Joseph y Chloé son dos hermanos de unos doce años que huyen sin parar. Son dos niños perdidos, que fueron abandonados al nacer. Chloé no habla, está fuera del mundo y no soporta que nadie la toque. Con pequeñas piezas de colores hace mosaicos con forma de casa, siempre la misma. Camina derecha, con algo parecido a una sonrisa en su rostro, como si sus pasos la condujeran hacia un lugar preciso. Por su parte, Joseph organiza las fugas y luego la sigue, la protege, convencido de que ella quiere encontrar la casa de sus padres, que puede conseguirlo, y que una vez que haya logrado su objetivo se curará.
Éste es el sueño de Joseph: tener una casa, una familia, una hermana con la que pueda comunicarse y jugar..., una hermana que pueda corresponder al insensato amor que siente por ella.