Dirigida por Nick Stringer, y narrada en su versión española por la actriz Blanca Portillo.
El director nos cuenta
Siempre he buscado el modo de contar una historia sobre el mar. Es la cuna y el gran abismo en el que comienza toda la vida de la Tierra. El mar tiene una resonancia espiritual profunda, un carácter todopoderoso y es lo que mantiene nuestro mundo vivo. Pero a la vez es un mundo oculto con caminos secretos recorridos por los antiguos nómadas.
Hay muchos viajes desconocidos en el océano, pero la odisea de la tortuga marina alrededor del Atlántico Norte es uno de los pocos que estamos empezando a conocer. Es verdaderamente una epopeya. Se inicia con el momento en que nace y continuará en los siguientes 25 años de su vida. El recorrido la lleva alrededor de todo el Atlántico Norte para, finalmente, regresar a la costa donde nació.
En cierto modo, la tortuga representa nuestra relación con el océano. Se trata de un animal terrestre que un día decidió volver al mar y lo convirtió en su hogar. De todos modos, esta especie todavía tiene algo de extranjera en el mundo marino. Aún tiene que salir a respirar a la superficie e inevitablemente debe regresar a la tierra para poner huevos. Es increíblemente emocionante ver a una tortuga arrastrando su gran peso desde el mar después de décadas viajando. Uno, asombrado, no puede dejar de preguntarse - ¿de dónde has venido? ¿Por qué has llegado aquí? ¿Qué has visto? Las mismas preguntas que podríamos hacerle a un extranjero.
Yo quería saber más sobre la historia de la tortuga marina y buscaba sumergir al público en su mundo y su experiencia, en su odisea vista a través de sus ojos. En los millones de años que las tortugas han estado recorriendo los mares, han sobrevivido casi desde la extinción de los dinosaurios, hasta los grandes cataclismos globales. Ahora ella podría no sobrevivir a las próximas décadas. Los océanos están experimentando profundos y duros cambios. Redes de decenas de kilómetros de largo las están capturando a todas en su camino. El aumento de los niveles del mar está lavando las costas y muchas de las playas de las que ellas dependen para poner sus huevos.
Jeanette Wyneken, una de las mayores biólogas especializadas en tortugas del mundo, y que fue la persona consultada en todo momento en el rodaje de la película, afirma: 'Las tortugas están en serios problemas ahora mismo. Es el momento perfecto para contar su historia. Sabemos más acerca de la tortuga marina que de cualquier otra tortuga de mar. Su viaje es extraordinario pero, además, esta especie está ayudándonos a entender qué es lo que está pasando en el océano y cómo debemos protegerlo.
Y cuanto más profundamente te adentras en su historia, más increíble se convierte su viaje, desde el momento en que la tortuga sale del cascarón y se mete en lo que los científicos llaman un "frenesí", en el que correrá sin parar por la playa y luego nadará por la superficie durante tres días hasta alcanzar la corriente del Golfo. Sólo el 50% de las tortugas habrá sobrevivido a estas alturas. Después de eso, nuestra compañera de viaje está a merced de la corriente, que la dirige a cerca de cinco millas por hora. Lo que le espera parece casi imposible de superar. Van a ser maltratadas por las tormentas, que podrían llevarlas al estancamiento o, peor aún, desviarlas hacia el helado norte.
Sólo unas pocas afortunadas llegarán más allá de las Azores. Las probabilidades están en su contra. Sólo una de cada 10.000 tortugas sobrevivirá al viaje por el Atlántico norte, pero aún así, ésta es una forma de vida que ha sobrevivido más de 150 millones de años. Miles de generaciones siguieron sus mismos caminos antes de ella. Algunas personas podrían decir: Pero si son sólo los animales, ¿por qué me debería importar?, según la directora de fotografía Rory McGuiness, "Cuando te acercas a estas tortugas, en seguida te das cuenta que son individuos con retos individuales y que, sin ninguna duda experimentan sensaciones que podríamos identificar como el miedo, la alegría, el frío o el dolor.
La experiencia lo es todo, continua contando Nick Stringer. Mi objetivo es transportar a la audiencia a su mundo, para conocer a estos grandes nómadas del océano y vivir con ellos su viaje. Experimentar el mundo del océano a través de sus ojos y lograr una historia íntima y emotiva estuvo siempre en el centro de nuestros pensamientos. El enfoque estilístico y las nuevas tecnologías son fundamentales para introducir a la audiencia en el mundo de la tortuga marina. Rory McGuinness, que ha pasado la mitad de su vida filmando la vida marina lo resume: "En cierto sentido, me convertí en una tortuga, viviendo, sintiendo y viendo el mundo como imagino que una tortuga lo haría. Hasta tal punto llegas a empatizar con el animal. Y creo que necesitamos hacer eso, necesitamos pensar cómo son sus vidas y darnos cuenta de que ellas son vulnerables y que necesitan ser tomadas en consideración.
Conocer de cerca a las crías y captar de cerca la batalla que tienen que librar, requería los últimos modelos de mini cámaras de alta definición. Gracias a ellas pudimos ponernos justo a su nivel y seguir su camino junto a ellas hacia el mar. Después, ya una vez en el océano, las carcasas submarinas para las mini cámaras nos permitieron mantenernos cerca de ellas entre las furiosas olas y durante todo el trayecto hacia la Corriente del Golfo. Todo esto dio una perspectiva real y enérgica a nuestras escenas de apertura y gracias a ello, pudimos capturar y experimentar la temprana vida de las tortugas como nunca se había visto antes.
Otro problema fue que es humanamente imposible seguir a una tortuga en sus 25 años de viaje. Por ello, como siempre, dependíamos del criterio de nuestra consultora de rodaje, la científica Jeanette Wyneken, que nos aconsejaba cuándo y dónde grabar. Filmamos en distintas localizaciones donde sabíamos que podríamos encontrar a tortugas de diferentes edades para así completar la historia entre todas. Las recién nacidas fueron grabadas en una playa de Florida, y con una suerte extraordinaria conseguimos las imágenes más excepcionales de las pequeñas en las Azores. Las tortugas adultas, fueron grabadas en Florida y en el Caribe.
Encontrar tortugas puede ser bastante difícil, pero realmente cazarlas haciendo algo es realmente una prueba a la voluntad. Puedes pasarte días subiendo y bajando del océano, buceando en los arrecifes en busca de algún signo de actividad, esperando que el tiempo se despeje para continuar sin ver nada, y de repente el océano te regala sorpresas. Una de las escenas más importantes se produjo después de pasar dos semanas buscando tortugas en apareamiento y en el último día de rodaje, recibimos una llamada por radio de uno de nuestros aviones de reconocimiento. Habían avistado un par de tortugas a unos pocos centenares de metros de nuestro barco. Lentamente, Rory se fue acercando a ellas y finalmente fuimos recompensados con una maravillosa escena de dos tortugas en un amoroso abrazo. Nadamos en su compañía durante más de hora y media hasta que se nos acabó el aire. Fue realmente una experiencia increíble acabar el rodaje con una escena de ese nivel. Igualmente, en las Azores, después de varios días en busca de un atisbo de actividad en los océanos, conseguimos grabar una impresionante secuencia de una bola de cebo con pardelas, delfines y un joven atún todos listos para sumergirse en un remolino de peces.
Aunque sabemos dónde van las tortugas, es prácticamente imposible encontrarlas en fosas oceánicas durante su viaje, así que esas escenas fueron grabadas con tortugas rescatadas y puestas en un estudio marino especialmente construido para el rodaje. En el lugar donde se encuentran prácticamente la mitad de las tortugas marinas nacidas en Florida, en la Reserva Natural de Gumbo Limbo, se instaló un estudio de grabación. Con la guía de Jeanette Wyneken, y con la presencia estelar de una de nuestras jóvenes residentes, la tortuga Febe, filmamos a las crías en un macro estudio. Se utilizaron algunos efectos visuales para crear escenas como la del enorme petrolero atravesando el mar.
Algunas de las escenas más complicadas implicaban a las crías de las tortugas. No más grandes que un dedo meñique, pasaban sus primeros días de vida escondidas entre la maleza de Sargassum que flota en la superficie del océano. Una elaborada combinación de máquinas de olas, tanques de propagación y grandes dosis de paciencia fueron necesarias para sacar estas escenas adelante.
Aunque la gran mayoría de la película se rodó en el mar, algunas escenas, en particular las interacciones entre los personajes, fueron mejoradas digitalmente con lo último en efectos especiales y la tecnología de pantalla azul.