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The French Kissers cartel reducidoThe French Kissers(Les beaux gosses)
Dirigida por Riad Sattouf
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Críticas
20 Minutes - Stéphane Leblanc
(...) de mondarse de risa, (...) llena de réplicas que matan. (...) Es divertida, pero también toca temas "serios" (...)

Dvdrama - Lucie Pedrola
Excelente primera película de Riad Sattouf. Les beaux gosses es hilarante y sabe captar la belleza patosa de la adolescencia. Un testimonio delirante y la revelación cinematográfica del universo del dibujante/realizador.

Filmsactu - Yann Rutledge
Desternillante, astuta, de una ternura poco usual y sincera de principio a fin, la película de Riad Sattouf (…) se impone como el nexo de unión entre Supergrave y Breakfast Club.

Le Figaroscope - Olivier Delcroix
La película, hilarante crónica de las costumbres de los adolescentes en los albores de la edad adulta, observa con contagioso alborozo ese momento de paroxismo en que los cuerpos cambian, se desarreglan y los impulsos, el amor y el deseo aparecen en cartel. Todo un logro.

Le Nouvel Observateur - Pascal Mérigeau
(...) El ritmo alerta y la vivacidad del trazo arramplan con todo. (...)

Mad Movies - Clara Dupont-Monod
Imposible no reírse, máxime si tenemos en cuenta que Riad Sattouf ha sazonado la película de sabrosos detalles (...) esta maravilla burlesca y realista nos retrotrae a nuestro pasado (...)

Metro - Alexandra Bogaert
(...) Son muchos los espectadores que pueden caer en el hechizo de estos jovencitos, sexualmente inexpertos e infradotados

Télé 7 Jours - Julien Barcilon
(...) Riad Sattouf aprueba con nota su primera experiencia detrás de la cámara. Su elocuencia cómica, su sentido del trazo justo llenan la pantalla (...)

TéléCinéObs - La redacción
(...) Una crónica adolescente sorprendentemente precisa.

Cahiers du Cinéma - Jean-Philippe Tessé
(...) la primera película de Riad Sattouf (...) aporta unas cuantas respuestas con modestia y sencillez. (...) Una película (...) lograda (...)

Chronic'art.com - Vincent Malausa
La mirada del cineasta se sitúa en una zona milagrosa en donde la exploración sociológica deja espacio a una especie de escapada en el tiempo puramente onírica, lejos, muy lejos del insignificante naturalismo blanquecino con el que parece regodearse su puesta en escena.

Elle - Anne Diatkine
(...) Nos han encantado los papeles secundarios. (...) La fiesta de los barrios pijos, en donde consigue incrustarse la madre, quedará marcada para siempre en nuestras memorias. (...)

Le Journal du Dimanche - Barbara Théate
(...) Riad Sattouf esboza un estudio de costumbres naturalista, con un humor corrosivo expresado en unos diálogos formidables, situaciones crudas, pero que nunca caen en lo grosero.

Le Monde - Jacques Mandelbaum
(...) Estamos ante una película poco común en la que se reconcilian diversión y sutileza, alegría y amargura, espíritu colegial y precisión en el toque. Una película fresca como una rosa, capaz de llevar al espectador a un estado de felicidad partiendo de una realidad tristona y de una intriga muy trillada.

Le Parisien - Pierre Vavasseur
(...) Diálogos llenos de sabor, situaciones agridulces, y hasta sabiamente especiadas, actores de una naturalidad rompedora... Aquí el ridículo no te mata, te embruja. (...)

Les Inrockuptibles - Jean-Baptiste Morain
(...) una película tan divertida como realista. (...) hermosa en la forma. (...) Sattouf ha sabido reivindicar un lenguaje joven sin caer en la imitación. (...)

Libération - Gilles Renault
(...) Les Beaux Gosses es una comedia que se distingue por su tono justo, en donde la risa (...) se sitúa prioritariamente al servicio de un estudio de costumbres finamente observadas, en realidad (...).

Première - Christophe Narbonne
Les Beaux Gosses, mucho más desternillante porque apenas cae en lo caricatural, graba al vacío un retrato terrible de la adolescencia (...) ¡Ya de culto! graba al vacío un retrato terrible de la adolescencia (...) ¡Ya de culto!



Entrevista con Riad Sattouf

P: ¿Cuál es el tema de la película LES BEAUX GOSSES?

R: Es la historia de Hervé y sus amigos, estudiantes en un colegio en Rennes, Bretaña. Excluidos, un poco feos, un poco pánfilos, obsesionados por la idea de salir con chicas. Es una película sobre el mundo secreto de los chicos, tal y como lo viví yo con mis compañeros. Existe toda una categoría de chicos a los que les cuesta mucho expresar su crisis de adolescencia, que están muy perdidos con el final de la infancia. Se encuentran con que su cuerpo cambia, y no exactamente en el modo que habían imaginado… Sienten un malestar intenso con respecto al mundo exterior.


P: ¿Hay alguna diferencia entre lo que cuenta la película y su cómic "Regreso al colegio"?

R: Sí, se trata de una historia original. "Regreso al colegio" era el relato de una experiencia que me había impuesto, es decir, volver a una clase en medio de los alumnos.


P: Su marca de fábrica es la frustración sexual, los jóvenes torpes desbordados por sus impulsos que no consiguen nada, los púberes y sus sinsabores. ¿Es autobiográfico?

R: No es una película directamente autobiográfica. Yo era un adolescente tímido, sin historia. Si hubiera contado mi adolescencia, creo que hubiera resultado muy aburrido. Mi madre no se parece en nada a la de la película, por ejemplo… Pero las relaciones que tenía con mis compañeros de entonces se parecen a lo que enseño en la película. Teníamos voces muy afeminadas, nombres ridículos (sobre todo yo) y físicos escuchimizados. Ni se nos pasaba por la mente fumar porros, hacer grafitis en la calle o escaparnos de casa, nos daba miedo ir a la cárcel. Esa ira, que es normal y hay que canalizarla, se volvía contra nosotros. Eso es lo que me fascina de la adolescencia, cómo se expresan los impulsos de la vida y de la muerte, todavía sin domesticar. No quería hacer una película sobre los códigos de los adolescentes actuales, su manera de hablar, su arsenal tecnológico… Quería hacer una película sobre la violencia de sus emociones.

Yo era un adolescente tímido, sin historia. Si hubiera contado mi adolescencia, creo que hubiera resultado muy aburrido. Mi madre no se parece en nada a la de la película, por ejemplo… Pero las relaciones que tenía con mis compañeros de entonces se parecen a lo que enseño en la película. Teníamos voces muy afeminadas, nombres ridículos (sobre todo yo) y físicos escuchimizados. Ni se nos pasaba por la mente fumar porros, hacer grafitis en la calle o escaparnos de casa, nos daba miedo ir a la cárcel. Esa ira, que es normal y hay que canalizarla, se volvía contra nosotros. Eso es lo que me fascina de la adolescencia, cómo se expresan los impulsos de la vida y de la muerte, todavía sin domesticar. No quería hacer una película sobre los códigos de los adolescentes actuales, su manera de hablar, su arsenal tecnológico… Quería hacer una película sobre la violencia de sus emociones.


P: Precisamente, a uno le asaltan muchas dudas sobre la época en la que transcurre la película. No hay móviles, ni iPods y, al mismo tiempo, funciona con los códigos actuales.

R: Quería encontrar el término medio entre mi experiencia y la de mis actores. No quería hacer una película naturalista, quería algo raro, construir un universo, por decirlo finamente. Me parece muy aburrido hablar de móviles, de informática, de MSN… Además, no todos los niños tienen acceso a esta tecnología… Los protagonistas de mi película están, en cierto modo, excluidos del progreso. Los actores, que eran mis primeros consejeros, me decían: "Pero tus protagonistas son unos pringaos, entre tíos no se habla así..."


P: En el casting, ¿cómo lo hizo para encontrar los personajes que tenía en mente?

R: Tardé tres meses en encontrar a Hervé y los otros papeles. El casting se hizo en París, en institutos y colegios, con Stéphane Batut y su equipo, que ya habían encontrado muchos adolescentes para un montón de películas. Les dije lo que buscaba, ¡y me trajeron a 500 chavales para ver en casete!

Y a la salida del instituto, les decía "hola jovencito, tienes pinta de no haberte estrenado, tienes granos, ¿te gustaría hacer una prueba para mi película?".

No quería adolescentes como los de los anuncios, guapos y salvajes, la ninfa, el efebo, el rebelde, el árabe de servicio… Quería patitos feos. Con sus jetas, sus maneras de hablar, de andar… Les pedía que interpretaran pequeñas escenas… Los que conseguía ser naturales, expresar emociones sin actuar "como en el cine", los iba dejando aparte. Vincent Lacoste, que interpreta a Hervé, tenía ese puntito de super tímido, cerrado, con cara de bebé y, al mismo tiempo, un vozarrón para esconderse detrás. Me imitó a su profesor, con bastante sutileza. Por lo que respecta a Camel, Anthony Sonigo, me resultó evidente desde el primer momento, le vi y supe que era él. Alice Tremolières, que hace de Aurore, no se parece en absoluto a su papel en la película. Es una chica un poco bohemia, tímida, un poco regordeta, llena de ideales… Pero también es una música excepcional y toca muchos instrumentos. ¡En seguida pensé que a los 14 años yo me habría enamorado de una chica así!.


P: ¿Cómo ha dirigido a los chicos, puesto que usted es un expsicópata inmensamente tímido?

R: ¡Pues ensayando! Me movía bastante por instinto. Durante el casting, les pedí a los chicos que encendieran una cerilla y se la acercaran a la cara de su pareja. Elegí a Vincent Lacoste para el papel de Hervé, porque a pesar de esa pinta de palurdo, casi quema a la chica y casi se deja quemar. Eso quería decir que no tenía miedo a nada. Luego, pensé que tenía que potenciar su lado animal. Hacíamos el mono. Como una secta, durante horas, no podíamos hablar, éramos monos. Luego les hacía ensayar escenas enteras siendo monos. Conseguían expresar emociones increíblemente sutiles siendo monos, a menudo mejor que utilizando las palabras, utilizaban su cuerpo… Así podían liberarse.

Durante el rodaje, cuando no conseguían mostrar ciertas emociones, se iban a un rincón y hacían el mono, trataban de pillar el tono. Creo que abre muchas puertas, aunque no solemos pensar en ello. Eso quería decir que no tenía miedo a nada. Luego, pensé que tenía que potenciar su lado animal. Hacíamos el mono. Como una secta, durante horas, no podíamos hablar, éramos monos. Luego les hacía ensayar escenas enteras siendo monos. Conseguían expresar emociones increíblemente sutiles siendo monos, a menudo mejor que utilizando las palabras, utilizaban su cuerpo… Así podían liberarse.


P: ¡Desde luego! Y para ser una ópera prima, ¿todo ha ido sobre ruedas?

R: Pues sí. Salvo que tres días antes del rodaje, Vincent Lacoste, el actor protagonista, se hizo daño en una rodilla. Rodillera de hierros y toda la pesca... Se había ido a un concierto de rock, sin el permiso de la producción (¡ni el de su madre!). Tuvimos que parar la película. Le cogí aunque cojeaba, era demasiado perfecto. Y la cojera resultó ser una baza para su personaje, le aportaba un deambular extraño.


P: ¿Tiene referencias de películas sobre la adolescencia que le hayan servido de modelo?

R: La verdad es que no. Obviamente, me encantan LOS CUATROCIENTOS GOLPES, LA PIEL DURA, estaba obsesionado con hacer algo natural en la interpretación de los chicos... Pero, me pasa lo mismo con los cómics, me cuesta encontrar referentes. Vi la película PETITES de Noémie Lvovsky, después de haberla elegido como actriz. Ese lado bestia, salvaje, intenso… ¡Es una de mis películas preferidas sobre la adolescencia! Quería mostrar hasta qué punto el físico fuera de la norma de mis adolescentes era hermoso. Quería dar la sensación de estar muy cerca de ellos, de rodar pegado, que sintiéramos sus pieles grasas, sus defectos, sus olores animales.


P: Usted que fue elegido el más feo de su clase, ¿se ha vengado con los cortes de pelos, los aparatos dentales y las espinillas?

R: El grano que tiene Vincent encima del labio va evolucionando a lo largo de la película. Pasa de blanco a cicatrizado… ¡La maquilladora lo seguía de cerca! El corte de pelo de Camel, entre Candeloro y loco del heavy, es el que me hubiera encantado tener en 1º de BUP. Yo era fan del heavy, pero tenía el pelo demasiado rizado… ¡más que vengarme, me he dado el gustazo!.


P: Hay escenas hilarantes. El espiritismo y las escenas de gimnasia son extraordinarias.

R: En Rennes, conocía a unos chicos que hacían espiritismo. Cada vez que hablaban con espíritus, eran siempre celebridades históricas maléficas... Napoleón, Hitler, Jack el destripador... O incluso Satán, Lucifer… ¡Tenían que sentirse realmente miserables en la vida real! El deporte, creo que es algo con lo que todo el mundo se identifica. Es un momento de competición, en donde hay que probar algo físicamente. Podemos vivir grandes humillaciones, en deporte. No quería caer en el maniqueísmo, la película de adolescentes con, por un lado, los gilipollas, buenos en deporte, que lo ganan todo y, por otro, los amables psicópatas… Por eso mi protagonista a veces es muy cruel. Todo el mundo trata de buscarse la vida, nada más.


P: Un Jefe de Estudios negro, un tipo que se llama Camel al que le gusta el rock es jugar con los clichés. Su película aborda la cuestión de la integración y del mestizaje sin caer en las trampas. No se dice, ni deja de decirse. Usted nació en París, ha vivido en Libia, en Siria… antes de volver a Rennes a los 11 años. ¿Su Francia es así?

R: Cuando yo estaba en el colegio, había un negro y yo era el único con nombre árabe. No era un colegio pijo, era así… Para la película, no pensé, bueno "necesito tres negros, cinco árabes, sin olvidar a uno o un par de chinos…"

Me dada igual, no elegía a los actores siguiendo este criterio, ni escribí el guión con esta idea. El Jefe de Estudios es negro, sólo porque existen Jefes de Estudio negros y Camel se llama Anthony Sonigo y me parece que interpreta muy bien al chico árabe loco por el heavy. Sin embargo, lo que me parece divertido es mezclar todos esos referentes. Hervé funciona a ritmo de rap, su madre le reprocha que escuche esa "música de árabes", su colega, sin embargo, que sí que es de origen árabe, escucha rock duro... En el fondo creo que me importa un bledo porque me encanta reírme, ahora que son tan serias todas esas cuestiones... La gente, en su fuero interno, suele pasar bastante de su origen. Es la sociedad la que les obliga a reivindicarlo. Hay muchos jóvenes sin historia. Ni malos, ni buenos, ni violentos, ni malos estudiantes, nada. Sólo sin historia.


P: ¿Podemos hablar de calcetines y de masturbación?

R: ¡Ah, la masturbación! me encanta, es un tema extraordinario. No tengo ningún problema, puedo hablar de ello durante horas. Para mí es la expresión del impulso de la vida. En cuanto a lo del calcetín, es algo conocido, sirve, sencillamente, para deshacerse del esperma sin que nadie se dé cuenta. Echas el calcetín a lo sucio y tus padres no se enteran de nada. ¡Y así es como asistimos a la revelación de un gran misterio doméstico!.

El rodaje de las escenas no les planteó ningún problema a Anthony y a Vincent. Me decían: "¿cuándo es la escena en la que metemos de verdad la picha en el calcetín?" Yo respondía: "¿pero se os ha ido la olla? tenéis 14 años, está prohibido. Lo vamos a hacer tipo cine." Y ellos: "¡vaya mierda, era mi escena preferida!" Durante el rodaje, había veinticinco personas a su alrededor: ¡y como si tal cosa!.


P: ¿El alumno retrasado de la clase es la cuota buena acción del día?

R: Está hablando de Mahmoude, en la película... Vive su propio infierno, no sabe qué va a ser de él, pero él también trata de apañárselas como puede. En mi clase había uno como él. Ya había utilizado un personaje parecido en mi libro "Manual del chico virgen"... Los otros eran despiadados con él. Ese tipo era un mártir. Sus padres no querían meterle en una institución especializada. Los alumnos hacían corridas de toros con él en el recreo. Era un espectáculo terrible.


P: La película empieza con un beso memorable.

R: Me resulta muy violento cuando dos adolescentes se besan y quería abrir la película con una escena de choque, hiperreal, para que el espectador entrara en harina desde el principio. Además, era un guiño a Larry Clark en KIDS...


P: ¿Fue difícil para los actores interpretar esas escenas de besos?

R: Para nada. Darse un muerdo para ellos es como para nosotros darnos 2 besos. Estaban haciendo la escena y pensando en otras cosas. A su edad, yo me hubiera muerto de un infarto.


P: ¿El casting de los adultos se hizo después de elegir a los adolescentes?

R: Al principio, quería actores poco conocidos. Tenía un miedo fóbico a la "estrella". ¡Quería que los actores fueran míos! Me gustaba mucho Noémie Lvovsky, me había encantado en ACTRICES. Tiene un algo propio y una sensibilidad increíble. Es una gran actriz, ha aportado cosas a su papel que yo no habría podido ni imaginar. Yannig Samot, el padrastro de Hervé, me hace feliz en cuanto lo veo, esa virilidad, ese puntito inocente y relajado en su perversión, pienso, nunca le han visto actuar antes, ¡es mío!... Fred Neidhardt, como profesor de ciencias depresivo, es de una belleza increíble, transmite cosas asombrosas con sus pequeños gestos, los pelos de la barba... Y luego, pensé, "no hay que exagerar, quizá ésta sea tu última película…"

¡Quería que los actores fueran míos! Me gustaba mucho Noémie Lvovsky, me había encantado en ACTRICES. Tiene un algo propio y una sensibilidad increíble. Es una gran actriz, ha aportado cosas a su papel que yo no habría podido ni imaginar. Yannig Samot, el padrastro de Hervé, me hace feliz en cuanto lo veo, esa virilidad, ese puntito inocente y relajado en su perversión, pienso, nunca le han visto actuar antes, ¡es mío!... Fred Neidhardt, como profesor de ciencias depresivo, es de una belleza increíble, transmite cosas asombrosas con sus pequeños gestos, los pelos de la barba... Y luego, pensé, "no hay que exagerar, quizá ésta sea tu última película…"

Entonces hice una mini lista de mis actrices preferidas, Emmanuelle Devos, Irène Jacob y Valeria Golino, evidentemente, mi musa absoluta. Y aceptaron todas. ¡Tuve una potra increíble! ¡Quiero tanto a mis actores! Es un poco bobo, ya lo sé.


P: Aprovechó para proponerle una escena porno a Valéria Golino con www.mamanchaudasse.com

R: Mi productora había hecho una película de culto para mí, RESPIRO. Cuando entré en su oficina, el cartel de la película estaba ahí desplegado, inmenso, detrás de ella. La primera película a la que me dejaron ir solo al cine fue HOT SHOT. Valeria Golino es la chica más guapa del mundo, una actriz alucinante. Y cuando aceptó, dije "Vale, ya no puede pasarme nada más".

Era bastante delicado explicarle la escena a Valeria Golino, pero le dije "bueno, sería para hacer una peli porno de mentira sobre una madre que se lo monta con jovencitos y yo interpretaría al jovencito". Le pareció muy divertido y me dijo "¿no es sexo de verdad, no?" Y yo dije "pues… no". Y contestó "¡Vale, muy bien!".


P: De usted conocemos los incomparables cómics "La vida secreta de los jóvenes" en Charlie Hebdo, "El Manual del chico virgen", "Regreso al colegio" y "Pascal Brutal" en Fluide Glacial que no tienen ninguna relación con el cine, ¿De dónde viene la idea y, sobre todo, las ganas de hacer un largometraje?

R: Realmente no tenía ganas. Bueno, adoro el cine, voy muchísimo, veo casi todo lo que se estrena, pero me imaginaba que hacer cine era algo agotador: escribir un proyecto y, sobre todo, encontrar productores, convencer a esos productores a los que, por principio, todo les da miedo, o que me impusieran a no sé qué guaperas de la tele, al típico graciosillo de turno... Empezar cien veces un guión suprimiendo todo lo que puede herir la sensibilidad de no sé qué asociación católica… Y en realidad no he tenido que hacer nada de eso.


P: ¿Es decir?

R: Fue Anne-Dominique Toussaint, la productora, la que contactó conmigo después de leer mi cómic "Regreso al colegio". Estaba pensando en hacer una película sobre adolescentes y me preguntó si quería escribir el guión. No la conocía de nada, no teníamos amigos comunes, era sólo que le gustaban mis cómics y en seguida me pareció una persona muy humana y pausada. Había hecho películas que me encantaban, RESPIRO, las películas de Emmanuel Carrère... Es un poco de pelotas decir esto, sobre todo ahora que ha producido mi película, ya lo sé, pero era realmente única. Me obligaba a añadir, más que a quitar.


P: ¿Y luego?

R: Y luego, no sé cómo lo hice pero terminé diciendo que estaría bien que fuera el mismo que escribe el guión original el que eligiera a los actores, al equipo y también los decorados y ella dijo que sí. Dijo que sí enseguida.

Al mismo tiempo, se hizo todo por etapas, y podíamos parar en cada fase. Escribí una sinopsis, luego otra más gorda, funcionaba y por eso seguíamos. Escribí una primera versión del guión. Me atasqué un poco, luego llamé a Marc Syrigas, colega y guionista genial, y volvimos a empezar el guión desde el principio. Hasta el primer día de rodaje, me costaba un poco creer que todo eso era real.


P: ¿Qué le hace reír?

R: Me cuesta mucho responder a esa pregunta. Ese tono tan serio de los reportajes de televisión me hace mucha gracia. La gente muy seria, los políticos, los que practican intercambio de parejas. Y me gusta reírme de cosas tristes para hacerlas menos tristes.


P: ¿Y qué es lo que más le gustó durante el rodaje?

R: ¡Hacer llorar de verdad a mis actores!.