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Transporter 3 cartel reducidoTransporter 3Dirigida por Olivier Megaton
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Marsella: De vuela a la carretera
¿Frank Martin jubilado? ¡Inconcebible! No se lo creen ni sus incondicionales ni los mafiosos que le persiguen y quieren meterle de nuevo en el ruedo, tanto si quiere como si no.

Los tipos como Johnson (Robert Knepper) no se andan con chiquitas. Así, Frank Martin se ve obligado a aceptar el encargo… a no ser que quiera volar por los aires con la pulsera explosiva que lleva alrededor de la muñeca que se accionará si se aleja más de veinte metros de su preciado coche. Ése es motivo suficiente para poner rumbo a Odessa para entregar un cargamento misterioso y aguantar a una misteriosa compañera de viaje: la joven y libre Valentina. "La principal diferencia que conlleva esta tercera entrega es el verdadero peligro al que se enfrenta Frank", apunta el director Olivier Megaton. "Por primera vez en su carrera, Frank se enfrenta a un digno adversario. También se enamora por primera vez, y al bajar las defensas se pone todavía más en peligro. Cuando no tenía ataduras, Frank era como una máquina pero ahora que se ha enamorado es mucho más vulnerable. Se permite expresar sus sentimientos y, por encima de todo, se niega a dejar a Valentina en la estacada para salvarse a sí mismo. Hay mucho en juego, y así se añade otra capa al personaje, le hemos dado otra vuelta de tuerca. En este cara a cara triangular se combinan todos los elementos de una magnífica película de acción".


Munich: Statham está preparado para la acción
Corey Yuen, que trabajó con Jet Li y Jackie Chan antes de cruzar el charco para coreografiar Arma letal 4, X-Men, Transporter 1 & 2 y El beso del dragón, ha coordinado las secuencias de lucha. Según Olivier Megaton su inspiración fue "alejarse de las típicas escenas de las típicas películas de acción cabecera. Siempre intento hacer algo nuevo e inventar las escenas que voy a rodar de principio a fin. Quería llevar la saga un paso más allá. Por ejemplo, en la escena del taller de Otto, aunque Jason Statham pelea con todas las herramientas que tiene a su disposición, el estilo de combate no se parece nada a las peleas de Jackie Chan".

Esa escena en particular, en la que el actor se envuelto en una impresionante pelea a pecho descubierto, también le permitió a Olivier Megaton mostrar los musculazos de Jason Statham, que se sometió a un estricto régimen antes del rodaje. "El año pasado se dedicó a ponerse en forma para lograr ese cuerpo escultural. Se nota mucho que ha perdido peso, incluso en la cara y eso le da un aire más duro y carismático. Por supuesto hemos intentado sacar provecho de su complexión atlética. Para la escena del striptease queríamos que Valentina viera que Frank era algo más que un matón. Además de ser un gran luchador que tiene un cuerpo de escándalo, y eso es lo primero que le llama la atención. Con esas cachas atraeremos también al público femenino".

Otra de las escenas que harán las delicias de los espectadores es la batalla final entre Frank y Johnson, el explosivo desenlace de la partida de ajedrez que se desarrolla durante todo el filme. "Quería que en esta pelea, Frank tuviera un rival digno", comenta Robert Knepper. "El público debía sentir que Frank podía morir en esta pelea, porque esta batalla es como un enfrentamiento entre dos gladiadores. Cuando me enteré que Corey Yuan sería el encargado de la coreografía en seguida supe que los combates se centrarían en algo más que la fuerza bruta. Sabía que sería como una especie de reto mental con unos toques de filosofía oriental. Estudié Tai Chi hace unos años y recuerdo que la técnica se basaba en la imaginería animal, así que utilicé la imagen de la mantis religiosa, visualicé como camina y luego se lanza al ataque. Casi toda la pelea la hago yo, pero no conseguí hacer uno de los golpes así que para esas escenas Corey prefirió utilizar un doble. Rodamos la escena en dos días y fue agotador, pero también fue muy estimulante porque eché mano de una increíble reserva de energía que no sabía que tenía para poder hacerlo una y otra vez. Era como ser un atleta que compite en los Juegos Olímpicos".


Budapest: Otra vuelta de tuerca
Tras el enorme éxito de las dos primeras entregas de Transporter –más de 1,5 millones de entradas vendidas en Francia y más de 50 millones de dólares recaudados en las taquillas de todo el mundo– la tercera parte tenía llevar las escenas de acción un paso más allá. "En Transporter 1 y 2, a excepción de alguna escena específica, las secuencias de acción duraban unos 30 o 40 segundos. Desde entonces, películas como la Trilogía de Bourne o Domino de Tony Scott le han dado una vuelta de tuerca a la acción. Aunque nosotros trabajamos con un presupuesto mucho menor, tuvimos que seguir la estela de esos filmes y demostrar que éramos capaces de seguirles el ritmo. ¡Si bien no teníamos 75 millones de euros, lo compensamos con un millón de ideas!" (Olivier Megaton).

Con un exigente planning de rodaje que se desarrolló del 18 de febrero al 9 de julio de 2008, en TRANSPORTER 3 acompañamos a Frank Martin en un filme lleno de escenas de acción que combinan especialistas, persecuciones y combates a todo gas.

La principal arma con la que contaron para poder ceñirse al planning y al presupuesto fue el preciso y meticuloso storyboard preparado por Jonathan Delerue (Hitman, Frontera(s)). "Dada la cantidad de escenas de acción que rodamos para la película, no podíamos perder tiempo en el plató, con lo que todos tenían que saber qué estábamos haciendo en qué momento. Al final todo lo que sale en la película se había diseñado en el storyboard original". (Olivier Megaton)

Para las escenas de especialista contaron con otro profesional: Rémi Julienne, que ha trabajado en seis películas de James Bond, en casi todos los filmes de Belmondo y, recientemente, en El Código Da Vinci. Según el director, "Contamos con Rémi para intentar innovar e impactar a los espectadores mostrándoles algo que no habían visto y que Rémi no hubiera hecho en ninguna de sus anteriores películas. Todas las persecuciones de coches se han rodado a velocidad real, sin maquetas, para captar la sensación de velocidad e inercia de un coche que trompea sin parar". Al contrario que en la mayoría de las películas de acción modernas, no se ha abusado del 3D, y casi todas las escenas de acción se realizaron en el plató. "De ahí surgieron las nuevas ideas. ¿Cómo saltar con un coche a un tren sin destrozarlo? ¿Cómo deslizarse por el lateral de un camión? Cada día nos enfrentábamos a un nuevo reto y la mayoría de las soluciones se nos ocurrieron sobre la marcha. Por eso el rodaje fue tan emocionante y divertido". (Olivier Megaton)

Casi todas las persecuciones se han estructurado como sinfonías de acción, de ahí la enorme cantidad de guardabarros retorcidos, los vuelos de alto riesgo en helicóptero e incluso la utilización de un quad especial para recorrer las calles de Marsella a todo gas.


Odessa: Caras nuevas
Al igual que en las dos primeras entregas de la saga, TRANSPORTER 3 vuelve a reunir a Frank (Jason Statham) con Tarconi (François Berléand). El único actor francés del reparto no esconde la alegría que le produce trabajar de nuevo con su homólogo británico – "Nos abrazamos cada vez que nos reencontramos" – ni el estrés que le causa el papel bilingüe. "Los primeros días son muy duros porque domino muy poco el idioma y no se actúa igual en inglés que en francés. No se acentúan las mismas palabras, así que tengo que trabajar con un técnico que me ayuda con el acento. Es de las pocas veces que me pongo verdaderamente nervioso en el plató".

Le acompañan dos caras nuevas que trabajan por primera vez en Transporter: el malo, interpretado por Robert Knepper, el archiconocido T-Bag de la serie de televisión Prison Break, a quien vimos recientemente en la gran pantalla en Hitman. "Lo que más impresiona de Robert Knepper", dice Olivier Megaton, "además de su evidente carisma, es que tiene una manera muy precisa de hablar y de moverse. Cuando se tiene la suerte de contar con un actor de tanto calibre, todos y cada uno de los detalles cobran gran relevancia. Combinó multitud de gestos y particularidades para crear un personaje que fuera tremendamente desconcertante. Le puse 'Última llamada' para que se hiciera una idea de lo que buscaba, y le dije que se centrara específicamente en la voz de Kiefer Sutherland cuando le susurra a Colin Farrell. Frente a un actor tan increíble, Jason sabía que iba a tener que dar un paso más en sus dotes interpretativas. Recuerdo el primer día de rodaje, cuando se encontraron cara a cara por primera vez. Jason percibió en seguida que Knepper había subido las apuestas y aceptó el reto".

Ciertamente, para prepararse para el papel –tanto mental como físicamente– Robert Knepper no dejó nada en manos del azar. "Lo que me interesa es la complejidad del personaje. Hace años, en clase de interpretación, tuve un profesor buenísimo llamado Bill Esper que me decía, 'No se interpreta a un médico haciendo de médico, no se interpreta a un malo haciendo de malo, hay que interpretar a un malo como si fuera uno de los buenos. Has de ser plenamente consciente de que estás haciendo lo correcto. Si no crees en lo que estás haciendo, si te parece mal la forma de obrar de tu personaje, no serás capaz de vivir con él. Ese tipo de gente siempre encuentra la forma de justificar sus acciones'. Los tipos como Johnson no tienen dilemas morales. Todo lo contrario, de hecho. Creo que Johnson tiene una extraña concepción del patriotismo y cree firmemente que –al limpiar los trapos sucios de su gobierno– está contribuyendo al bien de su país y del mundo en general. Me imaginé que había crecido en un aburrido barrio de las afueras en un típico pueblo estadounidense y sabía que había algo dentro de él que no iba a durar mucho en un pueblo tan pequeño. Seguramente haya estudiado en Harvard o Yale porque es un tipo bastante erudito y sofisticado. Cuando rodé 'Hitman' pensaba en Putin, y para Johnson trabajé con la imagen de un diplomático al que el gobierno estadounidense hubiera enviado a Irak, me lo imaginé bajando del avión con pinta de empresario distinguido, como Johnson en la película, con su traje caro, con esa ropa tan elegante, como si fuera candidato a Presidente. Así veo a Johnson en la película. Es muy elegante. Sin duda preferiría estar en una tertulia sobre un libro del siglo XVIII antes que sacar una pistola y cargarse a alguien".

Natalya Rudakova, Sasha, añade un toque de feminidad a este mundo tan masculino. Luc Besson se fijó un día en ella cuando cruzaba la calle en Nueva York y debuta en el cine en Transporter 3. "Iba caminando por la calle y me crucé con Luc que me propuso dar unas clases de interpretación y vi que no se me daba mal. Luego fui a mi primer casting y me enfrenté a una cámara por primera vez. Me temblaba el cuerpo entero". A Olivier Megaton le cautivó su frescura, que ha querido trasladar a la gran pantalla para transmitir la espontaneidad del personaje de Sasha, Valentina. El director dice Valentina que es "todo lo contrario a Frank, siempre tan sereno. Ella vive al día. Trabajar con una debutante se parece un poco a dirigir a un niño, lo más importante es la frescura que añaden al rodaje". "Valentina está enamorada de la vida", añade Sasha. "Está loca, como toda joven de su edad. Al ser el único personaje femenino de la película, le añade espontaneidad y un toque picante. Es un volcán en erupción. Sin ella sería bastante aburrido, ¿verdad?".


Entrevista a Olivier Megaton (Director)

P: ¿Qué representa la saga Transporter?

R: Para mí la saga se encuentra a medio camino entre James Bond y La jungla de cristal, si bien la estructura narrativa tiende más hacia las creaciones de John McTiernan, con un protagonista simpático que traza una fina línea entre el humor y la seriedad que se encuentra inmerso en situaciones límite. Con los recursos de los que disponíamos hemos demostrado que una empresa francesa es capaz de crear una saga basada en un personaje hacia el que la gente se siente fuertemente atraída.


P: ¿Cómo se enfrentó a desarrollar la saga y el personaje en esta tercera entrega?

R: La primera película es claramente un producto de finales de los noventa, interpretada por un protagonista que se esforzaba por ser gracioso, soltando chistes y chascarrillos por todas partes. Para la segunda buscamos un estilo más Tony Scott y El fuego de la venganza dando mayor énfasis al tema dramático. En la tercera estamos caminando en terreno similar a La jungla de cristal en la que el protagonista se convierte en un rehén durante el desarrollo de la historia. Por primera vez el peligro es real. Se podría decir que el personaje ha madurado –de hecho, aunque parezca imposible, Frank se enamora– pero también hemos crecido en la manera de retratar al malo. Robert Knepper añade una nueva dimensión a la trama.


P: ¿Cómo trabajó esta desconocida faceta del personaje con Jason Statham?

R: Después de todo lo que ha vivido con el personaje Jason se mostró inicialmente un tanto reticente, y entendí su postura, pero creo que le gustó la manera en la que estábamos rodando el filme y empezamos a debatir seriamente sobre su personaje. Jason es un actor muy intuitivo con el que se descubren cosas durante el propio rodaje. Yo le veo convirtiéndose en el nuevo Bruce Willis. Tiene ese mismo carisma. Es genial porque no necesita hablar, con una mirada es capaz de transmitir multitud de sensaciones.


P: Al sentarse en la silla del director, ¿cuál fue el reto más grande que se le planteó?

R: ¡Más que un reto fue una misión a gran escala! Tras leer el guión de Transporter 3, me di cuenta de que el nivel de acción se había triplicado. La trilogía Bourne ha llevado al género de acción al nuevo milenio así que con esta película teníamos que darlo todo para demostrar que podíamos seguirle el ritmo a las pelis de Hollywood.


P: Entonces, ¿qué placer encuentra en desarrollar personajes preestablecidos?

R: Son un poco como personajes de cómic, lo divertido es trabajar con un estereotipo y darle un giro, una vuelta de tuerca, a su prefijada realidad. Por ejemplo, intentamos darle a Frank una imagen más realista. Suelo ser muy preciso en cuanto al atrezzo y el vestuario, y me parecía que Frank necesitaba un cambio de look… necesitaba un toque de clase. Jason Statham perdió mucho peso para la película. Su rostro es ahora más anguloso, con lo que tiene mayor presencia física así que mereció la pena invertir en un par de trajes de Dior. Lo mismo ocurre con François Berléand, el verdadero personaje de cómic del filme, para quien mantuvimos el aspecto poco convencional y atípico. Conduce por Europa en un viejo Renault, pero para esta entrega nos deshicimos de los bermudas y de las camisetas hawaianas para hacer que su estilo fuera un poco más realista.


P: En esta película ha disfrutado mucho trastocando los códigos que suelen utilizarse en las películas de acción, sobre todo en los tiroteos y las persecuciones...

R: Sí, hemos innovado mucho a la hora de retratar las persecuciones, dado que las hemos rodado a velocidad real y desde muchos ángulos distintos. En realidad lo que más nos preocupaba era encontrar un equilibrio entre la modernidad y el respeto por la tradición. Por ejemplo, aunque pensamos que no podíamos cambiar los códigos de las escenas de lucha utilizadas en las dos primeras entregas, logramos introducir una manera más incisiva de rodarlas. Así, la secuencia del garaje la hemos filmado con una steadycam para lograr un plano general que capta tanto el emplazamiento como el desarrollo del personaje. Sin afectar el método ni el estilo de Corey Yuen, el resultado combina nuestra modernidad con la lírica de su coreografía china.


P: ¿Comparte la opinión de Guillermo del Toro que al hablar de Hellboy dijo que una película de acción es como un enorme patio de juegos experimental?

R: No hay nada más abierto o empírico que ser director de cine. Sería muy pretencioso por mi parte decir que domino la técnica después de haber rodado tres películas y quince cortos. Hay miles de temas que no se pueden controlar, como el tiempo y la financiación, y con cada rodaje se aprenden un montón de cosas nuevas. Sí que considero que esta película es una excelente preparación, sobre todo en cuanto a los efectos especiales. Lo mejor de que te encarguen una película es que te liberas de ciertas restricciones, sobre todo relacionadas con el guión, que lleva mucho tiempo. Por otro lado, no te puedes olvidar del tirón de la saga y del personaje, si bien siempre conviene añadirle algo nuevo. Se aprende mucho, y es muy duro, pero también es muy divertido. ¡No pasa ni un día sin que uno de los miembros del equipo me llame para decirme lo aburridos que están desde que acabó el rodaje!


Entrevista con Jason Statham

P: Reencuentros

R: Me encanta que me den la oportunidad de retomar el personaje. De pequeño siempre me llamó la atención el trabajo de los especialistas, y creo que lo más gratificante de trabajar en una película de acción son los diferentes retos a los que has de enfrentarte para intentar hacer un trabajo resultón y lograr que las escenas de efectos especiales resulten creíbles. Ha sido genial volver a trabajar con toda la gente que confió en mí por primera vez en el mundo de la acción, como Luc Besson, Steven Chasman y Corey Yuan principalmente. No hace tanto que estaba haciendo papeles menores en películas de otros géneros y si no fuera por estos tíos, no estaríamos aquí años después haciendo la tercera entrega de la saga.


P: Personaje

R: Es un malo que hace cosas buenas y eso es lo que atrae al público porque la gente suele sentirse identificada con ese tipo de personajes. Estas películas las rodamos a nivel muy práctico, no contamos con todos los lujos que rodean algunas de las películas de acción que están ahora en cartel y eso se nota, y lo que es más, le gusta al público que disfruta con esta saga. Mi personaje es uno de esos tipos callados y estoicos que vive según su propio código moral. A todos los espectadores, tanto masculinos como femeninos, les gustan los personajes fuertes. Es un tipo bastante introspectivo, pero siempre hace lo que tiene que hacer y termina el trabajo que le hayan encargado. Sabe gestionar las cosas desde el lado físico, pero intenta no recurrir demasiado a la violencia para resolver las situaciones en las que acaba metido. Todos respetamos mucho a la gente que es capaz de controlar estos entornos tan peliagudos, sobre todo cuando se está tratando con cacos y criminales. Además, creo que tiene un lado tierno. Quiere llevar una vida pacífica.


P: Evolución

R: Creo que vuelve la vista hacia la primera parte. En esta tercera entrega nos encontramos con un Frank que está trabajando de nuevo, porque en la segunda entrega se había jubilado. En los primeros quince minutos vemos que está de nuevo en acción, a pesar de que rechaza un trabajo porque no está del todo de acuerdo con lo que implica. Ése es uno de los aspectos que más me gustan de Frank. Siempre vive según sus propias reglas y condiciones y si algo no casa con esas reglas, no acepta el encargo. De nuevo trabaja de transportista, así que creo que a la gente le gusta que haga ese tipo de cosas, relacionándose con los malos y con los criminales. Tarconi está de vuelta también y entre ellos existe un entendimiento mutuo. Frank no trabaja siempre en el lado correcto de la ley, pero incluso algunos policías saben que las cosas no son siempre blancas o negras. A pesar de que Frank hace cosas ilegales, sí se puede sacar algo positivo de su trabajo.


P: Berléand

R: Es muy divertido. Siempre me hace sonreír. Es muy sarcástico y no se toma nada en serio. Ojalá hubiéramos tenido más escenas juntos, siempre digo que nunca son suficientes, quiero trabajar más con François. Es un encanto.


P: Knepper

R: Es un tipo bastante intenso. Me sorprendió mucho lo popular que es, cuando salíamos con él era como ir por la calle con Elvis Presley. Como rodamos en Francia, estábamos de paseo por los Campos Elíseos y nunca he visto a tanta gente girarse porque le habían reconocido. Tiene una relación muy buena con el público. Es una gran estrella y un actor magnífico y eso hizo que los demás nos esforzáramos más todavía. Cuanto mejor sea el malo, peor se ponen las cosas para Frank y mejor se ponen para los espectadores que disfrutan viendo cómo va a salir de las situaciones en las que se mete. Me gustó mucho trabajar con Robert.


P: Olivier Megaton

R: Luc Besson escogió a Olivier Megaton para dirigir la película. De hecho Luc Besson suele elegir a cada uno de los directores con los que trabajamos. Tiene muy buen ojo para encontrar nuevos talentos. Olivier añade innovación y frescura y eso se ve en las escenas de acción, que son muy diferentes. El montaje y las técnicas que ha usado Olivier para las escenas de acción varían mucho del método empleado en las dos primeras entregas.


P: Corey Yuan

R: Las películas no hubieran sido tan exitosas sin la colaboración de Corey Yuan. Nunca he visto a nadie que tenga su capacidad en los diez años que llevo trabajando en estas películas. Se centra muchísimo en el personaje y en su personalidad. Se mete totalmente en la película. Creo que nadie sería capaz de ofrecer lo mismo con el espacio y tiempo del que disponemos. Es una persona muy especial y le respeto muchísimo. Tiene una personalidad maravillosa. Corey y su equipo son algunos de los tíos con más talento que he conocido jamás, son toda una fuente de inspiración. Es un verdadero placer trabajar con ellos. De hecho podría colaborar con ellos hasta que se me cayeran las piernas. Les tengo muchísimo aprecio.


P: Acción

R: Al echar la vista atrás y pensar en la primera película de Transporter que hicimos, me doy cuenta de que había mucho que demostrar. No teníamos ninguna expectativa de éxito y teníamos mucho tiempo con el que trabajar así que lo rodamos todo de manera muy orgánica, a través de la lente. Hemos intentado volver a la originalidad de la primera entrega. Estábamos en Francia intentando encontrar localizaciones que nos permitieran crear esas enormes escenas de lucha tan “filosóficas”. Espero que hayamos logrado producir algo tan bueno e interesante como la primera parte. Si le das a Corey un emplazamiento un par de semanas antes de rodar la escena, es capaz de crear algo muy creativo, y sabe jugar mucho con el atrezzo, que es el la clave de una buena escena de acción. Dimos con un par de localizaciones que nos gustaron mucho y pudimos escoger a los especialistas para lograr un equilibrio entre gente de buen aspecto y maestros del combate. Al escoger a los especialistas se puede subir el nivel de dificultad de las peleas porque todo está en los tiempos, en el ritmo y en la capacidad de reacción. Hay que ensayar mucho.


P: Peleas

R: ¿Mis peleas favoritas? Me gustan todas. La acción es una pequeña parte de lo que hacemos, pero no podría escoger solo una. Sabía que me lo pasaría bien rodando la escena con El gigante, Sammy Schild, porque es un luchador de verdad, no es un especialista. Viene de Holanda, un país que nos ha dado algunos de los mejores kick-boxers del mundo. Menos mal que era una pelea falsa. Recuerdo que me dio una patada en el pecho un día –a un 5% de su capacidad real– y literalmente salí despedido. Pero es un gigante amable, un tipo muy majo. Me lo pasé muy bien rodando esa escena.


P: El público

R: En esta película monto en bici, algo que aprendí a hacer de niño. El público que haya visto las otras dos películas notarán que ésta es bastante diferente. Hay un toque de romanticismo, que algunos odiarán y otros no tanto. La acción es completamente diferente. Luc Besson quería darle nuevos aires y desde luego que el ritmo es muy distinto. Pero el único juez con voz y voto es el público, así que ya veremos lo que opinan.


P: Natalya

R: De nuevo, vuelvo a lo que decía anteriormente: Luc tiene una capacidad sorprendente para dar con caras nuevas. A esta chica se la encontró por las calles de Nueva York y ha sacado una interpretación brillante de ella. Uno de los compromisos que más nos tranquilizó fue saber que Luc se encargaría de rodar las escenas dramáticas y las secuencias con Natalya, así que eso fue como un sueño hecho realidad porque soy uno de los mayores fans de Luc Besson del mundo. He visto todas sus películas miles de veces. Todos respiramos más tranquilos sabiendo que dirigiría las escenas dramáticas, con su experiencia, sus conocimientos y su talento. Natalya y yo confiamos mucho en él y los resultados se ven en el celuloide.



Entrevista con Natalya Rudakova

P: ¿Cómo acabó convertida en la protagonista femenina de esta película?

R: Iba tranquilamente por la calle y me crucé con Luc, quien me sugirió dar unas clases de interpretación que dieron unos resultados muy buenos. Me emocioné mucho y fue súper interesante meterme en la piel de un personaje. Luego fui a una audición y me eligieron para actuar en esta película.


P: ¿Simplemente iba por la calle en Nueva York?

R: Sí, iba camino del trabajo. Trabajaba de peluquera e iba por la calle cuando su ayudante me paró y me preguntó si quería ir a tomar un té con ellos y luego me propusieron el tema de las clases. Fue bastante emocionante.


P: Así que, ésta es su primera película.

R: Sí, soy una novata. Bueno, di un par de clases y me di cuenta de que era algo que quería hacer, así que ha sido una experiencia muy positiva y emocionante.


P: ¿Pero no soñaba con convertirse en actriz?

R: ¡Qué va! Nunca había pensado en ser actriz, pero cuando se te presenta la oportunidad de hacer algo nuevo no se le puede dar la espalda. Hice la prueba, no sabía muy bien qué saldría de todo ello pero me gustó mucho la experiencia y los profesores me dijeron que veían que tenía potencial. Por un lado fue muy alucinante dar vida a un personaje, por otro fue una experiencia muy interesante, todo tan nuevo. Nunca me había imaginado haciendo algo así.


P: ¿Conocía a Luc Besson?

R: Había visto sus películas, pero no le ponía cara. Me sonaba su nombre. Sus películas son muy populares, me encantan porque son muy originales. Son buenísimas.


P: Así que no se lo pensó dos veces cuando le propuso actuar en Transporter 3…

R: Bueno, no me propuso salir en la película tal cual, me propuso dar unas clases de interpretación pero no me dijo para qué. Yo no estaba al tanto de lo que pasaba. Luego hice una prueba de cámara, estaba muy nerviosa porque era mi primera vez y había un montón de personas en la sala pidiéndome que hiciera cosas raras como cambiar de emociones y poner distintas expresiones. Para una novata es una situación bastante rara. También era la primera vez que iba a París. Una semana después me enteré de que iba a salir en una película, y casi me muero de la emoción.


P: ¿Qué pensó cuando leyó el guión?

R: Me pareció muy original, cargado de emociones, chistes y vitalidad. Es muy divertido e impresionante, y todo ocurre a un ritmo frenético. Combina un montón de emociones y sensaciones. Siempre hay más de un nivel, cargado de mucha emoción y suspense. El filme es todo acción y diversión. Es impresionante.


P: ¿Diría que es una película de palomitas y diversión? ¿Le gusta ese género?

R: Sí, sí que me gustan este tipo de filmes porque son como montañas rusas, emoción sinfín. Vas al cine y te pasas dos horas sonriendo. Es una manera de relajarse, como una pastilla antidepresiva. Hay películas que te hacen pensar y te pasas el rato que estás en la sala comiéndote el coco, pero con estas películas te puedes relajar y viajar con la historia a lugares increíbles.


P: Háblenos de su personaje…

R: Valentina ama la vida. Está un poco loca, porque es muy joven. Es un personaje muy vivo y diferente. Es increíble, una chica joven y hermosa.


P: ¿Qué añade ella a una película tan masculina?

R: Mi personaje es la única chica que sale en el filme, así que añade sensibilidad, originalidad y mucho amor, emociones espontáneas, reacciones espontáneas y diversión. Es muy divertida porque está un poco loca. ¡Sin ella sería bastante aburrida!


P: Al principio es muy misteriosa y no habla mucho. ¿Es eso lo que atrae a Frank, porque son muy parecidos?

R: Al principio Valentina pasa bastante de Frank Martin. Bueno, no, en realidad le tiene miedo y por eso está tan callada. Ya ha vivido otra experiencia de este tipo con otro transportista así que tiene miedo y por eso no habla mucho. Pero entre ellos hay una especie de conexión. Él es una figura un poco paternal, protector… Necesita amor y protección y ahí es donde conectan. A las chicas rusas les gusta eso.


P: Entonces, ¿le resultó fácil interpretar el papel?

R: Bueno, el personaje es bastante más loco y salvaje de lo que soy yo. Es espontánea como un volcán en erupción o unos fuegos artificiales. No es capaz de estarse quieta, siempre tiene que estar haciendo cosas. Va de aquí para allá volviendo loco a todo el mundo. Le añade mucha originalidad, emoción y vitalidad a la película.


P: ¿Cómo fue el primer día de rodaje?

R: El primer día fue muy frío. Me sentí bastante superada porque todos hablaban francés e intentaban comunicarse conmigo en inglés. Se portaron muy bien, fueron muy majos y se esforzaban por ayudarme. Me explicaron dónde debía ponerme para no interferir con la iluminación, cómo debía hablar, cómo debía interactuar con la cámara. Todos sabían mucho e intentaron ayudarme para que todo saliera bien. Me aceptaron desde el principio. Durante las primeras horas estaba muerta de miedo, pero luego empecé a acostumbrarme. El segundo día fue genial. Me acostumbré muy rápido porque el equipo es fantástico, son todos muy acogedores y me hicieron sentir parte de su familia. Todos se han portado fenomenal.


P: ¿Qué fue lo más difícil?

R: Ha sido una experiencia impresionante. Empezamos a rodar y… de repente ya habíamos terminado la película. Fue como estar en un sueño, se me ha pasado volando. Lo peor es el frío que hemos pasado porque empezamos a rodar en pleno invierno y yo iba en vestiditos como si fuera verano. Eso fue bastante duro, tenía que centrarme en la interpretación y no dejar que el frío me distrajera. Como decía antes, ahí me ayudó mucho el equipo. En cuanto terminaba la escena, me traían abrigos y bebidas calientes. Ha sido una experiencia genial.


P: ¿Cómo fue su relación con Jason Statham?

R: Ha sido una suerte hacer mi primera película con Jason porque me ha apoyado muchísimo y conectamos a un nivel emocional en nuestras escenas. Es muy importante porque me transmitía un montón de emociones a través de su interpretación y logramos conectar. Me ayudó muchísimo. Lo mismo me pasó con Robert. Trabajar con él ha sido impresionante. Me siento muy afortunada porque en mi primera película he trabajado con actores que me han apoyado y ayudado mucho.


P: ¿Conocía el personaje de Robert Knepper de Prison Break?

R: No le conocía pero notaba que tenía un aire de malo. Detrás de la cámara Robert es una persona increíble, es cariñoso, amable y encantador pero tiene algo… Cuando se metía en el personaje era impresionante, como si ni siquiera tuviera que actuar, era todo tan real. Tiene un lado extraño que da un poco de miedo, pero él no es así en la vida real.


P: ¿Qué puede comentar sobre trabajar con Olivier, su trabajo y el equipo francés?

R: Me encantó su película The Red Siren, es muy buena. La había visto antes de empezar a trabajar con él así que sabía qué esperarme, conocía su visión y su manera de vivir el cine. Olivier y su equipo me apoyaron mucho. Todos trabajamos como una piña, no ha habido ningún problema ni conflictos. Hemos sido como una familia durante tres meses y eso me ayudó mucho porque yo no he visto a mi familia en esos tres meses. No conocía a nadie en Francia así que gracias a ellos no me he sentido sola, parecía que estaba rodeada de mi familia. Olivier es una persona increíble, es muy divertido.


P: ¿Qué opina de los franceses?

R: Nunca había estado en Francia, y me ha gustado mucho mi primera experiencia en el país. He conocido Francia no como una turista sino de una manera diferente, hermosa. Los franceses son muy amables, me ha recordado mucho a mi país y a San Petersburgo porque es todo tan bonito. Me ha encantado vivir esta experiencia y conocer partes de Francia que como turista no hubiera podido visitar. Los franceses son impresionantes y divertidos y la comida es maravillosa. No me canso de decir lo impresionante que es… parece sacado de un cuento de hadas.


P: ¿Le resultaron difíciles las escenas de acción? ¿Utilizó un doble?

R: No, no me hizo falta trabajar con una especialista porque no tengo escenas de lucha como Jason. Sí me meto en alguna que otra pelea pero fue divertido hacerlas yo misma. Ni se me pasó por la cabeza utilizar una doble porque estaba emocionada por hacerlo todo yo.


P: ¿Se hizo daño rodando algunas de las escenas?

R: Sí, ¡muchas veces! Tenía arañazos y moratones por todo el cuerpo, pero me lo pasé tan bien que mereció la pena. Lo haría una y otra y otra vez…


Entrevista co Robert Knepper

P: ¿Qué le atrajo de la película?

R: Me gusta interpretar a personajes opuestos, me encanta la ambivalencia, de hecho, así que me encanta que estemos haciendo esta entrevista en un lugar tan tranquilo, con un lago en el corazón de la naturaleza. A mi personaje, el Sr. Johnson, le contratan para limpiar los trapos sucios del gobierno. Si no se dedicara a negocios tan sucios, seguramente sería el clásico luchador que se pondría delante de la cámara para oponerse a los vertidos tóxicos o a las políticas gubernamentales. Es muy culto y sofisticado, pero también es un tipo muy peligroso, de ahí que le contraten para gestionar este tipo de trabajos sucios. Lo que me gusta de él es que lleva traje y tiene mucho buena percha, le encanta vestir trajes de buena calidad combinados con corbatas elegantes. Cuando se prepara para el día a día, todo él está ordenado e impoluto. Esto contrasta con su profesión, en la que debe lidiar con trabajos sucios, forcejear con gentuza… Es un asesino, pero siempre se esfuerza por darle a su país lo que necesita. Tiene un sentido extraño del patriotismo y siempre cree que está obrando por el bien de su país y del mundo en general. En la película parece bastante frío y violento, pero cuando no trabaja no es así, seguramente se dedique a hacer Tai Chi o Yoga o algo de eso, para relajar el cuerpo y la mente. Luego se centra en su trabajo, y no cesa hasta que termine su encargo, que no suele ser muy agradable. Se le respeta y se le tiene miedo, y él se esconde detrás de sus trajes y sus corbatas. En la película se ven ciertas cosas que hago para liberar energía negativa. Por supuesto, él habita en un mundo muy negativo y se mantiene a flote con pensamientos del tipo "Si mantengo las cosas en un estado Zen y me relajo, todo saldrá como lo he planeado, todo saldrá bien”. Al final de la película dice, ‘Odio la violencia, preferiría hacerlo de otra manera’. Pero claro, con eso lo que en realidad quiere decir es ‘Hay que hacerlo a mi manera’. Le gustaría un sitio como éste o incluso viviría en un sitio así. Los opuestos son muy interesantes, dan mucho juego.

No recuerdo cómo se llamaba, pero recuerdo el caso de un diplomático al que contrató el gobierno estadounidense para ir a Irak que cuando se bajó del avión parecía un empresario, como el Johnson de la película. Los trajes le quedan de muerte, siempre lleva ropa elegante, como si fuera un candidato a presidente del país, seguro que ha estudiado en Harvard o Yale… y mi personaje tiene además formación militar. Vi unas fotos suyas y lo que me gustó de él es que realmente parecía el típico empresario exitoso. El año pasado cuando rodé Hitman, recuerdo haber dicho que iba a basar mi personaje en Putin. Lo mismo me pasó con este personaje, de camino a Francia, en el avión, no me sacaba al tipo ése de la cabeza. Podía ser un diplomático que trabaja para cualquier país en el que Estados Unidos decida entrometerse. Le veía bajando del avión como si llegara a un acto político, para conocer a la gente y darles la mano.

También me centré en Hemingway, porque vi una foto suya en el periódico el día que llegué. Vi que tenía unos mechones blancos a ambos lados de la cabeza y pensé, "No recuerdo que Hemingway tuviera el pelo así, le recuerdo moreno y con el cabello un poco rizado". Cuando preparo un personaje me centro en el lado físico y también en el emotivo. En el interior y el exterior. Me imaginé que había crecido en un aburrido barrio de las afueras en el típico pueblo americano, con una infancia normal y corriente. Un poco introvertido y callado porque sabía que había algo en él que le alejaría de ese pueblo. Cuando me llamaron y me dijeron que necesitaban una foto de carnet de Johnson les pregunté si podíamos poner también de dónde era. Es una persona y tiene una identidad, que probablemente haya cambiado varias veces, pero sabe de dónde es. Les dije que fuera de Wisconsin, de algún sitio en el centro de Estados Unidos. Hace años cuando vi la película The Doors, Val Kilmer tenía una escena en la que Jim Morrison se inventaba una historia sobre su procedencia. En realidad venía de un pequeño pueblo del centro de Estados Unidos, creo, pero en su cabeza se imaginó una historia fantástica sobre sur orígenes… Y se convirtió en esa persona… ¡a pesar de que era todo mentira! Creo que Johnson también se convierte en el personaje que crea. Intenté incorporar eso al papel. No llega al punto de llevar un pin con la bandera, pero creo que es muy patriótico y cree firmemente en que lo que está haciendo beneficiará a su país y a todo el mundo.


P: Interpretar al malo...

R: De nuevo vuelvo a recurrir al tema de los opuestos, ya sea en Prison Break o en Hitman o en esta película. Hace años estudié con el gran maestro Bill Esper que solía decirnos, "No se interpreta a un médico haciendo de médico, no se hace de malo haciendo de malo. Hay que pensar en él como el bueno". Al dar vida a un personaje hay que creer en él y para eso hay que tomar conciencia de que está haciendo lo correcto. Si haces cosas que te parecen mal, no vas a poder vivir contigo mismo, y sin embargo vemos que este tipo de gente vive su vida tranquilamente haciendo su trabajo, sin suicidarse y sin hacer que les maten. Son capaces de justificar sus acciones. Éste es un tipo muy elegante, vuelvo a retomar el concepto del “diplomático”. Creo que se sentiría mucho más a gusto en una tertulia sobre un libro del siglo XVIII, no sacando la pipa para asesinar a los contertulios. Prefiere que el trabajo sucio lo haga otro pero si hay que hacerlo lo hace. Él prefiere mantenerse al margen. Me he centrado en ese carácter dieciochesco que tiene el personaje para jugar con el concepto de las oposiciones que he mencionado anteriormente.


P: El placer de rodar filmes de acción

R: Lo que más me atrajo de este filme fue la pulsera bomba que tiene que llevar Frank. Es muy estresante, cuando se aleja demasiado del coche me dan ganas de ponerme a gritar “¡No! ¡Vuelve al coche! ¡El coche se va, tiene que echar a correr por la calle!”. No fue tanto mi personaje sino las cosas que tiene que vivir Frank. Me leí el guión en nada, me enganchó en seguida y no podía dejar de pasar las páginas a un ritmo frenético para ver si iba a lograr salir con vida. Es una narración muy tradicional sobre un tipo que intenta mantenerse con vida y se encuentra metido en un lío tremendo con un malo que le persigue. Así entiendo yo las películas de acción. Mientras leía el guión el corazón me latía a mil por hora y no podía dejarlo, tenía que seguir página tras página. Me divirtió mucho, así que esa fue la principal razón que me hizo trabajar en este filme. Además quería repetir con Luc porque ha hecho algunas películas buenísimas y produjo Hitman, pero nunca llegué a conocerle. Luc es genial, yo no le conocía, sólo sabía de él de oídas, pero cuando ya te pones a trabajar con él es alucinante. Luc ha trabajado mucho en esta película, el guión es suyo y pasó mucho tiempo con nosotros en plató durante el rodaje así que el resultado final lleva su sello personal. Es el rey de Francia en el mundo del celuloide, es el padrino del cine, pero también es un artista y se preocupa mucho por lo que pasa en todas las escenas y en cada uno de los momentos del filme. Cuando llegué la gente me decía, “Una de las diferencias entre los estadounidenses y los franceses es que los estadounidenses siempre están muy cerca, invaden tu espacio vital. Lo hacen por una sensación confianza que les hace pensar que pueden ponerse tan cerca del otro, pero los franceses no. Siempre dejan distancia entre ellos, no se abalanzan tanto". Luc y yo siempre estamos muy cerca… tanto que podría besarle en la nariz cada vez que hablo con él. Tenemos mucha confianza, es genial.


P: Las peleas

R: Cuando leí el guión sabía que esa especie de partida de ajedrez que están jugando los dos protagonistas acabaría en una gran pelea… ¡que es larguísima! Me intrigaba ver qué estilo de pelea sería y cuando me enteré de que Corey participaba en la película sabía que los combates se centrarían en la filosofía oriental. Estudié un poco de Tai Chi hace años, y recuerdo que se basaba en la imaginería animal así que visualicé a una mantis religiosa. Ya no recuerdo las posturas, pero me suena la forma de las patas de la mantis, su manera de andar y como se lanza antes del ataque. Pensé que ese estilo le venía como anillo al dedo a mi personaje y pensé que sería genial que utilizara esa ideología. Luego, cuando vi el estilo de lucha, eché la vista atrás y dije "Éste es Johnson en la primera escena del primer día, y aquí está en el clímax de la película con la pelea, y pensé en que la lucha debería dar cuerpo al personaje, no debería convertirle en un tipo totalmente diferente". Si Johnson fuera un matón descerebrado, lucharía de otra manera, todo puños y fuerza bruta, lanzándose sin parar contra el contrario para desgastarle, echándole a un lado e intentando herirle a la vez que él se mantiene con vida. Pensé en la gente que pelea así, y en cómo saben expulsar esa energía negativa que sale de sus cuerpos como un susurro maligno. Hasta el momento en el que Johnson conoce a Frank, creo que sus otros encargos han sido peliagudos pero ésta sin duda es la tarea más difícil a la que se ha enfrentado. Frank le causa problemas a Johnson porque es un advenedizo y un chulito y creo que Johnson le respeta por eso. También le gusta que Frank conciba su trabajo igual que él, le gustan el orden y la precisión, no le gusta dar nombres, se mantiene al margen de las emociones y uno se imagina que es bueno peleando. Por eso, echar la vista atrás me permitió entender que Johnson empezó a sentirse incómodo y de repente un día se libera y dice, "No me voy a enfadar, no me va a afectar, voy a mantener la calma porque si dejo que me afecte, si empiezo a sentir emociones, no voy a poder luchar con la mente fría, y eso va a acabar afectando mi vida cotidiana. Por el contrario, si mantengo la calma, podré dirigir a la gente con la calma y precisión habitual...". Olivier y yo hablamos de la película Última llamada y la manera en la que Kiefer Sutherland habla con Colin Farrel utilizando una voz tranquila y pausada, con un tono muy correcto. Johnson habla como si fuera muy erudito, es muy preciso, y frío, sin emociones. Así es su manera de enfrentarse a los negocios también. Como actor tuve que interiorizarlo, no es como otras veces en las que es muy divertido porque el personaje está tranquilo hasta que de repente estalla… Eso pasa a veces en este filme, pero por lo general es todo bastante Zen. Es como si repitiera un mantra “No me va a afectar, no me va a afectar, te voy a decir exactamente cómo me siento". Es bastante irónico porque en realidad no siente nada, simplemente lo piensa. Es como una partida de ajedrez. Quería que en la pelea Frank sintiera que había dado con un justo contrincante, que sintiera que podía morir en esta pelea. Es como un combate entre dos gladiadores, dos espadachines y lo mejor de todo era saber que Corey estaba al cargo de la coreografía y que, por ello, no sería todo fuerza bruta sino que también sería una especie de reto mental.


P: ¿Qué aprendió de Corey Yuan?

R: He aprendido que hay cosas que no soy capaz de hacer, como el Movimiento del Mono o la Patada del Mono. Creo que al final va al montaje final, pero utilizarán un doble así que tengo que agradecerle su trabajo desde aquí. El resto de la pelea la hago yo. Cuando me formé como actor trabajé mucho con las luchas cinematográficas, aprendí a aguantar puñetazos y a darlos, a moverme por el escenario o el plató, a estirar antes de estas tomas. Corey no tuvo que enseñarme demasiado. Me lo tomé como un baile; lo único que había que hacer era aprenderse la coreografía. Cuando Jason y yo teníamos ratos muertos ensayábamos, "A ver, volvamos atrás tres pasos. ¿Cómo era? Bloqueo, patada, empujón…". Pero había uno de los movimientos, el del Mono, que era incapaz de hacer. Tenía que hacer una flexión y de repente levarme y darle una patada a Frank en las espinillas. Acabé diciéndole a Corey que utilizáramos un doble porque era incapaz. Los dos tíos que venían a ensayar la pelea eran alucinantes, estaban en una forma física envidiable. En la película parece que soy un gran luchador, seguro, pero esos tíos eran unos genios.

Las escenas de lucha son muy emocionantes, sobre todo cuando son tan largas como la de esta película. Tardamos dos días en rodarla y acabamos agotados. Al final de cada día de rodaje, Jason y yo nos mirábamos y decíamos “¡Madre mía!”. Acabamos bastante magullados, era inevitable. Teníamos muy claro que nos íbamos a hacer daño, es como estar en los Juegos Olímpicos. De repente te das cuenta de que tienes una increíble reserva de energía que te permite hacerlo una y otra vez. Te deja físicamente agotado y esa sensación es genial. Parecíamos dos niños pequeños. “¿Qué te apetece hacer hoy? ¡Vamos a pegarnos encima de un tren!".


P: ¿Qué opina de Olivier?

R: Olivier ha sido genial. Lo que más me gusta de él es su sinceridad y amabilidad… aunque parezca que pueda darte una paliza porque tiene mucha fuerza. Sabe muy bien lo que quiere, lo tiene todo en la cabeza y tiene unas opiniones muy fuertes. Afortunadamente compartíamos las mismas creencias. Le comprendo muy bien y ha sido un verdadero placer trabajar con él. Eso por no mencionar que cocina fenomenal. Para ser un buen cocinero hay que sentir la comida, hay que saber utilizar los ingredientes apropiados y saber cuánto echar de cada uno. Lo mismo pasa cuando dirige, sabe muy bien lo que hace, tiene los ingredientes y sabe combinarlos.


P: ¿Televisión o cine?

R: Estoy acostumbrado a trabajar a toda máquina, a los ritmos frenéticos que requiere la tele y según me hago más mayor y tengo más experiencia no lo pienso tanto, simplemente hago lo que me piden y punto. Las cosas más increíbles pueden surgir en cualquier momento. La experiencia te permite trabajar así, sabiendo que de vez en cuando surgen estas pequeñas cosas y hay que confiar en la capacidad interpretativa de cada uno, pero a veces también surgen simplemente de tener que trabajar a todo trapo. Uno de los elementos más importantes es la velocidad mental, la predisposición mental de cada uno al llegar al trabajo. Eso lo aprendí de algunos de los magníficos actores con los que he trabajado. Hay que dejarse las inseguridades y los malos rollos en casa, en el plató no se pueden tener frustraciones porque acabarán afectando a todo el mundo. No hay que ser físico nuclear para hacer nuestro trabajo.

Lo que me encanta de Jason es que se parece mucho a mí. Ha hecho películas muy buenas y conoce este personaje de pe a pa. Hemos trabajado muy bien juntos, nos respetamos muchísimo. Es muy bueno. El personaje le va como anillo al dedo.

Cuando leí la escena de nuestra pelea pensé "Tengo que crear un personaje creíble, no un matón que le pueda vapulear. Tiene que ser un oponente digo". No podía acabar con Frank sin más, le tenía que poner las cosas difíciles. También quería que Jason pensara que sabía lo que me hacía, que viera que podía meterle caña. Cuando un actor se da cuenta de lo que eres capaz, cuando confía en ti como intérprete, lo único que hay que hacer es lanzarle la pelota porque sabes que la cogerá al vuelo y te la devolverá.