Memoria de dirección
A la hora de poner esta historia en marcha, nos asaltaban las siguientes preguntas: "¿por qué no vemos casi nunca, en la pantalla de un cine a dos mujeres mayores viviendo una relación íntima entre ellas con absoluta naturalidad? ¿Por qué no intentar que ellas, las mujeres que realmente viven una situación como ésta, se vean reflejadas en, al menos, una historia?"
Estamos muy acostumbrados a ver a una pareja joven besarse en pantalla, pero tal vez no tanto, a que lo haga una pareja de edad avanzada y mucho menos, si la pareja en cuestión está formada por dos mujeres de 70 años.
En cualquier caso, no es nuestra intención practicar el sensacionalismo con esta historia. Por eso nuestra siguiente pregunta fue: ¿Cómo acercarse a esta historia tratando de evitar algunos tópicos? Finalmente entendimos que si la intención era que el público asimilara la propuesta con naturalidad, para ello nuestro posicionamiento previo también debía serlo. Debíamos intentar conseguir que la relación entre estas dos mujeres se reflejara de una forma natural, no forzada, y sin caer en el ridículo.
Para nosotros, más allá de la edad de sus protagonistas, "En 80 días" es una historia sobre dos personas que se enfrentan al miedo de materializar un deseo. Esto es algo inherente a todo ser humano, independientemente de su sexo o edad. Hemos tratado, pues, de poner el acento en lo universal, lo que hará que cualquier espectador pueda sentirse reflejado en ellas. Asistir a la aventura de ver cómo el deseo y el temor a ser felices libran un combate en el que sólo puede quedar uno. Razón o corazón. Lo vivido o lo que está por vivir. El Yo que conozco o la persona que puedo descubrir en mí.
No cabe duda de que una historia así es por naturaleza intensa, y a veces quizá (emocionalmente) violenta. Sin embargo, no queremos plantear "En 80 días" como un drama desgarrado, porque pensamos que decantarse por un género concreto y muy acentuado puede perjudicar precisamente esa sensación de proximidad, de naturalidad, que tan importante consideramos para que esta historia pueda funcionar eficazmente. Por eso, sin dejar de lado el drama, hemos optado en muchos momentos por un tono vitalista, luminoso y con de sentido del humor.
Axun es el personaje que vivirá un cambio de paisaje más brusco, y es ella, por tanto, la protagonista de la historia. Una mujer que ha vivido toda su vida en un entorno mayormente rural, en el que la rutina del día a día la ha anestesiado ante ciertas cuestiones. Cree estar satisfecha con haber pasado toda su vida en una situación cómoda, sintiéndose segura junto a un buen hombre. Probablemente nunca se le haya pasado por la cabeza que pueda ella albergar deseos hacia otro tipo de vida, y mucho menos hacia otra mujer.
Tras 50 años sin verse, Axun y Maite se reencuentran casualmente en la habitación de un hospital. Esto hace que algo que ha estado dormido en Axun durante años, vuelve a nacer. Este renacer está más vinculado al corazón que a la razón. Pero no es Axun la única que sale de su letargo sentimental como consecuencia de este encuentro. También lo hace Juan Mari, su marido. El reencuentro de Axun con Maite les lleva a experimentar toda una serie de sentimientos a flor de piel: Deseo, celos, culpa, alegría, miedo, etc.
La situación de Maite es muy distinta a la de Axun. En principio tienen poco que ver la una con la otra, ya que la vida de Maite se ha decantado de una manera más consciente por el riesgo aunque ahora mismo lleve una apacible vida como maestra a punto de la jubilación. Pero a pesar de esto, su reencuentro con Axun también supondrá un dilema para Maite, ya que Axun no se parece en absoluto a las chicas con las que ésta mantuvo relaciones en el pasado.
Muy por el contrario, Axun da la sensación de ser alguien sumiso a las limitaciones de la vida. Maite advierte que parece ser absolutamente ajena a cualquier sentimiento mínimamente lésbico, pero quizá pueda tener el desconocimiento preciso para acoger lo inesperado con verdadera intensidad y pureza. ¿Tiene ella derecho, en nombre del deseo, a inducir a Axun a poner en riesgo su estabilidad vital sólo por tener más experiencia que ella?
A pesar de la edad de las protagonistas, hay en esta película muchos elementos de historia de iniciación. Por eso, queríamos mostrar a dos señoras de edad avanzada comportándose como dos adolescentes. Pero no de una forma impostada. No es que hagan nada excepcional (no atracan bancos, o se ponen camiseta y vaqueros). Integran ese espíritu "juvenil" en un día a día que, salvo en contadas ocasiones, no se salta la rutina diaria del hospital. Todo esto viene apoyado por la tesis que nosotros defendemos, y que consiste en que "en muchos aspectos, el hacernos mayores no nos convierte en más sabios".
Defendemos la tesis de que seguimos cayendo en la misma piedra una y otra vez. Así le ocurre a Axun: A lo largo de esta película tiene la opción de no volver a caer en los mismos errores. Pero no consigue evitarlo. Paradójicamente, es su sentido de la responsabilidad quien le empuja a caer en el mismo error. Precisamente es éste uno de los rasgos que más condicionan a nuestra protagonista. La historia se desencadena porque Axun se siente responsable y cree su deber ir a cuidar a su ex-yerno. Al final de la película, veremos que su decisión final, también vendrá marcada por ese sentido de la responsabilidad. Y es que, a pesar de todos los cambios que haya vivido Axun, nos reafirmamos en la (tal vez algo negativa) teoría de que con los años, seguimos sin aprender nada.
Por otro lado, otro hecho que nos gustaría destacar en esta película, es que en ocasiones, sentimientos como el amor se pueden mover en un terreno ambiguo. La relación entre Axun y Maite nace como una amistad. Y nos preguntamos ¿acaso deja en algún momento de ser eso: una buena amistad? Su relación no es diferente a la que mantenían cuando eran niñas. ¿Qué es lo que ha cambiado ahora? ¿Por qué necesitamos etiquetarlo todo? ¿Por qué no vivir esa relación con la misma despreocupación de antaño?
Por último nos gustaría mencionar, brevemente, que a la hora de realizar la película hemos apostado por un lenguaje clásico; Tanto en el desarrollo de la trama, como en el estilo de realización. Sin grandes artificios y priorizando a los actores, ya que desde el principio consideramos que estábamos ante una historia de personajes.
80 eguneanDirigida por Jon Garaño, Jose Mari Goenaga