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Red cartel reducidoRedDirigida por Robert Schwentke
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El equipo creativo de producción incluye al director de fotografía Florian Ballhaus (Una pareja de tres (Marley & Me), El diablo viste de Prada) y al montador ganador del Oscar® Thom Noble (Único testigo, Thelma y Louise), que ya han colaborado ambos previamente con el director Robert Schwentke en Más allá del tiempo y Plan de vuelo: desaparecida, el diseñador de producción Alec Hammond (Donnie Darko) y la diseñadora de vestuario Susan Lyall (La boda de Rachel), que también han trabajado ambos con Schwentke en Plan de vuelo: desaparecida.

Red, la novela gráfica escrita por Warren Ellis, ilustrada por Cully Hamner y publicada por DC Comics dentro de su sello Wildstorm, fue escrita originalmente como una obra completa, pero se publicó dividida en tres partes publicadas mensualmente. Más tarde, se publicó íntegramente en un solo volumen. Aunque la novela gráfica no tiene más que 66 páginas, Gregory Noveck, vicepresidente senior de asuntos creativos de DC Comics, supo nada más leerla que era un vehículo perfecto para una adaptación cinematográfica.

"Me encantó la novela gráfica al instante", asegura Noveck. "Warren y Cully son dos de las estrellas más deslumbrantes del mundo del cómic y entre los dos habían creado un ‘thriller’ de acción muy pulido y apasionante, con un protagonista principal alucinante y un tema central fascinante. En DC Comics teníamos el mandato de tratar de adaptar no solamente nuestros personajes superheroicos, sino de intentar aprovechar también el resto de los asombrosos títulos de nuestro catálogo. Red fue uno de los títulos a los que eché el ojo nada más empezar a trabajar en la compañía".

"Era evidente que sería necesario ampliar la historia de Warren para poder hacer una película de dos horas", explica Noveck. "Pero nuestra intención fue en todo momento retener el mejor elemento del cómic, un héroe complejo y atormentado, y mantenernos fieles al tema central de Warren: la idea de cómo nuestra sociedad se deshace sin reparos de personas, en este caso agentes de la vieja guardia de la CIA y espías de la Guerra Fría, cuando han llegado a cierta edad, y los sustituye con una nueva generación de agentes más jóvenes y familiarizados con las nuevas tecnologías".

Noveck decidió seguir entonces el mandato de DC, reclutó a Jon y Erich Hoeber, y llevó la idea de la adaptación al ejecutivo de di Bonaventura Pictures Mark Vahradian, que, a su vez, se la mostró al productor Lorenzo di Bonaventura.

"Lorenzo y yo quedamos impresionados al momento con lo atrevido del material, la actitud y la estilización de la novela gráfica", recuerda Vahradian. "Nos encantó el contexto de espionaje y a los dos nos fascinó la idea de qué pasaba con esos viejos espías cuando llegan nuevas administraciones y deciden hacer limpieza. También andábamos buscando proyectos que pudieran atraer a algunos de los grandes actores mayores que podrían no tener jamás la oportunidad de trabajar en una ‘película de cómic’, así nos pareció que encajaba perfectamente con la compañía".

Eso mismo opina di Bonaventura: "Warren y Cully habían creado una obra muy provocativa, única en su género como novela gráfica, pero vimos el potencial en ella para una película que combinara acción, espionaje, romance y comedia y pudiera ofrecer un sutil mensaje sobre la discriminación por edad a los espectadores, independientemente de la edad del público objetivo. Y nos resultaba de primordial importancia mantenernos fieles a la esencia de lo que habían creado, sobre todo con el personaje de Frank Moses, de modo que ambos pudieran sentirse implicados en nuestro proyecto. Y creo que lo hemos hecho bastante bien".

"Era la primera vez que trabajaba con los Hoeber", comenta di Bonaventura. "Fue asombroso ver trabajar juntos a estos dos hermanos, porque ambos aportan sensibilidades ligeramente distintas a su trabajo. Cada uno de ellos tiene ciertas cosas que les importan más que al otro y, en este caso, la dicotomía de los hermanos funcionó muy bien. Y fueron los dos únicos guionistas que trabajaron en la película de principio a fin".

Después de una sola reunión con los ejecutivos de Summit Entertainment Erik Feig y Geoff Shaevitz y un único borrador del guión más tarde, Summit dio luz verde al proyecto.

"El primer borrador de los Hoeber era excepcional", asegura el productor di Bonaventura. "Todos lo leímos y tuvimos la misma primera impresión... esto SÍ que es una película. Pedimos a Summit su opinión y se mostraron de acuerdo, así que empezamos a organizarlo todo. Creo que todos sabíamos que nos esperaba un gran experiencia".

"Cuando llegó el momento de escribir el guión, todo era cuestión de ampliar lo que ya estaba en la novela gráfica", comenta el productor Vahradian. "Jon y Erich tomaron el material y lo desarrollaron... ampliaron el mundo y el tono de la novela gráfica al crear nuevos personajes y añadir escenarios por distintas partes del país, pero se mantuvieron fieles al personaje de Moses y a los elementos temáticos de la historia original. Jon y Erich nos dieron todo lo que pedimos y hemos acabado con un ejemplo perfecto de película a caballo entre varios géneros, con potencial para atraer a un amplio abanico de espectadores".

"Dado lo breve que es la novela gráfica, sabíamos que no quedaría más remedio que usarla simplemente como punto de partida para conseguir una historia de mayor duración", señala Jon Hoeber. "Ese punto de partida empezaba con el personaje de Moses. Es uno de los tipos más peligrosos del mundo y ha matado a mucha gente a lo largo de los años, pero también posee una increíble inocencia. Se trata de un tipo que se ha pasado toda su vida trabajando en secreto, evitando relaciones personales con otras personas. Así que, cuando lo conocemos, recién retirado, está descubriendo por primera vez lo que podría ser llevar una vida normal. Lo vemos tratando de descubrir los placeres sencillos de actividades cotidianas, como ‘decorar’ su casa por Navidad. Cuando llama por teléfono a Sarah, al principio ni siquiera sabe qué decir... le aterra exponerse. Es un asesino profesional y de repente se comporta como un chico de instituto con la cara llena de granos, que intenta reunir el valor necesario para pedirle una primera cita a una chica. No puedes evitar enamorarte un poco de él".

"Se nos ocurrió la idea de que, si Frank Moses es un agente mayor ya jubilado al que de repente deciden eliminar", recuerda Erich Hoeber, "tienen que existir otros agentes jubilados como él. Ese concepto nos llevó a crear a los demás personajes de la película y nos dio la libertad de idear la clase de vida que habían llevado todos ellos, aparte de Frank".

"Y, aunque lo que está en juego en esta película es muy real", agrega Jon, "decidimos hacer deliberadamente a los personajes pintorescos y desbordantes. Queríamos captar un poco de ese aire a lo ‘Butch y Sundance’ de la vieja escuela... ya fuera con el emparejamiento de Frank y Marvin, de Frank y Joe, de Frank y Victoria, o incluso de Frank y su acompañante civil, Sarah... siempre hay la sensación de que esos emparejamientos dan pie a muchos conflictos y momentos cómicos. Pero se llega a ello de forma natural, porque empieza con el personaje de Frank y la situación en la que se encuentra ahora... jubilado y todavía sumamente peligroso".

"Lorenzo, Mark, Gregory y David [Ready, coproductor de la película] se implicaron mucho en la elaboración del guión", asegura Erich. "Fueron auténticos socios creativos. Entendieron que la historia que estábamos escribiendo dependía en gran medida de la buena dinámica entre los personajes, más que de una simple idea original".

"Además Warren y Cully fueron sumamente generosos al permitirnos ampliar su historia original", agrega Jon. "Por suerte, acabó gustándoles mucho el guión y nos han brindado públicamente todo su apoyo, tanto a nosotros como a la película".

"Creo que Jon y Erich, Robert [Schwentke] y los productores hicieron todos una magnífica labor de colaboración para adaptar Red para la gran pantalla", opina el ilustrador y dibujante Cully Hamner, que visitó el rodaje pocos días antes de que finalizara, a mediados de abril de 2010. "La película es mucho más divertida y algo menos sangrienta, pero no deja de tener las mismas aspiraciones artísticas que Warren y yo teníamos al crear el original".

"Desde el primer momento supe, cuando compraron los derechos y se pusieron a adaptar el cómic para convertirlo en una película, que sería necesario ampliar mucho la historia", comenta Ellis, que también se dejó caer unos días por el plató de rodaje en Toronto, "así que no tenía sentido por mi parte ponerme sobreprotector. Nunca me preocupó encontrarme típicos monstruos de Hollywood matando a mis queridos personajes. De hecho, cualquier sorpresa que me pude llevar resultó ser positiva, ya que el guión de Jon y Erich preservaba perfectamente los temas centrales del cómic. Todo lo que me importaba del cómic estaba presente en el guión y en la película. Así que la verdad es que fue una gran sorpresa para mí".

Ellis quedó también impresionado con la decisión del productor de optar por Robert Schwentke para dirigir la película. "Puede que mucha gente no sepa que Robert es un grandísimo aficionado al cómic. De hecho, la primera vez que lo vi, me citó unas líneas del primer cómic que escribí. Es evidente que siente verdadera pasión tanto por el medio como por la historia".

"Robert fue una gran elección como director", asegura di Bonaventura. "Sabíamos que necesitábamos a alguien que tuviera una idea muy clara del tono de la película y del delicadísimo equilibrio que presentaba el guión. Interpretar y armonizar luego la comedia, el drama, la acción y el romance no era tarea fácil pero, por sus películas anteriores y su aprecio por el medio del cómic, Robert supo llevarlo fenomenalmente".

"Robert es un tipo genial y muy inteligente como colaborador", señala el guionista Erich Hoeber. "Como nosotros, es un auténtico fanático del cine así que, cuando hacíamos referencias cinematográficas poco conocidas con fines visuales o argumentales, siempre sabía exactamente de lo que estábamos hablando. Ese tipo de conocimiento, junto a su hermoso, a la par que disciplinado, estilo visual nos impresionó enormemente a Jon y a mí".

"Las anteriores películas de Robert, un ‘thriller’, un drama de acción y un romance con viajes en el tiempo, demostraban que era capaz de dirigir proyectos de géneros muy dispares", sugiere el productor Vahradian. "Aunque nunca había dirigido algo con tintes cómicos, entendió completa e inmediatamente el toque mordaz que queríamos darle a la película. De hecho, fue idea suya hacer que los actores dijeran sus diálogos de manera muy seca".

"Por ejemplo", explica Vahradian, "cuando Morgan Freeman presenta a Helen Mirren a Mary-Louise Parker, dice: ‘Victoria, la mejor ingeniera técnica en finiquitos’. A lo que Sarah responde: ‘¿Qué es eso?’, y Helen replica, sin inmutarse: ‘Querida, mato gente’. Hay muchos momentos estupendos así en la película y el hecho de que Robert haya logrado integrar dichos momentos con la acción y el romance demuestra lo bien que ha captado el tono del guión y su capacidad para entenderse perfectamente con un amplio reparto de actores de gran talento".

Ese reparto está encabezado por Bruce Willis, un actor que cuenta en el conjunto de su obra con todo tipo de trabajos, desde dramas (Pulp Fiction, El sexto sentido y Ni un pelo de tonto) a romances, o comedias ("Luz de luna", Cita a ciegas y La muerte os sienta tan bien) y, por supuesto, acción (la franquicia de La jungla de cristal y Armageddon).

"Sinceramente, mirad la portada de la novela gráfica y a ver si podéis imaginar a nadie más que a Bruce interpretando a Frank Moses", asegura di Bonaventura. "Lo teníamos clarísimo... todos queríamos a Bruce para este papel y estuvimos muy nerviosos e impacientes, esperando y deseando que aceptara".

Y, por supuesto, aceptó. "Este proyecto ofrecía una mezcla muy fresca", explica Willis, "y eso me interesó. Tiene parte de película de gran golpe, parte de comedia, parte romántica y parte de gran película de acción. Pero, bajo todo ello, está el concepto de soledad, de sentirse excluido y verse expulsado del equipo por ser demasiado viejo para seguir jugando ya. Todo eso me pareció una receta cinematográfica verdaderamente interesante".

"Bruce es esa rara combinación de actor que tiene credibilidad a la vez como gracioso y como letal", explica Vahradian, "así que era quien nos interesaba desde el primer momento. Cuando se incorporó al proyecto, es como si se levantara la veda y de repente teníamos a un montón de grandes actores que querían tomar parte en la diversión".

"Reunir a un reparto así me recuerda a cuando estaba en Warner Bros. preparando ‘Ocean's Eleven (Hagan juego)’", señala di Bonaventura. "Empieza lentamente, firmando con una persona, y de repente parece cobrar vida propia. Así que, con RED, a medida que íbamos teniendo cada papel asignado, el factor de asombro aumentaba exponencialmente".

El reparto de RED reúne a una auténtica constelación de estrellas reconocidas del cine, el teatro y la televisión, desde la leyenda viva Ernest Borgnine a la estrella en alza Karl Urban.

"Decir que esta película gira en torno a los personajes sería quedarse muy corto", agrega Vahradian, riendo. "Una docena de actores principales en el reparto de una sola película no es algo que se vea mucho en estos tiempos. Creativamente hablando, necesitábamos conseguir un grupo que simplemente pudiera ‘sacarlo adelante’ y, logísticamente hablando, supuso todo un reto intentar organizar un plan de rodaje para el que había que tener en cuenta, además, las agendas tanto personales como profesionales de tantos actores".

Después de Willis, el primer peso pesado en apuntarse al proyecto fue el ganador del Oscar® Morgan Freeman, que interpreta a Joe Matheson, miembro de más categoría del equipo RED. Freeman reconoce que jamás podría haber imaginado o predicho que formaría parte de un reparto estelar de semejante calibre.

"Tenía claro que volvería a trabajar otra vez con Bruce", comenta Freeman, refiriéndose al filme de 2006 El caso Slevin, "y él y yo siempre nos lo pasamos bien durante los rodajes. Pero no sabía que también iba a tener oportunidad de trabajar con Helen Mirren, John Malkovich, Mary-Louise Parker y Richard Dreyfuss. O sea, no hay nada mejor que poder trabajar con gente a la que admiras enormemente... gente que tiene lo que hay que tener, como suele decirse... gente que pone a diario toda la carne en el asador. Aquí nadie venía de cachondeo. Venían a darlo todo".

El siguiente miembro del reparto en subirse al carro de RED fue la ganadora del Oscar® Helen Mirren. Para los productores di Bonaventura y Vahradian, el productor ejecutivo Noveck, así como los guionistas Jon y Erich Hoeber, Mirren fue su elección definitiva para interpretar a Victoria, la agente británica jubilada que ahora lleva una exclusiva pensión, pero que "todavía acepta algún que otro trabajito extra".

"Mientras trabajábamos en el guión, Lorenzo y yo no podíamos quitarnos de la cabeza la imagen de Helen como heroína de acción", recuerda Vahradian. "Sabíamos desde el principio que la queríamos".

"No solemos escribir papeles pensando en un actor concreto", comenta el guionista Jon Hoeber, "porque la posibilidad de que esa persona esté interesada o incluso disponible para hacer tu película es muy remota. Sin embargo, sí que escribimos a Victoria pensando en Helen y nos quedamos anonadados cuando aceptó hacerlo".

"Huelga decir que me sentí halagada cuando supe que Jon y Erich habían escrito este papel pensando en mí", asegura Mirren, que procede del mismo pueblecito inglés que el autor de la novela gráfica, Warren Ellis. "Pero había otras muchas razones por las que me atrajo el proyecto, empezando, ante todo, por la posibilidad de trabajar con Bruce. Por mucho que suene a tópico cuando gente como yo empezamos a decir: ‘oh, Dios mío, es un tipo genial’, pero es que sí que es un tipo genial... y un actor de increíble talento y sumamente generoso. Son atributos que a menudo no se reflejan en la imagen o la personalidad de alguien que ha alcanzado el nivel de estrellato y éxito de Bruce. Bruce tiene la increíble cualidad de querer estar con otras personas, querer participar y no mantenerse aparte. Creo que es algo que resulta especialmente obvio en este papel... era el líder de nuestro equipo".

La inspiración de Mirren para su personaje provino de alguien que por lo general no suele asociarse con el espionaje y los asesinos: la gran dama de la decoración y empresaria mundialmente conocida Martha Stewart.

"Sí, fue ciertamente mi inspiración, hasta en el peinado, mi peinado a lo Martha Stewart", comenta Mirren, sonriendo. "Es evidente que no es una asesina jubilada pero, sea lo que sea que hace Martha Stewart, lo hace muy, muy bien. Es una perfeccionista y me encanta su combinación de suavidad femenina y una increíble fuerza de eficiencia y sentido práctico. Espero que no se sienta insultada por esta caracterización porque soy una grandísima fan suya".

También a instancias de Noveck se eligió a John Malkovich para el papel de Marvin Boggs, un agente de la CIA maestro del disfraz, convertido en conejillo de indias tras recibir dosis diarias de LSD de la Agencia durante 11 años.

"Cuando me propusieron inicialmente el papel, ya estaba en plenas negociaciones para otra cosa", explica Malkovich, "pero, por suerte, se vino abajo y pude volver a este proyecto que me parecía fantástico. Me gustaban mucho el guión y el personaje, así como el reparto implicado. De hecho, los guionistas dijeron: ‘cambiaremos lo que haga falta’. Se mostraron muy receptivos a cualquier cosa que me interesara aportar, pero les dije que no cambiaran nada, porque me gustaba tal como estaba... un guión muy pulido... sin mucha cháchara inútil... buenos personajes y divertido".

"Marvin, como dicen, ya no sale mucho", comenta Malkovich, "así que, cuando se presentan Frank y Sarah en su puerta, que es en realidad el maletero de un viejo coche hecho chatarra, da por hecho sobre la marcha que Frank pretende matarlo. Veréis, Marvin es muy, pero que muy paranoico, aunque, por otro lado, resulta que Marvin suele tener mucha, pero que mucha razón. Si Marvin cree que alguien va a por él, seguramente es que vaya a por él".

Aunque Marvin no parece cómodo en presencia de mujeres como Sarah, interpretada por Mary-Louise Parker, Malkovich explica que sentía todo lo contrario por la propia Parker.

"Mary-Louise y yo trabajamos juntos hace años en una película llamada Retrato de una dama", recuerda Malkovich, "y me cayó muy bien. Tiene mucho talento... es muy extravagante, muy divertida de ver. Toma decisiones muy interesantes como actriz y es sumamente receptiva y perceptiva sobre lo que pasa a su alrededor, en lo referente a los demás actores".

"Y es graciosa", asegura Willis, "muy, muy graciosa. Tiene un gran sentido de la oportunidad y siempre se le ocurrían grandes ideas y grandes sorpresas, que me daban licencia para probar cosas que se salían un poco de lo que acostumbro a hacer, así que fue muy divertido. ¿He comentado ya que es muy graciosa?".

Parker (que reconoce que le suelen atraer proyectos "con menos ajetreo y menos artillería") interpreta a Sarah, una mujer que no ha visto más acción en su vida que la que ha leído en novelas rosas, que le permiten evadirse de su solitario y burocrático trabajo en un triste cubículo. Parker alaba al director Robert Schwentke por saber mantener un ambiente de trabajo de completa colaboración durante el rodaje.

"Me resultó muy positivo trabajar con Robert", afirma Parker. "Por un lado, es sumamente cerebral e inteligente pero, al mismo tiempo, es realmente sensible y no habla en exceso las cosas, por lo que sus apuntes de dirección siempre me resultaron muy útiles".

"Mary-Louise tiene, quizá, uno de los personajes más difíciles de hacer bien", opina el productor Vahradian. "Sarah es una civil hasta la médula y se ve literalmente forzada – secuestrada, en realidad – a meterse en esta especie de viaje, e inmersa en un mundo en el que la gente va por ahí matando a otra gente sin ningún miramiento. Así que, mientras Frank la expone a una vida sobre la que no podía más que leer en sus novelas rosas, ella lo expone a un tipo de vida más tranquila, más íntima y más personal, de la que él no había disfrutado hasta ahora. Eso contribuye a crear grandes conflictos y grandes momentos románticos".

El tema de "la vieja guardia contra la nueva ola" de agentes de la CIA se personifica en la relación entre el viejo y hastiado Frank Moses y William Cooper, el asesino a sueldo más joven y avanzado tecnológicamente, interpretado por el actor Karl Urban.

"Cooper es un asesino de la CIA joven y relativamente novato al que han formado con toda la tecnología y las técnicas de espionaje más avanzadas", explica Urban, que se documentó para su papel leyendo libros y artículos escritos por el antiguo agente de campo de la CIA Robert "Bob" Baer, que ejerció de asesor de la película. "Un día, Cooper recibe una ‘búsqueda letal’, qué básicamente es una orden de su superior de localizar y asesinar a Frank Moses. Es una tarea que resulta ser algo más difícil de lo que esperaba, porque Cooper subestima la capacidad de Frank, por la simple edad de éste. Aunque Cooper cuenta con el apoyo de un satélite de rastreo y todos los demás juguetes ultramodernos de la CIA, Frank tiene más de 30 años de experiencia en inteligencia sobre el terreno, lo que da pie a situaciones bastante interesantes entre estos dos hombres".

"El papel también me pareció interesante porque Cooper tiene mujer y familia", prosigue Urban, "que es algo con lo que Frank y sus contemporáneos nunca pudieron contar en ‘los viejos tiempos’. Me atrajo mucho la posibilidad de interpretar ese elemento de ser un padre de familia yuxtapuesto al de ser un asesino a sangre fría".

"Karl está sensacional en su papel", asegura el productor di Bonaventura. "No dejaba de esforzarse por conseguir captar bien a su personaje, desde documentarse con Bob Baer, a la intensa preparación física y con armas, que llevaron mucho tiempo. Llegaba a esta película junto a todos esos veteranos intérpretes y aguantó perfectamente el tipo. Karl es un consumado profesional y tuvimos mucha suerte de contar con él entre el ilustre reparto de este filme".

"Curiosamente, cuando el público vea la película, tendrán una experiencia similar a la que tuvimos nosotros al hacerla", señala di Bonaventura. "O sea, irán conociendo a los personajes uno a uno... primero Frank, diez minutos después conocerán a Sarah, otros diez minutos más tarde conocerán a Joe, luego a Marvin, luego a Victoria, y así sucesivamente. La película tiene un ritmo realmente único en ese sentido, porque no se presenta a todo ‘el equipo’ de golpe. Asimismo, durante el rodaje, el equipo se sentía constantemente animado, sabiendo que el lunes conocerían a Bruce, dos días después conocerían a Mary-Louise, una semana más tarde a Ernest Borgnine, a los tres días a John Malkovich, un par de semanas después a Helen Mirren, luego a Morgan Freeman, después a Karl Urban, entonces a Richard Dreyfuss, etc., etc. Por esa razón, el rodaje no se hizo nunca aburrido, y esperamos que el público se sienta igualmente animado por los personajes como nosotros lo estábamos por los actores".

"Para mí, el rodaje fue un poco como la mañana de Navidad", asegura Willis. "Ya sabes, cada diez minutos te pones a abrir un regalo nuevo y diferente. ‘Oh, cielos, tengo una bicicleta nuevecita llamada Helen Mirren’, o ‘aquí está mi fabulosa super grúa Morgan Freeman’, o ‘eh, mirad todos, tengo un nuevo Transformer John Malkovich’, o ‘vaya, un nuevo tren de juguete con una locomotora Richard Dreyfuss’. Fue realmente divertidísimo".

El rodaje empezó el 12 de enero de 2010, en mitad de un típico invierno de Toronto, con un plan de rodaje que acabaría mucho más al sur, en la más cálida Nueva Orleans. El productor di Bonaventura explica que estas dos ciudades se eligieron específicamente por sus ambientes y escenarios completamente distintos.

"Toronto y Nueva Orleans fueron la combinación perfecta para rodar, porque este filme es una especie de diario de viaje", observa. "Cuando conocemos al personaje de Bruce, está intentando llevar una nueva vida, más tranquila y sosegada, en una típica zona residencial de Cleveland, Ohio. Después del intento de asesinato, viaja rápidamente hasta Kansas City para secuestrar a Sarah. Cuando empieza a reunir al antiguo equipo, Sarah y él van a Nueva Orleans a por Morgan, luego a los pantanos de Florida a por Malkovich, pasan por Mobile, Alabama para librar una importante pelea con una ‘empresaria’, luego pasan por la autopista de peaje de Nueva Jersey, hasta el Chinatown de Manhattan y la Universidad de Columbia, luego a la sede central de la CIA en Langley, Virginia, luego a la embajada rusa en Washington, DC para localizar a Brian [Cox], luego a la pensión de Chesapeake, Virginia a buscar a Helen, con una rápida parada en casa de Karl Urban en Bethesda, Maryland, de allí al norte del estado de Nueva York y, al final, a Chicago. Así que es fácil ver que las localizaciones eran fundamentales para mantener la intriga de la trama".

Lorenzo di Bonaventura y el resto del equipo de realización atribuyen al diseñador de producción Alec Hammond todo el mérito por lograr mantener el "itinerario" de la película por buen camino. "En cualquier momento de cualquier día, Alec podía decirnos exactamente dónde estábamos", recuerda el productor Vahradian. "Era como tener un GPS humano en el plató... siempre guiándonos para mantener el rumbo".

Para Hammond, RED fue otra oportunidad creativa de trabajar con el director Robert Schwentke, el director de fotografía Florian Ballhaus y la diseñadora de vestuario Susan Lyall. "Habíamos trabajado todos juntos con Robert en Plan de vuelo: desaparecida", señala Hammond, "así que RED supuso un entorno de trabajo muy familiar y colaborador para los cuatro".

Hammond explica que el 40% de los escenarios de la película se construyeron en platós y el 60% se filmaron en localizaciones reales. "Esa proporción de 40/60 vino determinada no solamente por nuestro deseo artístico de crear ciertos escenarios realmente únicos y diferentes, como el búnker de Marvin, sino también por pura necesidad", explica. "Evidentemente, no se permite a nadie rodar en el interior de la sede central de la CIA desde el 11-S, así que tuvimos que recrearla también en un plató de Toronto".

Además de los ya mencionados interiores de la CIA y del búnker subterráneo, Hammond tuvo que construir para la película los interiores de la casa de Frank y de la sala segura de la finca de Alexander Dunning (Richard Dreyfuss). "Todas las demás casas, oficinas, apartamentos, escenas callejeras o pantanos se rodaron en escenarios reales", asegura.

Hammond no tiene reparos en reconocer, no obstante, que el búnker subterráneo es su "criatura", el plató de filmación que más mimó durante el rodaje.

"Diseñar el decorado del búnker fue verdaderamente una de esas oportunidades que solamente surgen una vez en tu carrera", declara Hammond. "Es difícil encontrar un auténtico refugio antinuclear de uno de esos tipos obsesionados con sobrevivir al fin del mundo y, si lo encuentras, no es muy probable que puedas – o quieras – meter en él a un equipo de rodaje".

"Lo divertido creativamente del decorado del búnker para mí fue reflejar las cualidades iconoclastas y eclécticas del personaje de Malkovich", prosigue Hammond. "Marvin hace o se interesa por un millón de cosas y, por si fuera poco, es sumamente paranoico. Está lleno de contradicciones... es a la vez brillante y trastornado".

La inspiración para el búnker provino de una búsqueda de exteriores en un proyecto anterior dirigido por Schwentke. "Robert y yo estábamos en un tren en algún lugar de Arkansas y nuestro ligeramente retrasado revisor nos llevó a un refugio para tornados de los paletos locales. Perdidos quién sabe dónde, vimos una caravana solitaria y, en el jardín delantero, un coche semi-enterrado. El dueño había excavado algo más de un metro, soltado el coche en el hoyo y luego había vuelto a echarle toda la tierra encima, dejando accesible una única puerta del coche. Cuando había alerta de tornado, el tipo salía de su caravana, se metía en el coche y cerraba la puerta... a salvo de la tormenta".

"Así que compramos un Chevrolet de 1957 y lo alzamos 6 metros en el aire en un plató de Toronto", explica Hammond, "creando así la ‘entrada principal’ de Marvin a partir del maletero del coche. Después montamos una escalerilla metálica estilo naval que descendía hasta el propio plató del búnker, completo con su despensa, su sala de televisión y su ‘sala de archivos’ llena de papeles... altísimas montañas de documentos de teorías conspiratorias, viejos archivos y libros, notas pegadas, recibos, cualquier cosa que se te pueda ocurrir... era una sala que plasmaba el demente sistema de indexación de un loco".

"Lo único que pidió John (Malkovich)", recuerda Hammond, "es que Marvin no estuviera nunca a más de un metro de algún tipo de arma. Así que, además de armeros y más armeros en las paredes, escondía armas bajo revistas, granadas en los cojines del sofá y camuflaba cajas de explosivos C-4 como si fueran mesas auxiliares. Diseñar un plató para un actor como John Malkovich fue realmente maravilloso, porque sabes que John le dará un toque extravagante que nos permitía exagerar los elementos visuales, sabiendo siempre que lo sacaría adelante sin problemas".

Hammond y compañía acabaron por mandar el Chevrolet del 57 a la localización del pantano de Luisiana para fusionar la entrada exterior del búnker con el plató interior construido en el estudio.

"No teníamos más que excavar poco más de medio metro cerca del pantano para llegar al agua", comenta Hammond. "Luego metimos el coche en el hoyo y lo enterramos igual que el refugio rústico para tornados y, listo: el búnker subterráneo de Marvin".

Además del histórico Royal York Hotel (que hace las veces del Fairmont de Chicago, para el cual Hammond creó una sala de baile roja, blanca y azul para un evento de recaudación de fondos de una campaña política), entre los restantes escenarios de la zona de Toronto figuran una impresionante finca a orillas del lago en Niagara-on-the-Lake, cuyo interior y exterior hicieron de la bucólica pensión que lleva Helen Mirren; el barrio de Chinatown de Toronto y la Toronto Reference Library hicieron del Chinatown de Manhattan y de la Universidad de Columbia, respectivamente; el exterior del Tribunal Supremo de Ontario se utilizó para el exterior de la embajada rusa; varias fincas privadas, hasta llegar incluso a Uxbridge y Claireville, Ontario; y la famosa central generadora de Hearn, cerca de la zona portuaria de Toronto, en la que se rodó el punto culminante de la película.

"La central generadora de Hearn es una gigantesca central de carbón abandonada de Toronto", explica Hammond. "Tiene unos 300 metros de largo, 120 de ancho y unos 90 de altura hasta el techo. Todavía conserva intactas la mayoría de las cañerías y calderas y su estructura de acero, de modo que era un grandioso coloso industrial perfecto para ambientar el culminante enfrentamiento entre los buenos y los malos. Tal como Florian [Ballhaus] lo iluminó y Robert lo filmó, constituye un desenlace fascinante y muy visual".

Cuando terminaron las semanas de rodaje en Toronto, a finales de marzo de 2010, la producción se trasladó al sur, a Nueva Orleans, durante dos semanas más, para filmar los maravillosos exteriores que ofrecen la arquitectura y la topografía de esa ciudad y región tan especiales.

"La ciudad de Nueva Orleans se portó maravillosamente con nosotros", comenta Hammond. "Me pareció increíble que pudiéramos cortar intersecciones enteras dentro del barrio francés. Todos los vecinos, turistas y comerciantes tuvieron mucha paciencia con nosotros, ya que teníamos tanto a la primera como a la segunda unidad filmando a la vez. En serio, había un buen número de turistas sumamente sorprendidos, que jamás imaginaron ver salir a Bruce Willis de un coche patrulla en marcha, a tiro limpio con los malos. Pasamos allí dos semanas fantásticas y desde un punto de vista puramente visual, fue un lugar increíblemente divertido en el que rodar".

Entre las localizaciones utilizadas de la zona de Nueva Orleans figuran también la histórica farmacia real del barrio francés, la estación de tren y autobús Union Passenger Terminal, la casa de huéspedes St. Vincent, cuyo interior y exterior hicieron las veces de la residencia de vivienda asistida donde el público ve por primera vez al personaje de Morgan Freeman, Joe, una palaciega finca a orillas del río cerca de Hammond, Luisiana, cuyos terrenos hicieron las veces de la casa franca de los pantanos de Marvin, y el puerto de Nueva Orleans, donde el diseñador de producción Hammond creó un laberinto de contenedores de carga, como si de piezas de Lego se trataran, en el que se rodó una de las mayores secuencias de acción de la película.

"Siempre me han fascinado los depósitos de contenedores", comenta Hammond. "Son como piezas de Lego para adultos... gigantescos rectángulos de colores que puedes apilar como quieras. Así que buscamos una parte del puerto que no se utilizara y nos trajimos, desde cero, 200 contenedores de carga. No fue nada fácil averiguar quién podía proporcionarnos tantos contenedores y, luego, cómo íbamos a colocarlos. Hizo falta equipo muy especializado para colocar los contenedores tal como los queríamos. En última instancia, todo salió bien y pudimos darle a Robert lo que quería... lo que me hizo sentir muy satisfecho".

Otro elemento particular del diseño de producción es el uso de postales integradas para que el público pueda hacerse una idea del trayecto que van siguiendo los personajes en la película. Hammond atribuye al director Robert Schwentke la idea de usar las postales como orientación y que, en última instancia, sirvan como guía de viaje para el público.

"En vez de usar el típico plano general exterior", recuerda Hammond, "a Robert se le ocurrió la idea de hacer que cobraran vida para ayudar a integrar el paso del tiempo y como forma muy visual de mostrar al público los distintos lugares por los que pasan los personajes. A la película le gusta jugar con ese tipo de cosas, y fue muy divertido poder trabajar con ese concepto. Buscamos desde postales antiguas hasta postales actuales, porque queríamos una imagen que fuera reconocible al instante de cada ciudad. Fue un proceso muy divertido, unir los aspectos prácticos y creativos en un elemento visual que ayude a que el público se meta en el viaje".

Y menudo viaje. RED, porque el rojo es el color de la comedia, del romance y del peligro. Para el actor Bruce Willis, fue desde el primer momento un proyecto ambicioso, pero un proyecto que considera que merece completamente la pena.

"La verdad es que la propia película refleja el desarrollo de todo el rodaje", observa Willis. "Empezamos el plan de rodaje con poca cosa... yo solo en una casa... y acabamos con nada menos que nueve actores increíbles, juntos en una central eléctrica fría, húmeda, sucia, llena de barro y abandonada, enfrentándonos entre nosotros. No creo que ninguno de nosotros, ni los actores ni el equipo de realización, supiera entonces cómo esta pequeña semilla crecería hasta convertirse en una gigantesca secuoya, pero todos nos esforzamos al máximo para que todo saliera bien. La verdad, me cuesta hablar de ello o describirlo porque no se parece a nada en lo que hubiera participado antes. Fue la bomba... una experiencia muy divertida de la que formar parte, y resulta estupendo ver que una película original como esta salga adelante".