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Import / Export cartel reducidoImport / ExportDirigida por Ulrich Seidl
¿Qué te parece la película?

Ficha artística
Ekateryna Rak
Paul Hofmann
Michael Thomas
Natalya Baranova
Susanne Lothar
Georg Friedrich


Entrevista con Ulrich Seidel

P: IMPORTEXPORT ha sido un proyecto muy duro: en Ucrania rodasteis a 30 bajo cero, en Austria, entre los moribundos. ¿Eso te ha empujado a tus límites físicos y psicológicos, o fueron aquellas condiciones normales?

R: Cada película tiene sus propias leyes, y ninguna me viene muy fácilmente. Pero las condiciones extremas no me suelen desanimar. Creo que escenas e imágenes intensas y extremas sólo se pueden crear en condiciones igualmente intensas y extremas.


P: Tu película trata el tema de la emigración laboral entre Este y Oeste. ¿Cuál se te ocurrió primero, “import” o “export”?

R: Export. La idea de esta película vino mientras estaba trabajando en otra película. Mientras estaba haciendo investigaciones para un documental colectivo llamado “El estado de la nación”, conocí a una familia obrera en la que todos estaban en paro. A partir de entonces empecé a pensar en cómo podía utilizarlos como base de una película de ficción. En cuanto a lo de “import”, durante años había querido hacer una película en el Este europeo, porque me siento muy cercano a la gente de allí. Así que empecé a escribir historias que en su desarrollo van de Este a Oeste, y de Oeste a Este.


P: Los dos protagonistas, ¿son actores profesionales o no-profesionales, al igual que en tu película anterior, Dog Days?

R: Ninguno de los dos había estado delante de una cámara antes. En la vida real, Paul Hofmann, el austriaco, es una persona bastante cercana al personaje que interpreta. También está en el paro, pasa mucho tiempo por allí, buscando el amor y buscando broncas. Ekateryna Rak, la ucraniana, era enfermera y en la película interpreta a una enfermera. Antes de esta película nunca había estado en Oeste, y ahora que ha estado no piensa quedarse aquí a vivir.


P: En la historia, los dos personajes principales no llegan a encontrarse nunca. ¿Por qué no?

R: De hecho, se iban a encontrar, sin hablarse, en la frontera. Estaba así en el guión, y creo que algo así estaría en cualquier guión de esta naturaleza. Pero a medida que se acercaba el rodaje, decidí que no quería que hubiera fronteras físicas en la película, ya que en la realidad están cayendo. A diferencia de las fronteras dentro de las sociedades, que siguen intactas.


P: Rodaste la película durante dos inviernos seguidos. Pasaste dos años montando la película y haciendo el casting para ella. ¿Por qué tardas tanto en hacer una película?

R: Porque soy algo lento en todo (se ríe)… Bueno, hablando en serio, mis guiones sólo son guías para lo que hay que rodar. En algún momento empieza la película, y mi equipo y yo empezamos un viaje. Ese viaje tiene un destino, pero nadie conoce la ruta que hay que seguir para llegar. Es un proceso que se va haciendo, y surgen interrupciones frecuentes, porque a veces simplemente no sé qué hay que hacer, cómo seguir.


P: IMPORT EXPORT es un largometraje, un drama, rodado de tal manera que a veces parece un documental…

R: En ese sentido, IMPORT EXPORT es más documental que Dog Days, ya que ha sido rodado, en gran medida, en ambientes reales. De ahí lo de documental, es decir secuencias rodadas en localizaciones y mundos que realmente existen: en dos hospitales de verdad, en oficinas de paro de verdad, en esos locales de sexo de Internet de verdad, y en hospitales geriátricos de verdad.


P: Hablando de hospitales geriátricos, aquí, también, mezclaste a los actores con pacientes de verdad. ¿Ha sido difícil rodar con gente moribunda?

R: Las únicas dificultades vinieron de los oficiales y del personal, que hicieron todo lo posible por interferir en mi proyecto, sin duda por los muchos escándalos vinculados con los institutos geriátricos austriacos y porque sabían cómo eso podía perjudicarles. Meses antes del inicio del rodaje, empezamos a pasar tiempo con los pacientes. Para prepararse, la actriz María Hofstätter, por ejemplo, trabajó varios meses en una unidad geriátrica dos veces por semana, en el turno nocturno y de día. Para los pacientes, o al menos para los que eran conscientes de que había un rodaje, el rodaje representaba un agradable cambio en su rutina carcelaria.


P: Tu primer largometraje, Dog Days ganó el Premio Especial del Jurado en Venecia y el gran premio en Gijón. ¿El éxito ha cambiado algo en tu vida? ¿Ha cambiado tu trabajo?

R: Yo creo que no. Para mí, hacer una película siempre es un proceso muy cansador y siempre implica sufrimiento. No les pongo nada fáciles las cosas a mis colaboradores, ni a mí mismo, y cada film es una aventura por la que hay que luchar duro. Mi próxima película puede ser un desastre.


P: Ed Lachman, uno de los dos cámaras con los que hiciste IMPORT EXPORT, te ha descrito como un cineasta moral, que no moralista. ¿Estás de acuerdo?

R: No busco entretener a la gente con mis películas, sino conmover, quizá, casi desconcertar. Mis películas son críticas, no a nivel del individuo, sino a nivel de la sociedad. Y tengo una visión de la vida que es una visión de dignidad. Si, más allá de dar placer, una película puede llegar a crear algo en el espectador que conecte con su propia vida, entonces esa película habrá logrado bastante. Yo quiero que en la sala de cine la gente se enfrente consigo misma.


P: No encajas dentro de lo que se puede llamar el clásico cineasta socialmente crítico. Muestras, no juzgas.

R: Yo no poseo ninguna ideología para mejorar el mundo. No se trata nunca de juzgar a un individuo. Intento echar una mirada nada sesgada sobre la vida. Creo que la realidad nos toca a todos, con nuestros deseos y temores: el miedo a la muerte, el deseo de amor.


P: Se ha hablado mucho del pesimismo de tu obra. Sin embargo, también trabajas con el elemento del humor…

R: El humor a menudo hace que lo horrible, lo inevitable, resulte menos soportable. Y yo siempre busco a ver dónde la tragedia y la comedia se solapan. En cuanto al pesimismo, no creo que los optimistas sean necesariamente más constructivos que los pesimistas; por lo tanto no se les debería considerar mejores. Cuando miro al mundo con ojos abiertos, no puedo evitar ser pesimista. Pero, como todo pesimista, también veo elementos de belleza.


P: IMPORT EXPORT es una película algo chocante, pero también se le puede considerar tu película más humanista hasta la fecha. ¿Te estás haciendo más blando y sabio?

R: Espero que más sabio, que no más blando. Todas mis películas son el producto de mi visión humanista del mundo – aunque resulte provocador y chocante.