Anne-Marie vive en un mar de indecisiones; por un lado tiene una vida cómoda con su marido Gilbert, un rico cirujano plástico: tienen una bonita casa, una doncella, muebles caros... por otro lado, tiene un amante, Leo, con el que piensa fugarse a China y no sabe como decírselo a su marido.
Un día, Gilbert muere en un accidente de tráfico, lo que aparentemente la libera de sus ataduras. Hasta que su familia se instala en su casa volviendo a hacerla prisionera.