Sección Oficial a Competición en Cannes 2008.
Pablo Trapero (director)
Biofilmografía como director y productor
Pablo Trapero nació en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, en 1971. Realizó sus estudios como director en la Universidad del Cine (FUC), en Buenos Aires.
En 1996 coprodujo, junto a otros jóvenes directores, Pizza, birra, faso (1998) de Bruno Stagnaro y Adrián Caetano, Bonanza (En vías de extinción, 2001) de Ulises Rosell y El Descanso (2001) de Ulises Rosell, Rodrigo Moreno y Andrés Tambornino.
En 1999 estrenó su primera película, Mundo grúa, que participó en el Festival de Venecia (Premio de la Crítica), Rotterdam (Mejor Película), La Habana (Premio Especial del Jurado), Toulouse (Mejor Película), Friburgo (Mejor Película) y Buenos Aires (Mejor Director) y Mejor Actor (Luis Margani). Fue estrenada comercialmente en Estados Unidos y casi toda Europa.
En el 2000 realizó su mediometraje Naikor, y en paralelo empezó a trabajar en su segundo largometraje, El Bonaerense, que fue presentado en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2002. En septiembre de 2002 se estrenó en las salas comerciales, con una muy buena recepción de la crítica y del público.
Ese mismo año fundó Matanza Cine, su nueva compañía de producción, que se dedica a producciones de cine independiente tanto nacionales como coproducciones latinoamericanas y documentales.
En 2003 estrena Ciudad de María, de Enrique Bellande; el telefilm documental Sarasa, y coproduce y estrena comercialmente La mecha, de Raúl Perrone, presentada en el Festival de San Sebastián y Premio Especial del Jurado en Friburgo.
En el 2004 vuelve al Festival de Venecia con su tercera película, Familia Rodante, comenzando así un amplio recorrido de festivales.
En el 2005 produce Géminis, de la directora argentina Albertina Carri, película que clausura el Festival de Buenos Aires e inaugura su lanzamiento mundial en el Festival de Cannes de ese mismo año.
Paralelamente, realiza dos coproducciones con Latinoamérica: Mi mejor enemigo, de Alex Bowen (coproducción chileno-argentino-española); y Di buen día a papá (coproducción boliviano-cubano-argentina), dirigida por Fernando Vargas Villazón, ambas estrenadas comercialmente.
En 2006 estrenó Nacido y criado, su cuarto largometraje como director, en el Festival Internacional de Roma, con excelentes críticas, y Mbya, Tierra en rojo, documental dirigido por Philip Cox y Valeria Mapelman (coproducción entre Argentina y Reino Unido).
En el 2007-2008 produjo La rabia, cuarto largometraje de la directora Albertina Carri estrenado mundialmente en el Festival de Berlín. Realiza como director un telefilm documental, Intersección, en cárceles de la ciudad y realiza su quinta película como director, Leonera.
Filmografía como director (selección)
1995 - Negocios (cortometraje)
1999 - Mundo grúa
2001 - Naikor (mediometraje)
2002 - El Bonaerense
2004 - Familia rodante
2006 - Nacido y criado
2008 - Leonera
Notas del director
"Mira, papá, están pintados de color rosa", dijo Mateo cuando tenía cuatro años. Miré a un lado de la autopista y vi unos enormes bloques de cemento, módulos carcelarios. En efecto, uno de ellos tenía las paredes coloreadas.
Esas palabras de mi hijo acerca de los detalles cromáticos de las paredes fueron el origen de Leonera.
Módulos que albergaban a madres con sus hijos: hijos que habían perdido su libertad para estar cerca de sus madres; madres que harían lo que fuera por el bienestar de sus hijos incluso cuando la reclusión conspira contra ese derecho básico.
Todo ello se hacía difícil de entender. Es difícil encontrar respuestas claras para unas situaciones tan absurdas.
Mientras estábamos documentándonos, descubrimos que esa realidad es el producto de un esquema que se repite en los sistemas penitenciarios de muchos países, pero, curiosamente, no hay mucho acuerdo en la edad máxima para que un niño se críe en la cárcel. Algunos entienden que es de año y medio, durante la lactancia; otros, hasta que los niños tienen seis años; en Argentina, hasta los cuatro. Nuevas contradicciones pero una certeza, la de que la sociedad da la espalda a esta situación, porque en muy pocos países hay quien se atreva a levantar la voz para defender una posición. Es difícil ver a niños en prisión y es todavía más difícil legislar para esos niños inocentes.
Se podría soportar la desesperación contra la reclusión si, al menos durante unos segundos, llegara un sentimiento de esperanza y solidaridad. De esos breves instantes nacen historias que iluminan esas vidas: los muros y los barrotes pierden densidad y los funcionarios de prisiones se convierten en canguros.
Por todo ello, Leonera se propone construir, no sólo un cuento cinematográfico, sino una habitación para el debate y la reflexión.
La maternidad, la soledad, el amor, la reclusión y la esperanza son los ejes de esta película.
Pablo Trapero
LeoneraDirigida por Pablo Trapero