Cinemanía > Películas > Código fuente > Comentario
Destacado: Un grupo de inadaptados busca su destino en 'Mufasa: El Rey León'
Código fuente cartel reducidoCódigo fuente(Source code)
Dirigida por Duncan Jones
¿Qué te parece la película?

Código Fuente está dirigida por Duncan Jones (Moon) a partir de un guión de Ben Ripley (Species III (Especie mortal III)). Está protagonizada por Jake Gyllenhaal (Brothers (Hermanos), Brokeback Mountain (En terreno vedado)), Michelle Monaghan (La conspiración del pánico, Adiós, pequeña, adiós), Vera Farmiga (Up in the Air, Infiltrados (The Departed)) y Jeffrey Wright (Quantum of Solace, Syriana). Sus productores son Mark Gordon (Crepúsculo, Planes de boda), Philippe Rousselet (El señor de la guerra) y Jordan Wynn. El director de fotografía es Don Burgess (Forrest Gump). El diseño de producción corre a cargo de Barry Chusid (2012). El montaje es obra de Paul Hirsch (Misión imposible). El diseño de vestuario es de Renée April. Los coproductores son Stuart Fenegan (Moon) y Tracy Underwood (La flor del mal). Los productores ejecutivos son Jeb Brody (Pequeña Miss Sunshine), Fabrice Gianfermi (El señor de la guerra) y Hawk Koch (Rastro oculto).

Con su intrincada trama, su ingenio visual y sus irresistibles interpretaciones, Código Fuente lleva a los espectadores a una de las últimas fronteras, un mundo que ha fascinado a los científicos y escritores de ficción desde hace siglos: el viaje en el tiempo.

El guionista Ben Ripley abordó al productor Mark Gordon, entre cuyos créditos figuran 2012 y Salvar al soldado Ryan, con una idea sobre un hombre que descubre una manera de retroceder en el tiempo por breves períodos. "Ben acudió a nosotros con una idea estupenda para una película", recuerda Gordon. "A lo largo de un período de entre seis meses y un año, continuamos trabajando el guión con él. Lo que esperas encontrar en un colaborador es alguien con las ideas muy claras, pero que al mismo tiempo sea capaz de escuchar y tomar en consideración otros puntos de vista, y así es Ben. Es firme en sus convicciones y no duda en defenderlas".

A medida que fue evolucionando el guión, llamó la atención de Philippe Rousselet, consejero delegado de Vendôme Pictures. "Nos encantó el guión", afirma Rousselet. "Es raro encontrar una historia original que a la vez resulte comercial. Es un 'thriller' inteligente y sofisticado, sin dejar de ser muy entretenido. El público va descubriendo nuevos datos al mismo tiempo que los personajes, lo que lo hace muy divertido. No todos los días tiene uno oportunidad de leer un guión así".

La idea de Ripley es una historia no lineal con un giro de ciencia ficción. "Me fascinan las películas que son capaces de contar una historia de una manera no tradicional", explica. "Se me ocurrió que los primeros experimentos con viajes en el tiempo no serían exageradamente ambiciosos. No retrocederíamos cientos de años, sino tan solo unas horas o minutos. Cabe imaginar que esta tecnología pudiera surgir casi por accidente en un laboratorio de investigación en alguna parte, para después hacerse cargo de ella el Departamento de Defensa. La verdad es que no saben muy bien qué hacer con ella. Aún está en fase experimental. El hecho de que no tenga más que ocho minutos para cumplir su misión lo dota de cierto apremio, porque hay un límite a la información que es capaz de reunir".

El guionista está dispuesto a contemplar la posibilidad de que el viaje en el tiempo sea una realidad algún día. "La mayor parte de las veces, cuando los científicos hablan de viajar en el tiempo, se refieren al viaje al futuro", comenta. "Quizá sea posible ralentizar tu reloj si viajas a velocidades cercanas a la de la luz, lo que te permitiría desplazarte al futuro. El viaje en el tiempo al pasado es mucho más problemático, no sabemos muy bien cómo podríamos hacerlo funcionar. Según la física, el pasado es inalterable. Lo que sí propone es la idea de un universo paralelo, una copia de la realidad, idéntica a la nuestra. Código Fuente se refiere a la capacidad de acceder a otra realidad durante un período de ocho minutos".

Tras desarrollar el guión con Ripley, Gordon se lo envió al actor Jake Gyllenhaal, que aceptó interpretar al capitán Colter Stevens. "Jake y yo hicimos juntos El día de mañana", explica Gordon. "Nos mantuvimos en contacto y andábamos buscando otra película que pudiéramos hacer juntos. Se mostró entusiasmado con este guión y aportó un montón de valiosas ideas. Jake fue una pieza muy importante para lograr que este proyecto saliera adelante".

Casi toda la acción de la película transcurre a bordo de un tren que se dirige a Chicago, lleno de pasajeros que realizan ese trayecto a diario entre su casa y el trabajo. Pero, para uno de esos pasajeros, no se trata ni mucho menos de otro día cualquiera. Colter Stevens, un piloto de helicópteros Black Hawk del Ejército de Tierra de Estados Unidos, se halla allí cumpliendo una increíble misión. "Se encuentra en un tren una mañana sin saber dónde está ni cómo llegó allí", explica Gyllenhaal. "Frente a él está sentada una mujer, Christina, que se comporta como si lo conociera. Él se siente bastante desorientado. Entonces, en el reflejo de una ventana, puede ver su rostro... solo que no es su rostro".

En cuestión de minutos, Colter acabará descubriendo que ha sido transportado al tren desde el futuro, unas cuantas horas más tarde. "Ni siquiera los personajes de la película conocen bien la tecnología de Código Fuente", aclara Ripley. "¿Qué sucede con el mundo de Código Fuente cuando lo abandonamos? No lo sabemos. ¿Existía ya antes de que accediéramos a él, o lo creamos nosotros? No lo sabemos".

Gyllenhaal, que también protagonizó el clásico de culto de viajes temporales Donnie Darko, se sintió intrigado por la premisa argumental, así como por el reto inherente que conllevaba como actor la particular situación de su personaje. "Me fascina el concepto del tiempo, así que me encantaba explorar ese tema", señala el actor. "Tenía mucho que asimilar, sobre todo en preproducción, a fin de comprender a Colter. Su evolución general como personaje está sujeta a esos ocho minutos que no deja de revivir una y otra vez".

Tras apuntarse al proyecto como protagonista principal, Gyllenhaal sugirió a los productores que hablaran con el director Duncan Jones, cuya primera película, Moon, causó una gran impresión al actor. "Moon me resultó impresionante desde el primer fotograma hasta el último", asegura. "Mientras la veía, me quedó clarísimo que Duncan domina con soltura el lenguaje cinematográfico. Su forma de narrar es tan ágil que quise inmediatamente trabajar con él".

Gordon siguió la recomendación de Gyllenhaal, vio Moon y se reunió con Duncan Jones. "Fue capaz de usar un solo espacio y un solo actor maravillosamente en Moon", observa Gordon. "Aunque buena parte de nuestra película se desarrolla en uno o dos vagones de tren, no da sensación de claustrofobia. Parece que realmente están pasando muchas cosas".

La capacidad de Jones de crear un mundo original y totalmente creíble para Moon fue un factor que pesó mucho a la hora de decidirse por él, según explica Rousselet. "Duncan aportó al proyecto su particular mundo visual. Es un estupendo realizador y un magnífico narrador, que es precisamente lo que Código Fuente necesitaba. Duncan siente tanta pasión por el aspecto visual como por los actores y la narración. En ese sentido, es un cineasta completo".

En el primer trabajo de Jones pueden apreciarse paralelismos muy claros a las ideas exploradas en Código Fuente sobre el tiempo, la identidad y la humanidad. "Duncan parece interesado en alterar un poco la realidad", opina Gyllenhaal. "Al mismo tiempo, sabe llegar al meollo de lo que está en el inconsciente. En ambas películas, alguien empieza totalmente perdido y tiene que tratar de orientarse en esa situación nada familiar. Intentan descubrir qué están haciendo y por qué están allí".

A pesar de la atención y de los reconocimientos que le llovieron por su anterior trabajo, Jones no se mostraba inicialmente demasiado interesado en dirigir otra cinta de ciencia ficción. "Pero me encantaba el guión. Era sólido y vertiginoso. También soy un gran fan de Jake Gyllenhaal. No quería dejar pasar la oportunidad de trabajar con él".

Después de asegurar la participación del director, Gyllenhaal y él se pusieron a discutir conceptos para la película. Cada uno tenía muy buenas ideas de hacia dónde se dirigía la historia. "Desarrollamos una relación de excelente colaboración", recuerda Jones. "Incorporamos mucho más humor del que había inicialmente sobre el papel, algo de lo que me alegro. La historia de amor cobró fuerza y se hizo más conmovedora, más incluso de lo que yo mismo percibí mientras la rodábamos".

Por tentador que pudiera resultar para Jones ahondar en los amplios datos científicos disponibles, optó por concentrarse mejor en la narración. "Si me hubiera enredado demasiado en ese aspecto de la historia, habría entorpecido el desarrollo de la misma", explica. "Tengo unos conocimientos razonables de filosofía y ciencia, así que me resultó bastante fácil asimilar los conceptos que se sugerían. Entendí cuáles eran las reglas y cómo había que contar la historia ciñéndose a ellas, y no me permití quedarme estancado en eso".

En su lugar, decidió concentrarse en aclarar la narración de la historia, a medida que se iba desarrollando con cada código fuente. "El aspecto de tratar de resolver el rompecabezas me resultaba sumamente interesante", observa Jones. "Por ejemplo, el número de escenarios es muy reducido, y son todos cerrados, de un modo u otro. ¿Cómo les damos carácter a cada uno de ellos, de manera que, cuando regresamos a ellos, se pueden percibir los cambios que hayan podido producirse, aunque sean muy sutiles? Parte del reto fue idear esa evolución. Muchas cosas fueron quedando más claras a medida que avanzó el rodaje".

"Lo maravilloso del guión es que constantemente se está explorando algo nuevo", agrega Jones. "Colter llega a cada nueva repetición, o 'código fuente', como lo llamamos en la película, con más información. Cada vez aporta algo nuevo a la situación. El reto para nosotros era cómo mantener la frescura a cada nuevo código fuente para ofrecer al público algo que lo mantenga interesado".

Código Fuente es un excelente ejemplo de una nueva ola de narrativa de ciencia ficción, en opinión del director. "La mezcla de elementos de humor y ciencia ficción lo convierte en algo diferente y atractivo. El público no necesita verse enredado en la lógica o en la ciencia de todo el asunto. Se limita a dejarse llevar y disfrutar con la experiencia".

Pero, para los espectadores que gustan de resolver rompecabezas, la película ofrece mucho sobre lo que pensar. "Si la mitad del público sale contenta con la historia de amor y la acción, y la otra mitad queda intrigada con el final y disfruta tratando de entenderlo todo, quedaré muy satisfecho", asegura Jones. "Creo que hay suficiente para mantener interesado a todo el mundo".

Según Gordon, hay otro elemento con el que el público puede disfrutar. "Lo especial de la película es que tiene acción a raudales y a la vez es un 'thriller' maravilloso", asegura el productor. "Es todo lo que cabe esperar de una película, por lo que respecta a puro entretenimiento. Pero, al terminar, cuando baja el telón, por decirlo así, me gustaría que la gente, al salir del cine, hubiera disfrutado con las fuertes emociones, pero también pensara en lo valiosa que es la vida. Ya sean ocho minutos o toda una vida, es algo que se debe saborear. Todos tenemos días malos, pero la vida es espléndida y hermosa. Puede sonar un poco falso, pero creo que, cuando sales de la película, sientes un mayor aprecio por la vida, porque el personaje de Jake tiene una segunda oportunidad de vivir".


El reparto de Código fuente
Cada uno de los personajes del reducido reparto de Código Fuente desempeña un papel fundamental en el drama que se desarrolla y cada uno de los actores que los encarnaban tenía que ser capaz de ofrecer depuradas interpretaciones en circunstancias insólitas y a menudo complicadas. "Estábamos muy seguros de haber contratado al director adecuado", afirma Gordon. "Luego, la selección del reparto es una parte increíblemente importante del proceso. Como productor, si consigues el guión adecuado, contratas al director adecuado para la película y eliges a los actores adecuados, ya tienes el 80% del trabajo hecho. Ya solo te queda dejar que cada uno haga su trabajo".

Jones agradece haber tenido ocasión de trabajar con actores de la categoría de los que presentes en Código Fuente. "He tenido una suerte inmensa como director de haber contado con los repartos que he tenido", afirma Jones. "En esta película, he tenido a Jake Gyllenhaal, Michelle Monaghan, Vera Farmiga y Jeffrey Wright, todos ellos formidables actores. Haber podido reunirlos a todos en una sola película ha sido fantástico".

La piedra angular del reparto es Gyllenhaal, en su papel del capitán Colter Stevens. "Jake tiene una relación muy especial con la película", explica Philippe Rousselet. "Ha sido fantástico contar con él. Es muy apasionado, trabajador y rebosa de ideas creativas e inteligentes. No dejo de repetirle que debería dirigir una película, porque tiene mucho talento, no solo como actor. Le gusta ser creativo en el rodaje y probar cosas distintas. Fue sin duda un importante impulsor del proyecto".

Stevens es desde luego un héroe de acción, pero las complejidades de la historia exigían más que un físico imponente, una mandíbula cuadrada y una dura mirada. "La película exigía un gran esfuerzo intelectual", señala Gyllenhaal. "Pero, cuando llegamos al plató, tuve que olvidarme de todo ese aspecto más intelectual para poder contar la historia de un hombre perdido en el tiempo. Pasa por todo el espectro de emociones, lo que es muy divertido para un actor".

El primer día de rodaje fue crucial para todo el reparto, en opinión de Gyllenhaal, porque lo que hicieran ese día tendrían que repetirlo, con ciertas variaciones, en las escenas que vendrían a continuación. "En cuanto pusimos en marcha la acción para el primer código fuente —la primera vez que se encuentra en el tren— todas las escenas posteriores tenían que coincidir con ella. Entonces yo llegaba y la cambiaba ligeramente cada vez, para intentar conseguir un resultado distinto. A veces teníamos que parar y tomarnos una hora o así para asegurarnos de que todo era correcto".

Los realizadores tenían una larga lista de los requisitos que debía reunir la actriz que fuera a encarnar a Christina, la pareja romántica de Colter. Se convierte en la piedra de toque de Colter cada vez que regresa al tren. "Queríamos asegurarnos en la narración de que hubiera alguien con quien el personaje de Jake pudiera conectar en ese tren", recuerda Gordon. "Eso hacía la situación personal para él. Quiere hacer algo más que limitarse a salvar a esos desconocidos. Buscábamos a alguien que fuera divertida, encantadora y descarada, alguien que pudiera calar hondo a pesar de estar poco tiempo en pantalla, porque tendría que revivir los mismos ocho minutos una y otra vez. Michelle Monaghan es una actriz maravillosamente cariñosa, muy vulnerable y encantadora. Y eso era crucial para ese papel".

Jones había visto a Monaghan en Kiss Kiss Bang Bang y pensó que reunía todos los requisitos necesarios. "Nuestra primera reunión fue a través de Skype", recuerda. "Encajamos muy bien. Tiene una gran personalidad, llena de entusiasmo. Salí de esa conversación completamente entusiasmado con Michelle".

Para Monaghan, la combinación del guión, el director y la estrella era irresistible. "Me resultaba interesante el reto de repetir el mismo día una y otra vez", señala Monaghan. "Lo fundamental era descubrir los matices. Un reto así te obliga a ser lo más creativa posible, porque estás filmando básicamente el mismo diálogo, pero intentando al mismo tiempo dotarlo de cierta frescura".

"Duncan es una persona con una visión extraordinaria", prosigue Monaghan, "lo que hacía que la posibilidad de trabajar con él resultara emocionante. Y, por si eso no fuera suficiente, me brindaba la ocasión de trabajar con Jake, que es un tipo estupendo y un actor maravilloso. Es probablemente uno de los actores que más me ha apoyado de entre todos con los que he trabajado".

Una vez iniciado el rodaje, la química fue inmediata, según recuerda Jones: "Jake y ella están increíbles juntos. A Michelle no le asustaba probar distintas cosas, lo que es maravilloso, porque a Jake le interesa mucho eso y se le da muy bien. Cuando trabajaban juntos, podíamos hacer un par de tomas que se ciñeran a lo que había escrito en el guión, y luego empezábamos a jugar un poco con él, intentando improvisar un poco".

"Jake probaba cosas con ella y ella siempre le seguía la corriente", prosigue el director. "Produjo una especie de efecto mariposa. Jake reaccionaba al más mínimo cambio, lo que daba a Michelle la oportunidad de alterar sutilmente su interpretación para la parte siguiente. Se traían entre ellos un juego de toma y daca".

El estilo de trabajo de Jones combina una amplia preparación previa con una actitud relajada durante el rodaje, en opinión de la actriz: "Duncan parece no tener ego alguno. Si le gusta algo, te lo dice, y si no le gusta, te hará hacerlo de otra manera. Te sientes muy cómoda sabiendo que puedes confiar en él".

"Prepara 'storyboards' de todas sus escenas", agrega Monaghan. "Los actores y el equipo siempre sabían los efectos que buscaba. Con todo y con eso, estaba abierto a la idea de permitirnos probar distintas variaciones de las escenas. En ese aspecto, es inspirador".

Vera Farmiga llegaba al proyecto recién obtenida su candidatura de 2010 al Oscar® a la Mejor actriz de reparto por Up in the Air. Su personaje, Colleen Goodwin, es una capitana del Ejército del Aire, designada para guiar a Colter en su código fuente. "Es la persona que hay tras la voz, que lo ayuda a orientarse entre una realidad y otra", explica.

La actriz era la única opción de Jones para el papel. "No creo que nos planteáramos siquiera a nadie más", asegura. "Acababa de ver Up in the Air cuando empezamos a discutir sobre a quién elegir para ese papel. La había visto en otras películas pero, de repente, vi otro aspecto totalmente distinto de ella. Tiene un talento asombroso, es muy fácil entenderse con ella y es increíblemente amable".

"Una de las maravillas de trabajar con Vera es que su rostro es sumamente expresivo", agrega. "Es capaz de comunicarse con los gestos o movimientos más sutiles. Saca un gran partido a esa capacidad en nuestra película. No hay precisamente mucha flexibilidad, porque todas sus escenas se desarrollan en el mismo escenario reducido. A eso hay que añadir la complicación de que el personaje de Jake ni siquiera está en la misma habitación con ella mientras hablan. Es difícil para un actor mantener una conversación con alguien que no está allí en realidad".

Farmiga establece un cierto paralelismo entre esa forma de trabajar y ligar por Internet, otra situación en la que la gente trata de crear una relación personal sin una presencia física. "Por la propia naturaleza de existir dos realidades distintas en las que se mueven nuestros personajes, rara vez estamos en un mismo espacio", señala. "Yo trabajaba fundamentalmente con la voz de Jake, aunque es tan amable que algunos días leía sus líneas fuera de cámara. Pero lo cierto es que mi personaje no interactúa con nadie que esté presente en la misma sala con ella".

El poco tiempo que tuvo para trabajar con Gyllenhaal bastó para crear un lazo que siguió existiendo incluso después de que Jake dejara el plató. "Es muy sencillo trabajar con él", asegura. "Tiene un trato muy fácil, un sentido del humor increíble y es muy comprensivo. Se toma el proceso con simpatía, humor y relajación, y una confianza que sirve de inspiración. Es un placer estar con él e inventar con él".

Al igual que el resto de sus compañeros de reparto, Farmiga estaba familiarizada con Moon y estaba deseando trabajar con Jones. "Podía ver que era un pensador y filósofo por naturaleza con solo ver sus trabajos anteriores", observa Farmiga. "Creo que Duncan tiene cierta experiencia distinguiendo lo que es real y lo que no lo es en su propia vida. Aporta un estilo y una voz únicos y diferentes, que exploran la psiquis de sus personajes para contar una historia. Todo es cuestión de matices. Su trabajo aporta calidez a un género que puede resultar muy técnico y centrado en la trama".

La experiencia de los espectadores de Código Fuente resultará, en su opinión, entretenida, a la vez que los hará reflexionar. "Espero que salgan sin aliento y entusiasmados por la experiencia, y espero que se examinen a sí mismos, a sus realidades y lo valoren todo de otra manera. Las buenas películas sirven para recordarnos que debemos aprender a evaluarnos".

El supervisor de Goodwin es el misterioso doctor Walter Rutledge, interpretado por Jeffrey Wright. Los realizadores querían a alguien para interpretar a Rutledge que pudiera mantener un delicado equilibrio, a medio camino entre el héroe y el villano, que fuera capaz de defender cualquier postura política y dejarte dudando sobre si tiene razón o no, que es lo que encontraron en Wright.

Esa paradoja llevó a serias conversaciones entre actor y director sobre quién es exactamente Rutledge, según recuerda Jones: "¿Es de los buenos? ¿Es de los malos? Tratamos de plantearlo de distintas maneras para descubrir quién es en realidad. Rutledge tiene una razón fácilmente comprensible por la que es como es. Haga lo que haga, por vil que pueda parecer, su razonamiento está en definitiva justificado. Quiere salvar tantas vidas como pueda. Es simple mala suerte para ese pobre desgraciado de Colter Stevens que le toque sufrir buena parte de las injusticias".

A Wright le atraía la idea de lo que él califica como "un espinoso 'thriller' de ciencia ficción, con elementos que lo conectan a la actualidad". El enfoque a varios niveles del guión lo mantiene emocionante y siempre un par de pasos por delante del espectador. "Tiene los típicos ingredientes de una superproducción de acción y aventuras", señala. "Al mismo tiempo, me hizo pensar sobre la realidad actual de una manera que le añadía aún más emoción. No todas las películas necesitan tener mensaje, pero intento buscar proyectos que tengan una cierta relevancia, aunque también tengan elementos de pura evasión".

La labor de documentación permitió a Wright basar su personaje en científicos reales y, de paso, descubrir mucho más de lo que esperaba sobre el aspecto técnico de la historia. "Internet es un instrumento de documentación increíble para un actor", asegura. "Al ponerme a navegar, leer o ver vídeos en YouTube de ciertas personas, tuve ocasión de enterarme de los últimos avances en mecánica cuántica. Oír la pasión con la que algunos de estos científicos describen su trabajo me descubrió algunos rasgos de personalidad interesantes que intenté aprovechar".

Wright comenta que llegó a creer que las tecnologías tratadas en la película podrían no estar tan lejos de la realidad como pudiera parecer a primera vista. "No sabemos qué está pasando por ahí. Es un viaje apasionante que hará pensar y sentir al público". Sentir, según explica, porque en el fondo la película es un sutil homenaje a los hombres y mujeres que se ponen en peligro para salvar a otros. "Creo que hay una temática subyacente sobre el deber y el sacrificio, sobre el honor, que el público sabrá captar".

Hacia el final del proceso de desarrollo, los realizadores decidieron incorporar un nuevo personaje, llamado Max Denoff, que representara al típico pasajero enfadado. A medida que fueron dando cuerpo al personaje, evolucionó hasta convertirse en un cómico monologuista con poco tiempo y un ego descomunal. Y encontraron para interpretarlo al cómico local canadiense Russell Peters.

El personaje de Max Denoff había adquirido mala fama tras acabar tercero en una edición del 'reality show' "America's Got Talent". "También fue detenido dos veces por conducir borracho y tiene un grave problema de actitud", explica Peters, un incondicional del circuito de clubs de comedia. "Max se ve a sí mismo como la persona más famosa del mundo. Lo creé a partir de individuos a los que he conocido a lo largo de mis 21 años como cómico monologuista. Es el alivio cómico de la película".

Para desgracia de Jones, algunas de las ocurrencias más divertidas de Peters durante el rodaje acabaron en el suelo de la sala de montaje. "Había que tener muy presente la calificación de la película", explica el director. "Estaba haciendo muchas cosas divertidísimas, pero buena parte de ellas eran un poco subidas de tono. Sabía que era un gran cómico, pero lo que me preocupaba en general era más bien el aspecto interpretativo. Fue una grata sorpresa descubrir lo bueno que es en realidad".

Max Denoff es el papel de más calibre de Peters hasta la fecha y encontrarse en un plató de rodaje de tal envergadura lo dejó un poco impresionado al principio. "Me sentía muy intimidado el primer par de días", reconoce. "Cada vez que una de las estrellas pasaba a mi lado, pensaba: 'Si es Jake Gyllenhaal. Oh, Dios mío. Si es Michelle Monaghan'. Los dos son actores muy centrados que saben amoldarse a las circunstancias. Quedé sumamente impresionado con ellos, A) por ser grandes actores, y B) por ser tan versátiles".

A fin de cuentas, en su opinión, este filme es tanto una historia de amor como una película de acción. "El tipo está intentando salvar a toda la gente que va en el tren", explica Peters. "Pero se enamora de la chica con la que monta todos los días en el tren. Lo veo y pienso: '¿Qué haría yo en esa situación? ¿Intentaría salvar a toda esa gente?'".


Pasajeros al tren
Las imágenes llenas de inventiva y las visualizaciones imaginativas de tecnología que todavía no existe se están convirtiendo en el sello distintivo del cineasta Duncan Jones. Atribuye a sus primeros trabajos como director publicitario el mérito de pulir su capacidad de contar historias de manera efectiva valiéndose casi exclusivamente de la imagen. Esa experiencia, asegura, le ha enseñado a apreciar mejor la estética de cada plano.

En Código Fuente, Jones ha trabajado con un equipo estelar para que le ayudara a plasmar en la pantalla sus ambiciosas imágenes, que incluye al director de fotografía Don Burgess, que también desempeñó esa misma labor en títulos como Forrest Gump, Spider-Man y Náufrago, entre muchas otras películas relevantes. "Nuestras experiencias han sido completamente distintas", observa Jones. "Él posee muchísima experiencia en cine, mientras que la mía es muy limitada. Lo que tengo gracias a haber trabajado en publicidad es el entendimiento de que hay necesidades que van mucho más allá que tu propia visión creativa de las cosas. Pero creo que ambos nos sorprendimos por los desafíos que entrañaban los limitados escenarios en que se desarrolla la película".

Jones colaboró estrechamente con el diseñador de producción Barry Chusid para crear los distintos decorados. "Barry y yo hablamos largo y tendido sobre cómo sacarle el máximo partido a nuestros diseños", recuerda Jones. "Necesitábamos tres entornos distintos creados ex profeso: el escenario del tren, la cápsula y el laboratorio donde se encuentran Goodwin y Rutledge".

Chusid ha logrado hacer realidad mundos cinematográficos que van desde una granja de la época de la Guerra de Independencia norteamericana (El patriota) a un apocalíptico futuro cercano (2012) o unos bajos fondos de fantasía habitados por vampiros y quienes les dan caza (Blade). Asegura que aborda todas sus creaciones, por exóticas o extrañas que sean, desde un punto de vista práctico.

En este caso concreto, empezó con un hecho muy simple: necesitaban un tren. "Bueno, ¿y cómo es exactamente el tren?", pregunta. "¿Es un tren moderno? ¿Un tren de época? Los trenes europeos se ven demasiado modernos, pero algunos de los trenes más antiguos que todavía hay en uso en Norteamérica se ven demasiado viejos. No queríamos que pareciera que estaba viajando al futuro ni al pasado".

Su primera decisión fue si usar un tren ya existente o construir uno desde cero. Pero los realizadores decidieron rápidamente que tendrían que contener el entorno en un plató para mantener la continuidad de lo que tanto los pasajeros como el público podían ver por las ventanillas del tren.

La inspiración para el tren que acabaron construyendo partió de un concepto muy realista. "Se nos ocurrió la idea de que el metro de Chicago había recibido fondos TARP [programa de compra de activos tóxicos del Gobierno de EE. UU.]", explica Chusid. "Si recibieran determinada cantidad de cientos de miles de dólares por vagón, ¿qué harían? Ese fue nuestro punto de partida. Así podríamos respetar el metro de Chicago, pero podríamos hacer nuestra propia versión del mismo".

El vagón de tren se construyó de manera que se pudiera desmontar fácilmente, para facilitar la colocación de las cámaras y permitir un movimiento prácticamente ilimitado. "Es como una maqueta de Lego", explica Chusid. "Se desmonta en un millón de piezas distintas, para poder filmar desde cualquier ángulo. Todas las alturas y anchuras y las proporciones se ajustaron para que se adecuaran a nuestras necesidades".

El vagón se convirtió en uno de los escenarios principales de la película, que hizo las veces de distintas partes del tren a lo largo del rodaje. "Era algo precioso", recuerda Jones. "Y también algo monstruoso. Aunque era mucho más lógico construir algo así de versátil, el propio decorado nos impuso su estilo. Pero nos dejamos llevar y, al final, acabó convirtiéndose en un lugar muy natural y orgánico donde trabajar".

El tren estaba montado en lo alto de un enorme cardán, un artefacto que permitía al realizador reproducir el movimiento del tren sobre las vías. Cada vez que el tren se movía, había que ajustar cuidadosamente el exterior al ángulo desde el que se rodaba la escena.

"Todo lo que se ve fuera de las ventanillas es un fondo verde", explica Jones. "Nuestro supervisor de efectos visuales, Louie Morin, fue a Chicago y rodó todo el metraje. Necesitábamos poder llenar los fondos verdes independientemente del ángulo en que estuviera la cámara. Tuvimos que planificar detalladamente lo que íbamos a hacer por anticipado para asegurarnos de que lo que filmábamos por las ventanillas coincidiera con el entorno del tren".

El escenario del laboratorio donde se encuentran Goodwin y Rutledge constituye un ejemplo excelente de cómo Jones y su equipo utilizaron imágenes para contar la historia de la película. "Todos los elementos del decorado del laboratorio se idearon con la intención de que apoyaran a la narración", señala Chusid. "Discutimos ideas entre todos para ver cómo contar visualmente la historia del programa Código Fuente dentro de ese escenario. Hay pistas por donde quiera que mires. Goodwin se pasa el tiempo sentada en el mismo sitio. Si pudieras mirar alrededor de la sala, en 360º desde el punto de vista de Goodwin, podrías ver la historia de lo que le ha estado sucediendo a Colter. A lo largo de la película, lo vamos desvelando poco a poco, a medida que se van juntando las distintas piezas del rompecabezas".

La cápsula que permite a Colter viajar a través del tiempo y el espacio fue el decorado que más libertad creativa dio a los realizadores. "El guión no ofrece más que una mínima descripción, así que teníamos bastante manga ancha en cuanto a lo que podíamos hacer", explica Jones. "Es un escenario extraño y es probablemente el que nos brindaba mayor oportunidad de interpretación artística".

"Uno de mis miedos al leer el guión era cómo mantener eso interesante", recuerda. "No puedes tener todo el tiempo a un tipo en una caja. Se nos ocurrió un espacio similar a una cabina de helicóptero. La diferencia es que cambia sutilmente a lo largo de la película para reflejar los distintos estados emocionales de Colter".

Al final, todas las decisiones que Duncan y Chusid tomaron para la película se basaron en la realidad física y emocional de la historia de Código Fuente. "Duncan y yo no pasamos mucho tiempo hablando del aspecto de ciencia ficción de la película", afirma Chusid. "Ambos somos tipos muy pragmáticos, así que pensamos fundamentalmente en las cuestiones prácticas".

De ese modo, según explica Jones, lograron mantener las invenciones tecnológicas de la película en el terreno de lo posible, para permitir así que la historia humana recibiera toda la atención. "La historia trata en última instancia sobre las relaciones y sobre cómo la gente establece vínculos. En eso es en lo que quería fijar la atención. Y mientras todo avance con fluidez, mientras haya continuidad y lógica, eso será con lo que se quede el público. Lo fundamental es Colter y Christina, y Colter y Goodwin. La importancia de todo lo demás está en función de su relación con ellos".