JOHN MALKOVICH es el protagonista de esta cinta sobrenatural junto a EVANGELINE LILLY y el francés ROMAIN DURIS.
PREMONICIÓN está basada en la inquietante novela del afamado escritor francés GUILLAUME MUSSO.
Gilles Bourdos (guionista y director)
P: ¿Cómo se fraguó este proyecto?
R: Lo que me hizo arrancar este proyecto fue la lectura de la novela. La historia trataba de algunas de mis propias obsesiones de una manera que enganchaba. Me dejó como me suelen dejar los reportajes sobre crímenes: con un material de drama crudo, una pieza de narrativa, el itinerario de un personaje, una sustancia reducida a su esencia.
Al día siguiente les dije a mis productores, Marc Missonnier y Olivier Delbosc, lo que vislumbraba tras una única lectura de la novela de Guillaume Musso. Reaccionaron de manera muy positiva. Fueron su determinación y sus increíbles habilidades para actuar rápido lo que me dio un gran impulso a lo largo de toda la película.
P: ¿Ya estabas pensando en imágenes o te atraía más el aspecto humano?
R: Al principio me atraía la historia de iniciación: cómo Nathan, enfrentándose con la posible inminencia de su propia muerte, aprende a ser mortal y a aceptar lo incalculable, lo irreversible del lado trágico de la vida. No trata de la reconciliación con la muerte; para mí, la muerte siempre tendrá una extrañeza radical. Para Nathan, se trata más de darse cuenta de la precariedad esencial de la vida. Una vez que comprende eso, puede abrirse completamente a sí mismo, a otras personas y al mundo.
Pero sí, fundamentalmente pienso en imágenes. Tengo obsesiones que me hacen reaccionar como cineasta continuamente: temas visuales como el color blanco, accidentes de tráfico, reflejos de luz, sonidos agudos, partículas flotantes, etc.
En las etapas iniciales del proyecto me callé en cuanto a mis obsesiones, especialmente con la muerte, para no asustar a todos los demás. El libro de Guillaume Musso me ayudó a enfrentarme con esta fijación al abordarla a través de un género, la fantasía sobrenatural.
P: ¿Cómo construiste la historia y los personajes?
R: Trabajando estrechamente con Michel Spinosa. Normalmente escribo algo que se aproxima más a una composición musical que a un guión de cine, en cualquier sentido convencional. Posibilita que todas las personas del equipo puedan hacer su trabajo. Si la composición está bien, mis compañeros mayoritariamente el mismo núcleo fundamental que en mis películas anteriores- entienden mis intenciones enseguida. Es como si todos cantáramos al unísono la misma partitura.
Una declaración de François Mitterand nos guió durante el proceso de escritura: Lo maravilloso está en el momento y siempre nos damos cuenta demasiado tarde. Este pensamiento estuvo en la base de nuestras discusiones. Trabajamos muy duro para llevar a este arrogante y duro abogado de Nueva York al límite del desierto y crear ese momento sencillo y tierno cuando pinta las sillas de la mujer a la que ama. Es un momento de plenitud y simplicidad. Todos sus miedos y esperanzas están ausentes. Lo único que permanece es su concentración, absoluta y pura, a la hora de extender la pintura blanca sobre las sillas. Una vez que ha aceptado la fragilidad de la existencia humana, por fin se le confiere un momento de gracia. Ha deshecho sus conflictos y está preparado para reconciliarse con la mujer que ha amado desde que era un chiquillo. Es el punto final del viaje por el que le ha llevado Kay a lo largo del film.
P: ¿Los temas de la película motivaron conversaciones entre tú y el el equipo?
R: La persona con la que más hablé, después de Michel Spinosa, fue mi otro estrecho colaborador y amigo, el cinematógrafo, Mark Ping Bing Lee. Teníamos largas conversaciones continuamente, sobre cómo enfrentarnos a lo inevitable, cómo acompañamos a nuestros seres queridos hacia su final, cómo desenredamos conflictos antes de despedirnos, cómo podemos hacer que este calvario sea una oportunidad para reconciliarnos con aquellos a los que queremos. Estas son todas las cuestiones que todo el mundo se pregunta a lo largo de su vida, y que yo he tenido la suerte de expresar como cineasta.
P: ¿En qué momento elegiste a los actores y qué te motivó en tu selección?
R: Siempre creo que, cuando llega el momento del casting, el proyecto mismo hace esa selección. Por ejemplo, el guión le llegó a John Malkovich sin que yo le hubiera contactado directamente. Le gustó y fue él mismo el que nos buscó.
Ocurrió más o menos lo mismo con Evangeline Lilly. Su entusiasmo inmediato tras leer el guión me convenció. En cierto sentido, fue ella quien eligió el proyecto y no al revés. No creo en la idea de que sólo haya un actor capaz de interpretar un papel. No existe un personaje predefinido. Es todo una cuestión de encuentros e interpretaciones. Pero, claro, ahora que la película está terminada me cuesta imaginármela con otros actores.
Da la casualidad de que vivo en Nueva York y el guión se escribió, en un principio, para un actor americano, pero esa idea empezó a incomodarme según avanzaba el proyecto. Sentí la necesidad de anclar mis sentimientos a través de un actor europeo. Entonces vi DE LATIR, MI CORAZÓN SE HA PARADO e inmediatamente quise ofrecer el papel a Romain Duris.
P: En la película, todos los lugares tienen significado
R: De la manera en que trabajo, los lugares tienen que ser muy expresivos, así que elegirlos es tan importante como la escritura. La gente generalmente piensa en tres etapas: escritura, rodaje y montaje. Para mi, hay una cuarta etapa entre la escritura y el rodaje: la etapa de preparación visual y de localización. Es en ese momento cuando realmente defino el mundo visual de la película.
El color es crucial. Crecí en Niza, rodeado de azules, ocres y verdes oscuros. En Nueva York y Nuevo México encontré que el color y la luz dan la misma percepción de la vida. Hago una gran labor de preparación en los lugares donde trabajamos.
P: Escoges tus localizaciones con una idea muy clara de lo que quieres decir. ¿Buscas un punto que condense la magia del momento?
R: En cada escena, estoy buscando la química que puede surgir de la combinación de un lugar, sonidos, actores e iluminación particulares. Me gusta intentar captar la verdad del momento y al mismo tiempo mantener control sobre la forma. Trato de ser espontáneo y delicado lo mejor que puedo.
P: Tu reparto es una sutil mezcla de actores. ¿Cómo trabajas con ellos?
R: Les dirijo muy poco. No tengo una técnica concreta. Me adapto a cada actor. Mis oídos siempre están abiertos. Lo único que realmente me importa es conseguir que el actor se sienta seguro. No presumiría de dar direcciones a John Malkovich. Nos vimos diez minutos, el día antes, para leer una escena y establecer las intenciones del personaje. Llegamos al set habiendo acordado el significado exacto de cada una de las líneas del diálogo. El hecho de que el set, los trajes y el espacio fueran elegidos de antemano crea una intención fuerte en la que los actores pueden encajar naturalmente. Así que mi estilo a la hora de dirigir es más subterráneo que frontal. No es explícito ni psicológico. Es un proceso colaborativo. Muchas cosas pertenecen a los actores. Pueden sentir el ritmo interno y la música del cuerpo de sus personajes, lo cual muchas veces les lleva a sugerir algo diferente a lo que yo tenía en mente. En muchas ocasiones, tienen razón y yo intento incorporar lo que me dan. John es impresionantemente inteligente y considerado.
Romain Duris es un gran trabajador, muy consciente y se involucra mucho en todos sus proyectos. Me gusta mucho su sensibilidad frágil. Tiene una habilidad maravillosa para escuchar constantemente a su compañero en situación.
Actuar en un idioma extranjero es la cosa más complicada que pueda hacer un actor. Bloquea su espontaneidad. Esta dificultad nos unió fuertemente porque a mí, a veces, también me costaba transmitir mis ideas a los miembros americanos del equipo.
Evangeline Lilly tiene toda la simplicidad y humanidad de su personaje en su interior, pero hay una tendencia entre actores americanos a responder con mucha fuerza a situaciones y, es probable que yo, siendo un cineasta europeo, sugiriera que matizara su estilo expresivo.
P: ¿Te sorprendió lo que te dieron los actores?
R: Ellos siempre daban con la clave que yo tenía en mente pero la intensidad variaba a veces. Por ejemplo, en la escena en la que Nathan confía en el Dr. Kay y le habla de su infancia, nunca hubiera esperado que los dos hombres crearan un vínculo tan estrecho en ese punto de la película. Sin embargo, los dos espontáneamente sintieron la necesidad de acercarse el uno al otro, así que una escena básicamente informativa se convirtió en una escena verdaderamente emocional.
P: ¿Qué es lo que te hace más feliz de la película?
R: Trabajando en este film aprendí una cosa: enfrentarse a nuestros miedos no es incompatible con la alegría de vivir. Sino todo lo contrario.
Guillame Musso (autor de la novela)
P: ¿Cómo te sentiste cuando viste por primera vez la adaptación al cine de tu novela?
R: Estaba emocionado. Desde las primeras imágenes, te sumerge en una atmósfera poética, dramática y misteriosa. La tensión es constante y el ritmo nunca decae. La dirección de Gilles Bourdos me dejó maravillado. Me encanta cómo filma la ciudad y la virtuosidad elegante de sus planos, pero lo que más me impresionó fue la emoción que desprende el film. Algunas escenas son realmente conmovedoras y siguen en tu cabeza mucho después de haber visto la película.
P: ¿Qué piensas de los actores que se han seleccionado para interpretar a tus personajes?
R: ¡Es un reparto de ensueño! Empatizas con Romain Duris sientes su dolor y extrañamiento. John Malkovich es sensacional, ¡cómo no! Es enervante al comienzo y lleno de compasión hacia el final. En cuanto a Evangeline Lilly, ella ilumina la película. Me acuerdo de cómo Gilles Bourdos filmó a Julie Ordon en A SIGHT FOR SORE EYES y supe que haría maravillas con Evangeline. También me encantan las escenas con Pascale Bussières. En tan sólo unas pocas escenas, da profundidad y humanidad a su personaje. Fue fundamental porque los lectores de la novela estaban especialmente movidos por el personaje que interpreta y su relación con Nathan.
P: ¿Escribiste el libro con la idea de una adaptación en mente?
R: Desde mi primera novela, la gente siempre me ha dicho que mi escritura es muy fílmica. El hecho es que yo pertenezco a lo que algunos llaman la generación VHS, una generación que descubrió películas directamente en la televisión en vez de salas de cine de arte y ensayo. Esto supuso que pudiéramos ver las mismas escenas una y otra vez y deconstruirlas, descubriendo lo que se puede combinar y qué es lo que hace que ciertas escenas funcionen. Esto, evidentemente, influyó en mi estilo literario, aportó un aspecto visual, una estructura segmentada y una tensión que recorre toda la historia.
P: ¿Cómo se celebró la reunión con Fidélité?
R: Tengo una gran suerte en el sentido de que mis novelas siempre atraen la atención de productores y directores de cine. En cuanto se publicó AFTERWARDS, me bombardearon con ofertas para los derechos para llevarla al cine. Establecí tres condiciones que yo consideraba esenciales para la versión fílmica: tenía que rodarse en inglés, rodarse en parte en Nueva York y contar con un reparto internacional. Olivier Delbosc y Marc Missonnier estaban en la misma onda creativa. Mi reunión con Gilles Bourdos lo zanjó. Me llamo una noche y estuvo una hora y media describiéndome su visión de la película. Me di cuenta de que hablábamos el mismo lenguaje y de Gilles entendía el significado de mi novela a la perfección.
P: Posteriormente, ha sido leída por millones de personas en Francia y en el resto del mundo. ¿Crees que la película les gustará a los lectores?
R: Estoy seguro de que les gustará porque la adaptación es fiel a la filosofía de la novela. En cualquier caso, encontrarán el mismo nivel de emoción en ella. En los cuatro años desde la publicación de la novela y que se anunciara la adaptación, los lectores han estado esperando ansiosamente. Recibo miles de cartas y correos electrónicos cada año y conozco a mucha gente en las ocasiones en las que firmo libros. Es realmente extraño ver cuan exigentes se han vuelto los lectores estos días hacia las adaptaciones de los libros que les gustan. Muchos tienen miedo de que la novela se banalice. Ahora me alegro por ellos, porque sé que no estarán decepcionados, ¡ni mucho menos!
Romain Duris (en el papel de Nathan)
P: ¿Qué te gustó del guión?
R: Conocí a Gilles a través de su film anterior (A SIGHT FOR SORE EYES) y su manera especial de ver las cosas me intrigaba. Tuve la misma impresión en cuanto leí el guión de PREMONICIÓN. Es una adaptación muy inteligente de la novela de Guillaume Musso, con una trama densa, emocional y profunda.
P: ¿Cómo definirías a Nathan?
R: Me gusta el recorrido del personaje, de estar muy cerrado cuando le conocemos y su apertura gradual hacia el amor. Nathan no ha aceptado la desgracia que ha sufrido. Se ha refugiado en su trabajo hasta el punto de haberse distanciado de su hija y mujer, a quien ama más que a nada en el mundo. Una persona cerrada puede actuar de tantas maneras. Es fascinante. Intenté imaginarme a Nathan como una fortaleza con un tesoro, un regalo, encerrado en su interior.
P: ¿Cómo te acercaste al personaje? ¿Te sientes cercano a él?
R: El personaje me resulta muy lejano, excepto en la importancia que concede al amor. Aunque esté cerrado, su fracaso amoroso le carcome. Intenté reducir al mínimo todo aquello que pudiera hacerle resultar cercano, hacerle impenetrable. Quería hacer que el público buscara y descubriera lo que le hacía ser así. Nathan es un hombre sobrio e intenso. Durante mucho tiempo, cuando interpretaba un papel siempre me daba miedo que mi personaje me aburriera. Me aterraba ser un personaje pasivo. Ahora tengo menos miedo. Busco una fuerza interior. Estoy fascinado por el interior del personaje.
P: ¿Te dio qué pensar la película?¿Te interesan los temas que trata?
R: Obviamente, siempre hay algo en todos los personajes que te habla directamente. Me encantaba el hecho de que Nathan tuviera hijos y me encantó interpretar el papel de padre. Pero también tenía que imaginarme la pérdida, el dolor absoluto de perder un hijo.
P: En la película, en un momento, te puedes ver como niño, ¿cómo te hizo sentir?
R: Estaba realmente complacido con la elección del niño de Gilles. Lo hablamos mucho y él había visto a una gran cantidad de niños. Eventualmente, vino y me dijo que lo había encontrado, pero que ceceaba. Me hizo gracia porque yo también ceceaba de pequeño. Eso creó una complicidad inmediata entre el niño y yo.
P: ¿Cómo fueron las cosas con John Malkovich?
R: Empezamos con las escenas rodadas en Nueva York, mostrando a Nathan en su soledad y su relación con el Doctor Kay. John Malkovich es un gran actor. Tiene un aura maravillosa. Estaba realmente contento con lo que estábamos haciendo. Comenzamos el primer día con una escena en la que Nathan está hablando por teléfono con Kay. Teníamos la idea de que podía haber un sentimiento fraternal entre nuestros personajes o de paternidad, o de almas gemelas- y, aunque no lo hicimos deliberadamente, me parece que se transmite esta relación fraternal o paternal, no por el talento que podamos tener, pero por un elemento humano, por una cuestión de química. Hay otras maneras de hacer que algo resulte creíble pero es muchísimo mejor cuando surge natural y sinceramente.
John me dejaba atónito en cada escena. Es uno de esos escasos actores que se dejan llevar por su compañero cien por cien. Matiza sus respuestas de una manera muy sutil. Al principio me sorprendió porque tiene una aire misterioso más bien melancólico.
P: ¿Cómo trabajaste con Evangeline Lilly?
R: Desde el primer momento que pasé con ella, intuí su gran profundidad. Además de ser muy guapa, es muy delicada e increíblemente humana. Tiene una dimensión maternal y de esposa que le hace completamente creíble. Para Nathan, ella es una causa, una meta y la cuestión en riesgo, y Evangeline es todas esas cosas. Venimos de mundos distintos pero fue precioso conocerla.
P: ¿Habiendo estado intrigado por el hombre, qué pensaste del director?
R: Gilles y yo hicimos algunas lecturas con Envangeline sin entrar en detalles. Después, durante la producción, me sorprendí al descubrir que tenía una habilidad fantástica para guiarnos y llevarnos a la situación en la que podríamos aportar. Siempre tuvo los oídos abiertos y tiene una capacidad increíble para expresar sus ideas, siempre con la palabra exacta para potenciar nuestras interpretaciones. Compartíamos un reto común que nos unió, él como director tenía que lidiar con las complicaciones de rodar en EE.UU con tres unidades de rodaje diferentes, y yo como actor el tener que actuar en inglés.
P: ¿Podrías decir, a día de hoy, qué lugar ocupa esta película en tu carrera?
R: La película tiene la astucia sutil de contar con todas las proporciones correctas: las localizaciones, las emociones y los lazos entre los personajes. Ocupa un lugar muy importante en mi carrera porque se sitúa en otra parte. Siempre me ha encantado hacer películas en el extranjero. Después de todo el trabajo que invertí en mi inglés, me di cuenta de que, cuando mis intenciones eran acertadas, mi inglés era correcto. Tenía la misma sensación con el piano en la película de Jacques Audiard. Si encuentras al personaje, también encuentras el talento que necesita para ejercer su función. Para mí, era una manera de salir de mí mismo y adentrarme en mi personaje.
John Malkovich (en el papel de Doctor Kay)
P: ¿Cómo entraste en contacto con este proyecto?
R: En un principio, el guión no me llegó por el papel, sino que llegó a mi productora Mr. Mudd, porque la película se iba a filmar en Estados Unidos con un equipo francés y necesitaban ayuda logística.
P: ¿Qué fue lo que hizo que quisieras actuar en el film?
R: Pensé que el guión estaba bien escrito y que el papel del Doctor Kay era muy interesante, pero más allá de eso, respondí a la historia como un todo más que a un papel en particular. Lo que me sorprendió fue la combinación de una sensibilidad, actitud y temas típicamente europeos con una eficiencia absolutamente acorde con el estilo de Hollywood. Estaba muy impresionado con el guión.
También encontré el proyecto más satisfactorio, a nivel emocional, que muchas películas que ves en Europa. Los personajes estaban bien definidos y te importaba lo que les ocurría.
P: ¿Cómo te preparaste para el papel?
R: Para mí, preparar un papel consiste en numerosos ensayos y sesiones de trabajo, pero con el tiempo y los métodos dados para los rodajes, tienes que descartar eso, en mayor o menor medida. En cualquier caso, no estoy seguro de que se tenga que entrar en la psicología del personaje. Primero tienes que leer y aprenderte el guión. Tienes que saber qué pasa en la película y qué es lo que le va a ocurrir a tu personaje y después interpretar las escenas tal y como se han escrito y las ha percibido el director. De hecho, la mayoría de mis conversaciones con Gilles Bourdos fueron sobre la película en general, pero con un énfasis especial en el diálogo y en la manera en la que debía ser expresado.
Para acercarme más al tema, también leí un libro que me dio Gilles sobre una mujer que dirige un centro de cuidados paliativos. Era muy interesante. Te hace pensar sobre lo que es la vida, lo fugaz que es y lo valiosa que es. Descubrir cómo la gente se enfrenta a las distintas etapas de la muerte fue un hallazgo enriquecedor, la manera en la que pasan del rechazo a la ira y de aceptarlo a tener esperanza y, a veces, hasta trascendencia.
Tengo algo de experiencia personal en la materia. Siempre me he juntado con personas más mayores que yo o más adultas que yo. Estas personas nunca han sido difíciles de encontrar.
P: ¿Nos puedes hablar de tu personaje, el Doctor Kay?
R: Es un hombre que aparece en la vida de Nathan como un misterio, parece saber cuánto les queda por vivir a algunas personas. En el guión, se le describe como alguien que acompaña a personas a las que les queda muy poco tiempo de vida. Según avanza la historia, descubrimos otros aspectos de él. Básicamente, eso es todo lo que puedo decir sin estropear la historia.
Lo que sí puedo decir es que su carácter cambia a la vez que su relación con Nathan evoluciona. Kay hace que el joven abogado se enfrente a la idea de la muerte, puede que hasta la suya.
Kay vive bajo una especie de maldición. No es fácil creer en la vida cuando constantemente ves que ciertas personas están a punto de morir. Kay trabaja en la unidad de cuidados paliativos de un centro, pero no sólo les ve ahí; le puede ocurrir en un restaurante o en la calle.
P: ¿Cuál es tu opinión de Gilles Bourdos?
R: Es un cineasta con estilo y trabaja con un director de fotografía, Mark, que también tiene un estilo propio. Creo que su película A SIGHT FOR SORE EYES se merecía mucho más éxito del que obtuvo. Gilles tiene un sentido visual innato y su gusto artístico es muy coherente. Afortunadamente, esas son cualidades que comparte con muchos directores. Lo que hace que destaque Gilles es que además es muy bueno dirigiendo actores. Realmente observa las interpretaciones de los actores y siempre les hace comentarios constructivos. Eso es poco común. En mi experiencia, es muy inusual tener talento visual y ser un buen director (de actores) al mismo tiempo.
Gilles mantiene una mente abierta pero sabe lo que quiere. Siempre venía a trabajar con gran entusiasmo. Evidentemente, le gustan los actores, lo cual no se puede decir de todos los directores con los que he trabajado. Pienso en algunos que preferirían trabajar con marionetas. Gilles no es así. Le gustan sus actores, le gusta verles y ver qué hacen, y eso fue un placer para mí.
P: ¿Cómo trabajaste con Romain Duris?
R: Romain me gusta mucho como persona y es un actor excelente. Trabaja increíblemente duro. Ya conocía su trabajo a través de mis hijos antes de conocerle trabajando en este film. Es intenso, pero de una manera natural, no como algunos actores que tienen poses molestas. Lo que hizo fue realmente duro porque estaba actuando en un idioma que no era el suyo. Hay que tener valor para aceptar un papel como aquel, en un idioma extranjero. Disfruté enormemente trabajando con él.
P: ¿Qué crees que puede aportar esta película al público?
R: Cualquier obra de arte que sea buena puede mover a las personas y hacerles pensar sobre sí mismas. Si el público sale de la sala pensando en la manera en que viven, el valor de la vida, el valor del momento y lo que sienten acerca de las personas a su alrededor, será maravilloso.
Evangeline Lilly (en el papel de Claire)
P: ¿Qué fue lo que te llevó a participar en este proyecto?
R: Cuando descubrí el guión me enamoré de la historia y el mensaje del libro. La historia me emocionó y me dejó boquiabierta. Me movió muy intensamente. Me daba miedo no conseguir el papel porque estaba teniendo problemas de agenda e intentaba no preocuparme, pero no podía parar de pensar en ello. Cuando finalmente conocí a Gilles, estaba nerviosa como una primeriza. Ambos estábamos igual de ansiosos por cómo reaccionaría el otro. Enseguida nos dimos cuenta de que ambos estábamos en la misma onda.
P: ¿Qué te pareció especial de este proyecto?
R: Creo que hizo falta la sensibilidad de un hombre francés para escribir una historia así. Con frecuencia encuentro que, hoy en día, muchos guiones no tienen corazón ni alma. Son fríos y mecánicos, y muchas veces no muy inspirados, especialmente en los Estados Unidos. Aquí, de repente me encontré leyendo una historia tan apasionante como un thriller, con diálogos maravillosos, relaciones con las que todos nos podemos sentir reflejados y una dosis de magia como colofón. La película logra hablar de la muerte y, a la vez, dar esperanza; habla de la separación y al mismo tiempo del fortalecimiento del amor.
Todo lo que dijo Gilles sobre cómo veía la película me pareció atractivo, así como el trabajo del cineasta, que es un maestro de la iluminación.
P: ¿Nos puedes hablar de Claire, tu personaje?
R: Claire es una mujer que, en cierto sentido, ha perdido a la mitad de su familia. La primera vez que la vemos está viviendo sola con su hija, lejos de Nathan. Es una botánica buscando una flor muy rara. Está destrozada pero no hundida. A pesar de todo el sufrimiento por el que ha pasado, es una mujer que cree en el amor y la belleza, y que la vida es algo muy muy valioso que no dura eternamente. Es un personaje muy fuerte y muy delicado al mismo tiempo. Esa paradoja y la complejidad del personaje me hicieron desear ese papel.
P: ¿Qué significa para ti este papel?
R: Es mi primer papel de peso para la gran pantalla y ¡el tamaño sí importa! En televisión sé lo que funciona y lo que no. Al hacer esta película tuve que volver a lo básico. Necesitaba una auto-consciencia diferente. También tuve que buscar un equilibrio entre sobreactuar e infra-actuar. El proyecto ha sido una suerte para mí porque me ha ofrecido un papel crucial sin estar en la pantalla todo el tiempo. No llevo el peso del film. Había estado esperando un papel que encajara conmigo y que me diera la oportunidad de aprender trabajando con personas maravillosas y, ¡eso fue exactamente lo que ocurrió!
P: ¿Cómo trabajaste con Gilles Bourdos?
R: Gilles es un hombre muy amable. Combina una cultura europea con algo que sólo encuentras en los Estados Unidos. Vive en Nueva York y sus influencias son muy variadas. Lo puedes notar en todo lo que hace. Tiene una personalidad muy rica.
Me sorprendí al descubrir que la relación entre el director y el actor es universal. Tienes que encontrar un ritmo, tienes que aprender a bailar en pareja. Tienes que encontrar tu espacio, y creo que Gilles y yo lo encontramos bastante pronto. Nos escribimos e-mails durante bastante tiempo, y paradójicamente eso nos ayudó a conocernos bien. Cuando quedas tomar algo, puedes mantener una relación superficial, pero cuando te comunicas por escrito realmente tienes que decir cosas. Cuando nos conocimos en el set, ambos sabíamos quien era el otro y trabajar juntos fue mucho más satisfactorio.
P: ¿Cómo trabajaste con Romain Duris?
R: También me resultó sorprendente descubir que la experiencia de actuar es universal. Romain y yo conectamos enseguida. Actuando, los dos nos inspirábamos mutuamente y nos dábamos tanto espacio como podíamos. Romain es encantador y generoso. Rápidamente construimos una relación que nos permitía trabajar a la perfección. Nos llevamos muy bien y cuando llegó el momento, nos metimos en nuestros personajes y todo cayó por su propio peso.
P: ¿Sabes qué lugar va a ocupar esta película en tu carrera?
R: Creo que todos los papeles que interpretamos nos enseñan algo sobre nosotros mismos. Al trabajar diferentes rasgos de un personaje, descubres cosas sobre ti mismo. Tenía que mentalizarme para el papel de madre, como no tengo hijos aún, me preguntaba todo tipo de cosas. La película me hizo pensar sobre mi vida y mis prioridades. Creo que esta película tiene el mismo efecto sobre todo el mundo, ¡actúen en ella o no! Soy una de esas personas que cree que todos tenemos una razón para estar en el mundo. También creo que cuanto más amas y das a los que tienes alrededor, más probabilidades tienes de recibir amor.