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Notorious cartel reducidoNotoriousDirigida por George Tillman Jr.
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Dirigida por George Tillman, Jr. (Líos de familia, Hombres de honor), basada en un guión original de Reggie Rock Bythewood y Cheo Hodari Coker. Los productores de la película son la madre de Biggie, Voletta Wallace, sus antiguos representantes Wayne Barrow y Mark Pitts, Robert Teitel y Trish Hofmann. Sean "P Diddy" Combs se encarga de la producción ejecutiva y George Paaswell es el coproductor.


Tengo una historia que contar - Desarrollando Notorious
La extraordinaria vida y el legado de Christopher The Notorious B.I.G. Wallace, junto con su prematura muerte a la edad de veinticuatro años, cuando se hallaba en la cumbre de su poder creador, en el preciso momento en que su carrera estaba despegando, le han convertido desde hace mucho tiempo en uno de los iconos más enigmáticos de la música. Conocido como un poeta de la calle, apasionado y sin pulir, que dio prestó su resonante voz de barítono a quienes carecían de ella en los barrios marginales, y cuyo poderoso influjo sigue dejándose oír en todo el espectro de la música hip-hop contemporánea, The Notorious B.I.G. (también conocido como Biggie y Biggie Smalls) se ha convertido en una leyenda duradera. Más de diez años después de su fallecimiento, los muchachos siguen aprendiendo de memoria cada palabra de sus discos; los artistas siguen inspirándose en su fanfarronería, su estilo y su capacidad de captar el drama de la vida urbana en latigueantes juegos de palabras, y el mundo continúa fascinado por una historia rebosante de música, atractivo, peligro y sueños inverosímiles hechos realidad.

Pero, ¿quién era el verdadero hombre –hijo, padre, marido y artista– que se oculta detrás de esa leyenda?.

Notorious, una película puesta en marcha por un trío de productores que conocieron íntimamente a Christopher Wallace –su madre, Voletta Wallace, y sus antiguos representantes, Wayne Barrow y Mark Pitts- aborda la irresistible cuestión y examina la profunda importancia de la música de Biggie, llegando al mismo tiempo hasta el fondo de su humanidad. En la década siguiente al asesinato de Biggie, que todavía no se ha resuelto, fueron muchos los que se dirigieron tanto a Voletta Wallace como a Barrow y Pitts con planes para realizar una película sobre la inestable y vibrante vida del rapero. Durante todos esos años dijeron que no –deseando asegurarse de que cualquier película sobre el personaje fuera tan auténtica y fiel a la cruda realidad como lo fue The Notorious B.I.G. en su propia narración de los hechos.

Su esperanza era poder realizar algún día una película que contara la vida de Christopher Wallace sin censura ni sensacionalismo, sino que más bien revelara toda la complejidad del personaje –lo bueno y lo malo, la belleza y la brutalidad– y garantizase que su odisea desde las calles hasta el momento en que se hizo un hombre fuera preservada en toda su extensión de forma respetuosa y artística. Wallace, Barrow y Pitts pudieron finalmente conseguirlo realizando ellos mismos Notorious.

"La gente escucha su música y su conocimiento no llega más allá, pero nosotros queríamos que el público saliese de ver esta película con algo más", dice Barrow hablando de las esperanzas que el trío de productores puso en la película. "Queríamos que los espectadores se llevasen exactamente una imagen de aquello para lo que la señora Wallace crió a su hijo: para que fuera el hombre Christopher Wallace".

Wallace nació el 21 de mayo de 1972 y se crió en uno de los barrios más pobres y más despiadados de Brooklyn, Bedford Stuysvesant. Siendo muy joven reveló su talento para el rap y ya grababa discos al alcanzar la adolescencia. Aunque era un estudiante inteligente y de excelentes notas, a los diecisiete años, atraído por el dinero fácil y la gran vida que se daban los camellos que veía a su alrededor, abandonó los estudios para llevar una vida en la calle. La paternidad no hizo más que acentuar su ambición de llegar a fin de mes por cualesquiera medios que fueran necesarios. Pero cuando una cinta de demostración cayó en manos del productor de rap en creciente ascenso Sean "Puffy" Combs, tales medios cambiaron radicalmente. Combs firmó al instante un contrato con Biggie haciendo de su vertiginoso éxito la piedra angular de su nuevo sello Bad Boy Records.

Conocido primero como "Biggie Smalls" y luego como The Notorious B.I.G., Wallace logró un número inmenso de admiradores contando unos cuentos extraños y descarnados sobre la violencia real que había encontrado en las calles, pintando un cuadro a veces espeluznante pero siempre profundamente cierto, de la América de los barrios deprimidos. Su rara mezcla de total credibilidad callejera e innegable atractivo comercial, dio un nuevo ímpetu a todo el mundo del hip-hop, subiendo el listón de las letras y contribuyendo a volver a hacer de la cultura algo profundamente importante. Después de haber acumulado varios éxitos y de haberse convertido en el solista masculino más importante de las listas del pop y del Rythm and Blues, parecía que The Notorious B.I.G. no estaba más que al comienzo de una carrera increíble y sin precedentes. Pero el 9 de marzo de 1997, cuando Wallace salía de una fiesta organizada por Vibe Magazine después de los Premios Musicales Soul Train, un desconocido agresor disparó sobre él y lo mató.

Aunque era posible liquidar a Wallace, su música sobrevivió a su muerte. Poco después de su fallecimiento, su segundo álbum salió al mercado y llegó inmediatamente a la cabeza de las listas, convirtiéndose el cantante en el primer artista en lograr dos números uno póstumos. Desde entonces, su influencia ha seguido resonando en toda la industria musical, manteniéndola viva muchos artistas, de P. Diddy a Jay-Z, cuyas carreras arrancaron gracias a la ayuda de Wallace y al futuro más despejado que él contribuyó a forjar para el hip-hop.

Tales eran los hechos, pero los realizadores querían ahondar mucho más en la vida y la época de Christopher Wallace para llegar a lo que verdaderamente le movía. Con el fin de crear un cuadro que describiera con todas las de la ley y sin restricciones cómo The Notorious B.I.G. llegó a ser el hombre que fue, el equipo se hizo con los servicios de un guionista que ya conocía cada detalle de esta asombrosa historia: Cheo Hodari Coker, autor de Unbelievable: The Life, Death, and Afterlife of the Notorious B.I.G. y colaborador de Rolling Stone, Spin, Los Angeles Times y VIBE, que fue la última persona que entrevistó a Wallace, hablando largamente con él la noche anterior a su asesinato.

Coker afirma que sus numerosas y prolongadas entrevistas con Biggie le dejaron la imborrable impresión de un joven que ya había vivido toda una vida. "Christopher Wallace sólo alcanzó la edad de veinticuatro años, pero fueron unos veinticuatro años épicos", asegura. "Para mí, el reto más grande consistía en rendir homenaje a su carrera como leyenda musical, captando a la vez los matices de su personalidad. Era divertido. Era travieso. Era un verdadero gozo entrevistarlo porque era una persona tan abierta".

Coker no sólo gozó del privilegio de haber realizado más de cinco horas de entrevistas cara a cara con Wallace, sino que también, en el año siguiente a la muerte de Biggie, acumuló docenas de conversaciones con muchas de las principales figuras de la vida de Wallace, entre ellas, Voletta Wallace, Mark Pitts, Wayne Barrow, Faith Evans, James "Lil Cease" Lloyd, DJ Enuff, DJ Mister Cee, Sean "Puffy" Combs, Damien "D-Roc" Butler y otros muchos de los personajes de la vida real que aparecen en la película.

Todo esto contribuyó a forjar una imagen de Biggie en la que se unen cada uno de los elementos dispares de su vida –la ruda ley de la calle, sus íntimas relaciones con su familia y sus amigos y el trascendente poder de su música– para formar un retrato caleidoscópico.

"Biggie era un genio a la hora de encapsular momentos enteros de su vida en una canción de tres minutos y medio, y ése es el mismo truco que espero haber conseguido en las ciento diecinueve páginas del guión", dice Coker. "Yo quería escoger momentos intensos que sirvieran de símbolo y resumen de todos los años de su vida, y encajarlos visualmente de la misma forma como Biggie lo hizo musicalmente para ‘Ready To Die’ o ‘Life After Death’".

Coker contaba igualmente con la ventaja de poder echar mano de relatos que Wallace le había confiado durante sus entrevistas, añadiendo sutiles matices y detalles al guión. Por ejemplo, a Coker siempre le apasionó el relato de cómo, en los días de escasez del principio de su carrera, el rapero no quería que su madre supiera que estaba traficando con drogas, por lo que ocultaba todo su vestuario de diseño —las camisas de Izod y Le Tigre, su joyería y otro botín- en un baúl que guardaba en el tejado de su edificio de apartamentos del 226 de la calle St. James— y se cambiaba poniéndose ropa ‘limpia’ que llevaba en la calle Fulton tan pronto como su madre volvía la vista a otro lado.

"No es más que otro pequeño detalle que deja claro que Christopher Wallace y The Notorious B.I.G. eran dos personas totalmente distintas", comenta Coker.

El guionista Reggie Rock Bythewood, autor del argumento de la película de Spike Lee LA MARCHA DEL MILLÓN DE HOMBRES, merecedora del elogio de la crítica, además de guionista y director de ENTRE LÍNEAS y BIKER BOYZ, también se unió a la empresa para profundizar en las relaciones entre los personajes, y añadir su visión propia y perspicaz de la vida, la influencia y el atractivo de Biggie, no sólo para los aficionados incondicionales del hip-hop sino para cualquiera que haya conocido su historia completa.

"Yo quería ir contra la corriente de aquello que habitualmente se examina cuando se realiza una película sobre la vida de alguien", explica Bythewood. "Las preguntas que yo quería plantear eran: ¿Cuáles eran sus defectos como ser humano? ¿Cómo se introdujo todo ello en su música y en las opciones hacia las que se inclinó?"

Prosigue: "Creo que lo que hace que Christopher Wallace resulte tan interesante es el hecho de que en ocasiones parezca representar lo peor de la idea que la gente se ha formado de los jóvenes negros; y sin embargo, en otro nivel, simboliza lo mejor de los jóvenes negros –como hijos conscientes de sus deberes, padres atentos, amigos leales. Espero que el examen que la película realiza de esa dualidad ponga en entredicho las perspectivas de la gente –tanto en lo que se refiere a Christopher Wallace como a nosotros mismos".

En última instancia, tanto Coker como Bythewood acabaron viendo a Wallace como a una especie de camaleón que cambia de color de forma repetida y con éxito, a la vez que trata de ser todo para todos. Cada una de sus identidades se convirtió en parte esencial del relato –desde "Chrissy Pooh" la niña de los ojos de su madre; pasando por "Big Chris", el camello adolescente que vendía crack; por "Biggie Smalls", el rey del rap improvisado en las esquinas; por The Notorious B.I.G., la superestrella de la música, acabando, después de dar una vuelta completa, en Christopher Wallace, el hombre de negocios hecho y derecho que cuida de su familia y del futuro del hip-hop.

Así lo resume Bythewood: "Para Lil’ Kim nuestro personaje era completamente distinto del que era para Faith; y la personalidad que adoptaba para cada una de éstas también era diferente de la que asumía ante su madre. En eso consistía su atractivo personal y también su genio artístico. En sus discos, las mujeres oirían una cosa; los gángsters, otra; los críticos del hip-hop, algo diferente, y la persona normal que oyera la radio, otra distinta. Pero creo que todos ellos estaban de acuerdo en que él era único en su especie y eso es lo que nos propusimos recoger".


Formando el equipo
Con un guión plagado de todas las situaciones intensas y las pintorescas personalidades que rodearon a Christopher Wallace en su odisea, los realizadores se propusieron, a continuación, hallar un director que pudiera darle vida con tanta honradez como creatividad. No era fácil satisfacer esos requisitos. Buscaban a alguien que ya fuera un admirador de The Notorious B.I.G., que comprendiera el ritmo y la fluidez de sus rimas y que llegase a entender de dónde venía y cómo consiguió tanto en tan poco tiempo. Hallaron esa combinación en una persona inesperada: George Tillman, Jr., el director que debe la mayor parte de su fama a éxitos cómicos dirigidos a un público familiar tales como LÍOS DE FAMILIA y LA BARBERÍA.

Tillman puede no ser conocido como director urbano carente de refinamiento pero mantenía una relación vital y desde hacía mucho tiempo con la música de The Notorious B.I.G., y tenía un recuerdo vívido del primer viaje en coche que hizo a California con su amigo Robert Teitel (que llegaría a ser su socio de producción) con sólo unos pocos cientos de dólares y con "Ready To Die" en el radiocasette. Impulsado por la admiración que le inspiraban el hombre y su música, aceptó sin pensarlo dos veces la ocasión de demostrar que podía hacerse cargo de este guión con un espíritu que Biggie habría agradecido. "Si uno escucha sus letras, se da cuenta de que Biggie contaba historias, y, como realizador, yo mismo soy un narrador, por lo que puedo sintonizar con ese aspecto. Yo quería contar la historia de la forma como a él le gustaba que se hiciera", asegura Tillman.

Tillman –y Teitel, que le acompañó en su primera reunión de presentación y que pronto se incorporó al equipo de producción- se ganó a los productores gracias a su pasión y a su concepto del relato como el cuento extraordinario de una profunda maduración. Querían hacer una película de hip-hop distinta: Una que tratara tanto de la condición y las emociones humanas que se ocultaban detrás de la música, como de la propia música.

Así lo explica Tillman: "Para mí, lo más grande de la historia de Wallace no es simplemente que se convirtiera en uno de los máximos raperos de todos los tiempos –lo que realmente me entusiasmó fue la odisea personal que emprendió como un joven que, después de ser padre, fue capaz de utilizar el amor de su familia para convertirse en mejor persona. Yo veía en él la historia de un afroamericano que no acabó la educación secundaria ni la superior, que tuvo hijos siendo muy joven y que, sin embargo, entendió la forma de ir más allá de lo que se esperaba de él y progresar en las condiciones que él mismo fijó. Ése es el viaje que había completado antes de su muerte. Y ésa es la historia que yo quería contar: Cómo Biggie, en el corto transcurso de su vida, llegó a ser un hombre completo".

A lo que Teitel añade: "Concebíamos Notorious como el sueño americano. Se trata de un niño de orígenes muy modestos, que fue criado por una madre soltera, que no sólo compuso esta música duradera sino que formaba parte de un cambio cultural que haría que el hip-hop pasara a formar parte del tejido norteamericano".

"Su presentación fue asombrosa", recuerda Wayne Barrow. "George nos brindó, latido a latido, exactamente cada momento definitorio que él quería captar a lo largo de toda la película. Había investigado mucho más de lo habitual; dejó claro que el guión verdaderamente significaba algo para él".

A su vez, los productores aseguraron a Tillman y a Teitel que les darían una gran libertad de creación a la hora de narrar la vida de Wallace, sin interferencias ni críticas a posteriori. "Tengo que reconocer un gran mérito a las personas que formaban el entorno de Christopher porque nos dejaron contar la verdadera historia, con defectos y todo", dice Teitel. "Siempre supimos que si no lo hacíamos, el público no la aceptaría".

Pero antes de poder contar una historia que humanizara a Wallace, los realizadores tenían que encontrar a un ser humano que pudiese dar vida a un hombre de carisma y talento extraordinarios; alguien que pudiese encarnar las dobles personalidades de Biggie y Christopher; alguien que, por encima de todo, pudiera mover el esqueleto como el inmenso icono cultural que era y, sin embargo, reflejar la sensibilidad y el humor interiores del hombre.

Para Tillman, la clave de todo ello, la clave para contar una historia más profunda que la que el público creía conocer sobre The Notorious B.I.G. era que tuviera como eje una autenticidad total. "El público quiere honradez y autenticidad", sintetiza el director. "Las cosas más importantes que buscaba en Notorious eran unas actuaciones reales del tipo que permiten a los espectadores echar una mirada por debajo de la superficie".


El reparto de la película
Desde el principio, la idea de que Christopher Wallace –un muchacho empobrecido y gigantesco (medía 1,90 y pesaba más de 136 kilos) con un pasado de camello y de miembro del hampa- llegara a ser una celebridad internacional resultaba harto improbable. Que diera ese increíble salto fue prueba no sólo de un enorme talento sino también de su cautivadora personalidad. En efecto, como The Notorious B.I.G., Wallace demostró poseer en abundancia una calidad que cada rapero asegura tener pero con la que muy pocos realmente cuentan: una descomunal confianza en sí mismo (swagger). Mucho más que la mera confianza y unos andares de gallito, el "swagger" es una actitud compleja, un enfoque global de la vida, una capacidad innata y descarada de hacer que todo lo que uno lleva dentro forme parte del estilo que se muestra al mundo.

Para encontrar esa clase de "swagger" en el actor que interpretara el papel de Wallace, los realizadores se vieron inmersos en una búsqueda difícil. Al principio, organizaron una convocatoria abierta en Nueva York, y los que se presentaron a la prueba cubrían toda la gama de lo que buscaban. "¡Se presentaron tantos jóvenes! ¡Había uno de catorce y otro de cuarenta y cuatro años!", recuerda Voletta Wallace. "Vi a algunos buenos intérpretes pero ninguno me recordaba a mi hijo".

A continuación, la directora de reparto Tracy "Twinkie" Byrd formó una fila con más candidatos, cada uno de los cuales posó, recitó a ritmo de rap letras de las composiciones de Biggie y declamó partes del diálogo. Ninguno de ellos tenía lo que hacía falta. "No buscábamos a alguien que se pareciera a Biggie ni que hiciera una excelente imitación. Buscábamos a alguien que pudiera llegar al fondo de la esencia de su complejidad", asegura Byrd, "y eso era mucho más difícil de hallar".

Por fin, un joven de amplias proporciones –no un actor sino un novato rapero de Brooklyn– se presentó en las pruebas con la misma clase de tranquila despreocupación que muchos recuerdan en Wallace. Su nombre era Jamal Woolard y la adjunta encargada del reparto, Wendy McKenzie, recuerda que nada más verlo se le puso la carne de gallina, mucho antes de que abriera la boca. Llamó inmediatamente a Byrd. "Le dije: ‘Lo hemos encontrado. Es él’", asegura. "Tuve un presentimiento. Se me presentó con una actitud como diciendo ‘¡Hola! Si Brooklyn se entera de que no me lo das, te la vas a cargar’. Eso es "swagger", querido".

Voletta Wallace sintió lo mismo, lo que era más importante. "Jamal se presentó con el aspecto de Christopher, con una forma de hablar que le recordaba y tenía la actitud correcta".

Woolard, que es de un lugar no muy alejado del viejo territorio de Wallace en Fulton Street, parecía transmitir todo cuanto hizo de Wallace alguien tan cautivador. Tenía el tamaño, el profundo tono vocal y, a pesar de su falta de experiencia interpretativa, estaba entusiasmado por hacerse con el papel. "Inmediatamente se tomó muy en serio la responsabilidad de interpretar a Biggie. Al igual que Jamie Foxx fue Ray Charles, Jamal era Biggie", dice Byrd.

Con una vida no del todo diferente a la de Wallace, Woolard reconoce que sabía justo lo que hacía falta para interpretarlo. "Uno no compra el "swagger"", comenta Woolard. "Eso es algo de Brooklyn. Hay que nacer con ello. No soy más que una persona normal que lo hace realidad. Somos del mismo barrio y eso ayudaba mucho, y yo conozco la lucha y sé como rapear. Espero que la gente vaya a ver la película, les va a gustar, ‘él está ahí.’"

Con todo, Woolard se enfrentaba a una empinada cuesta de aprendizaje y antes de que la producción comenzara, se alistó durante cuatro meses en un "campamento de instrucción" de actores, trabajando en estrecha colaboración con la profesora de arte dramático Mimi Lieber y pasándose horas enteras estudiando cintas de vídeo de Christopher Wallace. Para el papel, engordó unos veinte kilos, de los ciento dieciocho originales a los ciento treinta y ocho, esforzándose sin descanso por igualar la voz de barítono y el tono de superioridad que eran la marca de fábrica de Biggie.

"Tuve que descomponer su lenguaje corporal, su forma de hablar, sus gestos peculiares, el ademán de su cabeza, la forma como respiraba, como hacía que la gente volviera la vista hacia él cuando entraba en una sala", explica Woolard. "Biggie era muy peculiar en sus movimientos. Nunca pedía; siempre ordenaba; nunca mostraba desánimo; siempre manifestaba ilusión. Cuando me pongo las gafas de sol, quisiera introducirme en su mundo y convertirme en un Gran Papá".

Woolard reconoce a Wayne Barrow, el correpresentante e íntimo amigo de Biggie, el mérito de haberle proporcionado datos clave que le permitieron comprender mejor la personalidad de su personaje, como su pasión por la Pepsi, por los porros liados sacados de puros cortados con una hoja de afeitar y por bebidas alcohólicas como el coñac Hennessey y el ron Bacardi Limon. "Wayne ha sido el más consumado maestro. No lo hay mejor", afirma.

Igualmente indispensable fue la ayuda de uno de los más celebrados creadores de éxitos de Bad Boy Records, el coproductor de la clásica canción "Hypnotize", Deric "D-Dot" Angelettie, que trabajó junto a Woolard para cerciorarse de que éste no sólo rapeara como Biggie, sino que hiciera todas las pequeñeces que Biggie hacía en el estudio, hasta la forma como se colocaba delante del micrófono. "Jamal clavó verdaderamente la esencia de Biggie", dice Angelettie. "Todo el que le ha visto dice: ‘Ha captado a su personaje’".

Por último, los realizadores se quedaron estupefactos por la profundidad que Woolard alcanzó en el retrato, haciendo que resultara difícil separar al actor de su personaje. "En plena dirección de una escena, uno podía volver la mirada y jurar que estaba viendo a Biggie", asegura el director Tillman.

Una vez que Woolard consiguió el papel, los realizadores se propusieron encontrar a un actor que interpretase al joven Christopher en la época en que su madre le llamaba "Chrissy Pooh". En esta ocasión, no tuvieron que buscar muy lejos porque ya tenían al lado a la persona perfecta: el auténtico hijo de Christopher Wallace, Christopher Jordan Wallace, que era un bebé cuando su padre fue asesinado.

La ocasión de dar vida a su padre fue también una oportunidad que se le presentó al joven Wallace de conocer mejor a su famoso progenitor. "Tenía que hacer lo que él cuando era un chaval. Algo que nunca supe", explica Wallace Jr. "Mi hermana, T’yanna, se parece a él más que yo, pero yo siento que soy él. Me froto la nariz igual que lo hacía él. La forma como los dos nos mordemos las uñas. Su respiración era fuerte igual que la mía. Y él tenía un ojo perezoso —yo tengo un ojo perezoso. Y mis mejillas son como las suyas. Eso es lo que mi madre me dice".

Teniendo dos actores noveles en los papeles principales del reparto, los realizadores los arroparon con un elenco de consumadísimos secundarios, entre los que figuraban el ganador del Premio Independent Spirit Derek Luke (ANTWONE FISHER, ATRAPA EL FUEGO) en el papel de Sean "Puffy" Combs; Anthony Mackie (EQUIPO MARSHALL, LA CONSPIRACIÓN DEL PÁNICO) como Tupac Shakur, y la candidata al Premio de la Academia® Angela Bassett (TINA, AKEELAH CONTRA TODOS) dando vida a Voletta Wallace.

Derek Luke tenía uno de los trabajos más difíciles de todos interpretando a uno de los personajes más imborrables de la historia de la música pop –el bullanguero Sean "Puffy" Combs. "El verdadero reto que supone encarnar a una persona real como Puffy", dice Luke, "es que él tiene sus instintos y tú tienes los tuyos. Por lo que tienes que desconectar del todo de éstos y dejar que los instintos de tu personaje se apoderen de ti".

Luke se sentía especialmente atraído por la idea de trabajar con George Tillman, Jr. "Lo que me encanta de trabajar con George", dice, "es que lo que destaca en él es su corazón. Realmente quiere contar historias conmovedoras pero sin dejar, al mismo tiempo, de ser descarnado y auténtico".

Anthony Mackie se incorporó a la producción con la ventaja de haber interpretado a Tupac en una ocasión anterior –a principios de su carrera, en la obra "Up Against The Wind", representada fuera del circuito de Broadway y que él contribuyó a producir en la Escuela Julliard antes de haber obtenido por casualidad su primer papel cinematográfico en la historia de Eminem, 8 MILLAS.

Angela Bassett también gozó de una oportunidad irrepetible pudiendo recurrir a la verdadera Voletta Wallace, consiguiendo así de primera mano comprender a la mujer que con sólo una mirada podía convertir a un hombre de ciento sesenta kilos en un niño. Wallace quedó muy impresionada por la forma como Bassett parecía haber captado a su personaje. "Angela tenía mi mismo acento hasta el último detalle", afirma. "Mi nuera (Faith Evans), al oírla hablar, pensaba que en realidad era yo".

Los realizadores completaron el reparto principal con dos fascinantes y prometedoras estrellas jóvenes que dieran vida a las mujeres de la vida de Biggie: la novata Antonique Smith se hace cargo del papel de Faith Evans, la esposa de Wallace que llegó al número uno de las listas y que se labró una carrera discográfica por derecho propio; mientras que Naturi Naughton, antiguo miembro del exitoso grupo de pop 3LW y estrella en el musical de Broadway Hairspray, ganador de un Premio Tony®, encarna a Lil’ Kim, su amiga y superestrella.

Antonique Smith no sólo proviene de la misma zona del norte de Nueva Jersey que la verdadera Faith Evans, sino que pareció haberse penetrado de su seductora mezcla de aplomo y vulnerabilidad. "Es realmente una gran actriz, una fenomenal cantante y su estilo vocal es una exacta reproducción del de Faith, lo que no es fácil de lograr", dice Tillman. "Creo que tiene un verdadero carácter de estrella de la pantalla y es una cara atractiva y completamente nueva".

Tillman opinaba de forma parecida respecto de Naughton. "Creo que mucha gente va a quedar sorprendida e impresionada por su actuación", observa el director. "Tiene algo que la hace muy inocente y vulnerable. Es una gran actriz, trabaja mucho y en todo momento da todo lo que lleva dentro. Creo que es la perfecta Lil’ Kim".

Por su parte, Naughton es muy realista y sabe a la perfección que Lil’ Kim tiene muchos incondicionales que pueden desaprobar que se le haya dado el papel, pero ella afirma que pretendía algo más que simplemente reproducir su aspecto. "No soy exacta a ella ni hablo exactamente como ella, pero confío en que la gente me mire y diga: ‘¿Se balancea? ¿Compone? ¿Ha captado la esencia de su personaje?’ Este papel era sin duda todo un desafío", afirma, "pero todos tratábamos de conseguir precisamente eso en la película: captar algo nuevo de personas a las que el público cree conocer".


El rodaje de Notorious
El rodaje de Notorious duró treinta y ocho días, menos de lo que se tardó en producir muchos discos clásicos del rap, y se llevó a cabo por completo en exteriores de Brooklyn y Los Ángeles. Los realizadores no tuvieron, lisa y llanamente, más alternativa que volver a las mismas calles en las que nació la leyenda de Christopher Wallace.

"Para nosotros resultaba esencial rodar la película en Brooklyn", puntualiza George Tillman, Jr., "rodar en este barrio, en las mismas calles en las que él vendió drogas, en el mismo edificio de viviendas en el que vivió con su madre. Era la mejor forma de captar un mundo tan específico descendiendo hasta el detalle de la ropa, los estilos, la forma como Biggie compone e interpreta sus canciones a su manera".

Para el trabajo de detrás de la cámara, Tillman contrató a un consumado equipo que le ayudó a reproducir ese mundo, entre cuyos miembros figuran el director de fotografía Michael Grady, responsable de películas como WONDERLAND, BUG y FACTORY GIRL, y la diseñadora de producción Jane Musky, que debutó con la película de los hermanos Coen SANGRE FÁCIL y después diseñó muchas y diferentes producciones, desde CUANDO HARRY ENCONTRÓ A SALLY y GHOST (MÁS ALLÁ DEL AMOR) hasta, en fecha muy reciente, THE WOMEN.

"Michael, Jane y yo colaboramos en la creación de un esquema distinto de colores para las diferentes etapas de la evolución de Christopher", dice Tillman. "Todo cuanto rodea al joven Christopher tiene colores cálidos, lo que transmite una sensación de amor y familia. Luego pasamos a la calle Fulton, en cuya esquina se convierte en Big Chris, que es mugrienta y en blanco y negro, reflejando tanto su entorno como su estado mental. Por último, el escenario de The Notorious B.I.G. está bañado en color. Y rojo es el que utilizamos en toda la película para indicar peligro".

Para conservar la cercanía propia de un testigo que pasara inadvertido, Grady rodó gran parte de la película con cámaras de mano. Entretanto, contó con Musky para captar el aspecto de Brooklyn en los años ochenta y noventa, centrándose en matizados detalles de la época. A su vez, ella trabajó en estrecha relación con el diseñador de vestuario Paul A. Simmons, cuyos anteriores trabajos incluyen el clamoroso éxito HUSTLE & FLOW y AMERICAN GANGSTER –y que dotó de una autenticidad semejante a los famosos estilos de las estrellas del hip-hop descritas en la película.

También se incorporó a la producción Tanisha Scott como coreógrafa de la película, quien ya había realizado dicha función para estrellas como Alicia Keys, Eve, Ludacris y Beyoncé, y a la que recientemente pudimos ver en la película de step dance HOW SHE MOVE. El trabajo de Scott fue más allá del habitual diseño de movimientos de baile, pues trabajó durante meses con Jamal Woolard para enseñarle a caminar con el mismo meneo e inclinación de la cabeza por los que Biggie se hizo famoso. También trabajó intensamente con Derek Luke y Naturi Naughton a medida que éstos iban aprendiendo a bailar como "Puffy" y Lil’ Kim.

"Parte de lo que trataba de lograr era que los aspectos de la conducta de los personajes cobraran vida con el movimiento", explica Scott. "A Jamal había que ayudarle a conseguir ese balanceo tan en la onda propio de cuando es más joven o, como ocurre con la lucha con Primo, a conseguir unos pies muy ligeros y enérgicos. Puffy es todo brazos al andar. Naturi, como Lil’ Kim, tiene que ser muy llamativa y atrevida".

El equipo también recibió una inmensa ayuda de tantas personas que conocieron a Christopher Wallace en diferentes momentos de su vida y que participaron en la producción. "Fue algo grande estar rodeado de personas que conocieron a Biggie cuando estaba creciendo", dice Tillman. "Empezando con los chicos de Junior M.A.F.I.A., vecinos de la misma manzana, hasta llegar a Voletta Wallace, pasando por Faith Evans, DJ Enuff y Money L que compartieron escenario con él, obtuvimos mucha información que hizo que el relato resultara mucho más auténtico. Llegábamos a los exteriores y ellos decían: ‘Por aquí es por donde Biggie andaba cuando tenía catorce años. Por aquí, cuando tenía diecisiete’. Rodearse de la verdadera gente hizo que todo resultara mucho más real".

A lo largo de toda la realización de la película, la música formó el núcleo de la narración –desde las improvisaciones pequeñas e íntimas de las esquinas, pasando por una desenfrenada "guerra de rap" callejera hasta las grandes escenas de los conciertos. Para dotar a éstas últimas de un realismo dinámico, Tillman las rodó como si estuvieran sucediendo realmente, creando espectáculos con todas las de la ley en los que participaban centenares de extras. "Me parecía importante ver a los actores actuando realmente y no sólo haciendo playback. Había que transmitir la sensación de hallarse ante una actuación en directo de The Notorious B.I.G. y Lil’ Kim".

Había mucha inquietud antes del rodaje de estos conciertos en directo. Después de todo, una cosa era que Jamal interpretara a Biggie en los momentos tranquilos y otra muy distinta era encarnar plenamente la personalidad de Biggie sobre un escenario –moverse como él, asentir con la cabeza como él, tener ese "swagger" de su presencia y su voz. Pero el actor estuvo a la altura de la tarea.

"La forma como cogía el micro, la caída de sus manos, el modo como dejaba una mano detrás de su espalda, cómo andaba al cruzar el escenario… lo cogió todo", dice Tillman. "No era fácil. Rodamos cinco horas de cada concierto pero lo más importante era captar la energía y el espíritu de los espectáculos".

Ver la actuación de Jamal despertó emociones muy vivas en muchos de quienes habían conocido y querido a Christopher Wallace cuando estaba vivo –haciéndolos retroceder en el tiempo. Pero estas emociones que se arremolinaban, también garantizaban al equipo técnico y al elenco que estaban captando la realidad de la vida de Biggie tal y como realmente fue. "En verdad aspirábamos a que el público se sintiera como si estuviera dentro del relato, presenciándolo a medida que se iba desarrollando", afirma Tillman. "Cuando se siente eso, uno desea lo mejor para los personajes".

Lo más importante de todo era que en cada elemento de Notorious, Tillman confiaba en redefinir el mismo concepto de lo que una película sobre el hip-hop puede ser y el tipo de público al que puede llegar. Lo resume con estas palabras: "Cuando la gente ve películas sobre hip-hop, pueden pensar en algo que trata simplemente de música y que no es realmente muy sutil, pero este argumento tiene mucho más contenido. Para mí era verdaderamente importante que Notorious fuera una de las primeras películas sobre hip-hop en ocuparse de personajes afroamericanos que tienen empaque dramático, que son serios y que albergan una amplia gama de emociones que resuenan más allá de ese mundo".

En efecto, la música de The Notorious B.I.G. sigue repercutiendo en el mundo mucho más allá de los límites del hip-hop, alzándose como un testimonio duradero de los sueños, a menudo invisibles pero auténticamente vigorosos, de los chicos de zonas urbanas deprimidas que tienen sus propias e increíbles historias que contar.


La banda sonora
Accede a la información sobre la banda sonora Notorious BSO.