Documental sobre Anna Wintour, la editora de Vogue premiado con el Gran Premio del Jurado a la Excelencia Cinematográfica en el pasado Festival de Sundance. Este documental, dirigido por R. J. Cutler, ha servido como respuesta de la propia Anna Wintour para intentar lavar la imagen de mujer calculadora, frívola y superficial que le pintaron en el filme El diablo viste de Prada.
Entrevista a R.J. Cutler (director y productor)
P: ¿Cuál fue su inspiración para llevar a cabo este proyecto?
R: La primera vez que pensé en hacer una película sobre Anna Wintour y VOGUE, fue al leer un artículo en New York Magazine sobre el Metropolitan Museum Costume Institute Ball, gala anual para recaudar fondos, supervisada por Anna Wintour. En el artículo, hacían de ella un retrato tan interesante, que sentí la obligación de hacer esta película.
Por supuesto, ya sabía quien era Anna, que era una figura imponente y controvertida, dentro del mundo de la moda, pero no sabía mucho más de ella que eso. Siento interés por aquellas personas que están muy comprometidas con aquello que hacen y que lo hacen tan bien como pueden, a pesar de las numerosas dificultades que tienen que afrontar. Desde luego este era el caso de Anna Wintour.
Llamé a VOGUE y viajé a Nueva York, donde me reuní un par de veces con Patrick OConnell, el Director de Comunicación de Anna. En ese momento no tuve éxito, pero tenía la impresión de que al final llegaría a buen puerto.
Unas semanas después, recibí una llamada de Patrick. Anna había tenido una idea y le había pedido a Patrick que me llamara para ver si podía ir a su oficina en un par de días. Era como si me hubieran citado para ver a la reina. Me gusta bromerar diciendo que pude convencerla de que participara en esta película, haciéndola creer que la idea había sido suya, pero lo cierto es que sí que fue una sugerencia suya, que a la hora de desarrollar la historia, nos centraramos en la publicación de septiembre. Anna admitía haber pensado siempre que ese sería un tema interesante para una película. Hablamos sobre mi acercamiento, sobre el hecho de que no iríamos a rodar con un plan de rodaje estricto, nuestro trabajo sería más bien estar ahí, como observadores. Ella lo comprendió y accedió a trabajar con nosotros. Cuando le dije que yo tendría el control sobre el montaje final, Anna contestó, "mi padre era periodista, yo soy periodista, lo entiendo perfectamente." Me tranquilizaba saber que tenía claro que sería yo quien tendría el control sobre el montaje final, pero también me sorprendió que hablara tan abiertamente de su padre. Definitivamente me encontraba ante una historia muy interesante, y sospechaba que si seguía ese hilo me llevaría directo a un lugar muy interesante.
Después de que Anna y yo decidieramos trabajar juntos, aún tardamos un año en atar todos los cabos. Tuvimos que negociar el contrato con Conde Nast. Para ellos tener a un equipo de cine, durante nueve meses, pegados era algo totalmente inusual. En aquel momento, nuestros amigos de A&E IndieFilms asumieron el riesgo y se embarcaron con nosotros en este proyecto, financiándolo y actuando como productores ejecutivos. Ni que decir tiene, que esa fue la clave para que todo todo saliera bien.
P: ¿Cuál fue su mayor desafío? ¿Cómo lo logró?
R: Cada película tiene su mundo específico y sus propios retos, VOGUE no era una excepción. A veces los desafíos son evidentes, como cuando haces una película sobre gente que son conscientes de lo fashion que son, y llevan ropas muy caras y delicadas. En esos casos no les puedes colocar un micro para que lo lleven durante toda la jornada. Necesitarás grabar todo el sonido con una jirafa, y para ello deberás contar con un técnico de sonido directo con experiencia, razón por la cual contratamos a Eddie OŽConnor.
A veces te encuentras con un problema que se hace más complicado simplemente por el hecho de que tienes que encontrar la manera de resolverlo antes si quiera que se haya producido. En VOGUE, por ejemplo, estamos filmando a un grupo de gente que han estado trabajando juntos, desde hace años, en algunos casos durante décadas. Trabajaban con una tranquilidad bastante engañosa. Se comunicaban con un simple movimiento de la cabeza y a través de miradas, sin grandes discursos. Cuando empezamos a grabarles, nos sentimos bloqueados, sin saber como afrontar esa situación. ¿Cuándo se tomo esa decisión?
¿Cómo sabes que está ocurriendo esa historia? ¿Quién recortó ese artículo a página completa? Era desconcertante. De repento nos dimos cuenta de que la clave del proceso creativo, en VOGUE, estaba en los gestos, las miradas y las conversaciones de cinco segundos de duración. No es que se sentaran y dijeran muy bien, ahora seamos creativos y hablémos qué vamos a hacer. Una vez que descubrimos eso, nuestro trabajo se simplificó mucho. Ahora ya sabíamos que estabamos filmando.
El mayor problema con el que nos encontramos, al rodar The September Issue, fue que la gente del mundo de la moda son muy desconfiados con las cámaras. Piensan que la cámara es su enemiga, un instrumento que está continuamente fisgoneando, a la espera de cazarles en una situación comprometida, algo que te está juzgando continuamente. Nosotros estabamos ahí para observar, no para juzgar a nadie.
Convencerles a todos de que nosotros no eramos como otras personas con cámara, fue un reto bastante complicado.
Ironicamente, fue Grace Coddington la persona con la que al principio lo tuvimos más difícil. Su personaje es fundamental dentro de la película, pero su recelo y desconfianza de todo aquel que lleve una cámara, uno de sus principios básicos, nos complicó mucho las cosas, durante los primeros días. No perdió ni un segundo tratando de explicarnos eso. La primera vez que nos encontramos con Grace dijo, "alejaos de mí". La siguiente vez que la ví, estabamos en un desfile de Chanel, en París, y me dijo, "Anna ni siquiera ha venido, ¿por qué estáis vosotros aquí?". Era evidente que nuestra presencia no le hacía ninguna gracia. Más tarde, ese mismo día, André Leon Talley me pregúnto, ¿qué le has hecho a Grace?".
Con el tiempo, nos ganamos a Grace y al resto del equipo de VOGUE. Lo que nos hace volver a los retos concretos de este proyecto y a uno de los principales retos de cualquier película: ganarte la confianza de las personas. La manera de conseguirlo es siendo quien dices ser. Cuando te permiten adentrarte en un nuevo mundo, en este caso en el mundo de VOGUE, eres un ser afortunado, y nunca debes olvidar que es su mundo, no el tuyo. Debes estar convencido de que la historia pertenece a los personajes, y que son ellos los que la están compartiendo contigo. Siempre tiendes a pensar que se trata de una colaboración, y quieras que no eso condiciona todo lo que haces. Si realmente estás ahí para ver las cosas lo más claro posible, más que para cumplir con una agenda de trabajo, o a ti mismo, y actúas de acuerdo con estos principios básicos, los demás serán conscientes de eso y te ganarás su confianza.
P: ¿Cuántas horas rodó? ¿Qué fue lo más complicado durante el montaje?
R: Grabamos más de 300 horas. Eso es mucho metraje. El rodaje duró ocho meses. Tuvimos que ver y minutar todos los brutos. Una vez hecho esto ya podíamos empezar a diseñar nuestra historia. Cuándo la gente me pregunta sobre el descubrimiento de la historia, si tiene lugar durante la producción o la postproducción, me gusta contarles la historia de una entrevista que ví al famoso jugador de hockey Wayne Gretzky, cuando estaba en lo más alto de su carrera.
Había ganado muchas Stanley Cups consecutivas, era el máximo anotador de la historia de la NHL (Liga Nacional de Hockey), parecía no haber nada imposible para él. El periodista le preguntó, "cuentanos, número 1, ¿cómo lo haces?" A lo que Gretzky contestó "es bastante simple. Sólo tengo que seguir al disco". Recuerdo que pensé, "claro que Wayne Gretzky es el mejor jugador de hockey de la historia.
Cuando están en la pista, los demás jugadores golpean al disco con sus sticks, intentando que el disco haga lo que ellos quieren que haga. Mientras tanto Gretzky sigue al disco y va donde el disco quiere que vaya."
Ese es el procedimiento para hacer estas películas. Es un proceso de aprendizaje de cómo seguir al disco. No puedes hacer que el disco, vaya donde tú quieres, así nunca podrás hacer tu película. Tienes que seguir al disco y dejar que sea él quien te guie. Por supuesto, el disco constituye la historia. Cuando estábamos rodando, no podíamos llegar y decir, estoy aquí para demostrar que Anna Wintour es esto, voy a demostrar que es tal cosa. Debes empezar por preguntarte, "¿quién es ella? ¿Quiénes son las personas que tiene alrededor? ¿Cómo es trabajar aquí? Siempre debes tener un interrogante, y mucha curiosidad. Así descubres a Anna, a Grace, las relaciones, la historia y los temas. Descubres todo aquello que no sabías cuando apareciste. Mientras ruedas vas paso a paso, y hasta que no te metes en la sala de edición, a montar, no ves la historia global.
Miras todo el material grabado, lo ves una y otra vez, y de repente el material se descubre por si sólo. Tratas de verlo lo más claro posible, aunque lo hayas estado viendo, una y otra vez, durante semanas, o incluso meses. Dios bendiga a Azin Samari, nuestro montador. Ella tiene ese don de ver las cosas con absoluta claridad, sin importar lo más mínimo cuantas veces ha visto anteriormente esas imágenes. Además, tiene un instinto poético para combinar diferentes momentos y crear una verdad más profunda.
Y creedme, eso es muy difícil. Ver las cosas lo más claro posible es complicadismo.¿Qué porcetaje de André ponemos en la historia? ¿Cuánto sobre Thakoon? ¿Cómo estableces quienes son estas personas? ¿Cuánta historia debes contar? ¿Qué cantidad de entrevistas debe haber para dar credibilidad a la historia? ¿Qué tipo de música debes usar? Evidentemente estos eran nuestros retos concretos, pero todo aquel que se dedique al montaje de documentales siente la obligación de encontrar la histioria, el reto de seguir al disco, y para nosotros también fue ese nuestro principal reto.
P: ¿Cuál es su escena favorita?
R: A mi me encantaba estar en la redaccíón de VOGUE, en los pasillos, en las reuniones, en la oficina de Anna, adoraba todo eso. Soy un gran fan del cinema verite. También me encantan las escenas con Andre Leon Talley. Me apasiona la forma en que evoluciona la película especialmente a medida que se acerca el final.
Adoro el modo en que Bob Richman grabó esta película, la combinación entre verite y esas vistas increíbles de Nueva York y París y el mundo de la moda. Pero creo que probablemente las imágenes que más me emocionan, son aquellas en las que Anna habla de sus relaciones familiares.
Las escenas con su hija Bee; aquellas en las que habla de su padre y de su relación con él; las imágenes en las que vemos a una Anna joven. Y sobretodo, la secuencia que hay cerca del final de la película en la que Anna reflexiona sobre su relación con sus hermanos y la vemos en casa con Bee. Ahí además de verla como la temible Editora Jefe, la vemos como una madre soltera trabajadora. A continuación la vemos frustrada con su trabajo, disgustada con el modo en que están saliendo las cosas para el número de septiembre y reflexionando sobre el final de su carrera. Pienso que en esa secuencia vemos la conexión existente entre trabajo y familia y la historia y el lugar que en ella ocupa. La vemos como una poderosa mujer de negocios, como hermana, madre, y para mi todo se une en uno.
P: ¿Qué fue lo que más le sorprendió?
R: Realmente no era consciente de la importancia que la figura de Anna Wintour tenía dentro de la industria de la moda. Cuanto más la observaba, más me sorprendía. Puedes hacer una película de éxito sin la bendición de Steven Spielberg, desarrollar y vender software, sin el consentimiento de Bill Gates, pero nunca podrás ser un diseñador de éxito sin el apoyo de Anna Wintour. No debemos olvidar que la industria de la moda, es una industria global que mueve 300 billones de dólares. Anna es una figura muy especial, una de esas que surgen cada muchos años. Es sorprendente descubrir el alcance de su poder e influencia. Este fenómeno además adquiere una mayor relevancia ya que se trata de una mujer en una industria en la que los cuchillos muy afilados vuelan sin cesar. Nadie sabe hasta dónde llega Anna y dónde empieza VOGUE.
Historia de Vogue
La conocida como "la Biblia de la moda" nace en 1892, en Estados Unidos de la mano de Arthur Baldwin Turnure. En 1909, al morir Baldwin la revista pasó a manos de la editorial Conde Nast Publications, Inc.
Esta revista de moda y estilos de vida en la que se conjugan temas de moda, fotografía, arte y diseño se edita actualmente en más de veinte países (Inglaterra, Italia, China, Brasil, Japón, México o Australia). A España llegó en los años 80 y desde 2001 cuenta con una versión online, con contenidos propios. Su enorme éxito ha dado lugar a la aparición de otras ediciones: MenŽs VOGUE, VOGUE Teen y VOGUE Living.
Cuenta con la colaboración de los más reconocidos escritores, fotógrafos, diseñadores e ilustradores internacionales.
Al frente de la edición estadounidense, la más importante, ha estado desde 1988 Anna Wintour. Conocida como "Nuclear Wintour, por su fría personalidad y su carácter, por sí sóla, tiene la misma importancia e influencia que la publicación. Es capaz de crear tendencias, y de hundir o elevar a lo más alto a cualquier diseñador.
Ella ha sido la artífice de que VOGUE sea, a nivel mundial, la revista de moda más sofisticada e importante.
Antes de la llegada de Anna Wintour, Grace Mirabella estaba al frente de la revista. Bajo su dirección los estilos de vida tenían más importancia que la moda y las portadas mostraban los rostros de famosas modelos. Anna Wintour cambió todo esto. Con su llegada las portadas se fijaban más en el cuerpo de las modelos y las sesiones comenzaron a hacerse fuera del estudio. Las modelos reconocidas dieron paso a las producciones con modelos no tan famosas y a la aparición de celebrities del espectáculo como Nicole Kidman, Charlize Theron, Angelina Jolie, Kate Winslet, etc.) Wintour fue la "culpable" de que los fotógrafos, maquilladores y estilistas, hasta ese momento relegados a un segundo plano, tuvieran la misma importancia que las modelos.
Lauren Weisberger, antigua asistente de Anna Wintour, inspirándose en la figura de su exjefa, publicó el bestseller internacional El diablo viste de Prada, adaptada recientemente a la gran pantalla. Meryl Streep fue al encargada de poner rostro a este icono.
Es tal la importancia de VOGUE dentro del mercado de la comunicación que, en 2007, Norberto Angeletti y Alberto Oliva, dos periodistas argentinos publicaron In VOGUE: The Ilustrated History of the WorldŽs Most Famous Fashion Magazine, un libro de 440 páginas y más de 1000 fotografías en el que se cuenta la historia de la publicación desde su nacimiento a finales del XIX y la gran influencia que ésta ha ejercido y aún hoy sigue ejerciendo en la cultura, fotografía, arte y el periodismo en general.
El libro es fruto de cinco años de investigación y del acceso logrado por ambos periodistas a numeroso material exclusivo. Fue presentado en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York. A traves de sus páginas pueden verse las temáticas de los primeros años, las portadas ilustradas, corrientes artísticas tan importantes y diferentes como el art decó, el expresionismo o el modernismo y la evolución en la forma de vestir de la primera mitad del siglo XX.
Anna Wintour (Editora jefe Vogue)
Anna Wintour ha sido Editora jefe de VOGUE desde 1988. Empezó a trabajar en Conde Nast en 1983, como Directora creativa de VOGUE y en 1986 regresó a su Inglaterra natal, para convertirse en Editora jefe de la edición inglesa de la revista hasta que en septiembre de 1987 dejó su puesto, para convertirse en la Editora jefe de HG. Diez meses después, en julio de 1988, volvió a VOGUE, para instalarse en el puesto que aún hoy ocupa.
Comenzó su carrera en 1970, en el departamento de moda de Harpers & Queen, una revista londinense. En 1976 se mudó a Nueva York, y empezó a trabajar como editora de moda en Harper's Bazaar. En 1981 se incorporó a New York como editora principal para ocuparse de la cobertura de las secciones de moda, estilo y modos de vida.
Desde que llegó a VOGUE, Anna Wintour ha estado involucrada, de un modo muy activo, en la recaudación de fondos, especialmente para la investigación del SIDA, y para el Metropolitan de Nueva York. En 1990, tuvo un papel clave en el desarrollo del programa de ayuda contra el SIDA, dentro del mundo de la moda, CFDA/ VOGUE Initiative, a través del cual ha ayudado a recaudar más de 16 millones de dólares, principalmente a través del renombrado programa 7th On Sale.
Desde 1995, Wintour ha copresidido 10 galas benéficas para recaudar fondos para el Instituto de costura, perteneciente al Museo Metropolitan de las Artes. En total, suman 40 millones de dólares recaudados. En 1998, como muestra de reconocimiento por todo el trabajo hecho en su nombre, el Metropolitan la nombró fideicomisaria de honor.
En 2003, Wintour lideró la creación de CFDA/ VOGUE Fashion Fund, una iniciativa y un premio sin precedentes, para ayudar a los nuevos diseñadores americanos que luchaban por abrirse camino y triunfar en el negocio. El Fashion Fund Award no sólo ha evolucionado hasta convertirse en un prestigioso galardón en la carrera de los diseñadores emergentes, además ha hecho que las industrias europeas creen programas similares.
Anna Wintour ha recibido numerosos premios por sus esfuerzos y por ser la impulsora de este tipo de iniciativas. Entre ellos destacan los del Consejo de Diseñadores de Moda Americanos (CFDA), Premio por toda su carrera, y el Premio de la Fundación Americana de la Investigación del SIDA (amFAR).
Además de ser la Editora jefe de VOGUE, Anna Wintour se encargó de desarrollar y lanzar Teen Vogue (2001) y Mens Vogue (2005). Actualmente es la Directora Editorial de ambas publicaciones.
The september issueDirigida por R. J. Cutler