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Cruzando el límite cartel reducidoCruzando el límiteDirigida por Xavi Giménez
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Cruzando el límite ("Animales domésticos" en su título inicial) es la ópera prima de Xavi Giménez al frente de la dirección.

Con Marcel Borràs (Serrallonga), Fernando Guillén Cuervo (Airbag); Eduard Farelo (Hay alguien ahí), Adolfo Fernández (Bienvenido a Farewell- Guttmann), Emma Vilarasau (Los Sin Nombre), Adam Jeziersky (Física o Química), Junio Valverde (El espinazo del diablo), Elena Furiase (El Internado), Irene Escolar (Los girasoles ciegos), y Fermi Reixach (Darkness), entre otros.

Xavi Giménez es director de fotografía. Su extensa carrera comenzó con Los Sin Nombre, película dirigida por Jaume Balagueró y trabajo por el cual recibió el Premio a la Mejor Fotografía en el Festival de Cine de Sitges. Posteriormente ha trabajado en un gran número de producciones, nacionales e internacionales. Darkness, Intacto, El Maquinista, Mortadelo y Filemón, El camino de los Ingleses, Transsiberian y Ágora son algunos de los títulos que llevan su firma. Tranquility Valley es su primer crédito como director, un proyecto nacido del profundo respeto y admiración mutua entre Giménez y Filmax.


Inspirada en hechos reales
Uno de los secretos mejor guardados de los Estados Unidos es el de "Tranquility Bay", un centro educativo estricto como ningún otro, que se utiliza como campo de reeducación para niños rebeldes.

Uno de estos centros se encuentra en Jamaica. Los padres pagan cantidades muy elevadas de dinero por un centro que más parece un "gulag" (campo de concentración) o una especie de Guantánamo escolar. En su interior, los chicos reciben castigos corporales considerables aprovechando que la ley jamaicana lo permite.

Tranquility Bay es un centro de reeducación extremadamente severo donde se maltrata físicamente a los niños internos y se les hace un lavado de cerebro. Es uno de los numerosos centros afiliados al grupo WWASP, un conjunto de empresas dirigidas con mano de hierro por unos empresarios de UTAH, en Estados Unidos, ligados a los valores patriarcales y autoritarios del fundamentalismo mormón.

Actualmente, en los Estados Unidos, hay más de mil empresas privadas que venden sus programas de reeducación infantil. En este mercado de casi 50.000 millones de euros, que crece a un ritmo del 25% anual, WWASP domina desde hace quince años el sector de la modificación del comportamiento. Su especialidad es el internamiento de adolescentes difíciles y la tarifa base es de 24.000 euros al año. Esta red de centros se anuncia por medio de Internet, catálogos a todo color, vídeos promocionales y por supuesto el boca a boca entre los padres que ven los servicios de WWASP como su último recurso.

¿Pero, por qué necesitan un último recurso? Porque tienen miedo de que su hijo pierda el rumbo. El miedo es lo que alimenta este negocio.

El producto que WWASP vende a estos padres asustados suena muy bien. Se llama "modificación del comportamiento" y se resume en dos palabras: castigo y recompensa. WWASP educa a sus internos tal y como se enseña a un animal de compañía. Un ejemplo del repertorio de castigos de estos centros es obligar a los chicos a estar estirados en el suelo durante horas, días o semanas. En cuanto a las recompensas, sólo hay una: la ausencia de castigo. Es la única manera de obtener privilegios como comer, lavarse, estudiar o llamar a los padres.

El capítulo más triste de la historia de estos adolescentes suele comenzar casi siempre a medianoche, cuando unos desconocidos los sacan de la cama de sus propias casas y se los llevan a la fuerza hacia un destino desconocido. Y, cuando se acaba, todos están marcados para siempre, pero algunos hablan con rabia y odio de sus presuntos educadores, de sus padres y de su país, donde no hay ninguna legislación federal de protección a la infancia.

¿Por qué no cierran estos centros? En una investigación sobre los fondos económicos de la empresa, se descubrió que WWASP financia al Partido Republicano con grandes donaciones de dinero (más de un millón de dólares en donaciones públicas entre el 2002 y el 2004) y también financia al Movimiento Mormón.

Por otra parte, autoridades de otros países (Costa Rica, México, Suiza y la República Checa) han conseguido cerrar seis de los doce centros que tienen abiertos, entre ellos uno en Girona. Según "El Confidencial", este último se cerró en abril de 2006 cuando empezó una investigación por la denuncia del dueño de un restaurante que encontró a un menor de 14 años en la estación de tren de Figueres quien le explicó que se había escapado de un centro de menores porque lo maltrataban.

A partir de ahí, los Mossos d’Esquadra (policía autonómica de Catalunya) acudieron a la masía Can Gener (Sant Llorenç de la Muga, Girona) y encontraron a cinco adolescentes que presuntamente sufrían malos tratos de forma habitual, e incluso los encerraban en jaulas para jabalíes cuando no querían trabajar o decían que se encontraban mal.


La visión del director
Animales Domésticos quiere ser la reconstrucción sensitiva del terror que sienten padres, hijos y profesores ante el fracaso. Un fracaso que se ha instalado en nuestra sociedad como algo a sortear a toda costa. Algo que no puede ocurrir. Un desastre personal, familiar y social que nos hace morir como individuos.

El fracaso se ha convertido en la guía de nuestras decisiones. Unas decisiones formadas en el miedo y que, en el caso de torcerse, se transforman en terror. Y, como todo en este mundo que gira alrededor del capital, se comercia con el fracaso y la refinanciación de este fracaso.

Adolescentes perdidos, padres desesperados, profesores frustrados... Todo un mundo abierto para que los comerciantes del alma humana inventen un nuevo negocio. Prometen a los hijos un camino sin fisuras, a los padres un "ya no molestarán", y a los profesores un sistema recto e infalible.

Padres incapaces de entender a sus hijos adolescentes toman decisiones determinantes para la salud mental de sus propios hijos, con el único fin de controlar su futuro. Unos padres decididos a entregar el alma de sus hijos a cambio de que les devuelvan unos jóvenes que nunca más les molestarán.

Animales Domésticos se muestra a los padres como el sistema de salvación que va a convertir las mentes de sus "salvajes" hijos en una tabla rasa donde reescribir nuevos y más adecuados comportamientos sociales.

En este centro de reeducación, la joven mente de nuestro protagonista será sometida a tratamientos extremos para reconducir su personalidad hacia nuevas formas de comportamiento. En el exterior, el padre biológico seguirá un tratamiento paralelo, un tratamiento exclusivo con el objetivo de aliviar las torturadas conciencias de los padres. Y por último, el director del centro se convertirá en el tutor del protagonista; un hombre tan convencido de que el sistema funciona y de que los jóvenes necesitan reeducarse, que tiene ingresado a su propio hijo en el centro.

Una vez dentro del sistema, el terror que todos ya arrastran de entrada aumentará hasta alcanzar límites insospechados.

Con un tratamiento del terror hiperrealista, una sensación constante de angustia a todos los niveles y diferentes niveles de velocidad emocional, la película no dará tregua al espectador. Ninguno de los personajes volverá a ser el mismo al terminar la película. Ni tampoco el espectador.

Aspectos formales
Toda la película gira alrededor de la creación de instantes emotivos. Queremos captar al espectador y invitarle a vivir una experiencia audiovisual. Queremos traspasar el aspecto formal y transportar al espectador al mundo irreflexivo que viven nuestros personajes.

Así como nuestros personajes viven en un universo de incomunicación y de informaciones deformadas, queremos que nuestros espectadores se sumerjan en la misma cadencia y participen de manera subjetiva de este universo deformado. Queremos situar al espectador decidiendo sobre la vida de nuestros personajes, como los personajes lo hacen sobre las vidas de las personas con las que conviven.

De esta manera, en el primer acto de la película, el espectador vivirá en un mundo de angustias y de informaciones parciales que hace que los personajes tomen decisiones vitales sobre la vida de las personas que más quieren. Esta sensación está creada a partir de pequeños instantes (como spots publicitarios), muy rápidos y elípticos, que se entremezclan con la condensación de la emoción que viven nuestro personajes principales.

No queremos en ningún momento caer en una forma artística sin reflexión. Conocemos el medio y sabemos que nuestra película forma parte de un proyecto industrial con un fin muy concreto. Para ello hemos establecido dos parámetros sobre los que estamos construyendo el proyecto. En ningún momento tratamos a los adolescentes, padres o educadores de una manera frívola. La película no es una fantasía; ha sido escrita y estructurada después de un largo proceso de investigación, en el que hemos hablado con educadores, pedagogos, psicólogos y sobretodo adolescentes. Hemos tratado con ellos, hemos convivido con ellos, y partes de nuestro guión han sido compuestas a partir de la información audiovisual que ellos mismos nos han aportado.

Hemos construido un casting atractivo, dentro de nuestras posibilidades de producción, y donde mezclamos de manera estructurada actores adolescentes conocidos, dentro del espectro televisivo, con grandes promesas en el mundo del cine y el teatro.

Queremos que, nuestro adolescente, el que se siente ante la película, sufra, disfrute, ría y sobre todo reflexione, sobre su propia existencia como adolescente.