Durante el período Talibán, la cultura de Afganistán estuvo más amenazada que nunca. Nueve trabajadores del Afghan Film (Instituto de Cine Afgano) resistieron el envite del Ministerio de Asuntos Religiosos y, a riesgo de sus vidas, escondieron parte del archivo para que no fuera quemado. Sus filmaciones eran toda su vida, toda su historia.
Mirwais es un joven cineasta que tuvo que emigrar a consecuencia de las continuas guerras que vivió el país. Primero contra los rusos y después entre las facciones muyahidines. La llegada de los Talibán no fue mejor para él y su familia. Durante su exilio en Pakistán siempre estuvo pensando en el cine. Su deseo era poder trabajar entre los suyos. Ahora ha vuelto a Kabul. Nada más llegar, visita la sala de proyecciones que frecuentaba cuando era pequeño. Está completamente destruida. Su aspecto fantasmagórico le trae recuerdos y se inspira en él para hacer una película: "Kabul Cinema". Para ello cuenta con la colaboración de un afamado director; Siddiq Barmak (director de la última película del Afghan Film, "Osama").
El cine le lleva al cine. Y este interés por contar historias, hace que se documente sobre una que ocurrió en su mismo centro de trabajo: la odisea que sufrieron sus actuales compañeros del Afghan Film para salvar el archivo fílmico de Afganistán. Una decisión que tomaron cuando vieron el saqueo del museo de Kabul y la voladura de los Budas de Bamiyan.
Alertados por esta circunstancia, decidieron esconder todas las películas que habían rodado durante su vida y las preciadas cámaras que lo hicieron posible. A tal fin, construyeron en uno de los edificios, un muro que pintaron de negro. En el doble fondo escondieron poco a poco, día tras día, las películas y sellaron la puerta. Desconectaron la luz y, en la oscuridad, las imágenes esperaron a la caída de los Talibán. Calmaron el ansia anti-imagen de los Talibán entregando las películas extranjeras. Quince camiones llenos de ellos quemaron los integristas en su euforia destructiva. Soportaron amenazas, vejaciones y penurias durante cinco años con la incertidumbre de no saber cuando acabaría todo. Podrían haber sido muchos años más, a no ser porque los acontecimientos precipitaron la caída del régimen.
La vida de cada una de los personajes estuvo marcada por la represión. Se prohibió la escuela para las niñas, el trabajo a las mujeres, los juegos y hasta el canto de los pájaros. Organizaron su vida en la clandestinidad; montaron escuelas en sus casas, revelaron las fotos prohibidas a escondidas. Rezaron obligatoriamente todos los días y dejaron sus barbas largas, mientras en su interior conservaban su integridad y su cultura al margen de imposiciones.
La nueva situación después del régimen Talibán no supuso para ellos un estallido de emociones. Aguantaron su secreto con una actitud prudente, hasta que estuvieron completamente seguros de que los nuevos dirigentes eran de fiar. Como un regalo de cumpleaños destaparon su tesoro al nuevo director. Al fin las imágenes pudieron ver de nuevo la luz.
La elaboración del proyecto nos llevará a conocer los detalles de la resistencia de los veteranos de la institución. Nos abrirá los ojos a la ilusión que siente la nueva generación de jóvenes afganos por hacer cine, por expresarse.
Mirwais y Samima, director y actriz, son dos de los jóvenes de diferentes generaciones que nos mostrarán como " los ojos de Ariana" están ahora abiertos. Mirwais con su ilusión por mostrar al mundo el cine Afgano, Samima con la frescura que da el descubrimiento de un mundo nuevo, un mundo que hasta hace muy poco tiempo estaba demasiado lejano como para, ni tan solo, imaginarlo.
El documental, "Los Ojos de Ariana", recoge en su título el antiguo nombre de Afganistán. Supone un intento de reivindicar el valor de estas personas, que arriesgaron su vida por preservar algo que va más allá de lo puramente material. Salvaron no sólo un montón de películas, sino también parte del alma de su país. Como la que reposa en esos cuentos transmitidos de padres a hijos, esas historias imposibles de destruir porque están en la memoria.
Ricardo Macián-Director
Personajes
Mirwais: un joven de 35 años que emigró a Pakistán durante cinco años, va a preparar el rodaje de una película. Le haremos un seguimiento y aprovecharemos para contar nuestra historia. Mirwais se interesó por la situación del cine y la cultura en su país nada mas llegar de Pakistán. Había trabajado en el medio durante su exilio, pero su ilusión siempre había sido hacerlo en su país. Ayudar al cine afgano a salir al mundo.
Said: camarógrafo de 52 años. Uno de los trabajadores que resistió en el Afghan Film durante los Talibán. Colaborará con Mirwais en la elaboración de su película relatando los detalles de la resistencia.
Sarwarhan: es un anciano de unos 70 años, enjuto pero sonriente, barba blanca y alargada, pelo rapado y carácter sosegado. Ferviente seguidor del Islam y tolerante. Su más preciado tesoro es su conocimiento, heredado de sus ancestros. Una tradición no escrita que ayuda a entender el carácter humano de las acciones.
Razudín: El más veterano del Afghan Film, cerca de los 60. Trabajaba en el organismo sobre el que se fundó. Se dedicó durante algún tiempo a proyectar películas por todo Afganistán. En su cara aún vemos la ilusión por su profesión cuando nos habla de cómo recorrió el país proyectando por los pueblos.
Ahmad: Responsable del archivo durante el período Talibán. Es uno de los más jóvenes de los que resistieron en el Afghan Film durante este período. La cultura es una de sus obsesiones. Montó una escuela clandestina saltándose las normas
Samima: Joven de catorce años protagonista de la película "Kabul Cinema". Su ilusión es poder llegar a dirigir su propia película.
Mir, Afzal, Habib: Trabajadores del Afghan Film.
Los ojos de arianaDirigida por Ricardo Marcián Arcas