, McGregor se vio también en la obligación de aceptar los retos de su personaje. "Resultaba muy estimulante intentar recrear en pantalla esa relación tan ambigua. Se da por hecho que Gene y Amelia tenían algún tipo de relación amorosa, pero los detalles se desconocen", explica McGregor. "La película muestra una especie de implícito triángulo amoroso, donde nadie habla de lo que está pasando, lo que me parece realmente fascinante".

Aun intuyendo cómo sería trabajar con Swank, McGregor dice que todavía le sorprendió más. "Parecía que Amelia había vuelto a la vida y que lo hacía a través de Hilary Swank", señala. "Cómo Hilary la interpreta, sientes lo extraordinaria que era Amelia. Me doy cuenta de que mis hijas hoy disfrutan de libertad y oportunidades gracias a mujeres como Amelia".

Completando el reparto principal hay otro hombre que resulta fundamental en la vida de Amelia: el experto copiloto Fred Noonan, que desaparecería junto a Amelia en las aguas del Pacífico occidental. Tras conseguir prestigio como piloto en la pionera ruta transatlántica del "Manila Clipper" para Pan American Airlines, Noonan contaba con unas credenciales impecables, incluso las de bebedor en exceso, una contradicción que el trabajo del actor inglés Christopher Ecceleston llevó a la pantalla.

"He admirado a Chris Eccleston desde sus primeros trabajos en JUDE y TUMBA ABIERTA y creo que es un extraordinario actor", afirma Nair. "Está deslumbrante interpretando a Fred Noonan y le aporta sex appeal, pero, sobre todo, Chris trabaja con absoluta naturalidad ante la cámara y consigo mismo. Es una persona muy auténtica e independiente, sin un ápice de vanidad, como era Fred. En Fred se aunaban muchos aspectos: era un consumado bebedor pero también el mejor piloto del mundo, y Chris captó esa paradoja. Creo que las secuencias entre Fred y Amelia del final de la película son inolvidables y verdaderamente conmovedoras".


El avión de Amelia: El Electra
Uno de los principales personajes de Amelia no es de carne y hueso sino de metal, sin embargo, fue uno de los grandes amores en la vida de Amelia Earhart. Ese personaje era su famoso bimotor Lockheed L-10 Electra, de color plata y naranja, en el que definitivamente desaparecería. Con un innovador diseño de Hal Hibbard, el avión voló por vez primera en 1934 y pronto se convirtió en una de las aeronaves de larga distancia más modernas de la incipiente industria aérea, así como en el avión codiciado por Earhart. Cuando adquirió el avión, Amelia tuvo la oportunidad de ir tras su sueño más anhelado: convertirse en la primera piloto femenina en dar la vuelta al mundo.

Como actualmente sólo existen unos cuantos aviones Electra en el mundo, el equipo de producción se lanzó a buscar por todo el globo uno capaz de realizar acciones complejas. "Encontrar nuestro Electra fue igual que el casting de los protagonistas de la película", dice Mira Nair. "El avión era tan importante en la historia de Amelia que nos llevó a emprender un viaje asombroso. Encontramos nuestro Electra en el sur de Francia, y el avión atravesó todo el continente africano, siguiendo los pasos de Amelia. Fue un viaje increíble que nos dio fuerza para todo el rodaje. Creo que la gente podrá sentir una conexión con el avión porque evoca toda la belleza y la energía que produce volar".

El Electra de la película es propiedad del veterano piloto y periodista francés Bernard Chabbert, cuyo propio padre, también aviador, se encontró brevemente con Amelia Earhart en Senegal, lo que le otorga un excepcional vínculo con la historia. Chabbert dice que el Electra es el tipo de avión que suscita auténtica pasión en todos los aficionados a la aviación.

"El Electra es una obra maestra de la ingeniería aeronáutica, un avión art decó, sofisticado y elegante, supuestamente, con un mágico potencial para la aventura", considera Chabbert. "Si eres dueño de un Electra –y actualmente hay sólo una docena– sueñas con el día en que una productora de cine venga a pedirte el avión para hacer una película sobre Amelia Earhart".

Pero cuando llegó ese día para Chabbert, supuso, aparte del lógico entusiasmo y un honor, un enorme desafío logístico. Después de todo, su avión estaba en Francia y debía de estar en el sur de África, donde tenía lugar la mayor parte de la producción. Mira Nair no sólo quería trasladar el avión a Ciudad del Cabo, sino captar su extenso recorrido a través del continente africano, reproduciendo los extraordinarios viajes de Amelia.

Tal cosa no era un desafío menor. El Electra de Chabbert –conocido como "Hazy Lily" o, abreviando, simplemente "Lily" – había estado operativo durante más de seis décadas, había servido como limusina aérea durante la Segunda Guerra Mundial y había sido pilotado por el aviador británico y presunto espía Sydney Cotton, uno de los referentes de James Bond. Después de todo eso, el avión se encontraba actualmente en un hangar, le faltaba un motor y una hélice y tenía el tren de aterrizaje averiado.

"En aquel momento disponíamos únicamente de cuatro meses para arreglarlo todo, encontrar dos motores nuevos, conseguir que nos fabricaran otras hélices y muchas más cosas", recuerda Chabbert. "Después tuvimos que planificar un viaje poco habitual por toda África. ¡En 1937 un recorrido así nos habría llevado a las primeras páginas de los periódicos! Hicimos dos veces un vuelo equivalente al que Amelia había hecho en su época, rindiendo un homenaje a sus viajes con lo que rodamos para la película".

Chabbert subraya: "La diferencia es que nosotros éramos una parte del pasado –pilotando una máquina vieja y rara, que volaba bajo y quemaba gasolina por toda África– mientras que Amelia había volado sobre un aparato del futuro".

Con apenas tiempo suficiente para un test de vuelo, el restaurado Electra despegó del aeródromo de Annemasse, cerca de Ginebra, y se dirigió hacia la costa de España. Dos días más tarde, aterrizó en Marruecos y luego en Bamako, Mali, atravesando una sucesión de tormentas eléctricas. "La vieja bestia resultó ser una auténtica aventurera", dice Chabbert con entusiasmo. La aventura prosiguió saltando hasta África, a menudo en busca del combustible conocido como Avgas, cada vez más difícil de encontrar (los aviones más modernos utilizan keroseno). El Electra voló sobre las aguas infestadas de tiburones del Golfo de Guinea, estuvo en tierra durante varios días tras aterrizar para cargar combustible en la isla de Malabo, cruzó Angola y Namibia y, finalmente, aterrizó en Ciudad del Cabo tan sólo 24 horas antes de que lo pintaran y prepararan para su primer plano.

La emoción que sintió al ver cómo se relacionaba el reparto y el equipo con el avión, hizo que el largo y duro trayecto hubiera valido la pena para Chabbert, quien se integró en el equipo de vuelo. "Esta delicada y anciana dama de los cielos se convirtió realmente en parte del elenco", dice Chabbert. "Hilary actuó enseguida como si fuera Amelia y como si el avión fuera su Electra".

Chabbert estaba orgulloso, sobre todo, de cómo se comportó el avión, recorriendo los kilómetros que no había hecho en décadas. "El viejo avión no tosió ni una vez", señala. "Tuvimos que realizar escenas de vuelo complicadas, como el último despegue que realizó Amelia en Lae, Nueva Guinea, cuando su Electra estaba tan sobrecargado que Amelia tuvo que realizar un desesperado descenso en picado sobre el mar para lograr algo de velocidad. Lo hicimos 22 veces. Rodamos la secuencia del despegue nocturno que realizó Amelia en Calcuta, de noche y bajo la lluvia del monzón, cuatro veces seguidas, despegando de un terreno polvoriento y sin apenas luz, perdido en la parte más alta del norte de Ciudad del Cabo. Hicimos cosas realmente excepcionales, la vieja máquina volando bajo sobre las cataratas Victoria, casi rozando el desierto del delta del Okavango, deslizándonos entre verticales pendientes montañosas, acariciando las interminables dunas de suave arena cerca de Port Elizabeth. A lo largo de todo ello, parecía que el avión se convertía en un auténtico actor, más que en una pieza del decorado".

Al final, "Hazy Lily" tenía que emprender de nuevo el largo y lento regreso a Europa, pero Chabbert dice que el viaje formó parte de la recompensa. Chabbert resume: "Lily había volado un total de 170 horas en ocho semanas y no había esquivado ni un golpe. Había estado en manos de siete aviadores, no simples pilotos, que habían compartido con él la aventura de sus vidas. Lily nos había trasladado a todos nosotros a través de un intenso viaje en el tiempo, y nos ayudó a entender en carne propia la auténtica realidad de Amelia Earhart".


El mundo de Amelia: El diseño
Cuando llegó el momento de planificar la ambientación de Amelia, Mira Nair se basó fundamentalmente en las cosas de la vida que inspiraban a la propia Earhart –el estilo vibrante, el espíritu de aventura y, sobre todo, la atracción por los grandes espacios abiertos de la naturaleza. "Amelia estaba casada con la naturaleza, con los elementos, con los cielos, con el océano. Eso era lo que ella amaba y eso era lo que la alimentaba, por lo tanto, yo quería usar el paisaje para reproducir lo que más le atraía del mundo", dice Nair. "Rodar en Sudáfrica, Nueva Escocia y Terranova nos permitió efectivamente hacerlo".

Nair colaboró muy estrechamente, trabajando el aspecto de la película, con el director de fotografía Stuart Dryburgh, nominado por la Academia por sus impresionantes agrestes imágenes de EL PIANO, de Jane Campion. "Stuart es como un chiquillo, le gusta la acción, ama la naturaleza, le encantan los aviones, y todo eso lo fotografía de forma espléndida", dice Nair. "Era la persona ideal para esta historia"

Dryburgh se basó en la amplia documentación recopilada sobre la vida de Amelia y su tiempo, visionando noticiarios y empapándose de las fotografías de la época. No obstante, una de las primeras decisiones de Nair y Dryburgh fue que la atmósfera visual de la película fuera fresca y absolutamente moderna.

"Amelia era, sobre todo, una mujer extremadamente moderna", dice Dryburgh. "La idea no era buscar un ambiente de época, sino dejar que personajes, paisajes y avión hablaran realmente por sí mismos".

Rodada en pantalla panorámica anamórfica para resaltar la inmensidad de la historia de Amelia, otro objetivo primordial de Dryburgh era captar la extrema emoción del vuelo en solitario. "Queríamos que el público compartiera su ansia de aventura", explica Dryburgh, "y su intenso amor por volar, que predominaba sobre todos sus amores en tierra".

Para conseguirlo, Dryburgh reunió una unidad aérea de primera, dirigida por el director de la segunda unidad Marc Wolf, él mismo un veterano piloto de helicópteros, además de un destacado especialista en fotografía aérea. "Marc se encargó de todos los aviones que teníamos que realmente podían volar, incluyendo los antiguos y ligeros biplanos, los acróbatas aéreos, un trimotor Ford cuidadosamente restaurado y, por supuesto, el amado Electra de Amelia", dice Dryburgh. "Hay escenas que transmiten verdaderamente la alegría que Amelia sentía al volar y la motivación de toda su vida".

Se construyeron réplicas para los aviones que producción no pudo encontrar en perfectas condiciones –en concreto, el hidroavión Fokker que, con el nombre de "Friendship", fue con el que Amelia cruzó por primera vez el Atlántico, y el Lockheed Vega, con el que Amelia estableció muchos de sus récords–. A su vez, estas réplicas se hacían volar "virtualmente" mediante animación por ordenador, supervisada por el equipo de efectos visuales de la película de Mr. X, en Toronto. Dryburgh afirma: "Contando la película con unas secuencias de vuelo real tan excitantes, los vuelos recreados por ordenador tenían que ser espectaculares para estar a la altura, pero creo que el equipo de efectos visuales de Mr. X lo ha conseguido extraordinariamente".

Todos los paisajes que Dryburgh filmó por completo, tanto desde el aire como en tierra, en buena medida se resucitaron en un solo y enormemente diverso país: Sudáfrica, donde Nair había vivido durante tres años, y que proporcionó a producción no sólo clásicos aeropuertos art decó e interminables cielos, sino también medios para plasmar los ocho países distintos por los que viajó Amelia sin siquiera cruzar una frontera.

A Nair le seducía la idea de rodar en Sudáfrica. "Para mí era realmente emocionante poder rodar aquí", revela Nair. "Era la ocasión de rendir homenaje a un continente que amo y que nos brindó la extraordinaria inmensidad que necesitábamos para mostrar los viajes de Amelia alrededor del mundo".

La tarea de transformar un solo país en varios convergió en la responsable del diseño de producción Stephanie Carroll, con la que Nair ha trabajado repetidamente desde CUANDO SALÍ DE CUBA. "Stephanie y yo nos movemos entre India y América con mucha facilidad y también mucho cariño. Ella es capaz de ver lo que otros no ven, tiene una sensibilidad que otros no tienen, con una gran formación artística y siempre mirándolo todo con ojos nuevos", dice la directora. "En Sudáfrica, Stephanie simplemente emergió, nos facilitó una gran variedad de entornos para los distintos países y combinó elementos de la naturaleza con diseños sofisticados, de forma similar a lo que hizo Amelia en su vida".

Carroll tenía por delante una tarea impresionante. "Había que hacer mucha labor de investigación en muy poco tiempo", explica Carroll. "Tanto Mira como yo pensamos que los escenarios y el atrezzo deben de ser lo más exactos posible, y después partimos de esta premisa para dar respuesta a qué podía haber pasado o qué apariencia tenían realmente las cosas cuando nadie estaba allí para documentarlo. Hacer la película fue muy parecido a la vida de Amelia –que siempre estaba yendo de un lugar a otro, y nosotros también–, todo el tiempo estábamos de acá para allá, trasladándonos rápida y apasionadamente".

Cada escenario creado por Carroll estaba repleto de detalles que había extraído de lecturas sobre la nómada vida de Amelia, detalles escogidos para descubrir el territorio íntimo de esta eterna aventurera. "Cada elemento que aparece en pantalla debería, yo creo, reflejar la emoción del guión y de alguna manera, subliminalmente, el público debería sentirse próximo a Amelia o a la experiencia de volar", declara Carroll. "Mira aprecia verdaderamente la belleza y el diseño, por tanto, creativamente es muy gratificante trabajar con ella".

En Sudáfrica, el trabajo de Carroll consistió en transformar. Por ejemplo, uno de sus mayores retos era convertir un aeródromo cubierto de hierba situado en Transkei en la pista de aterrizaje de Lae, en Nueva Guinea, donde Amelia fue vista por última vez antes de desaparecer. "Encontrar el aeródromo apropiado fue más difícil de lo que uno se puede imaginar, porque hacer volar al Electra requería ciertas exigencias, y entonces simplemente nos limitamos a buscar el máximo equilibrio respecto a la precisión histórica entre lo que el avión necesitaba y lo que nosotros podíamos permitirnos", señala Carroll. "Optamos finalmente por un antiguo aeropuerto militar y transformarlo en un espacio con un ambiente mucho más tropical".

Esta misma clave rigió para el diseño de muchos de los históricos aviones. "Básicamente, fabricábamos aviones que ya no existen", dice Carroll. "Pero sabíamos que muchos aficionados a la aviación verían la película y, por tanto, ciertamente teníamos la responsabilidad de que fueran auténticos".

Para recrear el hidroavión Fokker F7 y el Lockheed Vega, los realizadores contaron con la ayuda del asesor visual Paul Austerberry, que supervisó la fabricación y construcción de todos los aviones clásicos. "Paul realizó un fabuloso trabajo y sin él no podría haberse hecho la película", dice Carroll.

Austerberry localizó en la fábrica Fokker de Holanda los diseños originales del F7, que sirvieron para adecuar la estructura y el fuselaje del avión, y a partir de algunas evidencias fotográficas concibió los pontones de 29 pies de largo empleados en el amerizaje. También utilizó para reconstruir la estructura del avión el fuselaje de un Lockheed Vega siniestrado, complementándolo con sus calibres originales. Además, Austerberry construyó una maqueta a tamaño natural del interior del Electra que se utilizó en algunas secuencias, aparte del "Hazy Lily".

Todo el proceso, dice Austerberry, fue como un curso de historia sobre los inicios de la aviación moderna. "La vida de Amelia abarca el nacimiento y el desarrollo de la capacidad de volar por parte del ser humano", apunta Austerberry. "Su primer avión tenía el fuselaje de madera y el último era un maravilloso y reluciente modelo art decó. Durante los pocos años que vivió, sucedieron cambios increíbles, y nosotros tuvimos la oportunidad de reflejar todo eso en pantalla".

También se reflejan muchos cambios en el trabajo de vestuario realizado por Kasia Walicka-Maimone, que dice que "la época y el personaje de Amelia eran un sueño hecho realidad para un diseñador de vestuario". Walicka-Maimone, que había colaborado previamente con Nair en CIEGOS DE AMOR, empezó documentándose con el ingente archivo fotográfico sobre Earhart, forrando las paredes, literalmente, de fotografías durante meses, mientras llevaba a cabo su proceso artístico. "Me rodeé de sus fotos y las estudié en profundidad, y empecé a sentir que conocía íntimamente a esa increíble mujer", afirma Walicka-Maimone.

Al contrario que en otras películas de época donde a veces la información es escasa, Amelia inundó a Walicka-Maimone con cantidad de datos sobre su vida. Después de todo, cuanto más se la fotografiaba, más empezaba Amelia a crear su propia imagen, desplegando su fuerza, capacidad y ansias de aventura, además de su sutil encanto femenino. "Teníamos imágenes de Amelia llevando todo tipo de prendas, desde su atuendo de aviadora hasta la ropa que usaba para hablar ante la prensa o sus elegantes vestidos de noche, y de todo ello en abundancia", observa la diseñadora. "Por lo tanto, Mira y yo tuvimos que seleccionar e ir buscando aquellas imágenes que definían esencialmente a nuestro personaje. Fue una colaboración constante entre Mira, Hilary Swank y yo misma".

Walicka-Maimone disfrutó especialmente indagando en la historia de los uniformes de aviación, descubriendo que, en los años 30, no había un traje estándar para las pilotos femeninas, lo que propició que Amelia fuera también una precursora en la moda. "Muchos de sus trajes de aviadora estaban diseñados por ella misma", advierte Walicka-Maimone. "Amelia introdujo muchas novedades interesantes: camisas francesas con mangas ajustadas al puño, pantalones ceñidos y su clásica chaqueta de cuero, hecha a medida e inspirada en las chaquetas militares de la época. Con esta chaqueta, Amelia inició su propia línea de moda".

En 1934, Amelia fundó Amelia Earhart Fashion Designs, presentando su línea de ropa en Macy’s. Su imagen era fácilmente reconocible –dinámica, lista para la acción, con una displicente y serena elegancia–, y ésa era la esencia que Walicka-Maimone perseguía.

Al final, el equipo de vestuario tuvo que partir de cero para crear la mayoría de la ropa porque el género vintage era demasiado frágil como para soportar el intenso ritmo de producción de la película. En sus diseños, Walicka-Maimone quiso combinar tanto la autenticidad de la época como la moda femenina del momento presente. "Queríamos que predominara un aire actual sobre la moda de los años 20 y 30, lo que a veces implicaba prescindir de detalles demasiado excesivos", declara la diseñadora. "Por ejemplo, intentamos hacer unos sombreros de los años 30 que resultaron tan extravagantes y llamativos que distraían la atención. Por lo tanto, lo que más me satisfizo fue crear un puente entre lo que llevaba Amelia realmente y la belleza del diseño realizado por Mira".

Nair dice que Walicka-Maimone caminó por el filo de la navaja con un equilibrio impresionante. "Kasia es una artista extraordinaria, exigente y siempre muy documentada sobre la época en la que está trabajando. El vestuario de Amelia no sólo es de verdad, también es el tipo de ropa que realmente le gustaría llevar a una chica moderna, que es todo lo que yo quería", manifiesta Nair. "No deseaba que la película fuera como un museo, sino que estuviera completamente viva".

Realzando el trabajo de vestuario está la labor de las responsables del maquillaje de Hilary Swank, Vivian Baker, y de peluquería, Ann Morgan. Swank resume: "Sin la colaboración de estas dos artistas –Vivian, que me procuró las hermosas pecas de Amelia, y Ann Morgan, que me hizo el corte de pelo– el personaje no habría existido".

Carácter. Eso es lo que subyace en el espíritu de todos los elementos que conforman Amelia, dice Mira Nair, surgiendo bien a través del diseño, las interpretaciones o la banda sonora de Gabriel Yared. Nair concluye: "Amelia trata sobre una mujer fuerte, apasionada, imprevisible, que amaba la vida y que tuvo grandes amores en su vida, tanto en tierra como en el aire. Como directora, me gustó disfrutar de las oportunidades que me brindó la realización de Amelia para crear un auténtico entramado del mundo y desarrollar la acción como no lo había hecho antes. Sobre todo, me gustó al hacer esta película poder mostrar aquello en lo que Amelia creía básicamente: que realmente podemos hacer cualquier cosa".

"Espero que el público se sienta tan motivado por Amelia como yo misma. Si tienes un sueño, no temas perseguirlo. Cree en ti mismo. Pero no olvides disfrutar mientras tanto", dice Hilary Swank.


Amelia: Cronología
24 de julio de 1897 – Amelia Mary Earhart nace en Atchison, Kansas. Su padre es abogado e inventor, pero también un alcohólico. Su madre es la primera mujer en ascender al Pike’s Peak, de Colorado.

3 de enero de 1921 – Unos pocos meses después de que las mujeres consiguieran el derecho al voto en América, Amelia empieza a tomar clases de vuelo con la aviadora Neta Snook.

15 de diciembre de 1921 – Amelia consigue su licencia de vuelo.

22 de octubre de 1922 – Amelia establece el récord femenino de altitud, elevándose a 14.000 pies de altura.

17-18 de junio de 1928 – Amelia se convierte en la primera mujer que cruza el Atlántico (como pasajera) en un Fokker F7 pilotado por Wilmer Stultz. A su regreso a Nueva York, Amelia es agasajada con un desfile, le otorgan la llave de la ciudad y es recibida por el presidente de Estados Unidos.

Octubre de 1928 – Amelia comienza a impartir una serie de conferencias organizadas por George Putnam para promocionar su primer libro: 20 horas, 40 minutos, lo que marca el inicio de su absoluta popularidad.

Agosto de 1929 – Amelia consigue el tercer puesto en la primera carrera aérea para mujeres, conocida como Powder Puff Derby, volando sobre su flamante Lockheed Vega. A medida que América va sumergiéndose en el difícil período de la Gran Depresión, Amelia se va convirtiendo en símbolo del espíritu americano y de la confianza en que todo es posible.

Noviembre de 1929 – Amelia ayuda a crear The Ninety Nines, la primera organización de aviadoras.

5 de julio de 1930 – Amelia establece el récord mundial de velocidad en categoría femenina en 181,18 millas por hora sobre un recorrido de 3 kilómetros.

7 de febrero de 1931 – George Putnam y Amelia Earhart contraen matrimonio en Connecticut.

8 de abril de 1931 – Amelia establece el récord femenino en autogiro ascendiendo a 18.415 pies de altura.

20-21 de mayo de 1932 – Amelia se convierte en la primera mujer y segunda persona que atraviesa el Atlántico en solitario. Recibe la medalla de oro de la National Geographic Society de manos del presidente Hoover y la Gran Cruz del Vuelo por parte del Congreso. Escribe su segundo libro, For The Fun of It, contando su viaje.

24-25 de agosto de 1932 – Amelia establece el récord femenino de velocidad en un vuelo transcontinental sin escalas.

Abril de 1933– Amelia es invitada a cenar con Franklin y Eleanor Roosevelt en la Casa Blanca, y lleva a la famosa Primera Dama en su primer vuelo nocturno, iniciándose una profunda amistad entre ambas.

Enero de 1934– Amelia opta ahora por el océano Pacífico y se convierte en la primera persona que vuela en solitario desde Hawai a California. Poco después, presenta su propia línea de moda en Macy’s.

11 de enero de 1935 – Amelia es pionera en volar en solitario por el océano Pacífico, entre Honololu y Oakland, y viaja en el primer avión civil equipado con emisora de radio.

19-20 de abril de 1935 – Amelia es la primera persona en volar en solitario desde Los Ángeles hasta Ciudad de México.

1 de junio de 1937– Amelia y Fred Noonan parten de Miami, Florida, para emprender un vuelo alrededor del mundo. Tras 22.000 millas de viaje, Earhart y Noonan son vistos por última vez en Lae, Nueva Guinea. El 2 de julio, dirigiéndose hacia la diminuta isla Howland para abastecerse de combustible, el "Itasca", el barco de los guardacostas estadounidenses, pierde contacto con Earhart y no vuelve a oír su voz. El presidente Roosevelt ordena una búsqueda masiva, que se suspende el 18 de julio de 1937. Dos años más tarde es declarada oficialmente muerta.