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El legado de Bourne cartel reducidoEl legado de Bourne(The Bourne legacy)
Dirigida por Tony Gilroy
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Escrita por Tony Gilroy y DAN GILROY (Acero puro, The Fall: El sueño de Alexandria) a partir de una historia de Tony Gilroy, los productores son FRANK MARSHALL (las tres entregas de Bourne, El curioso caso de Benjamin Button), PATRICK CROWLEY (las tres entregas de Bourne, Los otros dos), JEFFREY M. WEINER (El mito de Bourne, El ultimátum de Bourne) y BEN SMITH. JENNIFER FOX (Michael Clayton, Duplicity, Syriana), habitual productora de Tony Gilroy, se une a él en calidad de productora ejecutiva.

El equipo técnico está encabezado por el oscarizado director de fotografía ROBERT ELSWIT (Pozos de ambición, Misión imposible: Protocolo fantasma); el diseñador de producción KEVIN THOMPSON (Michael Clayton, Duplicity); el montador JOHN GILROY (Warrior, Michael Clayton); el compositor JAMES NEWTON HOWARD (Michael Clayton, Duplicity), y la diseñadora de vestuario SHAY CUNLIFFE (El ultimátum de Bourne, La joya de la familia). El director de la segunda unidad DAN BRADLEY (El mito de Bourne, El ultimátum de Bourne) vuelve a encargarse de las secuencias de acción, que se han convertido en el punto de referencia de las películas Bourne.

HENRY MORRISON (El mito de Bourne, El ultimátum de Bourne) y DOUG LIMAN (El caso Bourne, Sr. y Sra. Smith) son los otros dos productores ejecutivos del thriller de acción.


En busca de Aaron Cross: Llega el legado
Los creadores y productores de la franquicia Bourne se enfrentaban a un dilema si querían llevar a la pantalla una nueva entrega de la serie; al final de El ultimátum de Bourne, el protagonista se ve involucrado en un tiroteo en plena estación de Waterloo, en Londres. y en una persecución inigualable en las calles de Nueva York. Jason Bourne ya no tenía nada de secreto. El productor Frank Marshall lo explica de la siguiente forma: "¿Adónde iremos esta vez? Jason Bourne ya sabía quién era, no quería seguir con el engaño y prefería llevar otra vida. Era necesario crear otras circunstancias para que la historia siguiera adelante".

A pesar de la dificultad, Patrick Crowley, que produjo las tres entregas anteriores con Frank Marshall, reconoce que el interés demostrado por los seguidores fue decisivo para que la franquicia siguiera adelante. "Está claro que tocamos algo profundo en el espectador. Muchas personas nos decían que les encantaban las películas y querían saber cuándo se estrenaría la siguiente", dice el productor. "Si después de hacer tres entregas, te piden una cuarta, significa que has hecho algo que funciona".

En abril de 2010, varios meses después de que Paul Greengrass y Matt Damon decidieran no participar en este nuevo capítulo de la saga, los dos productores se pusieron en contacto con el arquitecto narrativo de la franquicia y le pidieron que pensara en una solución para seguir adelante. La idea interesó a Tony Gilroy, que aceptó buscar una forma de continuar con el vibrante mundo que había ayudado a crear y con el que había nacido un nuevo tipo de thriller de espionaje.

Varias semanas después, Tony Gilroy ya tenía un concepto de cómo seguir con las entregas. "Lo que separaba a Bourne de otras películas de acción era la complejidad del problema del personaje", explica el guionista. "La idea de un asesino que vuelve en sí, no recuerda nada de su oscuro pasado y acaba pagando un precio terrible por recuperar la memoria al darse cuenta de que no es la persona que creía ser, se convirtió en un motor irresistible. Y si el papel recae en un actor como Matt Damon, el conflicto podía traspasar la pantalla. La idea de seguir estaba bien, pero mientras no hubiera un personaje con un nuevo problema y con la misma fuerza, no podía haber guión. Cuando la última pieza encajó, cuando vi a Aaron Cross y su problema tan claramente como había visto a Bourne, entonces tuvo sentido continuar".

Tony Gilroy empezó a escribir un tratamiento al mismo tiempo que se sumergía en un proceso de investigación. Se concentró sobre todo en una agencia gubernamental estadounidense llamada DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency – Agencia de proyectos de defensa de investigación avanzada) que se ocupa de conseguir mejores soldados. DARPA, y su homóloga en los servicios de inteligencia, IARPA (Intelligence Advanced Research Projects Agency – Agencia de proyectos de inteligencia de investigación avanzada) financian numerosos programas de investigación dedicados a mejorar los rendimientos cognitivos y físicos de soldados y espías estadounidenses. Tony Gilroy dice: "No se hacen ensayos con drogas para la guerra. Pero hace mucho que desean soldados con más energía, un umbral del dolor más elevado y menos necesidad de sueño. Cualquier oficial de alto rango sueña con soldados que se curan, aprenden y procesan información más rápidamente. Hemos llegado a un punto en que la ciencia hace posible realizar este sueño de un modo impredecible y bastante aterrador".

Tal como ocurre en EL LEGADO DE BOURNE, DARPA y sus homólogos trabajan muy de cerca con la industria farmacéutica, investigadores médicos, Silicon Valley y otros para descubrir cómo convertir a los seres humanos en mejores soldados. Tony Gilroy descubrió que existía una relación pos 11 de septiembre entre la biología y la guerra. Se trata de todo un sistema financiado por el gobierno estadounidense que comprende a científicos que suelen trabajar para corporaciones gigantescas. De hecho, el sistema se ha extendido hasta tal punto que no puede ser controlado por ninguna agencia gubernamental estadounidense.

El guionista y director añade: "Fue un poco extraño documentarme para el guión. En realidad, más bien confirmaba mis sospechas, no descubría nada nuevo. Lo que me había parecido muy imaginativo en cuanto a Outcome, Candent y NRAG existía realmente. Todo lo que habíamos avanzado en la trilogía acerca de Treadstone y su base científica y médica era verdad. Solo quedaba plantear la pregunta de qué pasaría si algo salía mal".

Después de terminar el tratamiento de EL LEGADO DE BOURNE, Tony Gilroy pensó que sería una buena ocasión para volver a dirigir una película. A pesar de haber empezado su carrera profesional como guionista, Tony Gilroy es ahora un conocido realizador que ha dirigido dos largometrajes, Michael Clayton, en 2007, nominado al Oscar a la Mejor Dirección y al Mejor Guión, y Duplicity, en 2009, con Julia Roberts y Clive Owen.

Tanto los productores como el estudio estuvieron inmediatamente de acuerdo. "Fue absolutamente crucial para la película que Tony la dirigiera", dice Frank Marshall. "He trabajado con él en las tres anteriores, pero incluso en El caso Bourne supe que algún día dirigiría. Cuando estábamos en la sala de montaje, sus sugerencias, sus ideas para resolver problemas eran típicas de un realizador. Por eso no me sorprende que haya dirigido esta película".

Tony Gilroy recurrió a su hermano Dan, también guionista, para lo que sería su primera colaboración profesional. "Tony y yo colaboramos hace tiempo en varios guiones que no llegaron a rodarse", dice Dan Gilroy. "Seguimos el mismo proceso que antes. Primero trabajamos juntos en las líneas generales y luego intercambiamos escenas. Trabajamos siete días a la semana y muchas horas al día. Yo vivo en Los Ángeles y él vive en Nueva York. No discutimos, usamos lo que nos parece mejor".

Los dos guionistas ampliaron el tema que Tony Gilroy había investigado para el tratamiento, además de desarrollar la trama dramática. Dan Gilroy añade: "Esperamos que EL LEGADO DE BOURNE haga honor a su título porque aumenta la mitología de las entregas previas en una dirección inteligente, imaginativa y totalmente realista. Toda la tecnología que aparece en la película está en proceso de desarrollo o ya está siendo usada por los servicios de inteligencia estadounidenses. Lo más difícil fue crear un personaje tan particular, pero Tony ya lo tenía casi dibujado antes de que me uniera al proyecto. El viaje emocional de Aaron Cross siempre está en primer plano, aportando el elemento necesario a toda buena película de acción".

Frank Marshall se entusiasmó al leer el guión. Los hermanos Gilroy no solo habían sido capaces de crear una fascinante tela de araña, también era un homenaje al legado de Robert Ludlum. "Tony y Dan tuvieron una idea genial: expandir el mundo en el que se movía Bourne para ver qué más había y quién controlaba a quién", dice el productor. "Era la solución para que siguiera creciendo el mundo que descubrimos a través de Jason Bourne sin impedir la entrada de nuevos personajes, y teniendo una visión aún mayor".

Patrick Crowley está de acuerdo en que el director y su hermano dieron en el clavo, y alaba el hecho de que fueran capaces de conectar todos los cables sueltos en ese mundo cada vez más amplio: "Tony está obsesionado con los servicios secretos. Lo vive. Siempre se pregunta en qué pensarán, qué harán, qué relaciones tenemos con las organizaciones secretas. Me pareció maravilloso que el guionista, el alma de las películas, decidiera dirigir esta nueva entrega".

El guión, como en las anteriores películas, se aleja de la trama de las novelas de Robert Ludlum, que giraba en torno a la Guerra Fría, pero conserva los temas de la conspiración y de los programas gubernamentales secretos. Según el productor Ben Smith, la película era la oportunidad perfecta para ampliar la idea del novelista, que falleció en 2001. "Las novelas de Robert Ludlum y esta franquicia se centran en el poder del individuo", dice. "En una época donde solo parecen existir los intereses corporativos, de multinacionales y gobiernos, estas películas nos hacen sentir que podemos hacer algo".

Jeffrey Weiner, el cuarto productor, también está convencido de que Tony Gilroy era el director idóneo para esta nueva entrega: "Es una de las pocas personas que ha estado involucrada en toda la serie desde el principio. Sus conocimientos del mundo de la franquicia son muy valiosos y creo que ha aportado a la película exactamente lo que espera el espectador de una nueva experiencia Bourne".

Sobre la facilidad con que Tony Gilroy mezcla la acción y el suspense con el más puro dramatismo, la productora Jennifer Fox dice: "Mientras Tony escribe el guión, imagina la película hasta el último detalle. Además, siempre le empuja el deseo de aplicar el drama humano. La profundidad de sus complejos personajes nace de su necesidad de ser honrado con los personajes y con las escenas".


Dime cómo te llamas: El reparto del thriller de acción
Tony Gilroy sabía que era crucial encontrar al actor idóneo capaz de dar vida al nuevo personaje. "Todo lo demás puede conseguirse de un modo u otro", dice, "pero la actuación es la magia que hace una película. Lo aprendí hace mucho tiempo".

Los cineastas se inclinaron por Jeremy Renner, nominado a un Oscar, que se siente igual de cómodo en el drama que en la acción. "Jeremy es un actor asombroso porque es un ser complicado", comenta el director. "Es tierno y duro a la vez y sabe comunicarlo cuando interpreta". Y añade que admira al actor desde hace tiempo: "He visto En tierra hostil nada menos que 18 veces. Puede decirse que está molecularmente involucrado en todo lo que pasa en cada momento. Su integridad como actor, su sensatez y lógica, su elevada inteligencia le convierten en el primo hermano de Bourne".

Si los cineastas estaban preocupados por si Jeremy Renner sería capaz de transformarse en una estrella de acción, no tardaron en tranquilizarse. De hecho, el director describe al protagonista como un "atleta del cine": "Jeremy llegó en un punto culminante de forma física. Podía hacer cualquier cosa. Se le daba tan bien que la empresa de seguros empezó a ponerse muy nerviosa".

"Jeremy es un actor de gran intensidad e inteligencia", recalca el productor Ben Smith. "Sale literalmente de la pantalla, agarra al espectador y le lleva a un viaje inigualable".

Después de dos nominaciones al Oscar por En tierra hostil y The Town, ciudad de ladrones, Jeremy Renner se convirtió en héroe de acción en Misión imposible: Protocolo fantasma y en la taquillera Marvel Los vengadores. El actor reconoce ser un admirador de la franquicia Bourne y de la interpretación del protagonista: "Lo que consiguieron Matt Damon y los anteriores directores es absolutamente genial. En ningún momento se trata de sustituir a Matt, ni se me ocurriría. No tendría ningún interés intentar meterme en la piel de su personaje. Matt es el rostro de Jason Bourne y siempre lo será. Me gustó el guión porque me pareció una forma muy interesante de seguir y homenajear a la historia".

Aunque Aaron Cross pertenece a un mundo paralelo al de Jason Bourne, ignora la existencia del primer agente. El actor dice: "No se conocen, lo que ofrece una faceta adicional para comprender por qué estos supersoldados son como son. Espero poder aportar un nuevo punto de vista".

Jeremy Renner añade que EL LEGADO DE BOURNE mantiene el tono realista de las tres entregas anteriores: "Seguimos sin entrar en el mundo de los efectos digitales y de las explosiones espectaculares. Todo lo que se ve es auténtico. Por eso me pareció muy importante encontrar el lado sensible de mi personaje". Enseguida supo que el concepto también interesaba al director y a los productores. "Todo lo que pasa en la película debe ser creíble", sigue diciendo. "Da igual la dificultad de la escena, debe basarse en la realidad, la verdad y la posibilidad científica. Rodar en un entorno semejante facilita la tarea del actor".

Al contrario de Bourne, el agente Aaron Cross sabe perfectamente quién es y dónde empezó todo: al caer herido en Oriente Próximo unos años atrás. Después de escapar del Yukón, regresa a Estados Unidos en busca de la única persona que puede ayudarle a seguir con vida, la Dra. Marta Shearing, uno de sus pocos contactos en el programa Outcome.

Hablando de otro problema que surgió con la primera película, el productor Patrick Crowley dice: "Una de las grandes dificultades fue encontrar a la protagonista femenina. Dado el ritmo y la intensidad de la película, no hay tiempo para construir una relación; además, acercarse a Bourne suele significar la condena a muerte. Pero al empezar desde cero, hemos podido cambiar eso".

Sin embargo, el papel de Marta Shearing no solo exigía una actriz de talento, sino que también pudiera someterse a unas exigencias físicas muy duras. Tony Gilroy dice: "Marta es una dedicada científica con una buena dosis de caos emocional en su vida privada. Hasta ahora ha preferido ignorar las contradicciones morales de su trabajo en el programa Outcome, pero cuando todo explota, se encuentra en una situación durísima, una de las más duras que he escrito para un personaje. Al final de la película no solo sobrevive, sino que se defiende como la mejor. Es un papel muy exigente".

Fue una gran alegría para el director y los productores cuando Rachel Weisz, conocida por sus interpretaciones en películas como El jardinero fiel, The Lovely Bones/Desde mi cielo y The Whistleblower, les comunicó estar dispuesta a hacer el papel. "El nivel de credibilidad de la saga es muy alto", dice el guionista, "y Rachel nos dio mucho más de lo que esperábamos. Sabía que era una gran actriz, y aun así me quedé atónito al ver lo que aportó a la película. Reconozco que cada día superaba mis expectativas".

Marta es una adicta al trabajo, dedicada en cuerpo y alma a sus innovadoras investigaciones bioquímicas en un laboratorio secreto situado en Maryland. "Es una gran científica y está convencida de que trabaja por el bien del país", dice Rachel Weisz, hablando de su personaje. "Pero también es consciente de que su trabajo es moralmente ambiguo". El hecho de que Marta prefiera ignorar las posibles consecuencias de sus pruebas en pacientes intrigó a la actriz: "El personaje me habría interesado menos si solo hiciera el bien y salvara al mundo. Sin embargo, lo que hace es más que dudoso".

Pero la vida de Marta cambia radicalmente cuando dan la orden de cerrar el programa Outcome y pasa a ser considerada como una molesta prueba que debe eliminarse cuanto antes. Aaron Cross, al que ha examinado en numerosas ocasiones durante cuatro años, pero al que apenas conoce, aparece justo a tiempo para salvarla. Los dos se unen por necesidad. "La idea de irse con él no convence a Marta, pero no tiene otra salida", explica la actriz. "Las personas que representan la ley y el orden acaban de intentar matarla. Sabe mucho de ciencia, pero huir de la policía se le da fatal".

Aaron Cross y Marta Shearing emprenden la huida, perseguidos por los sistemas de vigilancia, espionaje y militares más desarrollados del mundo. "Los dos son totalmente diferentes", sigue explicando Rachel Weisz. "Marta y Aaron no han recibido la misma educación, no tienen nada en común, pero dependen el uno del otro. Su historia es fascinante".

Durante el rodaje, tanto en Nueva York como en el Extremo Oriente, la actriz descubrió que Jeremy Renner y ella tenían el mismo enfoque a la hora de trabajar. "También somos muy diferentes en la vida real, pero trabajamos de un modo similar", dice. "Jeremy es muy libre, muy atrevido. Es maravilloso trabajar con él y he disfrutado de cada minuto". Añade que el realizador tenía un lado rebelde: "Tony no tiene miedo a nada, tipo ‘id al encuentro del caos y del abandono’, y eso es lo mejor para actuar. No es un guionista/director a la usanza, y me alegro formar parte del equipo".

Para el papel del coronel retirado Eric Byer, el implacable jefe del NRAG, la organización que está detrás del programa secreto para formar agentes y que dio sus primeros pasos con el programa Treadstone y que ahora se ocupa de Outcome, los cineastas escogieron a Edward Norton, nominado por la Academia de Hollywood. Antes de que Outcome sea revelado al mundo, Eric Byer prefiere cerrarla y volver a empezar desde cero.

La productora ejecutiva Jennifer Fox cree que el personaje de Byer ilustra a la perfección el enfoque matizado de Tony Gilroy: "Tony explora la forma en que las personas en el seno de una organización se permiten comportamientos nada escrupulosos. Son antagonistas difíciles y poderosos porque están convencidos de que actúan por el bien de todos. De pronto, la habitual lucha entre el individuo y la máquina se hace mucho más complicada y realista porque ha sabido dramatizar la realidad de la motivación individual".

Tony Gilroy explica la importancia del enemigo: "Se trataba del cerebro que da su razón de ser a toda la saga. Íbamos a presentar al hombre que lleva doce años sentado, observando cómo la CIA lo estropea todo. Para eso necesitábamos a un actor de primera con mucho peso. Un actor capaz de transmitir las ideas de Eric Byer sin que parecieran totalmente monstruosas. El personaje cree ser una de las pocas personas capaz de llevar el peso moral de unas actuaciones oscuras aunque necesarias para la seguridad de su país".

Edward Norton habla de su interés por una historia arraigada en los programas secretos financiados por el gobierno: "El tema se repite en las películas de Tony, es muy actual e inteligente. Ha indagado cómo las grandes corporaciones penetran cada vez más en la cultura. Me gustó que dejara claro que el poder se ejercita desde el nexo entre corporaciones y gobierno… y se preguntara quién trabaja para quién".

"Hay algo de negativo en la forma en que el sistema corporativo afecta a la cultura, y en cómo se ejerce el poder desde las corporaciones y el gobierno. Todo lo que ha hecho Tony gira alrededor de eso, y sentía curiosidad por saber en qué dirección llevaría esta historia".

Asimismo, le parece bien que la moral de los personajes creados por Tony Gilroy no sea totalmente clara. Eric Byer decide borrar Outcome del mapa y está convencido de que hace bien. "Los personajes de la película se basan en matices de grises", explica el actor. "El mundo de Tony no se divide claramente en héroes y villanos. Todos han hecho ciertas concesiones y han racionalizado estas concesiones, mi personaje más que nadie, pero también el de Rachel e incluso el de Jeremy. Se interesa por saber qué formas tiene el sistema de torcer los ideales y los mejores impulsos de las personas".

Frank Marshall admira la habilidad de Edward Norton dando vida a un personaje que se mueve en la delgada línea que separa al patriota del verdugo implacable y que ve a Bourne como una peligrosa epidemia que debe erradicarse. El productor dice: "Edward es impresionante. Es un actor espectacular y hace una interpretación genial del ‘malo’ de la historia. Pero es mucho más que eso, es el hombre que va a por Aaron Cross. Ya nos hemos encontrado con varios como él en el pasado, pero Eric Byer es especialmente despiadado".

Para dar vida a las personas que trabajan con Eric Byer, los científicos, agentes y expertos en vigilancia que persiguen a Aaron y a Marta desde el centro de operaciones en Nueva York, Tony Gilroy escogió a actores de la escena teatral neoyorquina. "Tony es de Nueva York", dice Patrick Crowley. "Conoce muy bien a los actores de teatro y de cine de la ciudad, y nos pareció una muy buena idea buscar a nuestros intérpretes allí".

DONNA MURPHY ("Passion" y "El rey y yo", en Broadway), galardonada con un Tony, es Dita, la entregada mano derecha de Byer. "Es su copiloto", dice la actriz. "Ha trabajado en la CIA y es una magnífica científica. Parte de su labor consiste en estar sincronizada con Byer para tenerlo todo listo cuando éste lo necesite".

MICHAEL CHERNUS, ganador de un Premio Obie, es Ingram, y COREY STOLL, que también trabaja habitualmente en Broadway, es Vendel.

Aaron y Marta siguen sin aparecer, pero las filtraciones acerca de la investigación que lleva a cabo un subcomité gubernamental no mejora la tensa atmósfera de la sala desde la que operan Byer y su gente. A la persona que peor le sienta tal vez sea Terry Ward, ya que dirige una empresa íntimamente relacionada con el programa Outcome. Dennis Boutsikaris, premiado con un Obie, interpreta al oscuro personaje y describe la relación entre Ward y Byer como tensa y agresiva. "Ward quiere creer que está por encima de Byer, pero no es así", dice el actor. "Desea ser un líder, pero no posee ninguna de las cualidades necesarias para ello".

Siguiendo la sugerencia de Tony Gilroy, el actor aceptó cortarse el pelo y afeitarse la barba para encajar mejor en el papel del impecable presidente de una corporación.

La tensión sube en el centro de operaciones y Ward se enfrenta al imponente almirante Turso, interpretado por el veterano actor Stacy Keach, que describe a su personaje como "un patriota y un hombre con mucha autoridad". Turso usa frases complicadas para dirigirse a su equipo, aunque su significado es muy claro. El actor dice: "Tony tiene mucho talento y lo demuestra creando un idioma específico para la historia. Es un lenguaje inteligente, humano y muy especial. Para que funcione, debe parecer totalmente natural y ser usado sin el menor atisbo de melodrama".

Stacy Keach reconoce que las escenas con Turso, Byer y el equipo de NRAG fueron muy interesantes. "Lo que más me gusta de esta franquicia es el asombroso equilibrio entre acción, aventura, intriga y suspense", dice. "Luego hay dos entornos perfectamente separados: el exterior, donde se mueve Cross, y el interior, la sala de operaciones, y esto permite mantener una tensión continua".

Otros dos miembros nuevos de esta entrega son OSCAR ISAAC y LOUIS OZAWA CHANGCHIEN. Oscar Isaac describe la relación de Nº 3 con Cross como un western: "Mi personaje lleva viviendo un mes en una cabaña perdida en las montañas sin contacto con el mundo exterior, con excepción de entregas periódicas por aviones no tripulados". Cuando Cross llega con varios días de antelación a la base de Nº 3, este empieza a sospechar que pasa algo, y Cross tampoco se fía de él. "Son como dos perros que acaban de encontrarse", dice el actor. "Se rodean, se huelen. No están seguros y es una situación muy peligrosa".

Pero Nº 3 no es el único que debería preocupar a Cross (por cierto, el Nº 5). Eric Byer no lo apostó todo por Outcome y tiene un plan alternativo llamado LARX.

Para que Louis Ozawa Changchien interpreta a Larx-3, un agente con base en Bangkok, era primordial que no tuviera vértigo. "Larx es el superatleta de los agentes", dice, riendo, el actor de teatro que tuvo un papel en Predators. Para prepararse, se trasladó de Nueva York a Los Ángeles, donde trabajó durante varias semanas con DAN BRADLEY, el director de la segunda unidad. Aprendió las bases del parkour o arte del desplazamiento, a saltar desde grandes alturas y realizó un cursillo intensivo de especialista de coches, lo que le sería de gran ayuda para las escenas de persecución en las populosas calles de Manila.

Los seguidores de la serie disfrutarán viendo cómo reaparecen brevemente varios personajes de las primeras entregas, como Albert Finney en el papel del Dr. Albert Hirsch; Joan Allen como Pam Landy; David Strathairn como Noah Vosen, y Scott Gleen como Ezra Kramer.


Rodando por el globo terráqueo: Localizaciones y diseño
En noviembre de 2010, mientras escribía el guión, Tony Gilroy recorrió los lugares donde transcurriría la historia, como había hecho para las entregas anteriores. Desde las Rocosas en Canadá, al sureste de Asia, adaptó la acción a lugares concretos. "Lo mejor es subirse a un avión para visitar lugares impresionantes y verlos de otro modo", dice, "desde el punto de vista de las películas Bourne".

Según Patrick Crowley, que acompañó en una ocasión a Tony Gilroy, la serie también es única porque enseña partes del mundo que no suelen verse en el cine. Recuerda: "El caso Bourne fue una de las primeras películas de Hollywood rodadas en Berlín, y antes solo se habían filmado un par de películas en Moscú".

EL LEGADO DE BOURNE no sería una excepción. Tony Gilroy decidió ampliar el horizonte más allá de Europa, donde se desarrolla gran parte de las tres entregas anteriores. "Pat y yo recorrimos el sureste de Asia para encontrar el lugar perfecto", dice. "Solo después construí la acción para que se adecuara al sitio. Siempre lo hemos hecho así, y es una de las razones que hacen especiales a las películas. No hay una sola secuencia de acción que no haya sido escrita específicamente para el lugar donde se ha rodado".

EL LEGADO DE BOURNE pasa de Washington DC y Manhattan, a Alaska y el sureste de Asia, sin que Tony Gilroy pierda el espíritu de la saga. "Debe parecerse al mundo en que vivimos", explica. "Vamos a sitios exóticos, pero nunca son glamurosos en nuestras películas. Es un enfoque realista de la acción que gusta, y eso no ha cambiado".

El productor Jeffrey Weiner habla de la atención por el detalle del guionista y director: "Algunos decorados de la película no son lugares donde la gente suele ir habitualmente, pero mostrarlos tal como son, con toda su dureza, ofrece una perspectiva que no aparece en las guías de viaje".

El diseñador de producción Kevin Thompson y el oscarizado director de fotografía Robert Elswit, que ya habían trabajado previamente con Tony Gilroy en Michael Clayton y Duplicity, le ayudaron a crear el estilo visual de la película.

Hablando de Kevin Thompson, el realizador dice: "Kevin tiene en su haber una serie de importantes películas y sellamos nuestra colaboración con Michael Clayton y Duplicity. Sin embargo, con EL LEGADO DE BOURNE, los espectadores se darán cuenta de que no existe el reto que no pueda superar. En esta película, el diseño de producción era enorme, e iba desde grandes decorados construidos en platós, hasta rodar en Manila, con todo lo que representa una ciudad así. A eso debemos añadir la obligación de ceñirse al más absoluto realismo. Fue una película muy complicada, pero pudo con todo".

Tony Gilroy se sentía feliz con la idea de volver a trabajar con Robert Elswit: "He rodado tres películas con Robert y no puedo imaginar una colaboración mejor. Tiene una notable mezcla de experiencia, libertad imaginativa y resistencia. Menos mal que ya habíamos pasado momentos duros juntos antes de esta película, porque no imagino rodar algo tan largo y tan enorme con alguien que no estuviera cien por cien conmigo".

Pero por muchas escenas que rodaran Robert Elswit y el director de la segunda unidad Dan Bradley, sin montaje no habría película. Otro miembro de la familia Gilroy se unió al equipo, el montador John Gilroy, que colaboró con el realizador en sus dos últimas películas. Hablando de la relación profesional con su hermano, el montador dice: "Trabajo con Tony como hago con otros directores. Intento entender su visión y estar en la misma onda. Si consigo apoderarme de esa visión, entonces dispongo de la brújula perfecta para guiarme en la sala de montaje. Con Tony, ese entendimiento que surge en ocasiones entre el director y el montador apareció enseguida y ha permanecido desde entonces. En general, estamos totalmente de acuerdo".

Tony Gilroy añade: "John es una máquina. Es una película compleja que no fue rodada en orden cronológico. El ritmo es tremendo y rodamos muchísimo metraje. Es esencial saber exactamente dónde se está en cada momento. Pero John no se limita a cortar y revisar el material mientras rodamos; empieza a construir las secuencias a base de escenas sumamente detalladas. Es un cineasta consumado. No me imagino hacer una película como ésta sin contar con él".


Salas de operaciones y mansiones "sureñas": el rodaje en Nueva York
Después de filmar dos días en Seúl, Corea del Sur, el rodaje propiamente dicho arrancó en los estudios Kaufman Astoria en Queens, Nueva York, donde se rodaron todos los interiores de la película. Se empezó con las escenas de Byer y su equipo en el centro NRAG, en Virginia, donde el coronel intenta minimizar el daño causado por las revelaciones de Bourne. El equipo de Kevin Thompson construyó la sala de control, un pequeño anfiteatro donde el equipo de Byer permanecerá durante varios días.

Los estudios Kaufman también albergaron el laboratorio donde trabaja Marta. Sin embargo, el mayor decorado del que debió encargarse el diseñador tenía una altura de tres pisos y estaba construido en el mayor plató de los estudios. Se trataba del hogar de Marta en los bosques de Maryland. "Empezamos buscando una casa de verdad que encajara con lo que buscábamos", dice. "Tony quería algo que se acercara a una casa de cuentos; una pequeña mansión en mal estado que Marta había comprado cuando vivía con alguien y que esperaba poder restaurar algún día".

La casa es el punto de partida del viaje de Marta y Cross, y el lugar donde ambos se dan cuenta de que deben hacer fuerza común. "Encontramos una casa mágica en el valle del Hudson, a unas dos horas y media de Nueva York", recuerda Kevin Thompson. "Fue construida en 1815, era romántica y pintoresca. Habíamos visto unas 150 casas, pero ésta era, con diferencia, la que más nos atraía".

Sin embargo, la Casa Plumb-Bronson en Hudson, estado de Nueva York, necesitaba una remodelación mucho mayor que la de Marta. "Unas seis semanas antes del comienzo del rodaje, nos denegaron el permiso de rodaje", recuerda el diseñador. "La estructura no podía aguantar el peso del equipo y de las máquinas".

Fue entonces cuando Kevin Thompson y su equipo empezaron a recrear hasta el más mínimo detalle del interior de la casa: los vestíbulos y salones, la magnífica escalera elíptica de tres pisos, la pintura desconchada y descolorida de las paredes. Aunque no contaban con ello, la recreación de la casa de Marta en un plató ofreció varias ventajas, como una mayor flexibilidad para la iluminación y la colocación de la cámara. El equipo se trasladó a Hudson para rodar los exteriores de la casa.

Otras localizaciones en Nueva York incluyeron el aeropuerto JFK, la imprenta del The New York Times en Flushing, la Federal Plaza en Manhattan, así como zonas residenciales en Syosset y Old Westbury en Long Island.


Las heladas aguas de Calgary: filmando los agrestes parajes de Canadá
Una vez terminado el rodaje de doce semanas en Nueva York, los actores y el equipo técnico se trasladaron a un entorno hasta ahora desconocido para la saga Bourne, un lugar deshabitado y agreste. Durante dos semanas, en diciembre de 2011, se rodó en Kananaskis, donde hay varios parques nacionales conocidos por sus espectaculares parajes, situados en las Rocosas canadienses al oeste de Calgary. Estos paisajes se convertirían en el Yukón, donde Cross se encuentra al empezar la película. El productor Patrick Crowley dice: "Cross no sabe realmente por qué le han mandado allí, quizá le estén castigando por algo. No sabe muy bien qué hizo, pero está claro que se trata de una especie de prueba".

"Sobrevolamos mucho terreno en helicóptero", recuerda Kevin Thompson, que buscaba un lugar en medio de las montañas, con un lago helado, un río con una orilla lo bastante ancha para construir una cabaña, una zona boscosa y una cascada. "Buscamos por todo Canadá y acabamos encontrándolo casi todo en un radio de 45 kilómetros alrededor de Kananaskis".

Pero quedaba un elemento que nadie podía controlar, la nieve. "El director de localizaciones, que ha rodado cientos de películas en la zona, nos avisó de que no podía garantizar que estuviera nevado", explica Patrick Crowley. "Así que alquilamos máquinas de nieve artificial". Pero tuvieron suerte, hubo una buena nevada justo a tiempo para el rodaje. El productor sigue diciendo: "Al día siguiente de irnos, sopló viento del sur y toda la nieve se derritió. Menos mal que habíamos terminado".

EL LEGADO DE BOURNE empieza con una imagen que recuerda a El caso Bourne: un hombre flota en el agua visto desde abajo. Pero al contrario que Bourne, no está herido. Al cabo de un momento, Cross revela su tremenda resistencia: se ha zambullido en aguas heladas para recuperar un bote que se encuentra al pie de una cascada gélida.

Para rodar la escena era de suma importancia asegurarse de que el actor estuviera a salvo. "En cuanto vimos el lugar nos preocupamos", dice Patrick Crowley. "Un helicóptero trajo un jacuzzi; instalamos una tienda con calefacción; había una ambulancia y tres personas especializadas en hipotermia".

El plan era rodar parte de la escena en Canadá. Vestido con un traje isotérmico, Jeremy Renner estaría metido en el agua hasta la cintura. Justo antes de empezar a filmar, el actor se quitó la parte superior del traje y dijo: "Bien, ¿de verdad estáis preparados?", recuerda el productor. "Vale, vamos allá". Y Jeremy Renner se sumergió en el agua helada para que se pudiera rodar la toma de Cross saliendo del agua. Por suerte, no hubo que repetir la toma.

Jeremy Renner estaba decidido: "Cuando hace tanto frío, da igual que sean menos diez o menos dieciocho grados". Lo único que le molestaba realmente era no saber de antemano a qué debía atenerse. "Me estresó mucho no poder prepararme. Se puede ensayar un salto, un truco. Pero aquí solo se trataba de pasar frío. No me quedaba más que la preparación mental. Y la verdad, no fue tan terrible. Los momentos previos fueron mucho peores".

En la primera secuencia de la película, Aaron Cross lleva un traje parecido al de los escaladores, una figura solitaria en la inmensidad vacía de Alaska. La diseñadora de vestuario Shay Cunliffe dice: "El traje es rojo anaranjado; los escaladores que se aventuran solos saben que deben llevar trajes especiales muy visibles por si deben ser rescatados. Es lo opuesto a ir de incógnito".

Al llegar a la cabaña donde está el otro agente, una más que desagradable sorpresa espera a Cross, de la que apenas consigue salir vivo. Convertido en el objetivo de la tecnología más sofisticada del momento, regresa a Estados Unidos en busca de Marta, uno de los pocos contactos dentro del programa que quizá no intente matarle. Juntos llegarán al sureste de Asia.


Desatado en el sureste de Asia: una carrera por Filipinas
Durante la preproducción, Tony Gilroy y Patrick Crowley recorrieron Ciudad Ho Chi Minh en Vietnam, Yakarta en Indonesia y Manila en Filipinas. Finalmente se decidió rodar en Manila ya que la ciudad había acogido importantes películas de Hollywood en otras ocasiones. Por ejemplo, Apocalypse Now, Platoon, Nacido el cuatro de julio y Sueños rotos se rodaron en Filipinas en los setenta, ochenta y noventa del siglo pasado. "Tienen 25, 30 años de experiencia, más una tremenda infraestructura por todas las películas que se rodaron allí acerca de Vietnam", explica Tony Gilroy.

El productor y el director le pidieron a LOPE V. JUBAN JR, presidente de los Philippine Film Studios, que les enseñara Manila. Conocía todos los decorados interesantes y sus contactos en la administración podían ser de vital importancia para conseguir los permisos de rodaje en las calles de la ciudad.

Curiosamente, EL LEGADO DE BOURNE es la primera película de Hollywood en la que Manila aparece como Manila. "Filipinas ha hecho las veces de muchos países, Tailandia, Indonesia, Vietnam, Panamá", dice Lope V. Juban, "pero por fin se enseña Manila como tal, de lo que nos alegramos mucho".

El rodaje en Manila empezó en el barrio de San Andrés, cuyas destartaladas casas y estrechas callejuelas son típicas de los barrios populares de Manila, donde los vecinos han ido añadiendo habitaciones a sus casas según iban necesitándolas. Cross y Marta encuentran un escondite seguro en este laberinto de callejuelas cruzadas por decenas de cables eléctricos, decoradas con ropa tendida y llenas de olores de todo tipo.

Aquí es donde Aaron Cross se deja caer desde una altura de tres pisos entre dos edificios para salvar a Marta cuando esta se ve arrinconada por la policía. El lugar debía ajustarse a unos requisitos muy específicos, por lo que Kevin Thompson y su equipo construyeron el decorado y lo bautizaron como "la sima".

El diseñador de producción lo explica: "Necesitábamos un espacio de unos 35 metros de largo, de 50 a 60 centímetros de ancho y una altura de un piso y medio para que la caída funcionara. Además de eso tenía que gustar estéticamente a Tony. Debían caber Jeremy, los especialistas, la cámara y el brazo de la grúa. Hubo que arreglar el entorno más inmediato. Fue un decorado muy complicado".

El equipo de Kevin Thompson construyó una pared al lado de otra existente. A continuación, en vez de "envejecer" la pared nueva, consiguieron madera usada de las casas y a cambio construyeron paredes nuevas. "Íbamos de casa en casa, ofreciendo rehacer paredes y tejados de zinc si nos daban los materiales viejos", recuerda el diseñador. De hecho, el equipo artístico rehizo más de cincuenta tejados en malas condiciones para el rodaje de una secuencia de persecución.

Además del barrio de San Andrés, la película está rodada en el aeropuerto internacional Ninoy Aquino; en el histórico barrio Intramuros, conocido por su arquitectura colonial española; en el Club de Yates de Manila; en el mercado Marikina, y en la estación de tren en Pasay City. El equipo cogió un avión a El Nido, en la asombrosa isla de Palawán, para rodar unas escenas en las magníficas islas del mar de China. Estas islas, cuyos acantilados de piedra caliza emergen directamente del mar, suelen asociarse a los paisajes de Tailandia y de Malasia.

En Palawán, Kevin Thompson descubrió un barco de pescadores de 35 metros de largo, el Sabrina, que se utilizó para una escena clave. Este tipo de barcos salen para campañas de tres meses y albergan hasta veinte personas, más pollos, cabras y cerdos. "Lavamos el barco a presión porque olía terriblemente mal", recuerda el diseñador. "Volvimos a decorarlo sin que perdiera la autenticidad". A pesar de sus esfuerzos, se acabó rodando con parte de los residentes habituales del barco: una nada menospreciable población de ratas.

También se filmó durante varios días en el puerto pesquero de Navotas, conocido como la capital del pescado de Filipinas, situado al norte de la bahía de Manila. Al atardecer, el mercado de 300 metros de largo y 60 de ancho abre sus puertas y vende más de 100.000 peces cada noche. Y cada mañana mientras duró el rodaje, el equipo de Kevin Thompson retiraba lonas, añadía claraboyas y postes, además de limpiar el suelo para que el olor a pescado no fuera tan tremendo y los especialistas pudieran trabajar con menos riesgo.


Acción y proezas: Las escenas peligrosas
Una película de Bourne no merecería su nombre si la acción no fuera trepidante. Sin embargo, el productor Frank Marshall quiere dejar algo claro: "En todas las entregas hemos seguido la misma regla, no queremos acción solo porque sí. No se trata de que haya una pelea o una persecución cada diez minutos. Hay acción si lo requiere la historia. Es lo que convierte a esta serie en única; las situaciones llevan a una escena de acción, de persecución, pero de forma coherente dentro del desarrollo de la historia".

El cerebro que hay detrás de las escenas difíciles y peligrosas es Dan Bradley, director de la segunda unidad, que también creó la acción de El mito de Bourne y El ultimátum de Bourne. Una vez acabado el rodaje principal en Palawán a principios de febrero de 2012, la segunda unidad se quedó otro mes en Manila. Jeremy Renner y Rachel Weisz regresaron para rodar las escenas de acción.

Jeremy Renner es el primero en reconocer que las escenas de acción no resultaron nada fáciles: "Fue un trabajo muy exigente. Por suerte, muchos de los coordinadores de especialistas y Dan Bradley habían trabajado en Marvel Los vengadores y en otras tres películas en las que yo había trabajado de forma consecutiva antes que en esta. Aprendí a batirme para Los vengadores y me vino muy bien".

"Dan Bradley ha contribuido en gran parte al éxito de las películas de Bourne", dice Patrick Crowley. "Al público le gustan los exteriores, los personajes, pero le encanta la acción. Para estas películas, Dan inventó secuencias de acción que no se habían visto antes y que desde entonces han sido imitadas".

Tony Gilroy tampoco se queda atrás alabando al director de la segunda unidad: "Dan es el Miguel Ángel de la acción. Es un hombre asombroso, un loco imaginativo que ha sabido encontrar una profesión genial y hace quedar de maravilla a los directores como yo. Me reuní con él muy al principio y se lo dije claramente: ‘Dan, si voy a hacerlo, debo contar contigo’ ".

Dan Bradley viajó a Manila meses antes de que empezara el rodaje para diseñar la acción in situ. "Nos acompañó cuando fuimos a localizar decorados", dice Patrick Crowley, "y se quedó una semana más. Esperábamos que Dan tuviese ideas geniales y no nos defraudó. Ha vuelto a hacer lo imposible".

El mayor reto al que se enfrentó Dan Bradley fue coreografiar la persecución en moto por las populosas calles de Manila, con Jeremy Renner conduciendo durante gran parte de la escena. "Si hay una persecución en moto sin casco, el protagonista deberá estar subido a la moto gran parte del tiempo", explica. "Jeremy y Rachel estaban dispuestos a hacerlo".

Afortunadamente, Jeremy Renner es un loco de las motos. "Cuando quedamos la primera vez, se presentó con una de las motos más rápidas del mundo", dice el director de la segunda unidad, "y era una de las diez que posee. No hubo que enseñarle nada. Es un héroe de acción nato. Cuando le veo, veo la fuerza silenciosa de Steve McQueen, y cuando se sube a una moto, aún más".

Rachel Weisz dice que se sintió muy tranquila trabajando con el actor: "Me sentía totalmente segura sentada detrás de Jeremy", recuerda. "Hacía caballitos, derrapaba, resbalaba, y se le daba realmente bien".

Los cineastas se quedaron sorprendidos al descubrir un lado desconocido de la actriz: "Es una gran intérprete y ha demostrado su gran talento al dar vida a muchos personajes, pero a ninguno de acción hasta ahora", dice Patrick Crowley. Rachel Weisz insistió en aprender y rodar las escenas ella misma siempre que fuera posible. El productor añade, riendo: "Yo temblaba cuando la veía subida detrás de Jeremy, lanzados a 80 kilómetros por hora en las calles de Manila".

Antes de filmar en Manila, el equipo de Dan Bradley pasó varias semanas ensayando las secuencias con motos especiales, incluso la "Go Mobile" del director, un vehículo especial al que pueden montarse varias cámaras. Asimismo, Dan Bradley contrató a varios expertos motociclistas, JEAN-PIERRE GOY entre ellos, uno de los mejores del mundo, para hacer de doble en los momentos más peligrosos.

Antes del rodaje, Louis Ozawa Changchien, que interpreta a Larx-3, aprendió a practicar el parkour para poder moverse con rapidez por los peligrosos tejados del barrio de San Andrés en Manila.

El equipo de Dan Bradley actualizó varios "yipnis", una especie de minibús hecho a partir de un todoterreno muy usado como transporte público en Filipinas. "Los yipnis son una herencia estadounidense de la II Guerra Mundial", explica el jefe de producción en Filipinas Lope V. Juban. "Los americanos se fueron y dejaron muchos todoterrenos. Los filipinos los alargaron y se transformaron en nuestro principal medio de transporte público".

Cada uno está pintado de colores y dibujos llamativos para hacerlo más atractivo, y se calcula que hay unos cien mil solo en Manila. El largo y estrecho vehículo es perfecto para circular por las angostas calles de la ciudad, donde no cabría un autobús normal. Las ventanas abiertas hacen de aire acondicionado y los asientos consisten en dos tablas forradas con gomaespuma a cada lado del yipni. Cuando se llena, los últimos en llegar se cuelgan de la parte trasera, aguantando los baches y frenazos como pueden.

Los yipnis tienen un importante papel en la secuencia clave de la persecución con Jeremy Renner, Rachel Weisz y Louis Ozawa Changchien rodada en una de las calles principales de la capital, el bulevar Ramón Magsaysay, que lleva directamente al palacio presidencial. Fueron necesarios aproximadamente 90 coches y más de 300 extras que ocuparon más de dos kilómetros de la avenida durante varios fines de semana. Las autoridades locales, entre ellas la Autoridad de Desarrollo de Manila Metropolitana (MMDA), la Oficina de Tráfico de Manila y el Grupo de Seguridad Presidencial, ayudaron a coordinar el rodaje.

"El MMDA mando a unos 120 efectivos para que no solo estuviesen en la zona del rodaje, sino en las áreas adyacentes para controlar y desviar el tráfico", dice Lope V. Juban. "La policía de Manila mando a unos 50 y el Grupo de Seguridad Presidencial, a unos 20, y además estaba la policía local del barrio, los ‘barangay’".

Rodar en Manila, con más de once millones de habitantes, no es fácil. "Manila es una ciudad complicada, con muchos atascos, no es fácil moverse de un lado a otro", acaba diciendo el productor Patrick Crowley. "Pero son personas muy amables y les encanta el cine. Saben cosas de Bourne que yo mismo desconozco".