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Templario cartel reducidoTemplario(Ironclad)
Dirigida por Jonathan English
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TEMPLARIO es el tercer largometraje del director Jonathan English, a partir de un guión escrito por él mismo y por Erick Kastel y Stephen McDool. Los productores son Rick Benattar (SHOOT ‘EM UP, LA LIGA DE LOS HOMBRES EXTRAORDINARIOS), Andrew Curtis (LOST IN LA MANCHA, LIVING GODDESS) y Jonathan English, que han reunido a un equipo de primera formado, entre otros, por el director de fotografía David Eggby (MAD MAX, PITCH BLACK), el montador Peter Amundson (HELLBOY, GAMER), el diseñador de producción Joseph C. Nemec III (TERMINATOR 2: EL JUICIO FINAL, LAS COLINAS TIENEN OJOS) y la diseñadora de vestuario Beatrix Aruna Pasztor (EL SECRETO DE LA ÚLTIMA LUNA, THE BROTHERS BLOOM).


Introducción del director Jonathan English
Desde siempre he estado completamente obsesionado con los castillos. Crecí en Londres y, de niño, visité muchos, tanto en Inglaterra como en Gales. Sin embargo, había un castillo en el que no había estado nunca: el de Rochester. Así que, al terminar mi última película, fui allí. Me impactó de inmediato; en aquel castillo reinaba una atmósfera totalmente distinta a la de cualquier otro que hubiera visto antes. Algunos son castillos regios; otros, caprichos de personajes muy adinerados. Son muy bonitos, tienen fosos y hacen alarde de la riqueza de los que los mandaron construir. Pero en Rochester, uno tiene la sensación de estar frente a un castillo construido para la guerra. Uno se siente allí como dentro de un auténtico acorazado.

Empecé a documentarme sobre la historia de esta fortaleza y de una batalla que se libró en ella. Esta historia trata de cómo un rey de Inglaterra llegó a asediar uno de sus propios castillos; de cómo, después de haber firmado la Carta Magna, contrató a un ejercito de mercenarios para retomar el control del país; y, sobre todo, de cómo un pequeño grupo de caballeros defendió la plaza sobreviviendo a base de carne de caballo y agua.

Ya en aquel momento, ya no podía dejar de darle vueltas a la cabeza. Y antes siquiera de salir de aquella construcción, me dije a mí mismo, como ya había hecho en otras ocasiones: "Vaya, de esto podría hacer una muy buena película...".

Mi idea era hacer una película de acción ambientada en la Edad Media, una película cruda y que fuera lo más realista posible. Quería contar una historia al estilo de The warlords: Los señores de la guerra, El Cid o Los vikingos. A finales de los años sesenta se hicieron montones de películas de acción y aventuras de este tipo, y la verdad es que me encantaban. Los hechos reales ocurridos en Rochester se convirtieron en las líneas argumentales del guión: una versión medieval de Los siete magníficos en la que un grupo de hombres curtidos defiende el castillo. Quería mostrar cómo pasó realmente. Quería hacer algo que no se hubiese visto antes.


Los británicos desembarcan: Una trepidante superproducción indie con un reparto estelar
Poniendo el listón más alto que nunca en lo que a cine independiente británico se refiere, TEMPLARIO es una trepidante superproducción con un reparto de primera que pulveriza las expectativas que puedan tenerse de una película británica. Su dimensión épica ha sido avalada por un presupuesto que puede marcar un antes y un después para el cine que se hace fuera de los grandes estudios. "Es muy probable que hablemos de la película independiente más importante rodada el pasado año", declara el productor Andrew Curtis. "Cuando le dices a la gente el presupuesto que hemos manejado, no se lo creen. Esta película revela una envergadura y una ambición descomunales. Creo que tiene mucho que ver con la tenacidad del cine británico. No importa cuántas veces te hayan dicho que no puedes hacerlo, todo es posible si crees en tus capacidades. Y cualquiera que vea Gran Bretaña como un mero islote de la producción cinematográfica se sorprendería mucho de la capacidad para movilizar tales presupuestos y para plasmar un universo tan verosímil de la que puede hacer gala un colectivo bien motivado".

Después de lanzar el proyecto en Cannes, en 2008, a los productores Andrew Curtis y Rick Benattar, y al director, coguionista y productor Jonathan English les llevó dieciocho meses obtener los fondos. "Es muy complicado cerrar acuerdos por un valor que supera los 20 millones de dólares", explica English. "Al final, se convirtió en el mayor trato financiero que buena parte de las compañías asociadas había cerrado nunca. Albergo la esperanza de que sirva de precedente a toda la industria cinematográfica independiente, de que se pueden hacer películas a gran escala como TEMPLARIO, fuera del ámbito de los grandes estudios".

Desde el principio, la piedra angular de este proyecto consistió en el fichaje de la estrella estadounidense nominada al Oscar Paul Giamatti. El productor Rick Benattar lo conocía por su participación en el rodaje del thriller de acción SHOOT ‘EM UP y pensó inmediatamente en Giamatti para interpretar el papel del rey Juan I de Inglaterra, el villano de TEMPLARIO. "Paul no solo es un brillante artista; también es un actor con él que muchos otros quieren compartir cartel. Lo fichamos para que interpretase el papel del rey Juan y el resto del reparto se construyó a su alrededor. En realidad, fue así como todo empezó".

Para Giamatti, gran aficionado a la Historia, meterse en la piel de uno de los monarcas más infames que la Inglaterra medieval ha conocido era una oportunidad demasiado buena como para dejarla escapar. "Es básicamente como hacer de Hitler", dice entre risas. "Es una persona frustrada, un hombre atormentado por un pasado traumático. Y, bueno, la época de la que hablamos es apasionante; en Estados Unidos no suelen presentarse ocasiones como éstas. Normalmente me piden que haga reír, ¡pero esta vez me piden que mande ahorcar a la gente o que le corten la lengua!"

Siguiendo la estela de Giamatti, vino un notable –y notablemente ecléctico– reparto de asombrosos talentos británicos pertenecientes a casi todas las generaciones actuales. El reparto de TEMPLARIO ha ido engrandeciéndose de manera espectacular, al firmar muy pronto actores como Derek Jacobi, Jason Flemyng y Mackenzie Crook. "Son puro talento británico y cada uno aporta algo único e incomparable", subraya Benattar. Pero un elemento crucial para la dinámica de la película radicaba en la selección del actor que interpretaría al barón Albany, el hombre que plantó cara al rey Juan. Benattar era consciente de que necesitaba a alguien que pudiera medirse con Giamatti. Y lo encontró en la figura de Brian Cox. "Cuando fichamos a Paul, la película subió de nivel", apunta Benattar. "Pero cuando llegó Brian, la combinación de ambos resultó tan eficaz que rebasamos todas las expectativas, sinceramente".

En esta versión medieval de Los siete magníficos ideada por Jonathan English, el equivalente a Yul Brynner es el barón Albany (Cox), un personaje alrededor del cual se unen los soldados que defenderán Rochester contra el pérfido rey Juan.

"Ha sido un papel muy exigente para mí", explica Cox. "Albany es la amalgama de esta historia, el que reúne al grupo. Pertenece a una nueva clase de hombre que encarna los valores de la Carta Magna. Se ha dado cuenta de que Juan pretende faltar a su palabra y decide pararle los pies".

Después de ganarse un nombre con su papel de Marco Antonio en la serie televisiva "Roma" y de poner su espada al servicio de SOLOMON KANE, James Purefoy interpreta a Marshall, caballero templario y antihéroe. "Lo vimos trabajar en “Roma”; estaba espectacular tanto en su faceta de caudillo como de amante", dice Benattar. "Aporta un toque muy personal en la pantalla. “Es nuestro hombre, el líder que necesitamos", nos dijimos. Encarna a un templario que, al principio de la película, hace voto de silencio. Pero cuando empieza a hablar, no tiene desperdicio".

"El hecho de que se trate de la historia de Inglaterra, y no la de Estados Unidos, es lo que me entusiasma", confiesa Jonathan English. "La Edad Media remite siempre a la historia del Viejo Continente y ofrece un escenario muy estimulante en el que rodar una película de acción. Cualquiera va armado hasta los dientes; todos andan matándose los unos a los otros. Espero que esta película que hemos hecho incite a los cineastas británicos a hacer cine de acción".


Reconstruir el castillo: Cómo dar vida a la historia
Tan crucial como cualquier personaje que aparece en TEMPLARIO es el mismo castillo. El gigantesco decorado, construido en doce semanas en medio de la campiña galesa, recrea la estructura del verdadero castillo de Rochester. "Al tratarse de una historia real, sentimos la obligación de ceñirnos a los limites impuestos por la realidad", comenta el diseñador de producción Joseph C Nemec. "Hemos dedicado mucho tiempo a documentarnos sobre la arquitectura de los siglos XI, XII y XIII y sobre la vida cotidiana dentro de un castillo. Uno de los hallazgos más interesantes que hicimos es que los castillos solían ir recubiertos de yeso y pintados con cal, de tal forma que los interiores eran invariablemente de color blanco. Esto constituye un dato histórico fascinante, pero de haberlo aplicado al pie de la letra, habríamos tenido algo parecido a PRINCESA POR SORPRESA. ¡La nuestra era una cruenta película de batallas medievales! Partiendo de este principio, el resto puede ser muy divertido. Básicamente es un gran torreón central con un pequeño edificio anexo; cualquiera que lo ve percibe enseguida el efecto realista".

Además del castillo en sí mismo, el equipo técnico de TEMPLARIO ha creado un formidable arsenal de armas pesadas, todas ellas operativas, que utilizó el rey Juan para franquear los muros de la fortaleza. Aparte de catapultas y trabuquetes, en TEMPLARIO también aparece una torre de asedio construida a escala real que protagoniza una de las escenas de acción más espectaculares de la película, cuando el rey Juan redobla sus esfuerzos para quebrar la resistencia de los rebeldes. "En un momento dado, se arroja un bloque ardiente, una enorme bola de fuego, contra la torre de asedio", explica Nemec. "La parte en la que el proyectil la atraviesa de par en par es un efecto real, y la gente que sale envuelta en llamas también es de verdad. Y después lo hemos pulido todo por ordenador. Toda la secuencia es increíblemente realista".


Rodar en un campo de batalla: Un asunto de supervivencia
Paul Giamatti acuñó un concepto durante el rodaje: "condiciones ambientales". Chapotear en el lodo mientras llueve a mares y soplan rachas de viento de más de 90 km/h es lo que convierte a un rodaje como el de TEMPLARIO en una batalla en sí misma.

"Planificar el rodaje en pleno otoño galés no fue ninguna decisión tomada a la ligera", declara el productor Andrew Curtis. "Sabíamos que el tiempo iba a ser malo y que rodaríamos siempre en situaciones húmedas. Pero estuvo diluviando desde el principio. Hubo días en los que tuvimos que enfrentarnos a ráfagas de entre 90 y 115 km/h que azotaban el castillo y arrancaban las puertas. Fue un milagro que, en estas condiciones inclementes, no hubiera ningún accidente durante el rodaje. Les hicimos pasar a todos por un verdadero infierno. A todos, sin excepción. Y en la pantalla se aprecia toda esa crudeza, la autenticidad de este periodo histórico".

Ciertamente, no fue un rodaje cómodo. Pero esas condiciones meteorológicas brutales infundieron a la película una gran autenticidad al permitir recrear los rigores propios de los tiempos medievales de una forma con la que la producción no habría soñado siquiera. La furia del tiempo también sacó lo mejor de los actores, que ante estas condiciones consiguieron hazañas a nivel interpretativo. "Paul pronunció toda una arenga bajo una lluvia torrencial, fustigado por el viento", cuenta English. "Y ahí está. Lo lees en su cara. Esas condiciones no pueden sino influir en la interpretación, y el resultado es asombroso. Es un actorazo trabajando en un ambiente real. Y la dureza que transmite da algo único a la película".

Otro elemento clave de esta impactante inmersión realista lograda en TEMPLARIO es el equipo técnico, cuyos miembros fueron meticulosamente seleccionados por sus aptitudes en el campo del drama visceral. "Me empeñé en elegir a David Eggby, el director de fotografía que trabajó en el primer MAD MAX y en PITCH BLACK. También quería al guionista gráfico y al operador de cámara de la saga de BOURNE, otra gran fuente de inspiración para nuestra película", comenta English. "Utilizamos un sistema que consiste en hacer temblar la imagen para dar a las escenas bélicas un toque dinámico, igual que se hizo con SALVAR AL SOLDADO RYAN; también contamos con un par de cámaras 5D, las mismas que utilizó Michael Bay en TRANSFORMERS 2. De modo que se superponen varias pinceladas artísticas. Es una película visualmente hermosa".

Hermosa, y sin duda violenta, tal y como lo explica Benattar: "Lo que va a diferenciar esta película de las demás es que ponemos al protagonista justo en medio de una batalla medieval. El público no presenciará una epopeya histórica, sino que la sentirá en sus carnes".


Correra la sangre: Un soldado Ryan medieval
Los combates empiezan ya en la página número cuatro del guión de TEMPLARIO, y no paran hasta llegar a la página final. Uno de los principales objetivos de Jonathan English era crear toda una carnicería con las escenas de acción más cruentas nunca vistas en el género.

"Pese al reparto de primera y al trasfondo histórico, lo que quería era hacer una película de acción", explica English. "Una película repleta de combates y de violencia, que fuera un retrato descarnado de la brutalidad de la Alta Edad Media".

La mayoría de las películas de este tipo daba la espalda a esta recreación sin tapujos de la realidad de la guerra medieval. Pero English ha sido inflexible: su responsabilidad era mostrar una violencia conforme a la realidad de la época. "Son poquísimas las películas que han logrado reflejar cómo es matar a alguien con un hacha", afirma. "Cómo tienes que asestar dos, tres golpes. Cómo uno no muere en el acto, sino de un paro cardiaco provocado por las heridas infligidas por el hacha, por la irremediable pérdida de sangre. Mi intención era mostrar de qué eran capaces esas armas. Es escalofriante el daño que puede provocar en un cuerpo humano un golpe asestado por un arma de 25 kilos a 50 km/h".

Después de haber estudiado las espeluznantes armas que existían en la Inglaterra medieval y las heridas que podían causar, el equipo de efectos especiales equiparan la experiencia a presenciar un accidente de coche. "Esa especie de náusea que sientes cuando ves imágenes de accidentes de coches y compruebas lo patético que se vuelve el cuerpo humano al recibir el impacto de un objeto punzante, pesado y metálico a gran velocidad", describe English. "Es espantoso... de una violencia y brutalidad absolutamente espantosas. En realidad, esto no ha llegado a verse nunca antes en el cine".

Con sus tres batallas a gran escala y su sucesión de refriegas desesperadas, TEMPLARIO ha brindado al actor principal, James Purefoy, la oportunidad de empuñar un arma de la época, rara vez vista en pantalla. "He trabajado en muchas películas de espadachines, pero nunca antes había manejado una espada tan larga; tuve que recibir una preparación adecuada", explica Purefoy. "Es un arma hermosa, fantástica. De doble filo y de casi un metro setenta de largo".

El combate con espada larga implica un nuevo enfoque coreográfico condicionado por el peso y dimensiones del arma, y en el que la gracia del ballet se alía a una feroz brutalidad. "Una vez consigues poner a la bestia en movimiento, no te queda otra que aferrarte a ella y dar muchas vueltas", dice Purefoy. "El impulso te arrastra consigo. Hemos realizado pruebas y comprobado que la hoja de una espada larga puede seccionar un brazo de un solo golpe. La llamamos Florence, o Flo, porque te obliga seguir el flow quieras o no quieras".

Purefoy coincide también en que fue una gratificante oportunidad mostrar un tipo de violencia que se desmarca rotundamente del típico baño de sangre gratuito. "Es violento en el sentido de que es real", explica. "Siempre he pensado que si tu intención es mostrar violencia, no debes quedarte a medias. No me va en absoluto la violencia que no tiene el menor efecto sobre las personas de la que son objeto. No soporto esos puñetazos que no dañan a nadie. Un puñetazo duele de verdad. Y prefiero que el espectador, el espectador joven en particular, entienda cuando vea estas cosas que no es algo de lo que puedas recuperarte fácilmente".

Afortunadamente, nadie sirvió de ejemplo de esa lección durante el rodaje. A pesar de las bolas de fuego, las hachas de guerra y las espadas de metro setenta, ningún actor sufrió una herida grave. Algo que sorprendió (y alivió) a Purefoy. "Es asombroso, pero creo que no llegamos a derramar ni una gota de sangre", comenta. "Bueno, en mi caso, la espada me separaba de los demás. Detrás de una hoja de un metro setenta de espada, no había quien me alcanzara".


Corazones descarnados: Las emociones en Templario
En TEMPLARIO no todo es sangre, acción y escenarios espectaculares; el dramatismo a flor de piel es igualmente vital para llegar al público. En el centro de este aspecto está el personaje de Marshall, interpretado por James Purefoy, que aparece como un hombre atormentado por un oscuro pasado, herido en su honor y su fe.

"Marshall participó en las Cruzadas. En Tierra Santa participó en una matanza al estilo de My Lai, por decirlo de algún modo", explica Purefoy. "En un momento dado, dice: “Los hombres acuden allí a defender su fe y regresan cuestionándola”. Así que, cuando regresa, decide hacer voto de silencio durante un año y dedicarse exclusivamente a contemplar su relación con Dios".

Y el hecho de que el rey Juan le cortara la lengua a su compañero de armas en su presencia, no mejora las cosas. "El rey Juan inflige el castigo con la bendición del Papa", dice Purefoy. "Y a partir de ese momento, Marshall se une al barón Albany en su lucha contra la Iglesia católica romana, su Iglesia. De modo que se pone a sí mismo en una posición muy complicada, lo cual significa que es vulnerable. De ahí que se enamore de lady Isabel. Intenta mantenerse alejado de ella, pero no puede negar que le atravesó un rayo cuando la vio por primera vez. Eso es lo genial de todo esto: aunque se trate de una película de acción impactante, al fin y al cabo, también es una obra que ahonda en los personajes".

Inmersa en un ambiente dominado por la testosterona, las emociones desbordadas y los chorros de sangre, Kate Mara se impone como protagonista femenina de TEMPLARIO. "Sólo me cargo a unos cuantos", ríe Mara. "Es así, ellos son los Siete Magníficos; y conmigo son media magnífica más. ¡Los Siete Magníficos y media!". Como dama del castillo de Rochester, la vida de Mara se ve alterada con la llegada de los rebeldes y, en particular, con la de Marshall. "Es una mezcla de miedo y alivio", reconoce Mara. "Isabel mantiene una relación tensa con su marido, interpretado por Derek Jacobi. Y cuando ve a Marshall por primera vez, siente una conexión inmediata con él, incluso sin que intercambien una sola palabra. De alguna manera, su mundo da un vuelco por completo".

"La historia de amor es un elemento muy importante", coincide Jonathan English. "Por mucho que me gusten los combates con espadas, las catapultas, las hachas y los castillos, con una película de acción tan intensa como ésta, debe haber un contrapunto a la violencia. Quería que un alma, un espíritu verdadero, ocupara el centro de la película, y es justo lo que aporta esta floreciente relación entre lady Isabel y Marshall".